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¿Que es la muerte?



Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Qué significa la muerte para los seres
    humanos
  4. La
    muerte es un fin biológico o es la finalidad de la
    vida humana
  5. Es lo
    mismo vivir y existir
  6. Ideas
    sobre la muerte
  7. El ser
    humano como ser mortal
  8. Mortalidad y proyecto
  9. La
    muerte en la cultura
  10. La
    muerte como preocupación
  11. La
    conciencia de la muerte
  12. La
    muerte como motor del acto de
    filosofar
  13. Muerte y alegría de
    vivir
  14. Muerte y sentido de la
    existencia
  15. La
    vida de Horacio Quiroga
  16. Cronología trágica de su
    vida
  17. Su
    vida reflejada en sus obras
  18. Predilección por los temas de
    muerte
  19. Miedo
    a la propia muerte
  20. Conjuración del miedo:
    proyección
  21. El
    hombre muerto
  22. Un
    escritor: cierre de la parábola
  23. Ambigüedad de Quiroga: las dos
    tendencias
  24. Conclusión
  25. Vocabulario
  26. Bibliografía

Resumen

Esta monografía intenta
abordar como tema la "predilección de Horacio Quiroga por
los temas de muerte". Horacio Quiroga fue un hombre al que le
tocó protagonizar una sucesión de muertes muy
confusas, la presencia dramática, llena de sucesos
lastimosos,desgraciados y fatales en su vida, influye en sus
obras, cargándolas de un gran contenido de
tragedia.

Pero, ¿qué buscaba Quiroga al
recaer constantemente en temas de muerte? ¿por qué
es en esos temas cuando obtiene sus mejores obras? ¿por
qué es allí en dondesu estilo es el más
personal y más limpio de influencias?.

Introducción

Horacio Quiroga, un hombre al que le
tocó protagonizar una sucesión de muertes muy
confusas, o por lo menos tan infortunadas como para que se pueda
hacer sensacionalismo alrededor de ellas.

Cualquiera de ellas por separado habría bastado
para alejarlo de la histeria modernista., pero la que más
lo alteró fue la de su amigo Ferrando, al que mata
accidentalmente. De todos modos, este sacrificio del amigo, se
repitió, después, cuando Ana María Cires,
su mujer, se suicida con cianuro en medio de la selva. Un
poco antes, en su atormentado y oscuro pasaje por Buenos
Aires, había muerto otra, una de la cual nadie habla y
parece haber sido la gran mujer de su vida, muerta
de tuberculosis.

Es por ello que esta presencia dramática, llena
de sucesos lastimosos, desgraciados y fatales en su vida, influye
en sus obras, cargándolas de un gran contenido de
tragedia.

¿Pero qué buscaba Quiroga al recaer
constantemente en temas de muerte? ¿Por qué en
esos temas es cuando obtiene sus mejores obras? ¿Por
qué es allí que su estilo es el
más personal y más limpio de
influencias?.

Es justamente la experiencia personal de Quiroga la que
conducirá a esa preferencia por los temas de muerte,
asunto que será desarrollado en la
presente monografía.

Desde un punto de vista genérico,
la muerte es la finalización de
las actividades vitales de un organismo. En el caso
particular de la realidad humana, la definición vigente
desde un punto de vista médico y legal alude a la
cesación de toda actividad en el encéfalo,
demandándose además que esta finalización
sea completamente irreversible.

Con el cometido de comprobar esta situación,
deben cumplimentarse una serie de procedimientos y
de protocolos rigurosamente pautados.Es preciso
señalar que la definición de muerte ha sufrido una
serie de variaciones a lo largo de la historia. En el
pasado, el criterio para declarar clínicamente muerta a
una persona era la ausencia
de respiración y de latidos en
el corazón. Con la evolución de
la tecnología empleada, que permitió la
conservación artificial de la actividad cardiaca
y respiratoria en pacientes, este criterio debió ser
revisado.

Además, otra circunstancia hacía necesaria
esta revisión: la posibilidad de utilizar los
órganos de pacientes carentes de actividad cerebral para
salvar vidas. Es por ello que luego de un período
de evaluación, la comunidad médica
decidió adoptar la nueva definición de muerte,
aquella que hace énfasis en el papel
del cerebro como articulador principal de
las funciones del cuerpo.

La muerte es el término de la
vida a causa de la imposibilidad orgánica de sostener
el proceso homeostático. Se trata del final del
organismo vivo que se había creado a partir de un
nacimiento.

El concepto de muerte, de todas maneras, ha
variado a lo largo de la historia. En la antigüedad se
consideraba que la muerte, como evento, tenía lugar
cuando el corazón dejaba de latir y el ser vivo ya no
respiraba. Con el avance de la ciencia, la muerte
pasó a entenderse como un proceso que, a partir de un
cierto momento, se vuelve irreversible.

En la actualidad, una persona puede haber
dejado de respirar por sus propios medios y, sin
embargo, seguir con vida a través de un respirador
artificial Por otra parte, puede hablarse de muerte
cerebral para hacer referencia al cese completo e
irreversible de la actividad cerebral.

