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Apuntes acerca de la familia y situaciones inadecuadas presentes en ella



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. ¿Qué
    entendemos por familia?
  4. Ciclo y funciones
    de la familia
  5. Otra
    clasificación de familia que es necesario
    conocer
  6. ¿Las
    alteraciones psicológicas solo ocurren en familias
    disfuncionales?
  7. Situaciones
    familiares inadecuadas
  8. Bibliografía

Resumen

La importancia de la familia como célula
fundamental de la sociedad, merita conocer aspectos que desde las
ciencias psicológicas favorecen mayor comprensión
de la misma, vista como espacio donde se obtienen los primeros
conocimientos, donde se puede potenciar o no el desarrollo
psicológico y social de los individuos que en ella
desarrollan su personalidad. Visualizar las situaciones
familiares inadecuadas favorece evitarlas o disminuir sus efectos
en aquellas familias donde ya estén instauradas y favorece
la formación de sujetos psíquicamente sanos e
integrados de forma activa a la sociedad donde se
desarrollan.

Palabras claves: familia, ciclo vital,
situaciones familiares inadecuadas, personalidad.

Introducción

El primer grupo al que pertenece todo individuo, es la
familia, en ella aprendemos los primeros saberes, realizamos las
primeras actividades, en ella encontramos afectos o desafectos,
es la familia la que va aportando las mas tempranas experiencias
y vivencias que nos acompañaran en el decurso de la vida
como individuos e irán formando las características
que como ser social y personalidad nos
distinguirán.

La familia, constituye una institución social
regulada por leyes y políticas, es un núcleo vivo y
dinámico, en interrelación constante con cambios y
trasformaciones culturales, económicas, jurídicas,
que a su vez son producto del desarrollo de todo país, es
por ello que la familia, en cada momento socio histórico
concreto asume características y particularidades que la
diferencian de la familia de generaciones precedentes.

Existen aspectos inherentes a la familia que no
varían de generación a generación, ni entre
países, culturas o idiosincrasias, estamos
refiriéndonos, específicamente a la
educación que recibe todo sujeto proveniente de su
familia, a través de los modos y maneras en que lo educan,
le satisfacen las necesidades materiales y afectivas, los
ejemplos que les aportan, en fin, a través de todo lo que
las familias de origen trasmiten a sus descendientes y las nuevas
familias que éstos forman.

Hasta aquí hemos estado haciendo referencia a la
familia y seria oportuno precisar qué se entiende por
familia, en tanto existen diversos estudios y autores que han
establecido definiciones en relación a este concepto, en
esta empresa es pionera la destacada psicóloga e
investigadora cubana Patricia Áres Muzio, la cual aborda
esta temática y ha aportado valiosos elementos que ayudan
a la comprensión y mejor estudio de esta entidad,
aún así las ciencias psicológicas adolecen
de un criterio único en relación a este
concepto.

En este espacio estaremos tratando de ofrecerles a los
amigos/as lectores algunos de los aspectos fundamentales en torno
a la familia, útiles para el desempeño en el rol de
padres o madres, y en general a todas aquellas personas que
comienzan a formar sus propias familias, cómo asumir
adecuadamente esta responsabilidad o cómo evitar fomentar
hábitos poco saludables en la crianza de sus
hijos.

Evidentemente no es posible abarcar todo lo relacionado
con esta problemática en este artículo, es por ello
que estaremos refiriéndonos específicamente a las
situaciones familiares inadecuadas (SFI), en tanto son
éstas las que con mayor frecuencia están
relacionadas con alteraciones presente en niños,
adolescentes, incluso en jóvenes y adultos que acuden a
los servicios de salud en busca de ayuda
psicológica.

Comencemos, precisando algunos elementos relacionado con
la familia, en aras de ganar en comprensión de lo que nos
estará ocupando a continuación.

¿Qué entendemos por
familia?

En décadas pasadas se entendía que la
familia se enmarcaba exclusivamente en la unión legal
entre un hombre y una mujer, los cuales elaboraban un proyecto de
vida, con el objetivo de procrear, educar los hijos, y satisfacer
necesidades humanas de unión y compañía;
como ya habíamos explicado anteriormente estas
definiciones han sufrido variaciones, la destacada
psicóloga cubana Patricia Áres Musio en sus
estudios acerca de la familia cubana, extiende o modifica esta
conceptualización y nos ofrece como definición de
familia, la siguiente:

"Unión de personas que comparten un proyecto
vital de existencia en común, que se quiere duradero, en
el que se generan fuertes sentimientos de pertenencia a dicho
grupo, existe un compromiso personal entre sus miembros y se
establecen intensas relaciones de intimidad, reciprocidad y
dependencia".

