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Jesús explica la Ley



Partes: 1, 2, 3

  1. Jesús explica la Ley del Sinaí
    perfeccionada por Él, en el Amor
  2. El
    infierno existe

En esta Catequesis:

1.- JESUS, REY DE MISERICORDIA, EXPLICA LA
LEY Y LOS PROFETAS.

2.- EL INFIERNO EXISTE.

Dictados tomados de la Obra Monumental de
Jesús NS,

"El Dios-Hombre",

dada al mundo por medio de la
mística más grande de todos los tiempos,

María Valtorta. En Italia de
1943-65.

Jesús Dice, "Yo soy el Dios de la
Paz. De Mí manan todas las Gracias. Cada dolor se calma en
Mí. Cada peso se hace ligero. Cada acto vuestro, realizado
en mi Nombre, se reviste de mi Belleza. Yo os lo puedo dar todo
si venís a mi Corazón, y no en manera humana, sino
sobrehumana, eterna, inefablemente dulce. No os digo que no
conoceréis más el dolor. Lo he conocido Yo que soy
Dios. Pero os digo: el dolor se hará suave si lo
sufrís sobre mi Corazón.

Venid. Mis brazos están abiertos.
Sobre la Cruz me dolía tenerlos clavados solamente porque
no podía apretarlos alrededor de vosotros y bendeciros.
Pero ahora están libres para atraeros a mí
Corazón. Mi boca tiene besos de perdón, mi
corazón tiene tesoros de amor.

Dejad las riquezas injustas y venid a
Mí, verdadera Riqueza. Dejad las alegrías indignas
y venid a Mí, verdadera Alegría. Dejad los falsos
dioses y venid a Mí, verdadero Dios. ¡Cómo os
sentiríais contentos con una alegría espiritual si
os confiarais a Mí!

Venid. Dejad lo que muere, lo que os
perjudica, Aquello que os quiere mal. Venid a Quien os
ama, a Quien os sabe dar las cosas que no dañan y no
mueren. Ayudadme, con vuestra voluntad. La quiero para
actuar. No porque la necesite, sino porque la
necesitáis vosotros para merecer el Reino de vuestro
Padre.
Venid. Ayudadme a devolver el Infierno al Infierno y
a abriros el Cielo."

-.-.-.-.-.-.-.-

Jesús explica
la Ley del Sinaí perfeccionada por Él, en el
Amor

Una Condena.

Jesús Dice: "Yo no soy un dios de
carne o un dios de barro, que no está siempre presente o
que no tiene ojos para ver. Yo Soy el Uno que Está en
todas partes, y desde al alto lugar de Mi trono Yo analizo y tomo
cuenta del obrar de vosotros, gente. Yo Soy el Uno que ha hablado
para daros la norma por la que debéis conduciros. Lo que
Yo he dicho, Yo he dicho, y esto no cambia a través de los
milenios. Yo Soy el Dios Eterno, el Uno y Único Dios. Yo
Soy el Señor vuestro Dios, de quien no existe otra copia.
Yo Soy único en Mi Santísima Trinidad."

Ante la persecución de los
fariseos, Lázaro pone a disposición de Jesús
un lugar de descanso en una de sus propiedades, llamada "Aguas
Claras". Agua de Vida de Jesús, la Palabra de Dios, en
adelanto a lo que Él dice en Apocalipsis 22:17

"El Espíritu y la Esposa dicen
"¡Ven!", Y el que tiene sed, venga. Y el que quiera, tome
gratuitamente del Agua de la Vida. ¡Amén! ¡Ven
Señor Jesús!

(En visiones dadas a María Valtorta,
y que ella fue poniendo por escrito exactamente lo que
veía. Son importantes los detalles que anota, pero se
excluyen para dar las palabras de Jesús NS. 25 de febrero
de 1945)

"Paz a vosotros que buscáis la Palabra" comienza
diciendo Jesús. Se dirige al fondo del portal, teniendo a
sus espaldas la pared de la casa. Es el tibio atardecer de un
día de noviembre en que Jesús habla a unas veinte
personas sentadas por tierra o apoyadas a las
columnas.

"El hombre cae en un error en considerar lo que la vida
y lo que es la muerte, y en emplear estos dos términos.
Llama "vida" al tiempo en que después de haber nacido,
empieza a alimentarse, a respirar, a moverse, pensar, obrar; y
llama "muerte" al momento en que deja de respirar, de comer, de
moverse, de pensar y de obrar, y se convierte en un frío e
insensible despojo, pronto para volver a entrar en el seno, que
es el sepulcro. Pero no es así. Quiero hacer que
entendáis lo que es la "vida" y señalaros las obras
aptas para ella.

Vida no es existencia. Existencia no es vida. Existe
también vida en la parra que se enrolla en esta columna.
Pero no tiene la vida de que estoy hablando. Existe
también aquella oveja que bala amarrada a aquel
árbol de allá. Pero no tiene vida de que estoy
hablando. La vida a la que me refiero no empieza con la
existencia y no se acaba cuando la carne tiene su fin. La vida de
la que hablo no tiene principio en el seno materno. Empieza,
cuando creada nace un alma del Pensamiento de Dios para habitar
en una carne y tiene fin cuando el pecado la mata.