Más allá de la biología,
existe una concepción social y religiosa sobre la muerte.
Se suele considerar a la muerte como la separación
del cuerpo y el alma. Por lo tanto, la muerte
implicaría el final de la
vida física pero no de la existencia. La
creencia en la rencarnación también es bastante
común.

La muerte es el poder absoluto que dispone de
nosotros. Ella nos pone el límite, finiquita nuestra
existencia. Mientras podemos ocasionar y anticipar, panificar y
ordenar muchas cosas, se sustrae la muerte a la arremetida
estratégica. Ella viene, cuando quiere, viene como el
ladrón en la noche. A cada momento es posible que ella
asalte. En el entorno de su vida puede el
hombre disponer de algo, tiene poder de disposición
sobre cosas y procesos - pero no tiene poder de
disposición sobre la muerte, él está
entregado a ella. La muerte aparece como el señor infinito
sobre los vivientes, que tiemblan ante ella. Pero esto vale en un
sentido muy determinado. El hombre no puede mantener a
distancia a la muerte, no puede escapar a ella, no puede
ocultarse ni esconderse de ella. A cada cual lo alcanza –
precisamente con una "seguridad mortal"

Qué significa
la muerte para los seres humanos

El sentido de la muerte se encuentra en la vida misma,
en cuanto sabemos que vamos a morir, dirigimos nuestros esfuerzos
hacia la vida intensamente vivida, el morir nos enseña a
amar, querer, recordar. La muerte postergada hacia la eternidad
no puede sino constituir el más absurdo de los absurdos.
En cuanto ésta dejaría de ser fuente de vida, vivir
en el más acá, requiere la certeza de la finitud.
La muerte es un espejo en el cual contemplamos nuestra vida
entera, la historia personal se perfila hacia
un proyecto común de todos los hombres, de los
que están y los que vendrán,
el dialogo del espíritu con
el corazón, resuelven su acuerdo de vida en un
instante, el corazón ofrece energía para
la acción, y el espíritu ofrece un viaje hacia
el crecimiento. Entender esto, significa entender que la vida
misma no es más que un periodo pequeño de nuestra
existencia.

La vida cobra sentido en cuanto se revela como un
transito, morir es cambiar de estado y el bien morir
puede ser entendido en términos de desprenderse finalmente
de todo lo material que nos confina a este mundo para
facilitarnos el paso a la eternidad. El bien morir es estar
dispuesto con humildad a despedirse de la vida, entregar la
existencia que nos fue dada, sin rencores ni arrepentimientos,
sin culpa y sin dolor.

¿Porqué vivir si sabemos que vamos a
morir?

Porque en la vida encontramos el significado de la
existencia y en la muerte encontramos el significado de la vida,
el convencimiento de nuestra muerte nos impulsa a trabajar, a
hacer, a producir, sin posponer inútilmente nuestro
destino. La presencia de la muerte nos pone frente a
nuestra responsabilidad, que es la de hacer de la vida el
sentido mismo de la existencia.

La muerte es un fin
biológico o es la finalidad de la vida humana

La muerte como acontecimiento biológico y
personal .A la luz de esta concepción
unitaria del hombre cuerpo-alma,
¿qué significa la muerte? La definición
clásica de muerte como separación del alma y
del cuerpo se caracteriza por una grave
indigencia antropológica, pues presenta la muerte
como algo que afecta solamente a la «corporalidad
humana» y deja al «alma» completamente
intacta. Esta descripción considera la muerte
como un hecho biológico: cuando las energías
biológicas del hombre llegan al punto cero, entonces
sobreviene la muerte. Esta concepción
sugiere también que la muerte es algo que sobreviene
extrínsecamente a la vida: ambas, muerte y vida, se
oponen; no existe entre ellas
ninguna interrelación.

Por ello, en la definición clásica, la
muerte es un acontecimiento que aparece sólo al final
de la vida biológica. Por el contrario, en la
visión antropológica que hemos expuesto la
muerte surge no como un simple hecho biológico, sino
como un fenómeno específicamente
humano.

La muerte afecta a la totalidad del hombre y no
únicamente a su cuerpo. Si el cuerpo es afectado y
constituye una parte esencial del alma, entonces
también el alma queda envuelta en el círculo
de la muerte. Además, la muerte humana no es algo
que llegue como un ladrón al final de la vida:
está presente en la existencia del hombre, en cada
momento y siempre, a partir del instante en que el hombre
aparece en el mundo55. Las fuerzas se van gastando, y el
hombre va muriendo a plazos, hasta acabar de morir. La vida
humana es esencialmente mortal o, como dice
san Agustín, en el hombre hay una muerte vital56. La
muerte no existe. Lo que existe es el hombre moribundo, como
un ser para la muerte. Esta no viene desde fuera, sino que
crece y madura en la vida del hombre mortal. De esta forma,
la experiencia de la vida coincide con la experiencia de la
muerte. Prepararse para la muerte significa prepararse para
la vida verdadera, auténtica y plena. De ahí se
sigue que la escatología no está
aislada de la vida y proyectada hacia un futuro distante,
sino que es un acontecimiento de cada instante de la vida
mortal. La muerte acontece continuamente, y cada
instante puede ser el último.