Esta conceptualización de familia es lo
suficientemente flexible que permite incluir aspectos, no
previstos con anterioridad dentro de este núcleo, que
incluso pueden generar contradicción con el imaginario
social en relación a esta institución, aspectos
diferentes que no por ello están ajenos a la realidad
social de muchos países de Latinoamérica y el
mundo, y por tanto deben ser tomados en cuenta a la hora de
abordar esta temática.

En todo proceso, independientemente de su naturaleza
(social, económica, educacional, psicológica)
suceden cambios y transformaciones que dinamizan la
dinámica de la sociedad, la familia, como
institución social y legal, no está exenta de estos
cambios, en ella también ocurren cambios que implican
variaciones significativas en los elementos que sirven como
indicadores para su estudio y comprensión
científica.

Es lícito plantear que esta institución,
en la medida que se suceden cambios en aquellas estructuras con
las cuales ella interactúa, se diversifica y complejiza,
se hace más permeable y es por ello que admite, se
reconozca para su constitución, las uniones legales o no,
que pueden ser o no para toda la vida, a lo interior de su
dinámica las separaciones y los divorcios son frecuentes,
los miembros de la unión ya no siempre son heterosexuales
y el fin de esta unión ya no es solo procrear.

La familia, desde un punto de vista genérico, no
existe, sino formas muy variadas y cambiantes de relaciones
interpersonales dentro de esta estructura. Estas especificidades
dan lugar a que existan tipos de familias, acorde a diferentes
criterios de clasificación.

La relación que establecen aquellas personas que
siempre se han acompañado, querido y apoyado, es decir,
que comparten una relación de ayuda, afinidad o afecto,
esta determinando la existencia de un tipo de familia que puede
ser llamada o denominada familia de interacción o familia
de acogida.

Cuando un grupo de personas comparten vínculos de
sangre, adopción o conyugalidad, están conformando
la familia consanguínea o de sangre, ésta es la
clasificación más conocida y de mejor
identificación por ser el tipo de familia
tradicional.

Se reconoce un tercer tipo de familia, la de
convivencia, también denominada unidad doméstica,
que no es más que aquella estructura familiar integrada
por todas las personas que cohabitan bajo el mismo techo, es
decir: hogar.

Independientemente del tipo de familia que se
esté analizando o haciendo referencia, a éste grupo
como institución social y legal le son inherente funciones
a cumplir para con sus miembros, como primer grupo de
socialización y espacio donde trascurre la mayor parte de
la vida cotidiana de los individuos, es la encargada de cumplir
con algunas funciones, cuyo objetivo es formar y fomentar
hábitos y estilos de vida que contribuyan a una adecuada
formación de la personalidad de cada uno de sus
integrantes.

Ciclo y funciones
de la familia

El desarrollo de la familias tienen un carácter
cíclico, el cual esta formado por cuatro etapas. Este
ciclo comienza desde el momento mismo que dos personas deciden
unirse para compartir relaciones de pareja, es el momento de
formación de la familia, una vez que la pareja decide
tener hijos, estará cumpliendo una de sus funciones
fundamentales, la biosocial, que no es más que la
reproducción de la especie humana a través de
relaciones afectivas y sexuales.

Con el nacimiento de los hijos, la familia se extiende,
transitando a su segunda etapa, en esta se mantendrá hasta
que el primero de los hijos decida independizarse de su familia
de origen, con esta separación de uno de los
descendientes, inicia en ese núcleo familiar, la tercera
etapa de su ciclo vital, la etapa de contracción, es la
etapa donde los hijos salen del hogar, dejando a los padres solos
en compañía uno del otro, lo que da lugar a que
surjan, en éstos, sentimientos y estados emocionales de
angustia, tristeza, soledad; fenómeno conocido en las
ciencias psicológicas como "síndrome del nido
vacío".

Faltaría definir la cuarta y última etapa
de este ciclo, que es la disolutiva, esta inicia con la muerte de
uno de los cónyuges y termina con la muerte del otro. Al
llegar esta etapa, ya esta familia ha dado origen a otro u otros
núcleos familiares, que se desarrollarán
transitando por el mismo ciclo vital, portando en ellos, las
herencias, tradiciones, costumbres, conductas, expresiones de
afectos, y todo un patrimonio de identidad familiar, formado
sobre la base de la dinámica establecida en la familia de
origen.