El hombre primeramente no es más que una semilla
que crece, semilla de carne, no de grano o hueso como la del
trigo o la de ese árbol. Primero no es más que un
animal que se forma, un embrión de animal no diverso del
que ahora hincha el seno de aquella oveja. Pero desde el momento
en que esta concepción se infunde, esta parte
incorpórea que es la de mayor importancia ya que lo
sublima, existiendo entonces no sólo el embrión
animal como corazón que palpita, sino que "vive"
según el Pensamiento creador y se hace hombre, creado a
imagen y semejanza de Dios, se hace hijo de Dios, ciudadano
futuro del Cielo. Pero esto acontece si la vida dura. El hombre
puede existir teniendo imagen del hombre pero ya no es más
hombre. Es un sepulcro en que se pudre la vida.

Por esto digo: "La vida no comienza con la existencia y
no se acaba cuando la carne tiene fin". La vida empieza antes del
nacimiento. La vida, pues, no tiene fin porque el alma no muere,
esto es, no se convierte en nada. Muere a su destino,
que es celestial, pero sobrevive a su castigo. A este destino
bienaventurado muere, cuando muere a la Gracia. Esta vida,
atacada de la gangrena que es la muerte de su destino, dura por
los siglos para la condenación y en el tormento. Esta
vida, si se conserva como tal, llega a la perfección del
vivir, haciéndose eterna, perfecta, bienaventurada como su
Creador.

¿Tenemos obligaciones para con la vida?…
Sí. Es un don de Dios. Cualquier don de Dios debe ser
usado y conservado con cuidado, porque es una cosa santa, como es
quien lo creó. ¿Destruiríais el don de un
rey? ¡No! Pasa a los herederos, y de estos a los siguientes
como gloria de la familia. Y si es así ¿Por
qué destruir el don de Dios? ¿Cómo se le usa
y cómo se conserva este don divino? ¿De qué
modo tener viva la flor paradisíaca del alma, para
guardarla para el Cielo? ¿Cómo alcanzar el "vivir"
sobre la existencia y más allá?

Israel tiene leyes claras para este fin y no tiene
más que observarlas. Israel tiene profetas y justos que
dan ejemplo y enseñan a practicar las leyes. Israel tiene
también sus santos. No puede, no debe por lo tanto
equivocarse. Veo pulular manchas en los corazones y
espíritus muertos en todas partes. Por lo que digo: Haced
penitencia; abrid vuestro corazón a la Palabra; poned en
práctica la Ley inmutable; infundid nuevamente sangre en
la vida que en vosotros languidece; si ya la habéis
matado, venid a la Vida verdadera: a Dios. Llorad por vuestras
culpas. Gritad: ¡Misericordia!… pero levantaos. No
seáis muertos vivos para que no seáis mañana
de los eternos condenados. No os hablaré de otra cosa,
más que de la manera de obtener y conservar la vida. Otro
os dijo: "Haced penitencia. Limpiaos del fuego impuro de la
lujuria, del fango de las culpas". Yo os digo: Pobres amigos,
estudiemos juntos la Ley. Volvamos a oír en ella la voz
paternal del Dios verdadero y luego juntos oremos al Eterno con
estas palabras: "Que Tu misericordia, Señor, descienda
sobre nuestros corazones".

Ahora es el plomizo invierno, pero dentro de poco
vendrá la primavera. Un espíritu muerto es
más triste que un bosque congelado y sin nada, pero si
penetran en vosotros la humildad, la voluntad, la paciencia y la
fe, la vida tornará en vosotros como bosque primaveral, y
floreceréis para Dios, produciendo para mañana,
para el mañana de los siglos y de los siglos, un perenne
fruto de la vida verdadera.

¡Venid a la vida! Dejad de existir solamente y
empezad a "vivir". Entonces la muerte no será "fin" sino
principio, el principio de un día sin crepúsculo,
de una alegría sin cansancio ni medida. La muerte
será el triunfo de lo que vivió antes de la carne,
y el triunfo de la carne, la cual será llamada a la
resurrección eterna, para participar juntamente de esta
vida que prometo, en el nombre del Dios verdadero a todos los que
hayan querido la "vida" para su alma,
aplastando los sentidos y las pasiones para gozar de la libertad
de los hijos de Dios.

Idos. Cada día a esta hora os hablaré de
la verdad eterna. El señor sea con vosotros"

86. Jesús en "Aguas
Claras":

Yo soy el Señor Dios
tuyo1

(27 de febrero de 1945)

Jesús Dice, "Está escrito en el Libros que
el Señor se manifestó en el Sinaí con su
terrible poder para decir con él: "Yo Soy Dios. Esta es mi
voluntad. Y estos son los rayos que tengo preparados para los que
fueren rebeldes al querer de Dios". Y antes de hablar,
ordenó que ninguno del pueblo subiera a contemplarle a El
"que Es", y que también los sacerdotes se purificasen
antes de llegar al límite de Dios, para no ser heridos. La
razón de esto es porque era tiempo de justicia y de
prueba. Los Cielos estaban cerrados como con un peñasco
sobre el misterio del Cielo y sobre la ira de Dios, y sólo
las espadas de la justicia flechaban el cielo sobre los hijos
culpables. Pero ahora ya no. Ahora el Justo ha venido a cumplir
toda justicia y ha venido el tiempo en que sin fulgores y sin
límites, la Palabra divina habla al hombre para darle
Gracia y Vida.