La planta perece, el animal fina. ¿Qué
ocurre ahí, pues, con planta y animal? ¿Cómo
puede algo que "es", súbitamente concluir? ¿No es
este concluir un tránsito a otro estado de ser, similar a
como el bloque granítico pasa a ser polvo en su
despedazarse? Evidentemente, eso no podemos decirlo de lo vivo.
Lo vivo no puede mantenerse siempre en su ser-vivo, él
finaliza en el ser-muerto. ¿Pero qué hay con este
ser-muerto? (…) ¿Es acaso el muerto en absoluto? A
partir de la cópula también la nada es un "ente",
pues decimos a lo mejor que "es" la negación de todo lo
ente. ¿Qué pensamos propiamente cuando declaramos a
"lo vivo" como "muerto"? Lo hasta ahora vivo ha
desaparecido— pero no se ha "retirado", no se ha ocultado,
sustraído a la visibilidad. Se ha apagado, se ha
aniquilado. El finalizar del ser vivo no es el giro de un
determinado estado de ser a otro, sino un giro de ser en nada.
Más encima, el hablar de giro es siempre desorientador, ya
que en general a cada giro le pertenece algo que gira, a
cada metabole un hypomenon. Cuando una cosa llega
a ser más grande o más chica, cuando cambia
de color y demás, entonces tiene que permanecer
la cosa como el fundamento que está a la base para que
pueda tener en ella un giro. Pero el giro de la vida al
ser-muerto no puede ocurrir en un portador sustancial que
esté a la base del giro.

Es lo mismo vivir y
existir

Cuando hablamos de Vivir me imagino a
cualquier persona que se despierta y lleva acabo una rutina muy
parecida o mejor dicho casi exacta a la del día anterior,
a esa persona que quizás solo Vive porque tiene
que pagar un Auto, porque tiene hijos que lo (a) necesitan, o
quizás tiene un Novio (a) y creen que es el "Principio y
el Fin de sus Vidas", y sienten que esa vida que lleva es su
Felicidad, cada día se despierta y siente que tiene
Felicidad porque alguien en este mundo los necesita, o porque
tienen muchas cosas materiales como para pensar en otra
cosa que no sea el "uno mismo", y es así como
uno se acostumbra a vivir, hasta caer en la Rutina y no es
que este encontrar de la Rutina, simplemente a veces considero
que es mala compañera pero por otro lado si no
tuviéramos una Rutina estaríamos perdidos, aunque
el punto es que la misma Rutina cansa. Ahora Cuando escucho a
alguien que me dice la palabra Existir lo relaciono con
alguien que lleve una Rutina (ir al Escuela, ir
al Trabajo, etc..), pero cada día hace algo diferente
Rompe con esa Rutina, si tenia que comenzar "moviendo el pie
derecho inicia con el Izquierdo" y con
ese movimiento rompió la rutina, comienza a
cuestionar las cosas que hace en su Hogar, en su Trabajo, en su
Escuela, sin llegar a lastimar a otros, intenta mejorar procesos
que quizás el mismo realizo, comienza a no solo
Vivir "porque así lo quiere algún Ser supremo
o porque si no Vivo habrá terceros lastimados". Ya
abordando este tema me recuerda una Frase de Rene
Descartes que sino mal recuerdo dice "Si dudo Pienso, Si
pienso Existo"; sus palabras para mi son exactas al punto
que quiero llegar ("NO DEJEMOS DE EXISTIR, Y COMENZEMOS A
SOLO VIVIR"); no importa la Edad, el Sexo, hay que
hacer cosas que quizás parezcan algo locas, porque bueno
debemos tener algo que contar a los Hijos, Nietos.

Existir o vivir

"Una roca existe, una persona vive", y es muy cierto,
sin embargo, no todas las personas viven, si una persona estas
vacía, o no tiene sueños o metas altas, si solo se
alimenta, y trabaja para mejorar su calidad de habitar,
si respira, pero no goza, esa persona no esta viva, solo existe,
ocupa espacio.Amigo y todos los que lean esto: vivan, sientan, la
alegría, la tristeza, el entusiasmo, tracen sueños
inalcanzables y luchen por ellos, por sus ideales, sientan
la libertad, y solo entonces sabrán la diferencia
entre vivir y existir.

 Todo lo que nos rodea posee energía pero si
preguntas en lo que es respirar sentir ver el ser humano y las
criaturas seres vivientes que están en el mundo viven ya
que la vida es un ciclo que tiene comienzo desarrollo y
final y las cosas como objetos piedras etc. pueden estar
millones de años existiendo por que no están vivas
pero existen

¿Existir o vivir? Mejor vivir

Dependiendo el punto de vista que se le de, puede variar
la perspectiva sobre vivir o existir, que poseamos cada uno. Me
explico, mientras respiremos estaremos vivos, y por ende,
existimos. Pero el termino de existir, es relativo ya que un
florero, un libro, un carro, etc., también existen!
es decir, que al ocupar un espacio determinado en este planeta ya
estamos existiendo. Quiero decir con esto, que a mi concepto no
usaría el término existir… En respuesta a tu
pregunta, preferiría vivir, saber que estoy vivo y
sentido. Ya que muchas personas existen pero pocas viven o saber
vivir.

