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Música y poesía. Carlos Kuraiem




Enviado por Marta Goddio




    Música y poesía. Carlos Kuraiem, poeta,
    escritor, músico (compositor, guitarrista y songster),
    Argentina. – Monografias.com

    Música y poesía. Carlos
    Kuraiem, poeta, escritor, músico (compositor, guitarrista
    y songster), Argentina
    .

    Monografias.com

    Cobra una resonancia distinta la voz de Carlos Kuraiem
    (Argentina, 1956) marcando la impronta en Rutz, el film que
    recorre esta aldea global de la mano de un grupo de
    jóvenes cineastas europeos. Fuera de escena, su presencia
    es contundente como el poema que recita y donde es posible
    apreciar esa agridulce sensación de soledad, libertad y
    melancolía. La cadencia y el tono que el autor imprime a
    sus versos no disimulan su carácter ni su ideología
    al dejar flotando en el aire: "Mi país es de otros/ no les
    pertenezco." Desde ese marco los canales que el poema "Olvido" ha
    transitado para llegar a ser el elegido en el universo
    lírico, se desconocen. Sin embargo pueden intuirse y hasta
    compararse con el recorrido y el impacto de las composiciones de
    I am Blues, ya que del mismo modo sortean barreras
    lingüísticas o vías de circulación
    tradicionales. Curiosamente la obra sostiene su dinámica,
    avanza ejerciendo su autonomía. Así se expande, se
    filtra, se inserta, irriga y corroe con toda la fuerza
    transformadora de la materia viva, al punto de considerar que
    tanto el modo como el tiempo que fue concebida resultan datos
    aleatorios, más aún, cuando en el artista se
    produce la confluencia indisociable de la poesía y la
    música.

    Lo que llega, corre de lugar las fronteras conceptuales.
    Lo que se instala es el espíritu de un creador intuitivo,
    capaz de establecer una conexión profunda, una
    relación dialógica íntima, en ocasiones
    discordante, con un público al que envuelve en el halo
    especial de un mensaje que se antepone a todo lo conocido. No es
    el registro particularmente fresco de su voz, ni la
    melodía de ese puñado de canciones cantadas en
    castellano las que logran ese efecto universal. Es el tono, el
    aire nuevo que provoca un magnetismo, una sensación, una
    vibración inédita, suficiente para la
    interpretación y la admiración bohemia, sin
    mediaciones. Las letras se sustentan por la idea que encierran:
    una mezcla de filosofía, aforismos, en ocasiones de coplas
    o versos sueltos muy poéticos que puestos en esa voz
    cantante, van llevando el aire, convirtiendo la materia en
    mensaje móvil. Es la historia de un devenir, de un
    acontecer que continúa el curso natural de aquello que
    trasciende todo relato al seguir siendo.

    Cada canción es una historia dentro de la
    historia, gestada desde el roce con la realidad y su necesidad de
    comprenderla, con una técnica original para la
    composición y la ejecución que, especialmente en
    Kuraiem, se presentan ligadas de modo indivisible marcando el
    estilo del artista en plena escena. Cada tema tiene un
    tratamiento minucioso, un vuelo, un impulso distinto que van
    completando otros momentos de investigación y
    elaboración, incorporando lo que el músico va
    encontrando en su indagación, desplazando -en ocasiones- a
    otro plano al poeta.