La primera palabra del Padre y Señor es esta: "Yo
Soy el Señor Dios Tuyo". No hay un solo instante del
día en que no se oiga esta palabra y no la escriba la voz
y el de Dedo de Dios. ¿Dónde?… Por todas
partes… Todo lo está continuamente diciendo. Desde
la hierba a la estrella, desde el agua al fuego, desde la lana a
la comida, desde la luz a las tinieblas, desde la salud a la
enfermedad, desde la riqueza a la pobreza. Todo dice: "Yo Soy el
Señor. Por Mí tienes esto. ¡Un pensamiento
mío te lo da y otro te lo quita, no hay fuerza de
ejércitos, ni defensa alguna que te puedas preservar de
mi voluntad!". Se oye gritar en la voz del viento,
cantar en el parlotear del agua, perfumar en la fragancia de la
flor, se clava en los lomos de las montañas y susurra,
charla, llama, grita en las conciencias: "Yo Soy el Señor
Dios Tuyo".

No lo olvidéis jamás. No cerréis
los ojos, ni cubráis vuestras orejas; no
estranguléis la conciencia para no oír esta
palabra. El Dedo del fuego de Dios la escribe ya en la pared del
banquete, ya sobre las olas del tempestuoso mar; bien en el labio
sonriente del niño, bien en la palidez del anciano que
muere, ahora en la rosa fragante, ahora en el fétido
sepulcro. Llega siempre el momento que en medio de la ebriedad
del vino y del placer, entre el ajetreo de los negocios, en el
reposo de la noche, en un paseo solitario, se levanta es voz y
dice: "Yo Soy el Señor Dios Tuyo", y no esta carne que
ávido besas, y no esta comida que obeso engulles, y no ese
oro que avaro acumulas, y no ese lecho en el que eres un ocioso;
y no sirve el silencio, no estar solos, o durmiendo, para hacerla
callar.

"Yo Soy el Señor Dios Tuyo", el compañero
que no te abandona, el Huésped que no puedes arrojar.
¿Eres bueno? He aquí que el huésped y
compañero es el Amigo bueno. ¿Eres perverso y
culpable? He aquí que el huésped y compañero
es el Rey airado y no da paz. Y no deja, no deja, no deja…
Sólo los condenados puedes estar separados de Dios. Pero
la separación es el tormento insaciable y eterno. "Yo Soy
el Señor Dios Tuyo" y añade: "que te sacó de
la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud". ¡Oh!
Ahora se cumple exactamente. ¿De qué Egipto te saca
a la tierra prometida, que no es este lugar, sino el Cielo! Es el
Reino eterno del Señor en donde no habrá hambre ni
sed, ni frío ni muerte, sino todo destilará
alegría y felicidad, y todos los espíritus
estarán llenos de paz y gozo.

Os saca ahora de la verdadera esclavitud. He aquí
al Libertador. Yo Soy. Vengo a despedazar vuestras cadenas.
Cualquier dominador humano puede gustar la muerte, y con su
muerte verse libres los pueblos de la esclavitud. Pero
Satanás no muere. Es eterno. Y él es el dominador
que os ha puesto grillos para arrastraros a donde él
quiere. El pecado está en vosotros y es la cadena con que
os tiene Satanás. Yo vengo a despedazar esa cadena. En
nombre del Padre, vengo y por deseo mío. Esta es la
razón por la que se cumple la no entendida
promesa: "Te saqué de Egipto y de la
esclavitud."

Ahora esto se está cumpliendo espiritualmente. El
Señor Dios vuestro os saca de la tierra del ídolo
que sedujo a los primeros padres, os arrebata de la esclavitud de
la culpa, os reviste con la Gracia, os admite a su Reino. En
verdad os digo que quienes vinieren a mí podrán
oír al Altísimo decir en su corazón con
dulzura de voz paternal: "Yo Soy el Señor Dios tuyo, quien
te trae libre y feliz a Mí".

"Venid. Volved al Señor el corazón y la
cara, la plegaria y la voluntad. Ha llegado la hora de la
Gracia".

Ya terminó Jesús. Pasa bendiciendo y
acariciando a un anciano y a una niña morena que es toda
una sonrisa.

Un hombre le sale al paso, y le dice:

"Cúrame, Maestro" ¡Sufro tanto!! Dice un
enfermo de gangrena.

"Primero el alma, primero el alma. Haz
penitencia…"

"Dame el bautismo como Juan. No puedo ir a él,
estoy enfermo."

"Ven." Jesús baja al río que está
más allá de dos grandes campos y del bosque que lo
esconde. Se quita las sandalias y también el hombre que se
ha arrastrado con sus muletas. Bajan al río y
Jesús, haciendo copa con sus dos manos juntas, echa el
agua sobre la cabeza del hombre que está metido hasta las
rodillas.

"¡Quítate las vendas!", ordena Jesús
mientras torna a subir por el sendero.

El hombre obedece. La pierna está curada. La
multitud da un grito de estupor.

"¡También yo!"

"¡También yo!"

"¡Yo también quiero el bautismo de Ti!",
gritan muchos.

Jesús que está ya a medio camino, se
vuelve: "Mañana. Idos y sed buenos. La paz sea con
vosotros."

Luego, Jesús se reúne con sus
discípulos, y les dice:

"Así es. Si debiese hacer todo. Yo, no
podría. Vosotros bautizaréis. Primero uno por
turno, después seréis dos, tres, muchos. Yo
predicaré y curaré a los enfermos y
culpables."

"¿Nosotros a bautizar? ¡Oh! ¡Yo no
soy digno! ¡Quítame esa misión Señor!
¡Tengo necesidad de ser bautizado!" Pedro se ha arrodillado
y suplica.

