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Temas de Neurociencia: La Obesidad y las Disorexias




Enviado por Felix Larocca




    Seguir la trayectoria de los desarrollos recientes de las
    neurociencias. Entender el impacto que los descubrimientos que
    tantos miembros de disciplinas, las más diversas, siguen
    haciendo. Y, armados con los mismos conocimientos, uno puede
    concebir que la exploración de esa masa que habita nuestro
    cráneo, conocida como el cerebro, nos correrá la
    cortina, permitiéndonos, algún día, acceso a
    los secretos tan celosamente guardados, del origen y causas de
    los problemas que los instintos desenfrenados nos proporcionan. –
    Monografias.com

    Seguir la trayectoria de los desarrollos
    recientes de las neurociencias. Entender el impacto que los
    descubrimientos que tantos miembros de disciplinas, las
    más diversas, siguen haciendo. Y, armados con los mismos
    conocimientos, uno puede concebir que la exploración de
    esa masa que habita nuestro cráneo, conocida como el
    cerebro, nos correrá la cortina, permitiéndonos,
    algún día, acceso a los secretos tan celosamente
    guardados, del origen y causas de los problemas que los instintos
    desenfrenados nos proporcionan.

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    Me refiero aquí, al problema de la
    obesidad y de su cura

    Cuando fuera oficial
    médico/psiquiatra de la Marina de Guerra Norteamericana
    (US Navy) y después cuando sirviera en los
    servicios neurológicos de la División de
    Georgetown University en el DC General
    Hospital
    , una entidad desconcertante nos humillaba a todos,
    en todos los departamentos especializados, ya que hacía su
    apariencia inoportuna en los momentos más
    inesperados.

    Nadie la entendía. Nadie
    poseía una hipótesis que la pudiera explicar. Nadie
    podía eliminar sus secuelas de dolor, a veces
    intolerables, y nadie quería tratar a estos
    pacientes.

    No, no me refiero aquí ni a la
    anorexia nervosa ni a la obesidad. Aquí me refiero al
    "Órgano Fantasma". Cuya presencia, a menudo, se complica
    con sufrimientos dolorosos tan intratables como
    crónicos.

    La neurología y su hermanastra la
    psiquiatría, ramas de la medicina, han producido famosos
    hombres (y mujeres) de ciencia cuyo mayores atributos han
    consistido en su capacidad de observar y en la de describir sus
    hallazgos.

    Conozcamos a Silas Weir Mitchell — quien
    fuera novelista amén de ser neurólogo — Este
    famoso galeno proporcionó en sus tiempos, durante la
    Guerra Civil Norteamericana, descripciones vívidas y
    dramáticas de lo que para él fueran los
    "órganos fantasmas" o los "espectros sensoriales". Muchos
    otros que le siguieron continuarían explorando esos
    fenómenos sin lograr solución, entendimiento cabal,
    o proveer alivio al dolor residual que, cuando sobreviene, en
    estos órganos virtuales — como tan a menudo lo hace, a
    muchos ha obligado optar por suicidarse.

    Éstas son las memorias de brazos,
    piernas y senos, amputados. Idos por décadas — pero,
    cuyas memorias y presencia el cerebro rehúsa
    borrar.

    ¿Cómo entender?

    Para la investigación
    clínica. Especialmente, para la investigación de
    enfermedades que carecen de un agente etiológico. De un
    órgano específico al cual este agente ataca. De una
    prueba de laboratorio que confirme el cuadro sintomático,
    resultado de la interacción entre el órgano y el
    agente infeccioso; sólo conocemos dos métodos de
    exploración que nos legaron nuestros maestros ancestrales:
    El aristotélico y el de Galileo.

    El órgano fantasma
    explicado

    En sus pesquisas acerca de cómo la
    plasticidad del cerebro permite que áreas de
    relación indirecta a la representación cerebral del
    órgano amputado, adquieran la función que fuera
    vacada. Respondiendo como sí éstas fueran el
    mismo órgano desaparecido. Las explicaciones de
    hoy, se formulan, siguiendo las experiencias de Hebb
    (neurólogo famoso por el desarrollo del concepto de la
    auto/organización neural).

    Aquí haremos un esfuerzo a traducir
    esa misma noción que Donald Oldings Hebb introdujo en el
    año 1949:

    "Dos neuronas en el cerebro [que] pueden,
    o no, estar conectadas entre sí. Son las mismas neuronas
    que logran estar activas o asimismo inactivas al mismo tiempo. Si
    ambas neuronas se activan al unísono, de esto sigue que la
    energía de la comunicación entre las células
    nerviosas debe de ser incrementada. Pero, si las dos neuronas no
    están activas simultáneamente, entonces la
    intensidad de la respuesta no cambia. Esta idea del incremento de
    energía entre neuronas distantes se conoce como la
    Potenciación a Largo Plazo (PLP)".