    En un paneo retrospectivo, ineludible, la vigencia de la
    definición de Susana Contreras, en la revista Rock
    Superestar/Historia de la Música Pop N° 10 9/1978,
    exime de explicaciones a esta conquista sostenida en el tiempo a
    fuerza de estudio, experimentación y entrega: "Kuraiem se
    caracteriza por ser un innato renovador musical, lo cual se
    demuestra en el contenido humano y filosófico que
    registran las letras de sus composiciones. El deseo de brindar o
    despertar la conciencia sobre los verdaderos valores de la vida,
    están resumidos en poemas cuyas palabras de honda
    raigambre, quieren llegar más allá de lo meramente
    textual. Su voz plástica, bucea constantemente en sus
    experiencias personales, con un acento que trae a la mente, en
    ocasiones la imagen de los mohacines (oradores árabes de
    las torres)"

    El músico, periodista e investigador Roque de
    Pedro, en su columna semanal de diario Clarín.
    distinguía a Kuraiem de la efervescente expresión
    juvenil al calificarlo como el músico
    filósofo
    , el francotirador, el hombre que al
    solo acompañamiento de su guitarra sabe percibir lo que lo
    rodea para concretar un mensaje desde una propuesta basada en la
    observación sensible y crítica. Su música ya
    sonaba "rara" por la variedad de estilos que incorporaba, lo que
    ha impedido encasillarlo en un género musical determinado
    y excluyente de otros. La inclusión de Kuraiem en esas
    páginas no hacen más que testimoniar su paso
    ocasional, tangencial, orillero, por el círculo de voces
    que sonaban dentro del rock nacional en ese momento.

    La prueba selectiva, incontrovertible de esa realidad y
    sus simulacros, la aportó Lucio Consentino, el
    fotógrafo que con autoridad confirió a su
    fotografiado el don misterioso del atractivo y la
    provocación, la imagen de la imagen, al capturar su
    esencia en la expresión precisa que respaldara con luces,
    sombras, textura y geometría las nociones que otros
    verbalizaron. Siguiendo a Rosenfeld, el fotógrafo
    arrojó la red del artista mucho más lejos del mundo
    material que ninguno de sus predecesores o contemporáneos.
    "El laboratorio donde con Lucio develábamos el misterio de
    la caverna platónica" al que hace referencia el
    músico.

    La admirable agilidad de Kuraiem para saltar el cerco de
    la cosmovisión particular de un género musical que
    diluyó su rebeldía en ligeras metáforas
    hasta el advenimiento de la democracia, le abrió caminos
    al juglar, para continuar creciendo y construyéndose de un
    modo no convencional. Desde esa condición controvertida
    fue afirmando el paso y confirmando la coherencia entre su sentir
    y su hacer.

    De los encuentros donde se produce la experiencia
    estética – y que como tal prescinden de
    aclaración – nacen las valoraciones populares y
    calificadas de distintas latitudes que van dotando de identidad,
    subjetivando y definiendo el rumbo de una obra en crecimiento, en
    la que se advierte la expresión natural de lo que
    evoluciona, esa cualidad de ser como la palanca de
    Heráclito, que arremete contra los inmovilizadores del
    pensamiento erosionando las taxonomías, confirmando la
    singularidad del arte para concentrar la vida en la obra de este
    autor que inició su carrera literaria y musical en su
    adolescencia tardía.

    Con el impulso épico de las circunstancias,
    irrumpe el poeta con "Presagios de Guerra, 2 de abril de 1982",
    poemario que revela la fluidez, la tinta crítica del
    rapsoda marcando el punto de inicio de la obra del escritor que
    dividió las aguas con versos que resuenan como una
    sentencia irreversible: "Solo pesarán los hijos vivos/ en
    sus conciencias/¿Me elegirán a mí/ para
    hacer el inventario de sus hijos muertos? Y yo le diré de
    consuelo/ Que también los estudiantes mueren
    jóvenes. Que el obrero no se alcanza a sí mismo/
    que los poetas en esta tierra mueren apenas nacen. Que hay un
    invasor que invade adentro/ y otro invade desde
    afuera".

    Del poema a la canción, apoyado en su guitarra,
    realiza las primeras grabaciones por insistencia de su primo
    Mingo Mattucci, quien conservó durante más de
    veinte años esos audios experimentales de cassette y se
    ocupó en el año 2000 de digitalizarlas y
    entregárselas a su autor. Este material inédito,
    llega fresco "cool", nuevo, a sectores del público
    nacional y extranjero. Entre esos registros se encuentra
    "Subieron" la Legendary song libertarian, la canción
    compuesta el mismo día del golpe de 1976 que el
    músico cantó en teatros de Buenos Aires.