Ideas sobre la
muerte

El ser humano en general, le tiene temor a la muerte y
esto se debe a la ignorancia. Uno siempre teme a lo que
desconoce. Cuando la conciencia despierta, la
ignorancia desaparece y deja de existir el temor a la muerte.
Nadie muere en la víspera. El ser humano muere el
día y a la hora que señala la Ley del
Destino. "La causa de la muerte es el pecado", dicen las
Sagradas Escrituras; realmente el ser humano al cometer el pecado
original en aquel Paraíso Terrenal, quedó sometido
a una cadena de muertes y nacimientos, de las cuales solo
podrá liberarse cuando nazca por segunda vez de su
energía creadora –semen-, cuando sea bautizado
–transmutado- por el Espíritu
Santo en Matrimonio Perfecto. San Pablo nos dice
en la Biblia que el ser humano posee un cuerpo carnal y un cuerpo
espiritual. A este cuerpo carnal se le llama "cuerpo
físico" y al cuerpo espiritual le llamamos "alma o cuerpo
astral". Estos cuerpos están unidos por un cordón
fluídico o energético, que en esoterismo se
denomina "Cordón de plata". Primer Juicio.

Al morir, el desencarnado es sometido a un primer
juicio. El desencarnado cae en un desmayo de tres días y
la vida que acaba de pasar comienza a verla como una
película, en forma retrospectiva, desde la muerte hasta el
nacimiento acompañado por los seres queridos que ya han
partido. Al ver los malos actos cometidos siente vergüenza y
se alegra al contemplar las buenas acciones. Se dice que el
desencarnado ésta recogiendo sus pasos. Este juicio es
realizado por la Ley Divina para que el desencarnado haga
conciencia de las buenas y malas obras que realizó en la
vida. Después de realizado el primer juicio, un
Ángel de la Muerte, que trabaja bajo
la dirección del Maestro ORIFIEL de Saturno,
corta el cordón de plata que une al cuerpo físico
con el cuerpo astral o alma. Los moribundos suelen ver el
Ángel de la Muerte como una figura esquelética,
espectral, bastante horrible. Realmente lo que sucede, es que
este ángel se reviste con el traje que corresponde a su
oficio.

Las vestiduras funerales y las esqueléticas
figuras de los Ángeles de la Muerte, horrorizan
a aquellos que todavía no han despertado la conciencia. Ha
ocurrido muchas veces, que a personas a las que se les
está realizando el primer juicio, revisando la
película de su vida, han regresado nuevamente a la vida.
Segundo Juicio. Cuando el cuerpo duerme, el alma o cuerpo astral
se desplaza a la cuarta dimensión, llamado el mundo de los
sueños, a través de esa alma viaja y se manifiestan
los YOES o DEFECTOS de cada ser humano. Igual ocurre al morir,
los YOES o EGOS se desplazan con el alma a la cuarta y quinta
dimensión de la naturaleza. En el mundo molecular se
realiza el 2° JUICIO y volvemos a revivir nuestras vidas,
pero en forma mucho más lenta. Este proceso se cumple
desde la ancianidad hasta la niñez y el nacimiento. Los
desencarnados visitan entonces aquellos lugares con los cuales se
relacionaron. Revive cada escena de su vida, dicen y hacen lo
mismo que hicieron, sintiendo alegría por las buenas obras
y profundo dolor moral por las malas.

El ser humano como
ser mortal

El "ser-mortal" del hombre es una determinación
de nuestro ser, que cada uno conoce, acerca de la cual cada uno
sabe de un modo peculiar— pero que al
mismo tiempo es difícil de concebir e
interpretar. Hemos intentado considerarla como una
determinación-esencial, que le pertenece a lo humano como
tal, como carácter fundamental de la existencia
humana, que no es propia ni del animal, ni de Dios. Pero,
¿cómo somos nosotros "mortales"? Si de ordinario
pronunciamos determinaciones de las cosas, presuponemos que estas
determinaciones le corresponden a las cosas, mientras y en tanto
las cosas "son", persisten, perduran; la consistencia de la cosa
constituye el presupuesto obvio para la
adscripción de determinaciones. En la multiplicidad de las
determinaciones contables se articula el persistir y durar de las
cosas de este modo y de otro. La cosa es portadora de
propiedades. Las propiedades le corresponden a ella, en tanto
ella, mientras ella y hasta tanto ella persiste. La cosa es lo
que sustancialmente se mantiene, mientras en este portador que se
mantiene permanecen o cambian ciertas propiedades.

Mortalidad y
proyecto

Para medir la mortalidad y poder comparar las
defunciones de unos países y otros independientemente de
su tamaño o de la población total, se
utilizan las Tasas de Mortalidad, que representan el
número de defunciones en un periodo de tiempo determinado
(normalmente anual) por cada mil habitantes de ese lugar. Para
su cálculo se dividen las muertes ocurridas
durante ese periodo por el número medio de habitantes del
lugar durante ese periodo y se multiplica por mil. El resultado
por lo tanto se expresa en Tantos por mil (%o).

Elaborar un proyecto de vida es importante porque te
permite plasmar tus ideas, tus metas, tus objetivos, tus
sueños, tus deseos, etc. Es una forma de aterrizarlos,
ponerlos en perspectiva para que puedas visualizar las distintas
rutas que hay para lograrlos y esto te permita escoger
cuál es la mejor opción que tienes considerando de
dónde estás partiendo y
las herramientas con que cuentas.