Jesús se inclina y le dice: "Tú vas a ser
el primero en bautizar. Desde mañana."

"¡No, Señor! ¿Cómo voy a
hacerlo si estoy más negro que una
chimenea…"

Jesús sonríe de la sinceridad humilde del
apóstol arrodillado junto a sus rodillas, sobre las que
tiene puestas sus gruesas manos de pescador. Lo besa en la
frente, en el borde de los cabellos grisáceos y
despeinados que se arremolinan.

"Mira, te bautizo con un beso. ¿Estás
contento?"

"¡Cometería al punto otro pecado para tener
otro!"

"Eso no. No hay que burlarse de Dios abusando de sus
dones."

"Y, ¿a mí no me das un beso?
También yo tengo alguno que otro pecado" dice Judas
Iscariote.

Jesús lo mira atentamente. Su mirar tan cambiable
pasa de la luz de la alegría que lo hacía claro
mientras hablaba con Pedro, al de una opaca severidad, que
diría yo, cansada y dice: "Sí…
también a ti. Ven. No soy injusto con nadie. Se bueno,
Judas. ¡Sí quisieses…! Eres joven. Todo una
vida para ascender siempre, hasta la perfección de la
santidad…" y lo besa.

87. Jesús en "Aguas
Claras":

"No te harás dioses en mi
presencia"

(28 de febrero de 1945)

Jesús Dice, "Se dijo: "No te harás dioses
en mi presencia. No te harás ninguna escultura ni
representación de lo que está arriba en el cielo o
abajo en la tierra o en las aguas o bajo la tierra. No
adorarás tales cosas, ni les darás culto. Yo soy el
Señor Dios tuyo, fuerte y celoso, que castigo la iniquidad
de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta
generación de los que me odian, y hago misericordia hasta
la milésima generación con los que me aman y
observan mis mandamientos."

La voz de Jesús retumba en el salón lleno
de gente, porque llueve y todos han ido allí a
refugiarse.

En primera línea están cuatro enfermos,
esto es, un ciego a quien ha conducido una mujer, un niño
todo lleno de granos, una mujer amarillenta de ictericia o de
malaria y uno a quien han llevado en camilla.

Jesús habla, apoyado en el pesebre vacío,
Juan y los dos primos, junto con Mateo y Felipe están
cerca de Él, mientras Judas con Pedro, Bartolomé y
Andrés están a la salida y regulan la entrada de
los que todavía están llegando; por su parte
Tomás y Simón andan entre la gente haciendo callar
a los niños, recogiendo los óbolos, escuchando
peticiones.

"No te harás dioses en mi presencia."

Habéis oído cómo Dios sea
Omnipresente en su mirar y en su hablar. En verdad siempre se
está ante su presencia. Encerrados en lo interior de una
habitación o en público en el Templo, siempre se
está ante su presencia. Bienhechores ocultos, que
aún al que se ayuda se oculta la cara, y asesinos que
asaltan al viajero en un paso solitario y lo matan, siempre se
está en su presencia. En su presencia está el rey
en medio de su corte, el soldado en el campo de batalla, el
levita en el interior del Templo, el sabio inclinado sobre sus
libros, el campesino en el surco, el mercader en su banco, la
madre inclinada en la cuna, la recién casada en su
habitación nupcial, la virgen en el secreto de la casa
paterna, el niño que estudia en la escuela, el anciano que
se extiende para morir. Todos están ante su presencia y
todas las acciones del hombre igualmente.

¡Todas las acciones del hombre! ¡Palabra
terrible y palabra consoladora! Terrible si las acciones son
pecaminosas, consoladoras si santas. Saber que Dios ve. Freno
para hacer el mal. Ayuda para hacer el bien. Dios ve que obro
bien. Yo sé que Él no olvida lo que ve. Yo creo que
Él premia las buenas acciones. Por lo cual estoy
convencido que por estas recibiré un premio y en esta
certeza, reposo. Esta me dará una vida serena y muerte
plácida, porque en vida y muerte mi alma será
consolada con el rayo de la luz de la amistad de Dios. De este
modo reflexiona el que obra bien. El que obra mal, ¿por
qué no piensa que entre las acciones prohibidas
están los cultos idolátricos?… ¿Por
qué el hombre no dice: "Dios ve que mientras finjo un
culto santo, adoro un dios o dioses falsos a los que he erigido
un altar secreto que no conocen los hombres, pero Él si lo
sabe"?

Diréis: "¿Cuáles dioses, si ni
siquiera en el Templo hay una figura de Dios? ¿Qué
cara tienen esos dioses, si el verdadero Dios nos es imposible
darle un rostro?" ¡Así lo es! Es imposible darle un
rostro, porque el Perfecto y el Purísimo no puede ser
dignamente trazado por el hombre. Sólo el espíritu
entrevé su belleza incorpórea y sublime y oye su
voz, gusta de sus caricias cuando Él se derrama sobre un
santo suyo merecedor de estos contactos divinos. Mas el ojo, el
oído, la mano del hombre no lo pueden ver,
oír… y por lo tanto repetir en la cítara del
sonido, ni con martillo, ni cincel en el mármol, lo que es
el Señor.