    Suena confuso, y lo es. Pero, para quienes
    saben de las leyes de la física, lo que Hebb propone es
    asunto de ocurrencia universal, especialmente cuando se habla de
    partículas en las Teorías de la Incertidumbre y del
    Entrelace, como explicamos en el artículo La
    Teología de la Relatividad
    , entre otros
    más.

    Antes de proseguir, es esencial que
    discutamos otro de los descubrimientos recientes que enriquecen
    las neurociencias. Me refiero al hallazgo de las neuronas de
    espejo.

    Veamos

    En los años 1980s y 1990s, Giacomo
    Rizzolatti, colaborando en su laboratorio con Leonardo Fogassi y
    Vittorio Gallese, de la Universidad de Parma. Habiendo colocado
    electrodos en la corteza frontal inferior de un mono macaca, para
    estudiar neuronas especializadas y responsables por el control de
    las acciones de las manos de este simio. Accidentalmente
    descubrieron que otros monos, presentes, mientras observaban la
    actividad de comer, respondían con aceleración
    refleja y propia de las neuronas envueltas en el simio cuyas
    células nerviosas eran estimuladas, sin que las suyas lo
    fueran.

    El rol importante de los comportamientos
    imitativos y reflejos, han sido sujeto de muchas investigaciones
    y reportes en la literatura médica tanto como lo ha sido
    en la veterinaria. A propósito de lo cual, aquí
    recomendamos el excelente tratado editado por Clive D. Wynne,
    Do Animals Think? (Princenton University Press, 2006) en
    el cual los Psicólogos Tom Zentall y Chana Akins ofrecen
    un capítulo, acerca de este fenómeno, de
    erudición ejemplar acompañado de una
    bibliografía espléndida.

    Otros géneros sabemos que comparten
    la reflexión de las neuronas de espejo o de la
    imitación

    Para Hilde Bruch, reconociendo el
    "contagio" por emulación, durante la famosa "epidemia de
    los sesentas" en los EE UU. Cuando diariamente aparecían
    nuevos casos de anorexia y bulimia (no de la obesidad, pero
    sí del dietar en todas sus formas) se podía resumir
    en la opinión que ella firmemente mantuviera de que:
    "Many of these so-called new "victims" are just me too,
    anorexics
    …" (Citada en la primera edición de,
    Garner, D. M. and Garfinkel, P. E: (eds.) Handbook of
    Treatment for Eating Disorders
    (Guilford Press).

    Ahora, prosigamos con esta
    ponencia

    ¿Contagio en el ser humano? Algo que
    a menudo ocurre cuando alguien famoso se suicida. Imitamos a
    otros cuando deseamos ser aceptados en un grupo. Cuando pensamos
    que, en nuestros comportamientos y vestido, el prestigio que
    todos deseamos dependen. Cuando creemos que nuestras debilidades
    morales son fortalezas y, cuando encontramos justificaciones para
    todas nuestras flaquezas — basados en lo que de otros
    imitamos.

    Aquí nos conviene recordar el Efecto
    Dunning-Kruger que explica científicamente por qué
    nuestras incompetencias eluden nuestra
    percepción.

    Sabemos empíricamente que
    imitaciones, coincidencias, simetrías y la serendipia,
    amén de ser comunes en nuestras existencias, ocupan un
    lugar preeminente en nuestras vidas. Somos productos de un azar
    que, porque nunca lo entendiéramos, nunca fue tal
    azar… ¡Nunca!

    El caso de Melania

    Melania, donde quiera que acostumbrara
    adquiriría una reputación negativa. Para ella la
    promiscuidad sexual y la indulgencia en lo que comía eran
    asuntos insubstanciales. Sin resquemores y, a los diecisiete
    años, cuando vino a nuestra atención, ya
    había cohabitado, sin protección alguna y sin
    conflictos morales o juicio, con una treintena de hombres y
    mujeres, en circunstancias extrañas.

    De niña era impulsiva, malcriada,
    obesa, irrespetuosa, mentirosa, maliciosa y manipuladora.
    Fumó a los nueve años. Experimentó con
    marihuana y cocaína a los once. Tuvo su primera
    experiencia sexual a la misma edad con un hombre que pasara
    frente a su casa vendiendo chucherías — "Estaba sola, lo
    invité. Él se sorprendió, pero subió
    a mi habitación y lo hicimos. Volvió por más
    otra vez, pero como ya yo lo estaba haciendo con mis primos y
    primas, le dije que "no"".