Ya habíamos mencionado una de las funciones de la
familia, la biosocial, en la cual están implícitas
las relaciones afectivas entre sus miembros, expresadas en gran
medida a través de la convivencia en el hogar
común, en la realización de actividades, tareas
domésticas y rutinas cotidianas de vida, para lo cual es
necesario la existencia de confort, lo que implica garantizar:
vivienda, alimentación, satisfacción de necesidades
materiales y todo aquello que consume y de lo cual hay que
abastecer a la familia, estos elementos competen a la
función económica asignada a esta
institución.

Tener los hijos y garantizar el confort material es
importante cuando se quiere mantener una familia, pero las
responsabilidades para con ello va más allá, en
tanto esta constituye el primer grupo de socialización,
para lo cual debe cumplir otra de sus funciones: cultural y
afectiva, que no es más que la trasmisión cultural
de generación a generación, de valores, pautas de
comportamiento, que permiten la formación de la identidad
individual y genérica, es la familia el espacio de
comunicación, que proporciona sostén emocional,
protección, satisfacción y refugio.

Del cumplimiento, en su conjunto, de las funciones antes
mencionadas, se deriva una función superior
(suprafunción): la educativa, que aporta a sus miembros,
por decirlo de algún modo, el sello distintivo de cada
familia.

Mientras la familia transita por su ciclo vital y va
dando cumplimiento a las funciones designadas como
institución social, ocurren en ellas eventos propios de su
desarrollo, conocido como crisis, que valga la aclaración,
para las ciencias psicológicas, significan cambios que
dinamizan, modifican la vida cotidiana de las personas o
familias, ellas favorecen la reestructuración de las
costumbres y hábitos, estimulan el pensamiento reflexivo y
creativo para la solución y afrontamiento de conflictos o
el establecimiento de nuevos actividades o haceres, es decir,
proporcionan un cambio cualitativo en ésta.

Las crisis pueden ser potenciadoras o no del desarrollo
de una familia, pero siempre la van a modificar en mayor o menor
medida. Durante el ciclo vital, también pueden ocurrir
eventos, que no son oportunos ni propios del desarrollo familiar,
en este caso, estamos antes las conocidas crisis paranormativas,
las cuales, en ocasiones constituyen factores de riesgo o
patógenos para este núcleo, ya que pueden dar lugar
a una serie de alteraciones que dificultan la adecuada
formación y desarrollo de la personalidad de los
individuos que integran la familia.

Detengámonos en estas crisis y los eventos que
las caracterizan, puede ocurrir que existan situaciones como
estas en algunas familias, mantenidas por mucho tiempo, lo que
produce la familiaridad acrítica, es decir, que ya sean
vistas por los integrantes del núcleo como algo cotidiano
y normal, por lo que no se detengan a analizar o cuestionar esa
realidad, solo la acepten sin ser consciente de que están
ante la presencia de una crisis, o siendo expuestos a factores
que ponen en riesgo su salud mental y física, así
como la de los demás integrantes del núcleo
familiar.

Las crisis, independientemente del tipo que sean,
implican una modificación en la distribución y
asunción de los roles, pérdida de los
límites, incumplimiento de las normas establecidas para el
armónico funcionamiento de la familia, cambios en los
hábitos, costumbres y en toda la cotidianidad de las
miembros de la familia.

Eventos pertenecientes a estas crisis pueden generar
daños psicológicos permanentes en niños y
personas adultas, imposibilitadas de solucionar o modificar estas
situaciones y que por demás no saben donde buscar ayuda o
como reaccionar ante estas problemáticas.

Otra
clasificación de familia que es necesario
conocer

Anteriormente nos habíamos referidos a las
funciones de la familia y cumplimiento de las mismas, cuando se
asume estas funciones con responsabilidad y la dinámica
familiar es armónica se clasifica esta familia como
funcional, pero ¿Qué sucede cuando ocurre
lo contrario? En ese caso éstas son denominadas "familias
disfuncionales"; el grado de disfuncionabilidad está en
dependencia de las particularidades y magnitud de las
alteraciones presentes en ella, estas familias presentan
dinámicas poco potencilizadoras del desarrollo social,
laboral, escolar y psíquico, de sus integrantes, puede
verse , en algunas de ellas, el descuido de la higiene corporal,
la alimentación , salud, el cuidado de los hijos; ante
situaciones severas que incluyen la presencia de delitos como
prostitución, venta de drogas, mendicidad, la familia deja
de ser disfuncional y transita hacia la clasificación de
familia multiproblemas.

Estas familias son objeto de críticas por parte
de los vecinos, por ser frecuente en ellas los conflictos, el
aislamiento social, las dificultades financieras, deudas. Los
modos de solución que asumen para resolver sus
dificultades no siempre son lícitos y en muchos casos
afectan otros, son aceptados los hurtos, robos, asaltos y otros
hechos que para este tipo de familia pueden ser vistos como
"negocios", "la lucha", sin aquilatar las repercusiones que estos
hábitos pueden tener en los más
jóvenes.