¡Oh! ¡Felicidad eterna cuando, vosotros,
espíritus de los justos, veréis a Dios! La primera
mirada será la aurora de la beatitud que por los siglos de
los siglos os acompañará. Y sin embargo, lo que el
hombre no quiere hacer por el Dios verdadero, el hombre sí
lo hace por sus dioses falsos. Alguien erige un altar a una
mujer; otro al oro; él de acá al poder; el de
más allá a la ciencia; este a los triunfos
comerciales; aquel adora al hombre que en nombre de Dios ostenta
una autoridad, o al que está en el poder, semejantes suyos
por naturaleza, tan sólo superiores por la fuerza o por la
suerte; hay quien se adora a sí mismo y dice: "No hay otro
igual a mi". He aquí los dioses que tiene el pueblo de
Dios.

No os espantéis de los paganos que adoran
animales, reptiles, astros. ¡Cuántos reptiles!
¡Cuántos animales! ¡Cuántos astros
apagados adoráis en vuestros corazones! Los labios
pronuncian palabras mentirosas para adular, conseguir, corromper.
Y ¿no son estas las plegarias de los idólatras
secretos? Los corazones fomentan pensamientos de venganza, de
contrabando, de prostitución. Y ¿no son estos los
cultos que se dan a los dioses inmundos del placer, de la
avaricia y del mal?

Se dijo: "No adorarás nada de lo que no sea tu
Dios verdadero, Único Eterno." Y se dijo: "¡Yo soy
el Dios fuerte y celoso!".

Fuerte: Ninguna fuerza supera a la suya. El hombre es
libre de obrar, Satanás de tentar. Pero cuando Dios dice:
"Basta" el hombre no puede continuar haciendo mal, ni
Satanás tentando. Arrojado este a su infierno,
inutilizando en su abuso de hacer mal. Porque hay límite
en esto, más allá del cual Dios no permite se
vaya.

Celoso: ¿De qué cosa? ¿Qué
cela?… ¿Los mezquinos celos de los hombrecillos?
¡No! Dios cela a sus hijos. Un justo celo. Un amoroso celo.
Os creó. Os ama, os quiere. Sabe lo que os daña.
Conoce lo que puede separaros de Él. Es celoso de lo que
se interpone entre el Padre y los hijos, y los desvía solo
por amor que es salud y paz: Dios. Comprended este sublime celo
que no es sucio, que no es cruel, que no es carcelero. Sino que
es amor infinito, bondad infinita; que es libertad sin confines
que se da a las creaturas limitadas para absorberlas en la
eternidad para Sí y en Sí, y hacerlas
partícipes de su infinitud. Un buen padre no quiere gozar
solo de sus riquezas, sino que quiere que gocen de ellas
también sus hijos. En realidad más que para
sí, para los hijos fueron acumuladas. Igualmente Dios, que
trae en este amor y deseo la perfección que hay en cada
acción suya.

No desilusionéis al Señor. Amenaza con
castigar a los culpables y a los hijos de los culpables. Y no
miente en lo que dice. Pero no perdáis valor, ¡Oh,
hijos del hombre y de Dios! Oid la otra promesa y alegraos: "Hago
misericordia hasta la milésima generación a quienes
me aman y observan mis mandamientos".

Hasta la milésima generación de los buenos
y hasta la milésima debilidad de los pobres hijos del
hombre, los cuales caen no por malicia sino por veleidad y por
trampa de Satanás. Aun más. Yo os digo que
Él abre sus brazos, si con corazón contrito y la
cara lavada en llanto decís: "¡Padre! He pecado. Lo
sé. Me humillo por esto y te confieso mi pecado.
Perdóname. Tú serás mi fuerza para volver a
"vivir" la verdadera vida".

No temáis. Antes de que hubieseis pecado por
debilidad, Él sabía que lo haríais. Pero tan
sólo su corazón se cierra cuando persistís
en el pecado, porque queréis pecar, haciendo de un cierto
pecado o de muchos pecados vuestros dioses horrorosos. Destruid
todo ídolo, poned al Dios verdadero. Él
bajará con su gloria a consagrar vuestro corazón,
cuando vea que es Él solo entre vosotros.

Devolved a Dios su morada, que no está en los
templos de piedra, sino en el corazón de los hombres.
Lavad el dintel, escombrad el interior de toda cosa inútil
o de aparato culpable. Dios solo. Sólo Él.
¡Él es todo! De ningún modo es inferior el
corazón de un hombre en que Dios habita al Paraíso,
el corazón de un hombre que canta su amor al
Huésped divino.

Haced de cada corazón un Cielo. Empezad a vivir
con el Excelso que en vuestro eterno mañana, se
perfeccionará en poder y alegría, y que será
tan grande de poder sobrepujar el terrible estupor de Abraham,
Jacob y Moisés. Porque no será más el
encuentro resplandeciente y aterrorizador que desciende por el
Poderoso sino el estar con el Padre y Amigo que desciende para
deciros: "Mi alegría es estar entre los hijos de los
hombres. Tú me haces feliz. Gracias".

88. Jesús en "Aguas
Claras":

"No invocar en vano mi Nombre"

(1 de marzo 1945)

Jesús no dice nada. Deja a Pedro y va a donde
está Juan; a quien le dice algo. Luego llega a su puesto y
comienza a hablar.

"La paz se con todos vosotros y con la paz os venga luz
y santidad. Se dijo: "No preferirás en vano mi
nombre."

¿Cuándo se le nombra en vano?
¿Sólo cuando se blasfema? ¡No! También
cuando se le nombra sin ser dignos de Dios. ¿Puede un hijo
decir: "Amo a mi padre y lo honro", si luego hace todo lo
contrario de lo que el padre desea de él? No es diciendo:
"Padre, Padre" como se ama al progenitor. No es diciendo: "Dios,
Dios" como se ama al Señor.

