Pero lo que hizo fue ir con sus amigos a un camino
cerrado y allí fumaron marihuana hasta que fue la hora de
regresar a casa a cenar. Los viernes por la noche, Beatriz
volvía a su casa a las 21, cenaba y luego fingía
que se iba a acostar. Cuando veía que sus padres apagaban
la luz, esperaba diez minutos y luego bajaba las escaleras muy
callada y se iba a una fiesta. Cuando sus amigos fumaban
marihuana también bebían, ya fuera cerveza, vino,
vodka o pisco. El alcohol la hacía sentirse relajada,
además de eufórica, y se sorprendía de
cuánto podía beber sin llegar a emborracharse.
Beatriz empezó a faltar a clases muy a menudo y sus notas
comenzaron a bajar; sin embargo, por un tiempo logró
seguir engañando a sus padres.
Cuando el liceo llamaba a sus padres para darle un
informe de su rendimiento, ella decía que sus padres no
estaban o que ya les había avisado y que no podían
ir porque estaban trabajando. Incluso, imitando la letra de uno
de sus profesores para hacer, llegar comentarios positivos como:
"Es un placer tener a Beatriz en el coro del liceo". Hacia el
final del primer año, su promedio de notas andaba por los
suelos, y llevaba acumuladas 18 anotaciones negativas, casi todas
por faltar o correrse de clases. Además, Beatriz
había dejado muchas de sus actividades
extracurriculares.
Cuando sus padres le preguntaban el motivo, ella
respondía que simplemente necesitaba un poco de "espacio".
Carlos y Consuelo atribuyeron su actitud a los bajones propios de
la adolescencia. Con excepción de la marihuana, a ella ya
no le interesaba nada Su entusiasmo y motivación de antes
cedieron el sitio a una total apatía. Se había
vuelto esclava de la droga y no podía evitarlo.
Nos contaba que más de alguna vez pensó
"La marihuana es un inmóvil mar de destrucción. Me
estoy ahogando", pero ese ahogo le gustaba. La adicción
también comenzó a minar su salud. Se sentía
mal gran parte del tiempo y tenía las manos y los pies
permanentemente fríos. Como en las mañanas
despertaba tosiendo, hundía la cara en la almohada para
que sus padres no la oyeran. Advirtió, además, que
su menstruación se había vuelto irregular. Carlos y
Consuelo notaron cambios en su hija, y como ella respondía
a sus preguntas con evasivas, empezaron a preocuparse. Cuanta
más marihuana fumaba Beatriz, más
necesitaba.
Animada por sus amigos, probó otras drogas mucho
más fuertes que la marihuana como: LSD, pasta base,
cocaína y anfetaminas. Con todo, la marihuana
siguió siendo su "droga preferida". Era con la que
había empezado y la última que querría
dejar. Una noche, hacia el final de su segundo año medio,
Beatriz asistió a una de las fiestas que ya se
habían vuelto costumbre para ella. Los padres del
dueño de casa no estaban y había gran cantidad de
alcohol y drogas. Beatriz supuestamente no debía estar
allí. En reuniones con el orientador del liceo, Carlos y
Consuelo se habían enterado de las malas notas de su hija
y de sus frecuentes inasistencias. Esto los hizo sospechar que
estaba consumiendo alcohol o drogas y la castigaron. Pero como
esa noche sus padres habían salido, Beatriz se
escapó, pensando que podría regresar a casa antes
de que ellos volvieran. A eso de las 2 de la mañana se
acomodó en el asiento trasero de un auto, con cuatro
amigos que iban a llevarla a casa. Ricardo, el conductor, estaba
curado y drogado. Aceleró a fondo en una recta del camino
y Beatriz vio la aguja del velocímetro pasar de 120
kilómetros. Segundos después, el auto chocó
contra una valla de contención, rodó por una
pendiente y cayó dado vueltas.
Milagrosamente, nadie murió. Ricardo quedó
con el rostro pegado a la bocina, que sonaba con fuerza. Los
demás tenían la cara ensangrentada y los brazos o
las piernas rotos. Aturdida por el alcohol, la marihuana y la
cocaína, Beatriz ayudó a sus amigos a salir de
entre los restos del auto, sin percatarse de sus propias heridas.
Beatriz sufrió graves lesiones en la espalda y el cuello,
que iba a requerir un año de kinesiología "No
sabía que Ricardo había tomado", les dijo a sus
padres. Ellos no deseaban otra cosa que creerle. Aliviados de que
estuviera viva, le dijeron que por esa vez la perdonaban, pero le
advirtieron que iban a vigilarla más de cerca.