    Para ella, acostumbrada a vivir en una
    familia donde las gratificaciones orales eran centrales, y donde
    se contaban miembros cuyos Índices de Masa Corporal entre
    los 50 y los 60 eran comunes. Su mayor logro sería perder
    60 libras ó más ya que midiendo cinco pies, seis
    pulgadas pesaba unas 190 libras (IMC, 31).

    Esto lo logró tras abuso de laxantes
    (70 tabletas al día), ejercicios vigorosos, el uso de
    dietas restrictivas y empaches enormes seguidos de vómito
    — los que acostumbrara hacer varias veces al día por
    casi un año.

    Pesaba 98 libras cuando la
    aceptáramos como paciente.

    Cuando el tratamiento comenzara siguiendo
    las pautas del Inpatient Model por mí descritas
    en la Psychiatric Clinics of North America. De modo
    espontáneo y, casi reflejo, los familiares cercanos que
    participaran en el cuidado de la paciente, hicieron un esfuerzo
    colectivo en tratar de perder de peso y controlar sus colaciones
    opíparas. Este fenómeno de imitación
    duraría hasta el instante en que la paciente empezara a
    demostrar que estaba logrando un peso normal con un índice
    de masa corporal de 20.

    Subrepticiamente los familiares comenzaron
    a dispensar con los menús estructurados preparados
    profesionalmente para la paciente, organizando bacanales
    epicúreas en las que todos, de modo reflejo participaban
    con la excepción de la paciente.

    Eventualmente, habiendo satisfecho que el
    peso de la paciente seguía aumentando progresiva e
    inexorablemente — ya que reflejamente ella claudicó a
    los excesos. Los familiares decidieron llevarla de vuelta a su
    país de origen. No sin antes expresar la
    satisfacción más sincera por el
    éxito obtenido.

    En resumen

    En su libro Phantoms in the Brain,
    V. S. Ramachandran describe su desafección hacia Freud y
    por sus teorías, hasta que sus propios pacientes confirman
    neurológicamente la exactitud de los mecanismos de
    defensa, como Freud los postula, en la Teoría
    Psicoanalítica (Pp.: 153-58). "Entonces realicé
    que, aunque no perfecto, Freud era un genio muy delante de sus
    tiempos". Nos dice "Rama" (como así desean que lo
    conozcan).

    En el caso que hemos ofrecido ocultando su
    identidad, podemos bien apreciar la relevancia del entendimiento
    de todos los mecanismos de defensa, y la acción de
    fenómenos de aplicación reciente que podrían
    adaptarse al esclarecimiento de todas las disorexias,
    especialmente de la obesidad.

    Hay mucho de imitación (neuronas de
    espejo), negación, proyección y distorsiones de la
    imagen corporal que nos hacen pausar. Por ejemplo soluciones
    experimentales por medio de maniobras en el laboratorio a
    través de las cuales Ramachandran y sus colegas
    lograrían revertir la indiferencia distorsionadas en
    pacientes con anosognosia.

    Él se pregunta: ¿Sería
    posible que irrigando el oído de las anoréxicas con
    una solución fría, la distorsión de la
    imagen del cuerpo cesaría?

    Para quienes logramos hacerlo con muchas
    horas de terapia profunda, ese logro sería tan importante
    como sería para las personas súper-obesas que viven
    sus vidas invalidadas por el volumen de sus cuerpos.

    Bibliografía

    Ramachandran, V. S. and Blaskeslee, S:
    Phantoms in the Brain: Probing the Mysteries of the Human
    Mind
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    Larocca, F. E. F: (Ed.) THE PSYCHIATRIC CLINICS OF NORTH
    AMERICA
    , June 1984 issue on Eating Disorders, W.B. Saunders
    (7:2)

    Larocca, F.E.F: AN INPATIENT MODEL FOR
    THE TREATMENT OF EATING DISORDERS
    , ibid.

    Daniels, J: Laxative Colon,
    Ibid.

    Larocca, F. E. F: La Teología
    de la Relatividad
    (2007)

    Larocca, F. E. F: El Abuso de
    Purgantes y Laxativos por Personas que Padecen de las
    Disorexias
    (1991) Médico Interamericano

    Kruger, J. and Dunning, D:
    Unskilled
    and Unaware of It: How Difficulties in Recognizing
    One's Own Incompetence Lead to Inflated
    Self-
    Assessments J. of
    Personality and Social
    Psych

    Vol. 77, No. 6, p 1121-1134 (1999)

    Behar, R: Santa Rosa de Lima: Un
    análisis Psicosocial de la Anorexia Nerviosa. Rev.
    Psiquiatr. Chil
    . (1991)
    8:707-11.        

    Gamero, C: La Insoportable
    Levedad del Nunca Comer. Rev. Vivat. Acad. Chil.
    (2002)
    6:37

     

     

    Autor:

    Dr. Félix E. F.
    Larocca

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