En Israel, como ayer expliqué, hay tantos
ídolos en el secreto de los corazones y existe
también la alabanza hipócrita a Dios, alabanza a la
que no corresponden los que lo alaban. También hay en
Israel una tendencia: la de encontrar pecados en las cosas
exteriores, y al no quererlos encontrar, donde existen realmente,
en las cosas interiores. En Israel hay también una
soberbia necia, una costumbre inhumana y no espiritual: la de
tomar por blasfemia, que los labios paganos pronuncien el nombre
de nuestro Dios, y se ha llegado hasta prohibir a los gentiles
que se acerquen al Dios verdadero porque se le tiene como
sacrilegio.

Esto se ha hecho hasta el presente. De hoy en adelante
no se hará así. El Dios de Israel es el mismo que
creo a todos los hombres. ¿Por qué impedir que se
sienta la atracción de su Creador? ¿Creéis
que los paganos no sientan algo en el fondo del corazón,
alguna insatisfacción que grita, que se mueve, que
busca?… ¿A quién? ¿Qué cosa?… Al
Dios desconocido. Y ¿creéis que si un pagano busca
por sí mismo el altar del Dios Desconocido, el altar
incorpóreo que es el alma en donde siempre hay un recuerdo
de su Creador, por el que el alma trata de ser poseída
para la gloria de Dios, así como aconteció con el
Tabernáculo que Moisés erigió según
las órdenes recibidas, y que es un alma que llora hasta
que no logra ser poseída por su Creador?
¿Creéis que Dios rechazará su
búsqueda como si rechazase una profanación?…
¿Y creéis que sea pecado este acto, que ha cobrado
vida en un sincero deseo del alma que despertada con llamamientos
celestiales, dice a Dios: "Voy", el cual le contesta: "Ven",
mientras que se cree ser santidad al culto corrompido de un
Israel que ofrece al Templo lo que le sobra de sus goces, y entra
a la presencia de Dios e invoca al Purísimo con un alma y
cuerpo que es un gusanero de culpas?

¡No! En verdad os digo que el sacrilegio perfecto
lo hace el israelita que con alma impura pronuncia en vano el
nombre de Dios. Es en vano pronunciarlo cuando, y no seáis
necios, cuando sabéis, por el estado de vuestra alma que
lo pronunciáis inútilmente. ¡Oh! Yo veo que
el rostro indignado de Dios se vuelve a otra parte con desagrado
cuando un hipócrita lo invoca, cuando lo nombra un
impenitente. Me da miedo, aún a Mí que no merezco
ere airarse divino.

En más de uno de los corazones leo este
pensamiento: "¡Entonces fuera de los niños, nadie
podrá llamar a Dios, porque en el hombre no hay más
que impureza y pecado!". No. No digáis así. Son los
pecadores que invocan este nombre. Son ellos los que se sienten
estrangulados por Satanás y quieren librarse del pecado y
del seductor. Quieren. He aquí lo que hace que el
sacrilegio se cambie en rito. Querer curarse, llamar al
Todopoderoso para ser perdonados y para ser curados. Invocarlo
para poner en fuga al Seductor.

Se dice en el Génesis que la Serpiente
tentó a Eva en la hora en que el Señor no paseaba
por el Edén. Si Dios hubiese estando en el Edén
Satanás no hubiese estado allí. Si Eva hubiese
invocado a Dios, Satanás hubiese huido. Tened en el
corazón siempre este pensamiento. Y con sinceridad llamad
al Señor. Su nombre es salvación. Muchos de
vosotros queréis bajar a purificaros. Pero purificaos el
corazón sin cesar, escribiendo amorosamente sobre vosotros
la palabra "Dios". No más mentirosas plegarias rutinarias.
Con el corazón, pensamiento, acciones, con todo vuestro
ser decid ese nombre: "Dios". Decidlo para no estar solos.
Decidlo para que os sostenga. Decidlo para que se os
perdone.

"En vano", según la palabra del Dios del
Sinaí, significa no cambiarlo por ningún bien, que
entonces sería pecado: "En vano" no se dice cuando a
manera de pulsación de la sangre en el corazón,
cada minuto del día y a cada acción honrada, a cada
necesidad, a cada tentación o dolor os llega a los labios
como palabra filial de amor: "Ven Dios mío". Entonces, en
verdad no pecáis al pronunciar el Nombre Santo de
Dios.

Idos, la paz sea con vosotros."

89. Jesús en "Aguas
Claras":

"Honra a tu padre y a tu
madre"

(3 de marzo de 1945)

Lentamente pasea Jesús a lo largo del río.
Hace poco debe haber amanecido porque la neblina de un triste
día invernal, envuelve todavía las casas. Por
ninguna parte se ve a otra persona a lo largo del Jordán.
Tan sólo hay neblina a ras de tierra y chocar del agua
entre las varas, quejas de ella porque en días anteriores
ha llovido y está inquieta. Una que otra llamada de
pájaros, corta, triste, como lo es cuando pasó la
estación de sus amores y están ahora en la que
difícilmente hay comida.

Jesús los escucha y parece atraerle mucho la
llamada de un pajarito, que con regularidad matemática
voltea su cabecita hacia el norte y lanza un lamentoso "chiruit",
luego la dobla hacia el sur y repite su interrogativo "chiruit"
son obtener respuesta. Finalmente el pajarito parece haber
obtenido respuesta con el "chip" que llega de la otra ribera y
con un grito de alegría se lanza a través del
río. Jesús hace un gesto como diciendo:
"¡Menos mal!" y continúa paseando.

