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Algunos aspectos de la delincuencia juvenil y su tratamiento en Cuba




Enviado por roswel borges




    Algunos aspectos de la delincuencia juvenil y su
    tratamiento en CubaMonografias.com

    Algunos aspectos de la delincuencia
    juvenil y su tratamiento en Cuba

    Es muy común escuchar frecuentemente criterios
    como: "…no quiero verte con ese, es un
    pichón de delincuente", "…ese anda en malos
    pasos, en esa familia todos son bandoleros", "…en ese
    barrio todos son delincuentes", o "es un caso perdido, como
    único se endereza es en la cárcel".

    En fin existen diversos comentarios respecto a cualquier
    individuo que actúa contrario a lo que normalmente
    está establecido y simplemente es denominado
    delincuente. Es muy común además que muchas
    personas eviten el contacto o cualquier tipo de relación
    con estos sujetos y no permiten que otros lo hagan, ya sea por el
    temor a ser "marcados", por "el que dirán las personas" o
    porque puedan terminar actuando de la misma forma. Lo cierto es
    que uno de los tantos problemas sociales que encontramos en
    cualquier sociedad es el delito.

    Pero, ¿Realmente sabemos a qué nos
    referimos cuando hablamos de delincuente?, ¿Será lo
    mismo delincuente que delincuencia?

    La palabra delincuente, se define como: que comete
    delito, malhechor, maleante (Diccionario Ilustrado Aristos de la
    Lengua Española, 1985).

    También es manejada jurídicamente como
    transgresión de la ley penal, pero tiene una esencia
    social ya que se basa en una relación asimétrica
    entre el comisor del delito y la víctima pues el primero
    priva al segundo de un bien (valor material o inmaterial)
    valiéndose de la violencia, de la fuerza, el
    engaño, o de la manipulación ilegal de autoridad y
    poder (Barral, 2008).

    Respecto a la categoría delincuencia se adscribe
    al conjunto de delitos, según la definición penal,
    aunque al igual que la criminología se ve como una
    definición estadística o conjunto de tablas
    estadísticas, por lo que no se profundiza su estudio como
    fenómeno y complejo problema de la sociedad.

    La delincuencia puede definirse también como una
    conducta por parte de una o varias personas que no coinciden con
    las requeridas en una sociedad determinada, atentando contra las
    leyes de la misma, por lo que este tipo de acciones atentan
    contra el normal funcionamiento de la sociedad y afecta al resto
    de los miembros que la integran. Se relaciona, asocia y
    también propaga un modo de vida antisocial que se
    transmite de generación en generación y da lugar
    junto a otros factores económicos y sociales a la
    delincuencia juvenil, que muy a menudo sólo es la primera
    etapa de una carrera delictiva en la edad madura.

    El hombre no existe solo, vive conjuntamente con otras
    personas que tienen metas y fines comunes, que interactúan
    entre sí y con otros grupos, formando todo un proceso de
    socialización que posibilita el desenvolvimiento y
    desarrollo de dicho grupo social o comunidad como también
    pueden denominarse, refiriéndonos a ésta como una
    cualidad de convivencia entre las personas y que supone la
    presencia de una amplia diversidad de mediaciones institucionales
    socializadoras como la familia o socialización primaria,
    la cual constituye el grupo primario de la génesis de la
    personalidad y está regulada por normas y valores de
    diversa índole existentes en la sociedad, es donde los
    individuos que la conforman (padres, hijos y otros familiares)
    realizan sus primeras relaciones sociales y al que están
    vinculados durante largo tiempo. Por eso es considerada como
    institución y a la vez como grupo social. La escuela o
    socialización secundaria, proceso posterior que induce a
    los sujetos de forma primaria socializados a otros sectores de la
    sociedad y su realidad, la cual favorece a una inserción
    funcional dentro de la misma, fomentando las relaciones de
    cooperación y convivencia armónica, además
    de potenciar las dimensiones humanas (social, grupal,
    ética y estética) de los sujetos desde edades
    tempranas, posibilita la toma de conciencia de sí mismos y
    del lugar que ocupan en la sociedad.