En relación a la educación y crianza de
los hijos, son frecuentes los malos tratos, gritos, golpes,
peleas, incesto, abandonos, no cuidan ni se preocupan por la
asistencia y permanencia de sus hijos en los centros escolares;
en la mayoría de los casos estos padres tienen bajo o nulo
nivel de instrucción, algunos son portadores de retraso
mental, o sus familias de origen eran portadoras de este tipo de
disfuncionabilidad.

En la personalidad de los individuos pertenecientes a
estas familias, se pueden detectar dificultades en cuanto a la
regulación y autocontrol de sus comportamientos y sus
impulsos, otras particularidades presente son: agresividad,
rebeldía excesiva, impulsividad, no aceptación de
la crítica, baja tolerancia a las frustraciones,
negativismo, no cumplimiento de reglamentos y normas sociales, lo
que en su conjunto, conduce directamente a diagnósticos,
en niños y adolescentes, de trastornos disociales y del
comportamientos o trastornos de conducta.

Cuando niños/as o adolescentes con estos
diagnósticos, son valorados por equipos
multidisciplinarios, entre estos especialistas se encuentran
psiquiatras infantiles y/o psicoterapeutas generalmente se llega
al consenso que para revertir este proceso y ajustar la
personalidad a lo que la sociedad demanda de los niños/as,
adolescentes y jóvenes es necesario remitirlos a las
escuelas especiales del comportamiento, hecho este que constituye
trauma para la mayoría de las familia debido a la
representación social que en torno a este tipo de centro y
de enseñaza se ha creado en nuestro imaginario
social.

Retomemos las crisis paranormativas relacionas con las
familias, así como otros aspectos vinculados con el
cumplimiento de sus funciones y sus consecuencias, para servirnos
de ello como ante sala y referencia de por qué es
necesario conocer acerca de estos fenómenos y cómo
proteger a nuestra familia de situaciones desencadenantes de esta
alteraciones.

Muchas factores presentes y determinantes de estas
dificultades pueden ser atenuados, o eliminados por los miembros
de la propia familia con ayuda de profesionales, organizaciones
de masas, incluso por otros eventos casuísticos, en ese
caso no tienen mayor trascendencia, pero si por el contrario, no
son detectadas y manejadas a tiempo y correctamente, se pueden
asociar a otras situaciones y dar lugar a otras alteraciones
objetos de estudio de las ciencias
psicológicas.

Veamos, pues las modificaciones que pueden ocurrir en
una familia producto al manejo inadecuado de ciertas situaciones
y que se denominan en las ciencias Psicológicas como
crisis paranormativas.

Crisis por desmoralización.

Este tipo de crisis es generada por comportamientos
inadecuados o prácticas personales nocivas a la salud
física y mental, que por lo general rompen con las normas
establecidas para el buen funcionamiento de la sociedad,
afectando en lo particular la célula básica de la
misma: la familia.

Estas infracciones o no cumplimiento de las normas,
según su magnitud, puede conducir a delitos y alteraciones
del orden público, estos eventos afectan la
posición social de la familia, provocando en los miembros
de la misma, sentimientos de vergüenza, bochorno,
retraimiento, ante vecinos y comunidad en general.

Las personas que forman parte de familias donde existen
situaciones que las hacen portadoras de este tipo de crisis,
presentan alteraciones psicológicas, en su conducta y su
salud mental, que se manifiestan en su rendimiento y
desempeño tanto laboral como en las relaciones
interpersonales con amigos y familiares; desde el punto de vista
conductual se observa con frecuencia en el comportamiento de
estas personas, la agresividad, el rechazo, sentimientos de
huida, timidez.

La afectación a la salud mental se caracteriza
por la presencia de depresión, ansiedad, alteraciones de
la alimentación: anorexia (falta de apetito) o bulimia
(ingestión exagerada, sin control de alimentos),
alteraciones del sueno: insomnios, pesadillas.

Los eventos más frecuentes que dan lugar a este
tipo de crisis son: el alcoholismo, uso y/o abuso de sustancias
ilícitas, fármacodependencia, encarcelamientos,
infidelidad, deterioro de las relaciones
interpersonales.

Crisis por desmembramiento.

Como la palabra lo sugiere, este tipo de crisis esta
asociada a eventos que implican rupturas, separaciones,
están presentes cuando un miembro del núcleo
familiar abandona el hogar, ya sea de forma permanente o
transitoria.