"¿Te perturbo, Maestro?" pregunta Juan que llega
del lado de los prados.

"No. ¿Qué quieres?"

"Quería decirte… me parece que sea una
noticia que te pueda dar consuelo y vine al punto a
decírtela, además te quisiera pedir consejo. Estaba
barriendo los salones y vino Judas de Keriot y me dijo "Te
ayudo". Me quedé sorprendido porque casi siempre hace de
mala gana estos quehaceres humildes… pero no tuve
más que decirle: "¡Oh, gracias! ¡Lo
haré más pronto y mejor!". Se puso a barrer y
pronto estuvo terminado. Me dijo: "Vayamos al bosque. Los viejos
son siempre lo que acarrean leña. No está bien.
Vamos nosotros. Yo no sé cómo se hace, pero si me
enseñas…" y nos fuimos, y mientras estaba yo con
él atando la leña, me dijo: "Juan, te quiero pedir
una cosa". "Habla" le dije. Pensaba que sería una
crítica. Por el contrario dijo: "Tú y yo somos los
más jóvenes. Sería necesario que
estuviésemos unidos. Tú tienes casi miedo de
mí y tienes razón porque no soy bueno. Pero
créeme… no lo hago a propósito. Hay veces
que siento ganas de ser malo. Tal vez, como yo era el
único, no me educaron bien. Querría hacerme bueno.
Sé que los viejos no me miran con buenos ojos. Los primos
de Jesús están sentidos porque… en realidad,
así es, he faltado mucho contra ellos y también
contra su primo. Pero tú eres bueno y tienes paciencia.
Quiéreme mucho. Haz de cuenta que sea hermano tuyo, malo
sí, pero a quien hay que amar aunque sea así.
Cuando veas que no obro bien, dímelo. Y luego no me dejes
siempre solo. Cuando voy al poblado, ven también
tú. Me ayudarás a no hacer el mal. Ayer
sufrí mucho. Jesús me habló y yo lo vi.
Dentro de mi necio rencor no me miraba ni a mí mismo, ni a
los otros. Ayer lo comprobé… Tienen razón de
decir que Jesús sufre… y pienso que tengo algo de
culpa en ello… No quiero más tenerla. Ven conmigo.
¿Vendrás?… ¿Me ayudarás a ser menos
malo?". Así habló. Te lo confieso que el
corazón me latía, como le late a un pajarito cuando
se le coge. Me latía de gozo porque me gusta que sea bueno
por Ti; y me latía un poco de miedo porque… no
querría hacerme como Judas. Pero después me
acordé de lo que dijiste cuando aceptaste a Judas, y
respondí: "Sí, te ayudaré. Pero debo
obedecer, si tengo otras órdenes…" Pensaba: ahora
se lo diré al Maestro y si Él quiere lo hago, y si
no quiere, haré que se me den órdenes de no
alejarme de la casa."

"Oye Juan. Puedes ir. Pero debes prometerme que si
sientes que alguna cosa te turba, me lo dirás. Me has
alegrado con esto, mucho, Juan. Mira a Pedro con su pescado.
Puedes irte, Juan."

Jesús se dirige a Pedro: "¿Buena
pesca?"

"¡Uhmmm! No muy buena. Pescaditos… pero
todo sirve. Está Santiago que reniega porque algún
animal rompió el lazo y se perdió una red y le
dije: "¿Y él no debe comer? Ten compasión
del pobre animalito". Pero Santiago no lo tomo
así…" Pedro se echa una carcajada.

"Es lo que yo digo de uno que es hermano y eso no lo
sabéis hacer."

"¿Te refieres a Judas?"

"Me refiero a él. Sufre. Tiene buenos deseos e
inclinación perversa. Pero dime un poco tú, experto
pescador. ¿Cuándo quisiese ir en barca por el
Jordán y llegar al lago de Nazaret, cómo
deberé hacer? ¿Lo lograría?…"

"¡Eh! ¡Sería un trabajo enorme! Lo
lograrías con lanchas planas… Cuesta trabajo,
¿sabes? ¡Es lejos! Sería necesario medir
siempre el fondo, tener ojo en la ribera, en los remolinos, en
los bosquecillos flotantes, en la corriente. La vela en estos
casos no sirve, antes estorba… ¿pero quieres
regresar al lago siguiendo el río? Ten en cuenta que no le
va a uno bien contra la corriente. Es menester dividirse en
muchas cosas, si no…"

"Tú lo has dicho. Cuando alguien es vicioso, para
ir al bien, debe ir contra la corriente, y no puede por sí
sólo lograrlo. Judas es uno de estos. Y vosotros no lo
ayudáis. El pobre rema hacia arriba, solo y se pega contra
el fondo, da en unos remolinos, se mete en bosquecillos flotantes
y cae en una vorágine. Si quiere medir el fondo, no puede
tener al mismo tiempo el timón y el remo. ¿Por
qué se le echa en cara si no avanza? Tenéis piedad
de los extraños, y de él, vuestro compañero
¡no!… ¡No es justo! ¿Ves ha pedido que por
favor no se le deje ir solo. Se lo pidió a Juan, porque no
es tonto, y sabe cómo pensáis los viejos de
él."

"¿Y Tú los has mandado? ¿Y si Juan
también se echa a perder?"