    Estas mediaciones pueden facilitar el encuentro entre
    las personas para la acción colectiva o pueden entorpecer
    el encuentro produciendo fragmentaciones sociales tales como el
    estrato social, el género, la raza, la generación,
    la orientación sexual, la religiosidad, el lugar de
    residencia y otros más. Por tanto, la acción social
    y el trabajo comunitario son los encargados de estimular,
    facilitar y propiciar el desarrollo de la comunidad gestando lo
    comunitario, es decir, la cualidad vincular y simétrica en
    las relaciones sociales basadas en la participación y
    cooperación colectiva.

    Son diversas las investigaciones llevadas a cabo por los
    profesionales relacionadas a los grupos, la comunidad y su
    desarrollo lo cual ha demostrado que para poder guiar, orientar,
    facilitar las herramientas que permitan la transformación
    de las personas y del grupo, es preciso tener en cuenta que cada
    uno de los individuos que integra el grupo tiene su propia vida
    cotidiana, pensamientos, sentimientos, acciones y actividades
    diarias, las cuales se suman a la cotidianidad comunitaria y la
    de la sociedad histórico concreta que les corresponde que
    aunque lleno de contradicciones es también un espacio de
    posibilidades para la transformación social.

    Es la comunidad el ambiente histórico y social
    del niño y el joven. Como espacio socializador de la
    personalidad en él se produce la traslación
    específica de las relaciones típicas generales de
    una sociedad concreta al conjunto de individuos que en ella
    realizan básicamente su vida cotidiana. Por tanto es un
    ámbito insoslayable en el abordaje de la producción
    y/o autoreproducción de la delincuencia y por ende del
    tratamiento preventivo de la misma. La comunidad constituye un
    privilegiado espacio socializador de la personalidad en tanto es
    allí donde las personas realizan su vida cotidiana por
    tanto, en un ámbito insoslayable en el abordaje de la
    producción y/o autoreproducción de la delincuencia
    y por ende del tratamiento preventivo de la misma.

    Sin dudas es la adolescencia una de las etapas
    más complejas de los individuos y donde se hace más
    difícil la comunicación, pero a la vez es donde se
    es más vulnerable a la incorporación de patrones de
    conducta que pueden ser negativos o positivos. Por tanto un
    elemento esencial de la adolescencia y la juventud es
    precisamente su conducta, su modo de actuación, pues
    siempre están en busca de lo novedoso, necesitados de
    estimulación permanente, de demostrar que pueden valerse
    por sí mismos y que pueden solucionar sus problemas,
    buscando en la mayoría de los casos soluciones sin
    profundo análisis, sin tener en cuenta que las mismas
    pueden traer resultados negativos, lo que provoca que constituya
    factores de riesgo, unidos a otros como es el caso de familias
    disfuncionales o condiciones adversas del medio social que les
    rodea, facilitando las deformaciones de estos sujetos o conductas
    desviadas las cuales pueden llegar a su forma madura: la
    delincuencia.

    Entre los factores de riesgo individuales
    psicológicos o del comportamiento que pueden hacer
    delinquir con mayor probabilidad se pueden citar, la
    inteligencia, la impulsividad o la inhabilidad para retrasar la
    satisfacción, la agresión, la empatía, y el
    desasosiego. Los niños con baja inteligencia es probable
    que tengan un peor desempeño en la escuela, y esto puede
    aumentar la probabilidad de delinquir por un logro educativo
    bajo. Jóvenes que tienen un pobre desempeño escolar
    es probable que se ausenten de la escuela, lo cuál
    está también enlazado con la
    delincuencia.

    La delincuencia altera y perturba la seguridad
    ciudadana, la convivencia y la tranquilidad de la
    población en general. Pero no es un fenómeno de la
    actualidad, sus orígenes se dan desde la antigüedad y
    se simplificaba al quebramiento de la ley, o sea se veía
    como un concepto jurídico abstracto. Sin embargo para el
    Materialismo Dialéctico la esencia se encuentra en las
    formas más complejas y desarrolladas del objeto, el
    método de Marx desechó el método de la
    inducción, la abstracción de los elementos comunes
    a todas las cosas posibles, sustituyéndolos por
    análisis minucioso de, por lo menos, un caso
    típico. En su ensayo sobre "La delincuencia ocupacional en
    Cuba Socialista", Fernando Barral, establece dos formas de la
    misma, la marginal y la ocupacional. La primera la más
    conocida y perseguida, caracterizada por mantenerse al margen de
    la actividad laboral. Mientras que la segunda es llevada a cabo
    por trabajadores, funcionarios, jefes públicos o privados,
    valiéndose de las posibilidades y oportunidades de su
    ocupación.