Estas separaciones, desde el punto de vista
psicológico, pueden generar ansiedad por separación
en los demás integrantes de la familia, sentimientos de
abandono, pérdida, soledad, angustia.

Por lo general, en los más pequeños,
produce sentimientos de culpa, ya que al no poder encontrar las
causas de este abandono, tienen a justificarlo
atribuyéndose ellos la responsabilidad por algún
comportamiento, que a su juicio, debió ser incorrecto y la
causa de la salida del familiar del hogar.

Si la familia no comunica y explica a los más
pequeños las razones de la separación o ruptura,
éstos se sienten culpables de lo ocurrido,
estableciéndose como psicotraumas, con el consiguiente
daño a la formación y desarrollo de la personalidad
de esos individuos, dañando la autoestima por
déficit, es decir, dando lugar a sentimientos de
inferioridad, matizando todo esto, el comportamiento presente y
futuro de los mismos.

Este tipo de crisis afecta a todos en la familia, el que
sale del hogar debe adaptarse a otro medio, personas, modos de
hacer, hábitos, costumbres; y los que se quedan deben
asumir las responsabilidades del que no está, en ocasiones
un miembro de la familia se sobre carga de responsabilidades,
esto puede conducir al stress y si se prolonga en el tiempo por
un periodo superior a los seis meses, sin los adecuado mecanismos
de afrontamiento, entonces puede provocar un cambio en el nivel
de funcionamiento psíquico, es decir, la persona puede
sufrir alteraciones de tipo neurótico, estado que se
caracteriza generalmente por: llanto frecuente, incapacidad para
dar solución a los problemas, trastornos del sueño,
irritabilidad.

En los escolares y adolescentes afecta su
desempeño escolar, en cuanto rendimiento docente,
concentración, relaciones interpersonales,
rebeldía; en los adultos afecta la esfera laboral,
disminuyendo el rendimiento, la calidad en el desempeño de
sus funciones, puede sufrir alteraciones en la libido.

Entre los eventos que dan lugar a este tipo de crisis se
encuentran: las emigraciones, misiones o colaboraciones,
divorcios y separaciones conyugales mal manejadas donde existe
descuido o abandono de la función afectiva y/o
económica, por parte de uno de los progenitores o cuando
se afecta la comunicación y las relaciones entre los ex
cónyuges dando lugar a discusiones y peleas, o cuando
estas ruptura desarraigan a los hijos de todo aquello que le es
familiar y querido.

Crisis por incremento.

Una familia se incrementa cuando a ella se incorporan
otra u otras personas que no convivían anteriormente en
ese núcleo, puede ser familiar sanguíneo o no, esta
inclusión implica modificación en la
dinámica, en la distribución de los roles,
espacios, actividades, costumbres, hábitos, formados en
ese núcleo.

En caso de que la persona que incrementa o se incluye a
otro núcleo sean los abuelos, esto, en ocasiones da lugar
a diferencias y contradicciones intergeneracionales, con el
consiguiente malestar para todos por las diferencias en la
valoración de las acciones cotidianas, por ejemplo, las
modas o formas de vestir, el volumen al escuchar la
música, los amigos, el modo de emplear el tiempo libre,
los horarios, el cumplimiento de las tareas hogareñas, y
otros.

Cuando uno de los progenitores decide contraer
matrimonio, existe la posibilidad que se agregue al núcleo
familiar otra persona, (padrastro o madrastra), en ese caso
estamos ante una familia reconstituida donde se esta incluyendo
una figura que no pertenecía al núcleo familiar y
ahora puede estar teniendo un status de autoridad que marca
diferencia con lo conocido u aceptado; es propio de la psiquis
humana experimentar resistencia al cambio ante lo nuevo o
diferente y en este caso el aceptar esa figura puede requerir
todo un proceso de adaptación, con todas las
particularidades que lo acompañan, en un principio puede
existir dificultades en la comunicación, interrelaciones
familiares, inconformidad y hasta rechazo hacia la
misma.

Si en una familia reconstituida deciden tener hijos
entre ellos entonces están formando una familia
reensamblada, ambos casos constituyen eventos que tipifican la
crisis por incremento y antes el nacimiento de un hermano, sin la
adecuada preparación al hermano mayor, puede surgir el
fenómeno psicológico de "rivalidad entre hermanos",
el cual merita que los padres soliciten atención
psicológica de orientación o psicoterapia
familiar.

Entre los eventos más comunes que dan lugar a las
crisis por incremento están las llegadas de otras personas
a convivir con la familia, de forma transitoria o permanente:
tíos, abuelos, nueras, yernos, primos, hermanastros,
así como otros eventos normativos del ciclo familiar,
dígase los nacimientos deseados o no, otros
matrimonios.