Veámoslo de esta forma: cuando tú deseas
lograr algo, lo primero que haces es imaginártelo. Pero la
primera vez siempre presenta muchas lagunas (detalles que no
fueron contemplados en esa visión que tuviste), en la
medida que esa visión siga frecuentando tu mente y te
tomes el tiempo de detallarlo, en esa medida comienzas a pasarlo
de ser una idea intangible a un deseo que comienza
habitúeselos convertirse en realidad. Es como una
creación, algo a lo que le estás dando vida. Y
créeme que cuando te digo que una de las actividades
más bellas que puede hacer cualquier ser humano es
precisamente ésta, la de crear algo de la nada. Es como
hacer magia.

También lo podemos definir como lo que queremos
hacer con nuestra vida, qué caminos queremos tomar.
Debemos tener un sólido, claro y fuerte proyecto de
vida.

La muerte en la
cultura

La concepción de la muerte como fin o como
tránsito, su creencia en una vida después de la
muerte, en el Juicio Final… actúan como
condicionantes para la actuación de los individuos en un
sentido u otro. La idea de inmortalidad y la creencia
en el Más allá aparecen de una forma u
otra en prácticamente todas las sociedades y
momentos históricos. Sin embargo, hasta ahora no
existen evidencias concluyentes a favor de esa vida
ultraterrena (véase experiencia cercana a la muerte).
Usualmente se deja al arbitrio de los individuos, en el marco de
los conceptos dados por su sociedad, la decisión de
creer o no creer y en qué creer exactamente. La esperanza
de vida en el entorno social determina la presencia en la vida de
los individuos de la muerte, y su relación con ella. Su
presencia en el arte es constante, siendo uno de los
elementos dramáticos a los que más se recurre tanto
en el teatro, como en el cine o
en novelas y relatos.

Muerte en la civilización egipcia.La creencia
inicial en la inmortalidad de dioses y faraones, posteriormente
extendida al resto de los egipcios, significó que se
practicara el embalsamamiento y la momificación, para
poder preservar la integridad del individuo en la vida
futura, según los textos de
la mitología egipcia.

Muerte en la civilización maya

Según la religión maya,
después de la muerte el alma emprende un camino a
Xibalbá (Mundo Subterráneo), donde debe atravesar
un río ayudado de un perro (el xoloitz cuintle).Entre los
diversos tipos de muerte sagrada en Mesoamérica se
encuentran: las mujeres embarazadas muertas en el
primer parto; las personas ahogadas, suicidadas, muertas de
lepra o sacrificadas y los guerreros muertos en batalla pues
la calidad de vida (buena o mala) no importaba tanto
como la forma de morir. Al final, las almas de los que
morían sagradamente también descendían al
inframundo. Los mayas consideraban que el alma de una
persona que iba al inframundo renacía en un individuo dela
misma especie, sin ningún recuerdo de la vida
anterior

La muerte como
preocupación

La preocupación por buscar respuestas respecto de
la muerte y el morir es tan antigua como el hombre mismo, y sobre
el particular hay múltiples ideas que pretenden explicar
el Inframundo, de las prácticas funerarias que cada
sociedad desarrolla, y muy en especial,
del comportamiento observado en la vida terrena, de
ahí el título de la obra, como advirtiendo:
"dime cómo vives y te diré qué Inframundo te
espera".

La conseja popular dicen que es sabia, y ante un
problema de grandes magnitudes suele decirse: "Si tu problema
tiene solución para qué te preocupas y, si no la
tiene, para qué te preocupas". Esta máxima
podría aplicarse a cuestiones de carácter
doméstico, pero ante situaciones que involucren
ámbitos espirituales, la perspectiva cambia, entonces, se
aplica otra conseja que reza: "No le digas a Dios cuán
grande es tu problema; dile a tu problema, cuán grande es
tu Dios", y bajo esta perspectiva se desarrolla el
libro Construyendo la vida a partir de la
muerte. Entonces toma sentido estudiar un problema que no
tiene solución terrena, y el sujeto construye y
reconfigura una serie de imaginarios de la vida después de
la muerte.

La preocupación, entonces, se centra en buscar
respuestas que den cuenta de la etapa post mortem, es
decir, de la suerte que correrá el difunto de acuerdo a
una amplia evaluación celestial de su comportamiento en la
vida terrena, según adscripción religiosa. O lo
expresado por una de las co-autoras, Emma Leticia, quien dice
respecto a la preocupación del trabajo, estudiar el
imaginario: "Las ideas religiosas sobre la vida después de
la muerte y la vida eterna" (p. 259).

El tema de la muerte, entonces, se inscribe en los ritos
de paso, específicamente en los ritos funerarios, aquella
que estudia las costumbres mortuorias, y la concepción de
la vida eterna en el Inframundo. Otro tanto sucede en el ramo de
la tanatología, que se encarga del estudio integral e
interdisciplinario de la muerte. Celebro, en consecuencia, que
los autores hayan estudiado la perspectiva de la muerte como una
preocupación espiritual desde varias adscripciones
religiosas que van desde la católica y agrupaciones no
católicas denominadas evangélicas (pentecostal, neo
pentecostal, testigos de
Jehová, Iglesia de México o
israelita, Asamblea de Dios, presbiteriana, metodista, bautista
amistad cristiana). Todas ellas en el ámbito
veracruzano.