    La delincuencia juvenil ha incrementado las filas de la
    delincuencia común o marginal. La misma se define como "un
    grupo social bien definido por la homogeneidad
    socioeconómica, cultural, psicológica, familiar,
    etc., que además comete delitos y por lo general fuera de
    la actividad laboral, de las relaciones de producción"
    (Barrral, 2008). Esta capa social actúa en su propio
    beneficio de una parte del producto social pero como un
    contrasistema parasitario a este.

    Como una de las perspectivas teóricas sobre
    delincuencia juvenil se encuentra La Teoría del
    etiquetado. Indica que una vez que han etiquetado a la gente
    joven como criminal, es más probable que delinca. La idea
    es que una vez que se ha etiquetado a un joven como diferente,
    este puede aceptar el papel y es más probable unirse a
    otros que han sido etiquetados del mismo modo. Los
    teóricos del etiquetado dice que existe una mayor
    probabilidad que los niños masculinos de familias pobres
    sean etiquetados como diferentes, y esto se puede explicar
    parcialmente por qué existen más delincuentes
    masculinos jóvenes de clase baja. Otra lo es la
    Teoría de subculturas y se relaciona con la teoría
    de la tensión. La dificultad de la juventud para alcanzar
    objetivos y un status socialmente reconocido produce grupos de
    jóvenes que forman subculturas delincuentes y desviadas
    del buen camino, que tienen sus propios valores y normas. Dentro
    de estos grupos el comportamiento criminal puede ser valorado
    realmente, aumentando el estatus de un joven. La noción de
    subculturas delincuentes es relevante para los crímenes
    que no están motivados económicamente. Los miembros
    masculinos de las bandas pueden discutir para tener sus propios
    valores, tales como respecto por la habilidad para luchar y por
    el atrevimiento. Sin embargo no está claro porqué
    los hace diferentes de los jóvenes normales "no-violadores
    de la ley". Además no hay una explicación de
    porqué la gente incapaz de alcanzar metas socialmente
    reconocidas debe elegir necesariamente sustitutos criminales. Las
    teorías de subculturas también han sido criticadas
    por haber mantenido una distinción demasiado grande entre
    lo que es "normal" y lo que es un comportamiento "desviado". Hay
    también dudas sobre si la gente joven rechaza
    conscientemente los valores generalmente aceptados.

    Atendiendo a la definición que plantea la
    Enciclopedia Wilkipedia la delincuencia juvenil se refiere a los
    delitos realizados por jóvenes o menores de edad. Un
    delincuente es aquel que reincide y comete crímenes
    repetidas veces. La mayoría de los sistemas legales
    consideran procedimientos específicos para tratar con este
    problema, como son los centros juveniles de detención. Hay
    multitud de teorías diferentes sobre las causas de la
    criminalidad, la mayoría de las cuales si no todas pueden
    ser aplicadas a las causas de los crímenes juveniles. Los
    delitos juveniles suelen recibir gran atención de los
    medios de comunicación y políticos. Esto es
    así porque el nivel y los tipos de crímenes
    juveniles pueden ser utilizados por los analistas y los medios
    como un indicador del estado general de la moral y el orden
    público en un país, y como consecuencia pueden ser
    fuente de alarma y de pánico moral.

    Como la mayoría de los tipos de delitos, los
    crímenes cometidos por jóvenes se han incrementado
    desde mediados del siglo XX. Existen múltiples
    teorías sobre las causas de los crímenes juveniles,
    considerados especialmente importantes dentro de la
    criminología. Esto es así, porque el número
    de crímenes cometidos crece enormemente entre los quince y
    los veinticinco años. En segundo lugar, cualquier
    teoría sobre las causas de la delincuencia deberá
    considerar los crímenes juveniles, ya que los criminales
    adultos probablemente habrán tenido un comienzo en la
    delincuencia cuando eran jóvenes.