Las reacciones psicológicas ante estos eventos
son similares a las descritas en las crisis anteriores, y entre
las medidas a adoptar, se encuentra entre las más
acertadas la visita al psicólogo.

Crisis por cambios económicos importantes o
enfermedades crónicas.

En una primera clasificación a este tipo de
crisis se le denominaba "crisis por desorganización" y es
que su principal y más acentuada particularidad es la
desestructuración de la rutina familiar, se desajusta toda
la planificación y organización alcanzada por los
miembros de este núcleo y surge un caos en el cumplimiento
de los roles y normas.

Si una familia es víctima de pérdidas
materiales importante, dígase equipos
electrodomésticos, vivienda, se le afecta el modo de vida,
es decir, las condiciones materiales para la satisfacción
de las necesidades, esto es lo que va conformando unido a los
hábitos (de alimentación, higiene, práctica
de ejercicios físicos, relaciones sociales) la calidad de
vida de todo individuo, ante eventos de este tipo se requiere un
mayor esfuerzo por recuperar todo el confort perdido.

Si por el contrario la familia recibe un beneficio
económico significativo, también modifica su
dinámica en cuanto a las satisfacción de las
necesidades, el nivel de accesibilidad a las condiciones
materiales, las actividades que realiza, las relaciones con los
otros, la distribución del tiempo libre, incluso la
comunicación y relación con amigos y familiares
pueden verse modificadas por este status
económico.

Cuando una familia recibe la noticia de que un familiar
esta padeciendo una enfermedad crónica (que no se cura)
trasmisible o no, pero que compromete seriamente su calidad de
vida o la vida en sí misma, esto genera sentimientos de
tristeza, impotencia, angustia y si esta enfermedad demanda
hospitalizaciones, cuidados o tratamientos prolongados y
agresivos, pues entonces la dinámica se puede afectar
doblemente, en tanto debe estar siempre un familiar dispuesto a
acompañar al enfermo y ser testigo de manejos dolorosos
para éste, afectando el funcionamiento psíquico de
todos los implicados en la situación.

¿Las
alteraciones psicológicas solo ocurren en familias
disfuncionales?

En Cuba existe un modelo social que tiene en cuenta la
familia como célula básica de la sociedad, esta
temática ha sido muy trabajada por las diferentes
ciencias, ya que es prioridad para el Estado Cubano aumentar la
calidad y fortalecer ésta como estructura social de vital
importancia para el desarrollo socioeconómico del
país, aún así adolece de vías
más directas y efectivas para lograr esa
aspiración, en tanto las personas al iniciarse en el rol
de padres no siempre tienen claridad de cómo conducirse en
éste.

Las crisis paranormativas referidas anteriormente se
presentan en las familias ubicándolas en la
clasificación de disfuncional, en cualquiera de los
niveles establecidos para esta clasificación (ligero,
moderado y severo) ellas pueden transitar durante todo el ciclo
familiar como parte de la dinámica de ésta, pero no
todas las familias son disfuncionales, incluso cuando son
portadoras de algunas de las características presentes en
las crisis paranormativas, ya sea porque es transitorio o porque
la familia logra solucionar esa dificultad a tiempo , impidiendo
con ello que queden secuelas de esa situación.

Estas crisis paranormativas, por lo general, aparecen
combinadas con otras, nunca o casi nunca, para no ser absoluto,
se dan de forma única, de hecho pueden un tipo de crisis
puede ser causa o consecuencia de otra, en esos casos se dice que
existen crisis paranormativas mixtas.

El nacimiento de un niño deseado constituye un
evento trascendental para padres, abuelos y demás
familiares, lo que no siempre está bien definido es el
estilo educativo a emplear en la crianza de éste, es
frecuente, incluso que existen diferencias de criterios entre los
adultos que estarán a cargo de la educación de ese
niño, provocando contradicciones, discusiones y manejos
inadecuados ante situaciones propias del desarrollo bio- psico-
social de este sujeto.

Las familias disfuncionales son las más
vulnerables a presentar alteraciones psicológicas en sus
integrantes, por ser portadoras los agentes patógenos o
eventos que tipifican las crisis paranormativas ya explicadas en
este artículo, sin embargo cualquier persona puede
sentirse desorientada o presentar dificultades para conducir la
educación de un hijo.

Pretendemos entonces, a modo de ayuda a las familias,
visualizar algunas de las situaciones familiares inadecuadas
(SFI) más comunes en nuestro contexto, que se presentan
como motivo de consulta a los profesionales de la
Psicología.