    Hoy cobra especial significación la palabra del
    escritor, poeta y dramaturgo Ricardo Rubio, quien hacia 1986 no
    dudó en afirmar: "El único que se atrevió a
    cantar contra los militares fue Kuraiem".

    De su análisis musical se ocupó Melisa
    Rodriguez exponiendo la fusión de estilos que domina el
    autor : balada, rock beat, rock and roll, el country folk, y la
    milonga como géneros transitivos.

    "El cambio entre las partes está
    acompañada por un cambio en el estilo musical y junto con
    él con otros parámetros como velocidad,
    métrica, rítmica y carácter. Este punto
    está también influenciado por el texto original.
    Ejemplos. Introducción : comienzo de la obra como lamento,
    rock, balada: momento reflexivo y calmo ( en el final, con
    liberación ) rock and roll: momento revolucionario
    repentino, "se dice "¡basta!"

    En el plano literario, le sigue la novela que dos de sus
    amigos escribieron a su dictado: "El hombre de traje a cuadros de
    diez colores que llegó en la carroza de los días
    patrios". De sus libros, es el que condensa la pluma irreverente,
    el espíritu rebelde de un hombre enigmático y
    polifacético, dotado de una notable capacidad para plasmar
    con la perfección de un lenguaje rico en matices, el
    universalismo de sus ideas, la belleza de su poesía, y las
    paradojas de la realidad con la ficción literaria. Es el
    territorio donde el lector puede reconocer al poeta, al narrador,
    al músico y además contemplar los cuadros
    testimoniales del ser humano, el hombre y sus dilemas.

    "Solista", uno de los personajes principales de su
    Nouvelle, bien podría ser un fotograma revelado
    del autor- protagonista real quien desde lo premonitorio de su
    relato deja el legado del cuadro de una época.

    Desde esta tríada frondosa ligada por la misma
    raíz surge una producción artística en el
    período que abarca del "76 al "82 que hoy cobra otra
    dimensión .Cada frase o construcción, puede
    percibirse como pre-existente, sin embargo posee una estructura
    capaz de poner en jaque al intelecto de quien intenta aproximarse
    al conocimiento de una obra que reúne en un solo cuerpo
    música, poesía, filosofía y mística.
    Kuraiem- atendiendo sólo a su perfil literario- es ante
    todo un trabajador de la palabra, un ser dotado del don
    especialísimo de atrapar en el aire una metáfora
    sufí para ofrecerla con la naturalidad de un buen
    conversador, o recurrir a la jerga popular para deslizar entre
    sus versos las ideas más profundas. Sabe también
    valerse de la oratoria en los personajes que crea para inducir a
    la acción de correr el velo a las apariencias, provocando
    el irreversible efecto catalizador del pensamiento al que ya nada
    puede detener su incómodo y maravilloso
    proceso.