    Las relaciones de estos con otros delincuentes, sobre
    todo con los que están en prisión contribuyen a la
    cohesión y automarginación de este grupo social,
    provocando la pérdida de sentimientos de naturaleza
    positiva e incrementando los de minusvalía e inferioridad.
    Si bien es cierto que desde la antigüedad se pensó
    que la prisión era la solución para eliminar el
    delito, lo delincuentes y todos aquellos que atentaran contra la
    ley, en la actualidad ha quedado evidenciado que la cárcel
    es un medio poco terapéutico y difícilmente
    rehabilitador, a pesar de que la finalidad de la prisión
    es la plena reintegración social del sujeto que en ella se
    encuentra, las cifras de reincidencia delictiva evidencian que no
    es efectiva. Así, se evidencian grupos que reinciden
    porque se sienten a gusto en un ambiente propicio para el
    desarrollo de su personalidad y vida, pues insertados en la
    sociedad no encuentran el hábitat necesario para conformar
    sus exigencias como ser humano; o bien resultan influidos por el
    clima social y familiar donde se desarrollaron, creando las bases
    para una cultura carcelaria o no adaptativa para la vida en
    sociedad. Pero la reinserción en la sociedad necesita ante
    todo la comprensión de los demás, además
    crear condiciones favorables en la familia, el ambiente social
    donde se reinserta el individuo, así como las relaciones
    sociales.

    En nuestro país la delincuencia juvenil
    también ha ganado espacio, aunque no podemos generalizar
    es evidente que algunos jóvenes abandonan los estudios, no
    se motivan por un oficio, un trabajo, una profesión.
    Existen numerosos factores, entre los que se percibe falta de
    responsabilidad, sobreprotección por parte de la familia,
    influencia de patrones de conductas y modos de actuación
    derivados de los medios masivos de comunicación
    (televisión, video, videos juegos, Internet, etc.), los
    cuales son vías, instrumentos o canales de la
    comunicación, que en muchos casos tiende a formar
    estereotipos, seguidos por muchas personas debido al alcance que
    adquiere el mensaje en su difusión, todo esto
    conjuntamente vinculados, con los ya anteriormente mencionados.
    Aunque la delincuencia como fenómeno en nuestro
    país no alcanza el nivel de gravedad que tienen otros
    países en el resto del mundo, donde la
    participación de los jóvenes en actividades
    delictivas tiene otras características como la pobreza, la
    falta de oportunidades y la escasez de posibilidades sociales.
    Por lo que los factores socioeconómicos, la apertura de
    oportunidades para el estudio y su calificación
    técnica, la seguridad de un puesto de trabajo, constituyen
    el más formidable apoyo en la gran batalla por la
    prevención de la delincuencia juvenil y la
    protección de los jóvenes.

    Nuestro país ostenta la privilegiada
    situación de estar prácticamente libre de muchas de
    las formas más complejas y agravadas del delito
    contemporáneo. En ello intervienen, con un peso
    determinante, las características de nuestra sociedad,
    donde no existen grandes diferencias sociales y económicas
    entre los diferentes sectores de la población, y donde se
    cuenta con un universo de oportunidades comunes a todos los
    ciudadanos del país.

    Por tanto podemos plantear que si bien la delincuencia
    constituye un fenómeno contrario al desarrollo, no es
    ajeno a ella sino que forma parte e interactúa con la
    misma, tanto en lo socioeconómico como en lo
    ideológico, pues están estrechamente vinculadas a
    las relaciones de producción y al sistema económico
    y al mismo tiempo se produce debilitamiento de la conciencia
    social y de los valores morales.

    Más adelante agrega: "Nuestro trabajo en la lucha
    contra el delito descansa en la prevención, en el
    conocimiento temprano de las actitudes predelictivas, en el
    esfuerzo concentrado en la solución de dichas actitudes
    mediante la atención diferenciada de cada caso" (Castro,
    1990).

    He aquí la idea esencial para enfrentar la
    delincuencia, la prevención, término también
    utilizado en el plano físico y psicológico. Si
    retomamos el diccionario, prevención es conceptuada como
    la acción de prevenir, la de preparación o
    anticipación de las cosas necesarias para un fin a partir
    de conocer anticipadamente un daño o un peligro, evitar o
    impedir una cosa. De igual modo esta palabra es sinónima
    de advertir, avisar.