Situaciones
familiares inadecuadas

Se reconoce en las ciencias psicológicas cuatro
clasificaciones de SFI, en este espacio estaremos
refiriéndonos a las mismas y trataremos de ofrecer algunas
recomendaciones útiles para el manejo de
éstas.

SFI por inconsistencia.

El rasgo típico de esta situación, como su
nombre lo sugiere, es la falta de consistencia en las normas y
las conductas que se establecen para la crianza del niño,
suele caracterizarse por la contradicción entre lo que
cada una de los padres o adultos que se relaciona con el
niño, consideran que es lo correcto y aceptado en el
comportamiento del menor y qué no, por lo general cuando
esta presente esta SFI, un adulto permite o aprueba algo que otro
prohíbe, esta diferencia de criterios da lugar a
discusiones entre los adultos implicados, en ello va
implícito un debilitamiento del carácter y la
autoridad de una de las partes, situación que el menor
aprovecha para apropiarse del mecanismo que luego le
permitirá hacer su voluntad.

Es común que situaciones como estas tengan lugar
entre madre y padre, entre hijos y padres (cuando los abuelos
están conviviendo o interactuando en la educación y
cuidado del menor), entre un progenitor y una figura sustituta
(padrastro/madrastra), incluso entre padres/madres y
maestros.

Ante situaciones como esta es aconsejable que la familia
refuerce la comunicación y lleguen al consenso de
qué actividades se le permitirán realizar al menor
y cuales no, qué hábitos se le irán formando
y cómo, de forma tal que todos en la familia permitan o
prohíban las mismas actividades. Cuando un adulto
prohíba, requiera o castigue al niño por
algún motivo y otro adulto considere injusto la
acción realizada hacia el niño, nunca deberá
hablarse o discutirse estas diferencias delante del menor pues
ello estaría fomentando la inconsistencia en esta
familia.

SFI por permisividad.

Permitir la realización de todo tipo de
actividades a los niños sin establecer límites en
su comportamiento, es lo típico de esta situación
familiar inadecuada, la que favorece que el menor se forme el
criterio de que es intocable y no acepte autoridad ni
jerarquías en sus relaciones, integrando en la
formación de su personalidad, inadecuada
autovaloración por exceso (autosuficiencia), intolerancia
a las prohibiciones y frustraciones, de hecho un menor expuesto a
este tipo de SFI, puede presentar dificultades en sus relaciones
interpersonales y de amistad, sobre todo en la esfera escolar, en
la relación con sus coetáneos.

Algunos criterios de los padres en casos como este es
que "el/ella hace cosas de niños/as", "él/ella
todavía es chiquito/a y no sabe lo que hace", "ya
tendrá tiempo de cambiar", sin percibir que lo que se crea
o fomenta en la infancia, luego será más
difícil de modificar.

Se le recomienda a la familia en situaciones como esta
establecer los límites entre el cariño y la
educación, si bien es cierto que esto comienza cuando es
menor es niño/a, que no tienen plena consciencia de las
consecuencias de sus actos y que con el desarrollo
cambiará, las vivencias, hábitos, costumbres que
aprenda en los primeros años de la vida, son la base de su
desarrollo y características futuras, muchas de ellas
irreversibles y estarán de base en todas conductas y
comportamientos que lo identificaran como rasgos del
carácter.

SFI por rechazo.

Esta situación tiene dos variantes: rechazo
abierto o manifiesto y rechazo encubierto. Cuando algo nos
disgusta, incomoda o demanda atención e implica abandono
de lo que estamos haciendo o cuando debemos esforzarnos
más de lo acostumbrado, suele provocarnos predisposiciones
negativas o rechazo.

Tratándose de situaciones inherentes a la
familia, los casos que llegan a consulta de Psicología,
están más relacionados con el rechazo encubierto,
el que en ocasiones puede confundirse con otra de las SFI que
trataremos más adelante: por
sobreprotección.

En Cuba este tipo de SFI, no tiene manifestaciones tan
crudas como en otros países de Latinoamérica, y a
ello contribuye mucho las leyes establecidas para las familias
que incurren en desatención y abandono de sus hijos, en
tanto en nuestro país existen instituciones especializadas
para la atención a niños víctimas de
desamparo familiar.

El rechazo abierto es que se caracteriza por los tratos
agresivos, despectivos, o de indiferencia de un familiar a otro,
de padres a hijos, los menores son más vulnerables a este
tipo de situación, por la expresión externa y
corporal es fácilmente reconocible ya que se les
identifican por estar desaliñados, mal nutridos, en el
comportamiento denotan falta de respeto hacia los demás,
comportamiento social desajustado (delinquen, deambulan), no
asisten a las escuelas o lo hacen de forma irregular, escaso o
nulo aprovechamiento académico.