"¿Quién? ¿Mi hermano? ¿Por
qué se echa a perder?" pregunta Santiago que llega con la
red que sacó de las varas.

"Por qué Judas va con él."

"¿Desde cuándo?"

"Desde hoy. Yo le di permiso."

"Si Tú lo permites, entonces…"

"Aun más bien lo aconsejo a todos. Lo
dejáis muy solo. No seáis jueces sólo de
él. No es peor que otros. Está muy mal educado
desde su infancia."

"Así será. Si hubiese tenido por padre y
madre a Zebedeo y a Salomé, las cosas no serían
así. Mis padres son buenos, pero se acuerdan de tener un
derecho y una obligación sobre sus hijos."

"Dijiste bien. Hoy hablaré exactamente sobre
esto. Vámonos. Veo que empieza a aparecer gente por los
prados."

"No sé cómo vamos a hacer para vivir. No
hay ya más tiempo de comer, de orar, de descansar…
y la gente aumenta" dice Pedro entre animado y
fastidiado.

"¿Te desagrada? Seña es que hay quien
todavía busca a Dios."

"Sí, Maestro. Pero Tú sufres. Ayer te
quedaste sin comer, y esta noche sin otras cobijas que tu manto.
¡Si lo supiese tu Madre!"

"¡Bendecirá a Dios que me trae tantos
fieles!"

"Y me regañaría a mí, a quien te
recomendó" objeta Pedro.

Vienen en dirección de ellos Felipe y
Bartolomé gesticulando. Ven a Jesús y apresuran el
paso diciendo: "¡Oh! ¡Maestro! ¿Qué
hacemos? Es una verdadera peregrinación de enfermos,
quejosos y pobres que vienen de lejos sin medios."

"Compraremos pan. Los ricos dan limosnas. Las
emplearemos en ellos."

"Los días son breves. El cobertizo está
lleno de gente como si fuera a pernoctar. Las noches son
húmedas y frías."

"Tienes razón, Felipe. Nos estrecharemos en un
solo galerón. Podemos hacerlo y arreglaremos los otros
para quienes no puedan regresar a su casa en la misma
tarde."

"¡Entendido! Dentro de poco tendremos que pedir a
los huéspedes permiso de cambiarnos de ropa. Nos
invadirán en tal forma que nos echarán fuera",
refunfuña Pedro.

"Otras fugas verás, Pedro mío.
¿Qué tiene esa mujer?" Han llegado a la era y
Jesús ve que llora.

"Ayer también estuvo, y ayer también
lloraba. Cuando hablabas con Mannaén hizo intento de
salirte al encuentro, pero después se fue. Debe estar en
el poblado, por acá cerca, porque ha regresado. No parece
enferma."

"La paz sea contigo, ¡mujer!" dice Jesús al
pasar cerca de ella.

Y en voz baja, responde: "Y contigo." No
más.

Regresan Bartolomé y Mateo con los
bautizados.

Jesús empieza a hablar.

"La paz sea con todos vosotros".

He pensado, pues que habéis venido a hora muy
temprana, y así es más fácil que
podáis regresar para medio día, que hablaremos esta
mañana de Dios. He pensado también alojar a los
peregrinos que no puedan regresar a sus casas dentro de la misma
tarde. Yo también soy peregrino y no poseo sino lo
mínimamente indispensable que dio la piedad de un amigo.
Juan todavía tiene menos que Yo. Pero a Juan van personas
sanas o muy poco enfermas, contrahechos, ciegos, mudos; pero no
agonizantes o apasionados como vienen a mí. Van a
Él para el bautismo de penitencia; vienen a Mí aun
para que los cure en sus cuerpos. La ley dice: "Ama a tu
prójimo como a ti mismo". Pienso y digo:
¿Cómo enseñaría a mis hermanos que
los amo, si cerrase mi corazón a sus necesidades aun
físicas? Y concluyo, daré a ellos lo que me dieron,
quitándome de la cama, acogeré al cansado y al que
sufre.

Todos somos hermanos. El amor no se prueba con palabras
sino con hechos. El que cierra su corazón a sus
semejantes, tiene corazón de Caín. El que no tiene
amor es un rebelde al mandamiento de Dios. Todos somos hermanos.
Y sin embargo Yo sé y vosotros sabéis, que aun en
el seno de las familias –allí donde igual sangre
corre, y con la sangre y carne, la fraternidad que nos viene de
Adán- hay odios y rencores. Los hermanos están
contra los hermanos, los hijos contra los padres, los esposos
como si fuesen enemigos.

Para no ser siempre hermanos malvados, y esposos
adúlteros algún día, es menester aprender
desde la tierna edad, el respeto hacia la familia, organismo que
es el más pequeño y el mayor en el mundo. El
más pequeño en comparación de una ciudad,
una región, una nación, un continente. El mayor por
ser el más antiguo; porque lo puso Dios, cuando el
concepto de patria y país no existía, pero ya
estaba vivo y activo en el núcleo de familia, fuente de la
raza y de las razas, reino pequeño en donde el hombre es
rey, la mujer es reina y los hijos súbditos. ¿Puede
alguna vez perdurar un reino que se divida dentro de sí y
en que sus habitantes sean mutuamente enemigos? No lo puede, y en
verdad una familia no dura si no hay obediencia, respeto, orden,
buena voluntad, diligencia y amor.

"Honra a tu padre y madre" dice el Decálogo.
¿Cómo se les honra? ¿Por qué se les
debe honrar?

Partes: 1, 2, 3

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