    La prevención de la delincuencia es el
    término general empleado para todos los esfuerzos
    encaminados a evitar que la juventud participe en actividades
    criminales o antisociales. Cada vez más, los gobiernos
    están reconociendo la importancia de asignar recursos para
    la prevención de la delincuencia. A menudo es
    difícil que los estados proporcionen los recursos
    financieros necesarios para la adecuada prevención, las
    organizaciones y las comunidades. Por todo esto los gobiernos
    trabajan en colaboración para la
    prevención.

    Con el desarrollo de la delincuencia en la juventud,
    influenciada por numerosos factores, perspectivas de esfuerzos en
    la prevención son comprensibles. Entre los servicios para
    la prevención se incluyen actividades tales como
    educación y tratamiento del abuso de sustancias
    estupefacientes, asesoramiento de la familia, tutoría y
    protección de la juventud, educación parental,
    ayuda educativa, e intervención social.

    La prevención social abarca diferentes
    directrices de la sociedad, pero uno de los escenarios donde se
    concreta es a nivel comunitario, pues su incidencia es más
    directa y se entiende por prevención comunitaria al
    proceso dirigido a garantizar la reproducción efectiva de
    relaciones sociales estables y armónicas y la
    reducción de la vulnerabilidad social y/o remozamiento de
    problemas sociales, criminógenos, en el escenario
    comunitario, o a partir de la organización,
    planificación y participación de la propia
    comunidad en la transformación de la realidad teniendo en
    cuenta sus recursos y potencialidades." (Selección de
    Lecturas sobre Sociología y Trabajo Social, p.8). Ahora
    bien al hablar sobre la prevención de la delincuencia nos
    referimos al sistema de acciones que estratégicamente van
    encaminados a disminuir progresiva y paulatinamente a la
    incorporación de nuevos miembros a esta actividad
    (prevención temprana), la edad de inicio en la carrera
    delictiva, la permanencia de los individuos en la delincuencia y
    la criminalización secundaria..

    La prevención de la delincuencia juvenil
    constituye un principal medio para frenar su
    autoreproducción. Para que sea eficaz debe llevarse a cabo
    tempranamente, o sea, antes de que se genere la carrera
    delictiva, tanto a nivel general como individual, por lo que debe
    comenzarse en la niñez a través de las diferentes
    mediaciones socializadoras anteriormente abordadas pues son los
    principales sujetos de la prevención social.

    Por tal motivo y en virtud de lo dispuesto en el
    artículo 94 de la Constitución, fue publicado en la
    Gaceta Oficial de la República de Cuba, del 16 de Mayo de
    2007, el Decreto Ley No 242 "Del Sistema de Prevención y
    Atención Social", aprobado por el Consejo de Estado. En el
    mismo se exponen las disposiciones generales, objetivos del
    sistema, funciones y atribuciones comunes de las comisiones del
    sistema, así como la integración de la
    Comisión Nacional, las funciones e integración de
    las Comisiones Provinciales y la Comisiones Municipales,
    además de otros detalles funcionales de importancia para
    el desarrollo del Sistema de Prevención y Atención
    Social. El mismo se define como un centro de coordinación
    de los esfuerzos de las instituciones que lo integran para lograr
    los objetivos que se propone, sin suplantar las facultades y
    atribuciones de aquellas.

    Una de las instituciones que integra la Comisión
    de Prevención y Atención Social en todos los
    niveles es la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC),
    teniendo en cuenta que las principales tareas que emprende esta
    organización y sus dependencias tiene una alta incidencia
    en los diferentes grupos donde actúa directamente los
    niños, adolescentes y jóvenes que integran nuestra
    sociedad. Además su participación en el
    funcionamiento de esta comisión le brinda no solo la
    información, sino que transmite los elementos
    indispensables para la atención de dichos niños,
    adolescentes y jóvenes. La Comisión Nacional
    estableció cinco prioridades de trabajo para esta
    organización (5):

    • 1. Estudiantes que no cumplen sus deberes
      escolares.

    • 2. Atención a menores con problemas de
      conductas y sus familiares.