Aun así, mientras se mejoraba Beatriz
siguió fumando a escondidas. Beatriz había empezado
a salir con un apuesto muchacho llamado Francisco Venegas que era
popular con las chicas y también consumía marihuana
y cocaína con frecuencia. Una noche, tres meses
después del accidente, Francisco se presentó en
casa de Beatriz con unos tres gramos de cocaína. Carlos y
Consuelo habían salido a casa de unos amigos, así
que un rato después Beatriz y Francisco estaban inhalando
el polvo blanco con unas bombillas de bebidas. Luego de varias
inhalaciones, a Beatriz se le aceleró el pulso, lo que
nunca le había ocurrido. Fumó varios pitos de
marihuana para "calmarse", pero fue contraproducente: el
corazón le latía con tanta fuerza que le
movía hasta la blusa. Aterrada, le dijo a Francisco que
pidiera ayuda. Francisco tomó el teléfono y
marcó el número del hospital.
Pidió que enviaran a alguien sin demora, pero no
esperó a que llegara. "Me voy a ir, porque de mas que van
a llegar los pacos", dijo, y se fue por la puerta del patio. De
camino al hospital, la frecuencia cardiaca de Beatriz se
disparó a 196 latidos por minuto.
– No dejes de hablar – le decía el
paramédico que iba con ella en la ambulancia -. No
queremos que te mueras.
Al enterarse de que su hija estaba en urgencias del
hospital por una sobre dosis de cocaína, Consuelo no pudo
contener el llanto. Era la señal de alarma que Beatriz
necesitaba desde mucho tiempo, y sus padres
también.
– Has tocado fondo- le dijo Carlos más tarde -.
Seguimos siendo tus mejores amigos, pero de hoy en adelante te
vigilaremos sin descanso.
Cada mañana, Carlos no se iba al trabajo hasta
pasar a dejar a Beatriz a la escuela, y cuando ella volvía
a casa, Consuelo o él la estaba esperando. Ya no la
dejaban subir a los coches de sus amigos ni ir a fiestas. En el
verano sus padres la llevaron a una casa en la playa para
alejarla de sus "amigos". Durante cuatro semanas Beatriz
padeció los síntomas de la falta de droga: temblor,
nerviosismo y sudoración excesiva. Le costaba tanto
trabajo ceñirse a un horario, que no sabía cuando
comer ni cuando dormir. Poco a poco su embotado cerebro
volvió a funcionar. "Estuve a punto de dejar que mis
sueños se perdieran en una nube de olor dulzón". A
menudo recordaba su estancia en el hospital. "Casi me muero", se
decía, y "ninguno de mis amigos que estaba conmigo vino a
verme". Los amigos que no llegaron al hospital fueron los que se
drogaban con ella, pero los que si llegaron fueron los que ellas
misma había dejado de lado por sus nuevos
amigos
De regreso en casa, se propuso rehacer su vida con el
mismo empeño con que se había dedicado a
destruirla. Tuvo que hacer segundo medio de nuevo ya que lo
había repetido por las notas y por la gran cantidad de
inasistencia. Volvió a tomar sus clases de piano. En
cuarto medio hizo el viaje de gira de estudio con sus
compañeros.
Han pasado, 8 años desde que fume mi primer pito
y no me siento orgullosa de eso. Pero han pasado 6 años
desde que fui capaz de fumar mi ultimo pito, y de eso si que me
siento orgullosa Se dijo ¡Qué distinta soy
ahora!.
Beatriz Álvarez llevará siempre las
cicatrices de su danza con el diablo. – "Todavía hay
gente que me dice tú eras drogadicta y te rehabilitaste,
pero ¿nunca mas has fumado, segura?" "Para algunas
personas voy a ser drogadicta toda la vida aunque demuestre lo
contrario" -.
El dolor de la espalda causado por el accidente la sigue
agobiando, y a veces ve imágenes "fantasmas" de objetos en
movimiento. Con todo, las aspiraciones son tan grandes como
antes. Ingresó a la universidad con la ilusión de
estudiar leyes y esa ilusión se hizo realidad y este
año en diciembre da su examen de grado y se gradúa
de Abogado. "Me salvé de milagro, y creo que si hubiera
sido por esos "buenos amigos" que tuve, hoy estaría
muerta".