El trabajo, además, tiene otra particularidad,
que trabajaron con población adulta mayor (60 y más
años de edad), y esta perspectiva le da una
característica muy particular, pues se aduce que las
personas mayores son o muestran mayor práctica religiosa
que otro grupo poblacional, justamente porque
experimentan cercanía o probabilidad de morir.
Veamos pues, a grandes rasgos el contenido de los trabajos, y los
invito a leer la obra con la finalidad de que abunden en cada uno
de ellos.

La conciencia de la
muerte

La consciencia de tener que morir, y no en un sentido
abstracto e irreal como la que todos tenemos, sino de forma
inmediata y sin dilación, tiene una gran importancia,
sobre todo para el propio moribundo. A pesar de ello, muchos
médicos sienten una profunda aversión a
explicar

A un enfermo de muerte su situación.
También los parientes intentan hacer concebir esperanzas
de curación al enfermo, lo que le dificulta tener
un conocimiento real del estado de las cosas y, por
ello, le impide la preparación y la espera consciente de
la llegada cercana de su muerte.

Actuando de ese modo acabamos confundiendo y
engañando al enfermo sobre la llegada de su propia muerte.
Normalmente ningún ser humano muere gustoso, pero poseer
la conciencia de tener que morir en un tiempo previsible es
imprescindible para poder ordenar los últimos días,
semanas o meses de vida y disponer las cosas que requieren
intervención.

Difícilmente habrá otra situación
que de forma tan directa y clara nos dé a entender que
vivimos en el instante del

"aquí y ahora" como el conocimiento de
la muerte que está a las puertas. Vivir esta fase de una
manera consciente es sin duda un regalo para el moribundo, como
lo es también para sus parientes y amigos, en quienes
permanecerá el recuerdo y la experiencia de la muerte .Los
seres humanos somos conscientes a diferencia de
los animales de la finitud de la vida y paralelamente
poseemos instinto de supervivencia.

Esta consciencia de la muerte permanece latente en
nuestro interior y cualquier estímulo puede despertarla en
un momento dado (observar como los padres envejecen,
ver noticias sobre accidentes, vivir la
muerte de un amigo o familiar…).

Cuando la conciencia de la muerte hace acto de
presencia, la reacción habitual es enmascararla o
apartarla de nosotros con pensamientos del tipo "aún me
queda mucho por vivir", "soy joven"… Aunque a veces, estos
pensamientos persisten, retorna la angustia y no nos queda
más remedio que gestionar el terror que nos
producen.

La muerte
como 
motor del acto de filosofar

La muerte nos hace pensar en la vida. Si diéramos
un significado a nuestra muerte, encontraremos una nueva
perspectiva para nuestra existencia.

Más allá del impacto de la idea que
proyectamos de nuestra muerte en nosotros mismos, también
el impacto de muertes que somos testigos tiene un gran efecto
sobre nuestra vida. Fue el hecho de presenciar una muerte que
llevó al Príncipe Siddhartha, el Buda
histórico, a abandonar el palacio en el cual vivía,
para dedicarse a la meditación en busca de una
solución efectiva para que cese el sufrimiento
humano.

Lo mismo sucede con aquellos que presenciaron el proceso
de una muerte y que se dejaron tocar por los poderosos efectos de
esa experiencia sobre su visión del mundo. Asistir a
alguien muriendo nos torna consientes de
nuestros límites humanos y nos lleva a ser
más realistas y menos pretenciosos en cuanto a nuestras
posibilidades. Aun así, no podemos olvidarnos de que aun
encarando a la muerte de manera positiva, ella continúa
fea y dura de mirar.

Dice Lama Gangchen Rimpoche: "Si usted estuviera en una
situación negativa en el momento de su muerte, debe
recordar que la negatividad no trae nada. Por eso, regrese
su atención para su concentración interna
y para su auto-confianza". Creo que esa sea una tarea para una
vida entera.

Muerte y
alegría de vivir

La existencia es el tema filosófico por
excelencia, especialmente el del sentido de nuestra vida. Ahora
bien, no es seguro que tenga un sentido.

El tema de la existencia y del sentido de ésta,
así como la concepción de la muerte, han sido temas
fundamentales del pensamiento filosófico a lo
largo de la historia, quizás incrementado a partir del
siglo XIX con autores
como Schopenhauer , Kierkegaard ,
Nietzsche , preocupados por estas cuestiones
transcendentales.

Algunos autores quieren ver en la existencia de los
seres humanos en general, y de cada uno en particular, como el
fruto de un proyecto, por lo que la existencia tendría el
sentido de seguir los dictados y los deseos
del Creador . La existencia del ser humano sería
un elemento más de la Voluntad Divina.

Formamos parte de un proyecto superior en el que nuestra
aportación es importante y necesaria. Ese sería el
sentido. Todos los elementos relacionados con nuestra
existencia: el amorla moral, estarían
relacionados con ese proyecto que nos supera y explica la
vida.