    • 3. Desvinculados del estudio y del
      trabajo.

    • 4. Problemática de la
      prostitución.

    • 5. Resultado de la labor de
      socialización con los exreclusos y personas
      sancionadas a medidas no privativas de libertad, atendidas
      por el control de ejecución.

    Si bien el trabajo desarrollado hasta el momento ha
    tenido resultados, las insatisfacciones siempre quedan: la
    sistematicidad en las actividades, la falta de comprensión
    de cual es el papel que ocupa la organización como miembro
    de la comisión de prevención, la
    participación activa y permanente de las dependencias de
    la organización como la FEEM y la FEU, siendo estas
    medulares para el trabajo con adolescentes y jóvenes,
    así como los análisis generales alejados de la
    realidad y de la práctica social en la base. Se debe
    profundizar en los intercambios enriquecedores, de
    retroalimentación y que promuevan la participación
    y cooperación colectiva (Comisión de
    Prevención, 2009, 2010).

    Entre los lineamientos de trabajo del Sistema Nacional
    de Prevención y Atención Social para el 2010 que
    fueron trazados, se encuentran entre otros:

    • Profundizar la labor preventiva expresada en la
      atención individual de las personas identificadas en
      las prioridades

    • Desarrollar la integración y
      cooperación en la labor de las comisiones y grupos de
      trabajo con los trabajadores sociales, proyectos e
      instituciones y en particular las de cultura y deporte con
      vista a fortalecer la prevención y atención
      social en la comunidad.

    • Atender y orientar a las personas que acudan o se
      dirijan a la dirección de las comisiones del sistema
      para formular quejas o solicitudes, canalizando las mismas
      con las instituciones, dándole seguimiento a las
      respuestas que brinden.

    • Coordinar y aplicar acciones de divulgación y
      comunicación social en apoyo al trabajo de
      prevención y atención social

    Se precisa de estas comisiones y de las organizaciones
    que la componen la disminución del delito, las conductas
    antisociales y las indisciplinas sociales, la detección
    temprana de las personas en riesgo o actitudes y conductas
    inadecuadas, al mismo tiempo, adoptar medidas para contrarrestar
    las causas y condiciones que provocan tales comportamientos y su
    crecimiento. En el caso específico de las organizaciones
    juveniles, promover la incorporación a los grupos y como
    activistas sociales a jóvenes que gocen de reconocimiento,
    prestigio y disposición para realizar en la comunidad la
    labor preventiva.

    De la adecuada labor preventiva que se realice tanto
    individual como colectiva es que se podrá entonces
    favorecer a la comunidad, contribuir con ese proceso de
    despliegue de lo comunitario como expansión del
    vínculo de simetría social a través de
    procesos de cooperación, participación y proyecto
    comunitario (Alonso) que posibilite elevar la calidad de vida de
    los hombres, que desde la antigüedad ha estado en constante
    búsqueda de una sociedad de bienestar y
    satisfacción plena.

    Bibliografía

    • 1. Alonso, J., La comunidad y
      lo comunitario en su devenir
      histórico
      .

    • 2. Alarcón, Y., y
      Pérez, A., Por los nuevos predios del tratamiento
      penitenciario: el trato humano reductor de la
      vulnerabilidad
      . Tesis de diploma. Santa
      Clara.

    • 3. Barral, F., (2008) La
      delincuencia ocupacional en Cuba
      . Ensayo.

    • 4. Castro, F., (1990) ¨
      Discurso pronunciado en la inauguración del VIII
      Congreso de las Naciones Unidas sobre prevención del
      delito y tratamiento al delincuente¨. Versiones
      Taquigráficas. Consejo de Estado, pp.6

    • 5. Comisión Nacional del
      Sistema de Prevención y Atención Social (SIPAS)
      (2008, 2009 y 2010) Documentos.

    • 6.  Comisión de
      Prevención. (2009, 2010). Informes de la
      Unión de Jóvenes Comunistas

      (UJC).

    • 7. Diccionario Ilustrado Aristos
      de la Lengua Española, (1985) Ciudad de La Habana,
      Científico-Técnica.

    • 8. Wilkipedia, Enciclopedia Libre.
      Delincuencia juvenil

     

     

    Autor:

    Roswel Borges Castellanos

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