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Las Sociedades Benéficas y Mutualistas de Venezuela, Chile, el Estado de Texas y otras (1848-1964)




Enviado por Rubén Contreras



Partes: 1, 2

  1. Presentación
  2. Introducción
  3. Origen y
    Formación de Las Sociedades Benéficas y
    Mutualistas
  4. Aportes de Las
    Sociedades Benéficas Mutualistas al crecimiento en los
    países señalados
  5. Conclusión
  6. Fuentes
    Generales

Presentación

A propósito de la celebración del 150
aniversario de la fundación de La Sociedad Mutuo Auxilio
de La Guayra, quizás la última fecha de este
milenio mediante el cual se resalta la importancia del origen de
la sociedad civil sin fines de lucro en nuestra región,
hoy Territorio Federal Vargas, el licenciado Rubén
Contreras, me ha pedido que le haga la presentación de un
trabajo de investigación acerca de los orígenes de
Las Sociedades Benéficas Mutualistas. Por ello me siento
complacida de poder hacerlo y le agradezco la gentileza que ha
tenido para conmigo, honrándome con tan grata
distinción.

El 28 de octubre de 1848, nace por primera vez y como
señala el Lic. Contreras en su obra, "el efecto benefactor
y la previsión social en La Guayra y en Venezuela, y esto
sirve como base de la integración social, de igual manera
los auxilios y previsiones como antecedentes al desarrollo de
servicios de salud en La Guayra", lo que nos demuestra la
importancia y primacía de esta institución como
gestora en la materia de previsión y seguridad social y me
he permitido tomar lo anterior porque precisamente de ahí
parte este trabajo investigativo que nos honra a todos los
mutualistas de nuestro país. Y esto lo expresa el autor de
una manera detallada porque se introduce en el Movimiento
Mutualista, por sus relaciones y acercamientos con nuestra
sociedades y fue atrapado por ellas, con lo que el
espíritu societario del autor se pone de manifiesto en la
concreción del trabajo investigativo y le da fuerza a
estas investigaciones valorativas que integran dicho trabajo,
poniendo de manifiesto su esfuerzo y afán para demostrar
el objetivo esencial de nuestras sociedades benéficas;
como es el servicio a una noble causa y el socorro mutuo a sus
asociados.

Es pues la finalidad de esta obra, acerca del origen del
mutualismo en Venezuela y por ende en América Latina, la
manera como contribuye Rubén Contreras a tributarle a la
precursora Sociedad Mutuo Auxilio de La Guayra un gran homenaje,
lo que hace excepcional este estudio, convirtiéndose en un
extraordinaria fuente de estudios y conocimientos no solamente
para los mutualistas, sino para todas aquellas personas que se
sientan atraídos por todo lo concerniente con el origen de
las sociedades benéficas mutualistas, en el hoy territorio
Vargas, quienes han formado parte del acontecer histórico
de nuestro país.

Por ello, mi reconocimiento y gratitud al amigo y
hermano mutualista Lic. Rubén Contreras, por la fervorosa
admiración y respeto hacia el mutualismo, representado en
este trabajo el cual lo interpretamos los mutualistas como una
ofrenda más a las sociedades benéficas mutualistas,
y en esta ocasión de una manera muy especial a la
primigenia Sociedad Mutuo Auxilio de La Guayra.

Contribuye así Contreras a sembrar en el
Territorio Federal Vargas, en Venezuela y en América
Latina, este ideario acerca de sus diferentes formas de
solidaridad en esta tarea societaria y mutualista, para seguir
unidos en el espacio y en el tiempo, acentuando y haciendo
más universal aquella hermosa frase que nos guía a
los mutualistas, "cuando te asocies da tu corazón de buena
voluntad".

Carmen Díaz Almeida

Benemérita de la Sociedad Benéfica
Auxiliadora y

El Centro Mutuo Benéfico de
Maiquetía

Agradecimientos

Motivado a estar realizando actualmente un Post Grado en
La UCV, de Historia Contemporánea de América Latina
y entre las materias tenemos estudios relacionados con La Micro
Historia en el contexto sub regional, tuvimos la oportunidad de
revisar diversas facetas, corrientes, y motivos dentro de la
historia, así como la evolución de la misma en
algunos países americanos. De allí pudimos observar
hechos históricos, problemas, inquietudes, casualidades y
situaciones específicas en muchos de ellos.