 La muerte de la gente, a mi juicio, siempre es
triste. No puede haber alegría que provenga de ella.
Pienso que el sentimiento más cómodo que pueda
surgir ante la muerte es la indiferencia. Como cuando
abrimos el periódico y encontramos que alguien
ha muerto, e incluso vemos su fotografía.
Podríamos estar seguros, no obstante, que esa muerte
tiene su cercano, su doliente; que no le puede dar alegría
al que la mira como pérdida. Si la muerte es un
desaparecer ajeno, un extinguirse algo vinculado a nosotros,
debemos verla como un evento que nos quita, que nos hace ver que
siempre habrá un momento en que no podemos tener lo que
tenemos, y eso significa, por ejemplo, no tener más una
caricia, una voz, una figura sólida, alguien que supo de
nosotros, que participó de nuestra historia y cuyos actos
ya no nutrirán nuestra memoria. Eso es muy triste,
siempre será triste No menos pasa cuando se trata de
nuestra propia muerte. Uno vive una vida al tiempo que se
construye a sí mismo. Y terminamos siendo muchas cosas,
tantas como los sentidos y la imaginación nos
han permitido crear a partir del mundo: mis padres, mi esposa,
mis hijos, mi perro, mis amigos, la brisa salobre del mar, una
canción de amor, mis éxitos, mis fracasos, mi
forma de escribir, mi forma de hablar, como percibo, como me
perciben, mis recuerdos, el sexo, mi música, mi
coraje, la forma como me figuro el futuro… Son muchas cosas las
que perderíamos si muriéramos y pienso que una sola
de ellas, bien vivida, bastaría para sentir tristeza al
morir.Me atrevo a concluir que precisamente porque la muerte es
triste debemos aprender a afrontarla. Mirarla con serenidad en
tanto es ineludible. Padecer la ajena con la seguridad de que nos
enseña; y la propia, con la calma que deberíamos
tener cuando renunciamos a algo que siempre supimos que no era
para siempre.

Muerte y sentido de
la existencia

No deberíamos buscar un sentido abstracto a la
vida, pues cada uno tiene en ella su
propia misión que cumplir; cada uno debe llevar
a cabo un cometido concreto.   Los hechos que
parecen robarle el sentido a la vida incluyen no solo el
sufrimiento o la angustia, sino también la
muerte.

El pesimista se parece a un hombre que observa con temor
y tristeza como su almanaque, colgado en la pared y del que a
diario arranca una hoja, a medida que transcurren los días
se va reduciendo cada vez más. Mientras que la persona que
ataca los problemas de la vida activamente es como un
hombre que arranca sucesivamente las hojas del calendario de su
vida y las va archivando cuidadosamente junto a los que le
precedieron, después de haber escrito unas cuantas notas
al dorso. Y así refleja con orgullo y goce toda la riqueza
que contienen estas notas, a lo largo de la vida que ya ha vivido
plenamente.

¿Qué puede importarle cuando advierte que
se va volviendo viejo? ¿Tiene alguna razón para
envidiar a la gente joven, o sentir nostalgia por
su juventud perdida? ¿Por qué ha de
envidiar a los jóvenes? ¿Por las posibilidades que
tienen, por el futuro que les espera? "No, gracias",
pensará. "En vez de posibilidades yo cuento con
las realidades de mi pasado, no sólo la realidad del
trabajo hecho y del amor amado, sino de los sufrimientos sufridos
valientemente. Estos sufrimientos son precisamente las cosas de
las que me siento más orgulloso aunque no inspiren
envidia". 

Y eso justamente porque en la vida todo tiene un
sentido, nada pasa por casualidad, si sufrimos siempre es por
algo, es una oportunidad enviada del cielo para hacernos
más fuertes, para hacernos mejores.

Una persona que le da un sentido a su vida, un "por
qué vivir" que trascienda lo puramente terrenal, es
significativamente mas feliz que una persona que piense que
aquí abajo termina todo, porque vivirá con
esperanza, con ilusión del premio que recibirá,
vivirá despegado de los bienes de la
tierra, porque sabe que lo que hace tiene un sentido, tiene una
misión que va mas allá de ganar mas dinero, de
sentirse cómodo acá en la tierra y sabe
que eso a la postre es lo único realmente importante en su
vida, y sabrá enfocar ésta hacia esa
dirección.

La vida de Horacio
Quiroga

Biografía:

Nacido en 1878 en el Salto Uruguayo, donde su padre era
vicecónsul de la Argentina. Horacio Quiroga, al regreso de
un corto viaje a París, inició sus
primeros ensayos literarios con el libro en
prosa y verso Los arrecifes de coral (1901), fruto de
la influencia de renovación poética que
dirigía en su país Julio Herrera y
Reissig.

En 1903 un viaje con Leopoldo Lugones a Misiones le
descubrió la belleza de esa selva, su mundo de misterio y
de sonora soledad. Años más tarde estableció
su hogar en los alrededores de San Ignacio sobre el río
Paraná y reveló a las letras
un ambiente y una vida ignorados. Se dedicó
también a variadas empresas en las que
su personalidad vigorosa se destacó ampliamente.
Pero su auténtica vocación fueron las letras.
Cultivó la poesía, la prosa y en la
prosa, la novela y el cuento; pero fue
principalmente en este
último género donde mostró su
talento excepcional, mereciendo el elogio permanente de la
critica literaria.