    Así como su obra no admite cronologías
    estáticas, tampoco las secuencias de su vida a las que ha
    convertido en materia literaria o musical merecen ese trato. "En
    un solo día perdí amigos y amor" confesó al
    escribir "El hilo de Ariadna". Para entender a la persona que
    transforma su acontecer, sus intimidades, dichas e infortunios,
    en mundos singulares conjugados en un único y total
    compromiso con el arte, basta caminar por las avenidas que traza
    con sus versos y sus canciones. La obra de Carlos Kuraiem, como
    la de todo autor que se precie, es autobiográfica. Pero si
    fuera preciso señalar una hazaña victoriosa que
    justifique la aproximación a una crónica
    biográfica, la de Kuraiem es la forma en que
    utilizó su inteligencia mordaz, su vocación y sus
    dones para ubicar su potencia lírica, su hálito
    creativo por encima de condicionamientos y tragedias. Es su
    estrategia para edificar el conocimiento y un destino
    incanjeable, que hoy aflora en la realidad contundente de ser un
    músico y un poeta que ha vencido sucesivas muertes,
    perfeccionando su propia esencia empoderándola de ciertas
    astucias y destrezas. Si en todo escritor se vislumbra una doble
    obra, una obra histórica y crítica, estrictamente
    vinculada con el tema que se propone, y otra relacionada con la
    manera con que la materializa, esta correlatividad se percibe
    incompleta en Carlos Kuraiem. La distancia temática entre
    Presagios de Guerra (1982) y Poemas de Amor (2012) –por
    considerar dos tópicos referenciales- la variación
    en el enfoque literario entre ambos, diferenciados de modo tal
    que induce a considerar cada uno, una obra en sí misma,
    ubican al autor en un lugar distinto. Su literatura ya excede la
    vida de un hombre al acentuar el vínculo con sus
    antecesores.

    El canon expresado por Borges se cumple, sin embargo no
    lo abarca por haber sido trascendido. Por esos instantes en que
    sus vidas coinciden, si a uno un Dios le ha dado los libros y la
    noche; con el otro no ha sido menos generoso en su ironía.
    Es necesario desnudar este hecho: a Kuraiem le ha sido dado el
    tacto para rozar las almas desde lo intangible y el asedio
    permanente de las formas, las imágenes, las palabras, las
    voces, los sonidos que lo persiguen siempre, aún desde lo
    onírico como en la construcción del lenguaje en el
    poemario "De Laúdes y Mistoles", donde los antepasados
    beben de su mano mientras está dormido, dejando suspendido
    al lector entre lo ficcional y lo real; la disolución del
    tiempo y sus reseñas personales.

    La elección de cada palabra no es casual, como
    tampoco lo es su singularidad al referirse a la circunstancia
    temporal a la que alude: "Busqué a mi perra Toba/ y la
    ví muerta contra el cordón de la calle Formosa/ yo
    lloraba/ mi mano la acariciaba lentamente una y otra vez,
    /Recuerdo mi mano. "

    El accidente que sufriera a los quince años
    mientras trabajaba, mutilando cuatro dedos de su mano derecha
    siendo diestro, lejos de apagar su vocación
    artística avivó su voracidad intelectual y su
    terquedad para elegir, entre todos los oficios, el de
    músico. Confirmar que Kuraiem es una cuerda más de
    su guitarra, supera la validación de su propia
    metáfora para expresar la identificación profunda,
    la química perfecta que conforman instrumento,
    poesía y voz. Es una especial confluencia la que logra al
    amalgamar las artes con el fuego de su convicción, virtud
    que se ensambla con una metódica perseverancia en el
    estudio y la experimentación. Porfió su
    vocación a la desgracia ganándole la partida. Le
    torció la intención al destino buscando profesores
    en conservatorios que llamaron locura a su obstinación y
    quedaron desconcertados cuando anunció su primer recital.
    Y si bien es cierto que "sólo el pedernal del
    espíritu humano puede arrancar el fuego de la
    música", también lo es que se requiere cierto
    temple y entereza, además de talento, para sostener
    encendida e inalterable una obra en la elipsis del
    tiempo.

    Como Django Reinhardt, dentro del jazz, y Tony Iommy en
    el rock, Kuraiem se inventó un método de
    ejecución del instrumento usando un uñero en lo que
    quedó de su pulgar para combinar sonidos con innegable
    maestría. Exploró nuevas formas de
    digitación para sus propias composiciones y
    técnicas que compensaran su imposibilidad de tocar dos
    cuerdas al unísono, que agudizaron también su
    visión para contemplar los misterios del pensamiento
    materializados luego en la riqueza expresiva de una
    síntesis perfecta, muchas veces irónica, con la
    delicada mixtura de la sabiduría del artista. Es esta la
    extraña química en la que se ha forjado quien
    realiza desde la resignificación de su historia personal,
    un aporte indiscutible a la historia de la música y la
    literatura desde su propio credo filosófico.