Buscando un tema para trabajar, decidimos revisar la
historia local de algunos pueblos y tome el terruño
adoptivo, La Guayra, para iniciar una investigación
relacionada con un hecho de vital importancia para la
consolidación de la sociedad guayreña durante el
siglo XIX, como fue la creación de La Sociedad Mutuo
Auxilio en 1848. Institución destinada al socorro mutuo de
sus asociados, allegados y vecinos, con lo cual se inició
una labor de filantropía, que se pudo extender por otros
países latinoamericanos, con la finalidad de aliviar las
penas y socorrer a quienes integraban las diferentes sociedades
mutualistas.

Por tal motivo hemos decidido escudriñar un poco
la historia local de La Guayra a partir de 1848 hasta 1964, con
la intención de conocer y destacar la importancia del
mutualismo en dicha ciudad, así como en otros
países latinoamericanos, como elemento creador de la
seguridad social para los ciudadanos, y lo hemos podido hacer por
la solidaridad efectiva de unos guayreños y amigos de
excepción, que viven y están dedicados a ese mundo
filantrópico de la mutualidad, en el cual impera la
equidad y el altruismo. Además ciento cincuenta
años en la vida de los pueblos puede resultar una etapa
pequeña en su cronología, pero en una
institución como La Sociedad Mutuo Auxilio de la Guayra,
significa todo un quehacer de trabajo y dedicación por una
causa de fe, en la cual se han puesto todos los empeños
sin esperar una recompensa material. Sólo el gozo material
les mantiene viva su pasión por servir.

A ellos: Carmen Díaz Almeida, Ángel
Narváez, José Gregorio Díaz, Ramón
Mavares, Francisco Veracierto Sánchez, y también a
la Sra. Nélida Aracelys López, mi compañera
de trabajo en La Comisión de Desarrollo Regional de la
Cámara de Diputados, la cual me ha servido de
transcriptora y correctora del texto, mi agradecimiento por su
apoyo en la realización de esta modesta
investigación, la cual aspiro que sirva y contribuya para
conocer y difundir parte de la historia de La Guayra, en lo
concerniente a la importancia de las Sociedades Mutualistas y
Benéficas, la cual parece querer quedada olvidada en el
espacio y el tiempo. Aunque de alguna forma con estos aportes
pretendemos en parte su reivindicación.

Introducción

Con la elaboración del presente trabajo, acerca
de algunas de las sociedades mutualistas creadas en
América Latina, a mediados del siglo XIX, así como
en el presente, buscamos conocer las distintas motivaciones que
tuvieron sus fundadores para iniciar una actividad societaria,
imbuidos en el mundo de la filantropía.

En él queremos y trataremos de demostrar los
orígenes y antecedentes que sirvieron de motivación
para sus inicios fundacionales, así como los fines y
objetivos de las mismas, con su composición por parte de
las diversas clases sociales que existían para el momento
de sus inicios en las diversas localidades, y hasta de la
legislación necesaria para que los trabajadores e
integrantes de las diferentes sociedades latinoamericanas,
tuviesen mejor fortuna en cuanto a su progreso y bienestar
familiar.

Igualmente los aportes logrados por las sociedades
mutualistas al crecimiento y fortalecimiento de los habitantes de
los diferentes países latinoamericanos, así como
también la función integradora en los planos
familiares, sociales, institucionales y gubernativos de esos
países, también el espíritu benefactor y del
socorro que las orientaba para actuar en los momentos de apremio
de quienes integraban dichas sociedades, o de quienes estuviesen
cerca de ellas. De ahí el sentido lógico de la
cofradía, de la mutualidad y la mancomunidad. Socorrer al
desvalido para sentar las bases y antecedentes de la seguridad
social y de la prevención sanitaria.

Esas ideas novedosas tenían influencia de
precursores y eran sustentadas en Alemania y Francia en los
últimos tiempos, destacándose de manera
protagónica el francés Pierre Joseph Proudhon
(1809-1865), quien proponía la creación de una
estructura mutualista de la economía para sustentar la
irresponsabilidad del individuo inorgánico, por un
liberalismo igualitario basado en el crédito gratuito y en
el intercambio natural de los servicios y ratificaba que
sólo las instituciones mutualistas fundadas
espontáneamente, con arreglo a los principios de la
razón y la experiencia, crearán un orden de cosas
en la difícil situación de las relaciones
económicas existentes para esos años cercanos a
1850.(1) Motivo por el cual se promulgó en Francia una ley
relativa a estas asociaciones.