El rechazo encubierto es el que, enmascarado por exceso
de cuidado y protección limita al menor de realizar
actividades físicas y sociales necesarias para su
desarrollo como ser social, los adultos le prohibir a los menores
la realización de actividades propias de la edad, con el
pretexto de que son muy pequeños o que aún no saber
hacer las cosas de forma independiente, en estas limitaciones y
prohibiciones se fomenta el rechazo encubierto.

Los niños, según la etapa del desarrollo
donde se encuentre, tienen necesidades vitales para el logros de
habilidades útiles para la vida, por ello es aconsejable,
para evitar este tipo de rechazo que la familia se oriente acerca
de la forma de comunicarse con los hijos según la edad,
las actividades que deben realizar y entre todos los adultos que
estén a cargo del menor, decidan que le va a permitir
hacer y qué no y en caso de padecer alguna enfermedad que
el especialista que lo asiste, indique los cuidados pertinentes
para no exceder las prohibiciones y generar con ello este tipo de
rechazo.

Algunas familias consideran que cuidar bien al
niño es no dejarlo correr, jugar con agua, montar
bicicleta en el parque, no permitirle que juegue con otros
niños o en la casa de éstos, no dejarlos salir
solos, y toas estas medidas pueden estar justificadas solo que en
la excesiva preocupación y cuidado puede estar presente
motivos de infelicidad y angustia para los niños por no
poder compartir como los demás de juegos y experiencias,
lo que ocasiona que el grupo luego no quiera incorporarlo o les
asignen apodos a modo de burla.

Eventos como embarazos no deseados, madres solas o
producciones independientes, viudez, pérdida o muerte de
un hijo, divorcios mal llevados, dificultades económicas
significativas, prostitución , abuso de sustancias
tóxicas, existencia de retraso mental en los padres o en
los niños, entre otros son eventos que pueden estar de
base en este tipo de SFI.

SFI por sobreprotección.

Proteger está dentro de las funciones de la
familia, pero como se reconoce en la sabiduría popular,
todo en exceso es malo, justificar los comportamientos
inadecuados de los hijos, sin la debida crítica y censura
de lo no permitido, tolerar y dejar al libre albedrío sus
acciones y decisiones, sin reclamar por el cumplimiento de la
norma familiar o social, es tan perjudicial para la
formación de un sujeto como dejar de educar, sobreproteger
no es símbolo de amar, es un indicador de pérdida
de autoridad y regulación de la conducta de nuestros
hijos, algo que en edades posteriores y ambiente ajenos a la
familia, les aportará críticas, y malestares en los
grupos por los cuales transite durante su vida.

Individuos criados con sobreprotección, suelen
desarrollar características de autovaloración
inadecuada por exceso (autosuficiencia), impositivos,
dogmáticos, dependiente, tímidos, retraídos,
temerosos, estas particularidades repercuten directamente y de
forma negativa en la socialización y en las relaciones
interpersonales.

La critica oportuna, la explicación elocuente y
educativa, la negativa necesaria, el definir los límites y
espacios con los hijos, sin descuidar que se debe ser padre /
madre pero también amigo/a, ayuda a un ambiente y clima
familiar armónico a la vez que tributa a una
formación de la personalidad en los hijos adecuada para su
interactuar en la sociedad.

En este artículo hemos pretendido abordar
temáticas que están al interior de las familias de
hoy, aspectos que afectan su dinámica y adecuado
funcionamiento, para con ello contribuir al adecuado desarrollo
de la personalidad de sus miembros, al mejoramiento del
funcionamiento y dinámica de esta estructura, y con ello
de la sociedad en general.

Bibliografía

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de Casos. Selección de Lecturas. Edit. Félix
Varela, La Habana, 2006.

2.- Áres Muzio, Patricia. Psicología de la
familia: una aproximación a su estudio. Edit. Félix
Varela, La Habana, 2002.

3.- César Casales. Julio. "Conocimientos
básicos de Psicología Social". Compilador. Edit.
Félix Varela, La Habana, 2006.

4.- http://www.temas-estudio.com/El
comportamiento en las etapas del desarrollo humano.

5.- Núñez de Villavicencio, Fernando.
Psicología Médica. La adolescencia y la juventud
como etapas del desarrollo de la personalidad. Edit. Ciencias
Médicas, La Habana, 2001.

6.- Praderes Clavijo. M "Introducción a la MGI".
Camaguey 2004 – 2006.

 

 

Autor:

Nuria Batista
Rodríguez

Licenciada en Psicología.

Profesora Asistente.

Universidad de Las Tunas. Cuba

 

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