Muchas influencias pueden señalarse en él:
Kipling, Poe, Dostoiewski, pero sus mejores obras son aquellas en
que superada la etapa de lo extraño y de lo
mórbido muestra la naturaleza y
el alma de Misiones.

Su vida llena de altibajos, de empresas quijotescas, de
lucha tenaz, tuvo muchos episodios dolorosos que explican en
parte sus actitudes y su conducta un tanto
rara y extraña.

Fue admirado y envidiado. Como
todo valor nuevo y auténtico se lo
discutió e imitó. De toda su obra lo sustancial son
sus cuentos, limpios descarnados y humanos, que
señalan un temple literario de primera
magnitud.

Falleció en Buenos Aires, el 19 de febrero de
1937. Sus restos fueron enviados a Salto, su ciudad natal, con
grandes homenajes.

Sus cuentos más difundidos son: Cuentos
de amor, de locura y de muerte, Los desterrados y Cuentos de
la selva, entre otros

Cronología
trágica de su vida

-1878 31 de diciembre: Nace en
Salto Uruguay.

– 1879: La familia va a una chacra,
en San Antonio Chico, donde abunda la caza. A la vuelta
de una excursión Prudencio Quiroga (su padre) muere al
enganchársele la escopeta cuando descendía de la
lancha.

Poco después Horacio es llevado por su madre a
Córdoba, a la que se trasladan para cuidar
la salud de una de las hijas (aquejada por
el asma). Al cabo de cuatro años regresan a Salto;
Quiroga cursa estudios primarios en el colegio Hiram, sostenido
por la masonería.

- 1895: 5 de septiembre: Ascencio Barcos (su
padrastro), enfermo, se suicida.

– 1898: En las fiestas de carnaval de Salto, conoce a
María Esther Jurkowsk, se enamora y quiere casarse con
ella. Su familia se opone y se produce la ruptura, su
primer gran amor desdichado ("fue un amador constante"), a la que
más tarde hará protagonista de Una estación
de amor y Las sacrificadas.

– 1902: 5 de marzo: a raíz de un cruce de
brulotes, Guzmán Papini y Zás y Federico Ferrando
conciertan un duelo. Quiroga, que llega a Montevideo procedente
de Salto, va a casa de Ferrando. El hermano de éste
había comprado una Lafoucheux de dos caños (12 mm).
Son las 19 horas: Quiroga examina el arma; se le escapa un tiro.
"Oyóse un grito de dolor y Ferrando cayó sobre la
cama, la bala le había penetrado en la boca,
alojándose en el occipital sin salir". Muere en seguida.
Quiroga es sometido a interrogatorio y trasladado posteriormente
a la Cárcel Correccional. El Dr. Manuel Herrera y Reissig,
hermano del poeta, asume la defensa. Consigue que sea puesto
en libertad el sábado 9.

Inmediatamente después abandona Montevideo. Se
refugia en la casa de su hermana María, en Buenos
Aires.

14 de diciembre de 1915: Ana María Cires, su
esposa, se quita la vida ingiriendo una fuerte dosis de
sublimado. Su agonía dura ocho días.

"Quiroga nunca hablaba de su primera esposa. Una vez sin
embargo, al pasar por el cementerio de San Ignacio le dijo a
Julio E. Payró (quién ha comunicado la
anécdota) ´ Está enterrada allí ".
Payró le preguntó si visitaba la tumba. Quiroga le
contestó que jamás. Y agregó: "Me he
olvidado completamente de todo eso". "Parecía muy duro",
advirtió Payró, pero después he llegado a
comprender que esa era la única manera de seguir viviendo
para el que queda".

– 1925 Regresa un tiempo a San Ignacio,
allí se enamora de una joven de 17 años que se
llama también Ana María. Sus padres impiden los
encuentros. El entonces agota los medios para
comunicarse: mensajes envueltos en tubo de palo
raspado, cartas en clave y otros semejantes; hasta
llega a cavar un túnel para raptarla. La muchacha es
alejada subrepticiamente y Quiroga desiste.

– 1934 15 de abril: se lo declara cesante:
(La política uruguaya ya ha sufrido un vuelco a
raíz del golpe de estado del 31 de marzo del
año anterior; Brum se ha suicidado para no entregarse.) La
S.A.D.E. (Sociedad Argentina de Escritores) envía una
nota, que firman Roberto Giusti, Arturo Cerretani Y Cesar Tiempo,
al presidente del Uruguay, Dr. Gabriel Terra, para que lo reponga
en el Consulado. El pedido es denegado. La situación
económica de Quiroga se torna apremiante.

– 1936 En mayo, después de un año y medio
de gestiones, se le acuerda la jubilación. Poco
después su mujer y su hijita se marchan; y él queda
solo.

– 1937 18 de febrero: durante la tarde mantiene –
según sus biógrafos - una conversación
con los médicos, en la cual corrobora las sospechas que ya
tiene sobre la enfermedad (cáncer gástrico) .
Después sale a dar un paseo por la ciudad y regresa al
Hospital a las once de la noche. En la madrugada del día
19 muere.(Un vaso con restos de cianuro, evidenciaba la causa del
fallecimiento.

Partes: 1, 2

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