    Son vectores de sentido profundo con los que va tallando
    cada una de sus expresiones. Esa particularidad lo vuelve
    anacrónico, sin embargo – y sólo por precisar
    algunas fechas- él mismo señala: "Nací un 6
    de junio de 1956 en una casa sin libros ni guitarra." Su padre
    Alfredo Kraeme, tendía cables de teléfono mientras
    su madre Eufemia Surace, una inmigrante calabresa, le narraba
    historias alentando una imaginación ya pródiga. De
    sus hermanas Rosa y Mabel se sabe muy poco. Se las llevó
    la locura tras la muerte de sus padres y dicen que hoy viven en
    un poema de Carriego. El adoptó el nombre "Kuraiem",
    rescatando su apellido original que sufrió las
    deformaciones de Kreiem y Kraeme en los distintos registros
    oficiales. Sabía la existencia de familiares en Brasil que
    conservaron el apellido original, a diferencia de su abuelo
    árabe, homónimo de su padre, quien con su abuela
    Nazza Abud se radicó en Santiago del Estero. Una antigua
    fotografía hablan del carácter de ese hombre que
    andaba con revólver a la cintura mientras atendía
    "La Media Luna", su almacén de Ramos Generales y que
    pidió dar la última pitada a su cigarro antes de
    morir. De él se cuenta que mandó quemar la
    forrajería para cobrar el seguro mientras esperaba el
    aviso de la misión cumplida apostando a los caballos, y
    que dejó a su nieto la herencia de un carisma que se
    impone provocando la antinomia de ser el "gorrión de
    lesbia" para unos o el "árabe maldito" para
    otros.

    En un poema apócrifo se confirman identidades que
    circulan infinitamente en su obra cuando lo define "Gitano y
    negro / ando/ y túnicas amplias / caminan
    conmigo…"
    quien en su andar arrebata la paz y
    desordena el mundo.

    Los amigos atribuyen a La Lomas el don de su honda
    visión de las almas humanas y la habilidad para ordenar
    las constelaciones a su antojo, pero su espíritu solitario
    tiene otras génesis.

    Lector vehemente y memorioso, puede jactarse sin pudores
    de haberse embebido de la cultura de filósofos griegos y
    orientales que lo apasionaron sin que nadie mediara para su
    encuentro. Desde las historietas atesoradas en una adolescencia
    donde no estuvieron ausentes crueldades y orfandades, se
    aventuró en la exploración de las obras inmortales
    expresadas en su Manifiesto.

    Reconoció así las voces de los Maestros
    que influyeron en su lírica, modelos de una
    estética estilística de la cual brotan versos
    espontáneos, inconscientes, pensamientos que se deslizan
    con la naturalidad de quien vive consagrado a la
    sublevación poética por incompatibilidad con la
    realidad. Todo el tiempo juega, sigue jugando con las
    imágenes que buscan su expresión literaria
    delicada, exigente, precisa.

    Hombre poesía y música conforman una
    entidad indivisible. Kuraiem, performático por naturaleza,
    es el hombre-guitarra, el guitar playng, el crazy horse,
    alzándose en la destreza de un furioso blues desde su
    uñero de carey, en armoniosa resonancia de vibraciones. Su
    voz se funde con su particular estilo melódico, juega,
    contrastante, con lo que intuye desde lo profundo de su
    sensibilidad y lo entrega con absoluto despojo. Es el blues
    master que mantiene su toque impecable en la progresión de
    acordes, en invención de conversaciones rítmicas
    que se tornan también un relato suelto, con una apertura
    expansiva que amplía el campo de oyentes-testigos de las
    confidencias entre ese hombre y su guitarra. Ambos asumen una
    postura estética, coherente a sus propósitos de
    cautivar con los ritmos desplegados en la fusión de
    estilos. Son las etnias que fluyen en sus venas y en sus acordes,
    mensajes raigales que en sus creaciones se manifiestan.
    Captarlas, suele generar la sensación de ese
    relámpago en el que reverbera la luz antes de desaparecer,
    dejándonos inmersos en la búsqueda de ese misterio
    que revela la presencia de lo original.