"No culpo a nadie de mi drogadicción, pero si
falta mucha prevención en los colegios y sobre todo dentro
de las familias, es un tema que todos saben que se debe tratar
pero no lo hacen pensando que lo harán en el colegio", me
cuenta Beatriz, sentada en la esquina de mi casa en unos viejos
columpios, donde ella antiguamente fumaba sus pitos.
ANEXO Nº3: TIPOS DE ANGUSTIA SEGÚN FRASES Y
PREGUNTAS ILUSTRATIVAS.
TIPO DE ANGUSTIA
CARACTERISTECAS BASICAS DE LA EXPERIENCIA DEL
CONSUMIDOR
FRASE O PREGUNTA ILUSTRATIVA.
Culpógena
Predomina el sentimiento de culpa frente a los actos
en que incurre para obtener pasta baseDañé a todos
Persecutoria
Se siente observado y perseguido por el entorno (por
la sanción moral o denuncia de los vecinos, y por la
fuerzas policiales¿Quien es ése?
¿Quien viene ahí?
Instrumental
Predomina el habito compulsivo del consumo que se
traduce en estrategias para la obtención de
pasta¿cómo la consigo?
Por despojo
Pérdida de pertenencias individuales, de sus
relaciones significativas y de protección; registro de
abandono.Lo he perdido todo
Ancipatoria
La amenaza constante del termino prematuro de la
sustancia, lo cual tensiona la practica del
consumo.¿Cuanto queda?
Represiva
Lucha por controlar la compulsión,
básicamente en resguardo de sus relaciones sociales
significativasNo debo
El cuerpo me la pide
Depresiva
Experimenta la disolución de los
vínculos de pertenecía, de los soportes
básicos y del manejo de las relaciones sociales y
afectivas.No valgo nada.
Mejor morir.
Anexo Nº4: Preguntas Especificas Para Padres De
Adoloscentes En Los Que Hay Fundadas Sospechas De Uso De
Alcohol O Drogas.¿Pasa su hijo mucho tiempo encerrado en su
pieza sin hacer aparentemente nada?¿Tiende últimamente su hijo a aislarse
del resto de la familia?¿Han cambiado los intereses de su hijo en
forma brusca, por ejemplo en materia musical?¿Ha cambiado el interés o
dedicación de su hijo en forma brusca con
relación al colegio? ¿a los amigos? ¿En
la casa?¿Ha notado en su hijo cambios bruscos de
estado de ánimos, en el sentido de irritabilidad o de
descontrol de impulsos?¿Tiende su hijo ha aparecer todo el tiempo
descontento o poco feliz en comparación como era
antes?¿Se ha tendido a poner su hijo cada vez mas
egoísta, menos preocupados de los demás y
más pesado con sus hermanos?¿Le parece a veces su hijo confundido o
"volado"?¿Está su hijo descuidando sus
responsabilidades en la casa o no haciendo sus
tareas?¿Ha desaparecido algún objeto valioso
o dinero de la casa últimamente?¿Ha cambiado repentinamente su hijo de
amistades, desde los amigos antiguos a otros mayores o que no
acuden a la casa?¿Ha cambiado la presentación
física de su hijo en términos de descuido, o
falta de higiene personal?¿Siente que esta todo el tiempo inventando
coartadas, o excusas por no estar dónde debiera haber
estado?¿Siente que ha perdido comunicación o
control de su hijo?¿Ha mentido su hijo para encubrir
pérdidas d dinero o de posesiones
materiales?
Bibliografía
https://www.google.com.pe/search?q=Leer+m%C3%A1s%3A+http%3A%2F%2Fwww.monografias.com%2Ftrabajos48%2Fdrog%2008:adiccion%2Fdrogadiccion.shtml%23ixzz2jjJRPwe0&oq=Leer+m%C3%A1s%3A+http%3A%2F%2Fwww.monografias.com%2Ftrabajos48%2Fdrogadiccion%2Fdrogadiccion.shtml%23ixzz2jjJRPwe0&aqs=chrome..69i57.1993j0j8&sourceid=chrome&espv=210&es_sm=93&ie=UTF-824%20pm
Autor:
Yaneth Sandra Ponce Arroe
CARRERA PROFESIONAL: CIENCIAS DE LA SALUD
CAP: ENFERMERIA
DOCENTE: LILIANA CHAVES CRUZ
SEMESTRE: IV
SECCION: "A"
Año: 2013-11-10
Puno – Perú
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