    Considerar el notorio contraste entre opiniones de
    melómanos exigentes, intérpretes activos de
    distintas latitudes, tan virtuosos como austeros en elogios, que
    sin embargo no escatiman expresiones a la hora de reconocer el
    valor, la originalidad de una pieza o el talento de un artista,
    con otras críticas que resultan diametralmente opuestas,
    abre un campo interesante para el análisis profundo de las
    variantes que provocan estas reacciones.

    Ni su vida -donde todo es urgencia- ni su obra admiten
    consideraciones lineales, ordenamientos sucesivos que anticipen
    secuencias lógicas. Por donde pisa siembra una estremecida
    y comunitaria emoción. Es en solidaridad con los
    sentimientos de la humanidad cuando afirma que "La
    poesía no es solo una cuestión entre poetas. Tarde
    o temprano involucra a los otros."
    Y "que toda música
    es ideología". Es un grito de rebeldía
    cada golpe en su guitarra desde que compuso su primera
    canción el 22 de enero de 1974, el día en que en
    circunstancias muy confusas, una bala que se escapó del
    arma de otro soldado, impactó en el pecho de su amigo Luis
    Ángel Ramos mientras cumplía con el servicio
    militar. En el ruedo del dolor, en esos días de aguda
    emotividad, nacería también su segunda
    canción de marcado estilo folk "Rey de ningún
    lugar". En ambas composiciones, desconcierta la velocidad que
    logra con el juego de sugerentes contrastes melódicos y el
    modo en que "ataca las cuerdas" y adorna sus secuencias, esa
    engañosa simpleza con la que despliega complejos paisajes
    musicales de alto contenido social reunidas en el año 2012
    por Discos Mucha Madera en el álbum Kuraiem Folk
    Fusión Lírica.

    Voz y guitarra despegan, se trepan a las alturas de El
    Mirador, su lugar de origen, para remontar la adolescencia de los
    nostálgicos o ser recibido con beneplácito por
    quienes reconocen como notable el trabajo solista, tanto vocal
    como instrumental que realiza.

    Es a El Abridor Discos a quien le corresponde el
    mérito de marcar la articulación de los hitos que
    definen su carrera artística, ofreciendo al público
    un panorama de más amplia perspectiva para la
    exploración y el análisis de una obra que se ha
    mantenido intacta y hoy se despliega enriquecida por nuevos
    matices.

    Sito la reseña de El Abridor Discos,
    colección Blanco y Negro 2012: "Kuraiem vuelve a grabar,
    luego de varios años de dedicarse a recorrer escenarios
    del país con su música y poesía. La milonga
    The bridge "El puente" y la canción What i left "Lo que
    sobra" integran este simple, una fotografía intacta de la
    creatividad y la poética de este autor, delineada por un
    sonido actual y propio. "

    En esta efervescencia constante se afirma su trayectoria
    artística, se gesta y crece el Kuraiem que disuelve
    ideologías con el fenómeno estético de un
    lenguaje rico en simbolismos contemporáneos diferenciado
    de otros por extraer nuevas esencias a los géneros y
    estilos que fusiona. El que demuestra además, su capacidad
    para seguir – imperturbable- verazmente comprometido con el
    mensaje que funda. Justifica así el vínculo que
    establece con sus destinatarios desde el placer corporal
    evidente, inmediato que provoca el contacto con la belleza y que
    se manifiesta en las expresiones que se vierten en distintas las
    lenguas y por los más diversos canales.

    La serie musical conformada por I am blues, Guitar solo
    y Crazy horse, es lisa y llanamente demoledora al oído.
    Así reunidos en un Set de Video Promo se puede acceder
    para escuchar y apreciar la sucesión de estilos que
    fusiona el blues, el jazz y el flamenco entre ritmos
    clásicos y metálicos que el público recibe y
    comparte. Suena demencial, furiosa, españolísima,
    arabesca, metálica, viril, flamenca, salvaje,
    melancólica, hiriente, aérea, inconfundible la
    guitarra ciruela encantadora de Kuraiem, la Yamaha 235 con
    cuerdas Savarez entorchadas que le robaron junto a partituras
    originales cuando iba a un ensayo.

    "Kuraiem, ejerce el oficio mayor de ser un puente de
    unión entre los hombres y las ideas para un mundo que
    renace". La virtuosidad y naturalidad con la que se desplaza en
    los distintos géneros, está documentada en los
    diversos soportes y formatos textuales, registros de audio,
    entrevistas, videos -y especialmente en las imágenes
    capturadas por Enrique Gallego en el Festival Internacional de
    Poesía de Rosario en 1997. En esa oportunidad Kuraiem
    interviene como panelista en una mesa de Poesía y
    Multimedia, lee poemas de su libro De Laúdes y Mistoles y
    cierra la edición del Festival -no en el Salón
    donde se llevaba a cabo la cena de camaradería como estaba
    anunciado en el afiche oficial- sino en el Galpón del Bar
    Hemingway, donde improvisando una escenografía ambienta el
    lugar -como se puede ver en el video- una mesa, con la foto de
    Aldana inclinada en una copa de vino, la funda de su guitarra y
    un deschalador hecho con un clavo largo de punta achatada y
    filosa con empuñadura de cuero dejado junto a las patas de
    su silla… Cantando los Versos de Juntadores y otras canciones,
    se luce la presencia y la voz de quien llegó para cantar
    "no hacia el corazón, sino desde el latido" ante la
    sorpresa de quienes se acercaron a escuchar.

    "Hay que vivir como si ya todos te hubieran
    olvidado…",
    afirma Kuraiem. Esta premisa,
    intencionalmente incompleta, a la que con frecuencia recurre en
    entrevistas o conversaciones informales guarda la
    convicción de la profundidad de la huella marcada con la
    fuerza de la autoestima, la fe en lo creado y el valor para
    trascender. La confirmación se revela en las apreciaciones
    que califican como "demencial" "magistral" lo que identifican
    como evidentemente distinto a lo conocido, aportando elementos
    novedosos, que nutren la imaginación para continuar
    explorando, proyectando géneros y estilos.

    Monografias.com

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    BIBLIOGRAFÍA / FUENTES
    DIRECTAS:

    Registros de audio con testimonios y
    entrevistas al autor.

    KURAIEM, Carlos "Presagios de Guerra, 2 de
    abril de 1982", poemas, Edición Lucio Consentino, Buenos
    Aires, Argentina.

    KURAIEM, Carlos "El Canto del Gallo Rojo",
    poemas. Miller Editor, 1985, Buenos Aires, Argentina.

    KURAIEM, Carlos "De Laúdes y
    Mistoles", poemas. Imprenta El Gran Ángel, 1996, Buenos
    Aires, Argentina.

    KURAIEM, Carlos "La Canción del
    Borracho", poemas, La Luna Que, 1999, Buenos Aires,
    Argentina.

    KURAIEM, Carlos "El Hombre de Traje a
    Cuadro de Diez Colores que Llegó en la Carroza de los
    Días Patrios", novela. La Luna Que, 2013, Buenos Aires,
    Argentina.

    KURAIEM, Carlos "La Rama
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    KURAIEM, Carlos
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    Autor:

    Marta Goddio

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