Apoyados en esos postulados y en la búsqueda de
mejorar la situación social y reivindicar al trabajador y
a su entorno familiar, así como lograr una actitud
solidaria entre ellos mismos, nace el 28 de octubre de 1848 La
Sociedad Mutuo Auxilio de La Guayra, fundada por José
Eusebio Berra (2). Luego a tres años de fundada
ésta, otros guayreños que venían observando
los buenos resultados obtenidos, decidieron en la parte alta de
la ciudad conocida como El Guamacho, fundar La Sociedad
Vínculo de Caridad.(3)

La expansión internacional del mutualismo pasa a
la región austral de América, cuando el 18 de
septiembre de 1853, un grupo de tipógrafos liderados por
Victoriano Laínez crean La Sociedad Tipográfica en
Santiago de Chile, cuyo fin primordial era el socorro mutuo a los
componentes del arte de Gutemberg. Lo hacían motivado a
que la Junta de Sanidad decretada por el presidente de Chile en
1822, Don Bernardo O" Higgins, no había podido solucionar
los problemas de salud que confrontaba el pueblo chileno.
(4)

Luego en 1862, el 12 de enero, se constituyó la
segunda institución mutualista en Chile, con la
denominación de Sociedad de Artesanos de la Unión,
bajo el liderazgo de Fermín Vivaceta Rupio, quien
sirvió de motivador para agrupar en su seno a talladores
ornamentalistas, dibujantes, carpinteros y trabajadores en su
mayoría. (5) Siguiendo ese ejemplo unitario, las mujeres
obreras de ese país, preocupadas por ayudar a quienes no
tenían la misma posibilidades de trabajo y habían
tenido algún infortunio en la vida, decidieron agruparse
también para constituir en 1887, La Sociedad Mutualista de
Chile, siendo sus precursoras unas trabajadoras de un taller de
modas denominada "Casa Gunter", destacándose entre ellas
Micaela Cáceres de Gamboa, Carmen Parada, Rosa Opazo y
Fidelia Campos. (6)

En Colombia los orígenes del mutualismo tienen
una marcada influencia de la iglesia católica, al crear
ésta una serie de instituciones dependientes como fueron
La Sociedad Católica de Bogotá, fundada en 1838,
luego se creó La Congregación de Obreros de San
José de Medellín en 1846, y en años
subsiguientes: La Sociedad Santa Cruz de Caldas y El Coro Andante
del Corazón de Jesús en Antioquía, quienes
centraron sus esfuerzos en atender a los enfermos y en ayudad a
quienes no contaban con los gastos del sepelio. (7)

De México también tenemos algunas
referencias de la mutualidad, y suponemos que en ese país,
estas ideas progresistas del socorro mutuo, surtieron efecto
entre los hombres de avanzada social, quienes las pusieron en
práctica y lograron extenderla hacia el país del
norte, cuando el 4 de enero de 1880, es fundada la hermana
Sociedad Mutualista Miguel Hidalgo en Brownsville, Texas. Lo que
nos permite entender que tuvo entre sus iniciadores algunos
integrantes de nacionalidad mexicana y que dio inicio a una serie
de sociedades mutualistas en esa región de los Estados
Unidos. (8)

En el año de 1906, en Maiquetía,
Venezuela, se crea La Sociedad Benéfica Auxiliadora y
dieciséis años después, en 1921, por
desavenencias e imposiciones contrarias a los deseos de sus
integrantes, se rompe la armonía y el vínculo entre
La Sociedad Industriales del Mercado de Caracas y la de
Maiquetía, para dar paso a una nueva institución,
El Centro Mutuo Benéfico, quienes van a suplir la ausencia
de la caraqueña y aglutinar a un buen sector de
trabajadores motivados por el deseo de compartir las penurias y
ofrecer soluciones a las mismas.

De igual manera, el proceso y avance del mutualismo en
Chile y en Texas en el presente siglo, se manifiesta de una
manera creciente e intensa, al extremo de constituirse en
federaciones mutualistas ciento sesenta y seis (166)
instituciones para el año de 1980, (9) y en Texas
están radicadas veintisiete (27) para el año de
1964, y en el propio México para ese mismo año
existían diez (10) federaciones mutualistas.
(10)

En el año de 1936 en Chile, se creó La
Federación Provincial Mutualista de Santiago y
tenía dentro de sus fines, unir a las diferentes
asociaciones de socorro mutuo, con el fin de procurarles un mejor
desenvolvimiento o desempeño en sus tareas, y
también obtener su incorporación a la
legislación existente en ese país, especialmente en
lo relativo a las leyes vigentes en materia económica,
educacional, salud y social. (11) En Venezuela, el 14-06-1926, se
creó por iniciativa de las sociedades mutualistas
existentes en el entonces Departamento Vargas, del Distrito
Federal, La unificación Patriótica de Sociedades
Benéficas, que luego con el correr de los años dio
paso el 02-02-1951, al Circulo de Sociedades Benéficas del
Departamento Vargas (12), la cual perseguía la defensa de
los intereses comunes de todas las instituciones mutualistas que
tenían vida activa en la región señalada,
así como velar por el fomento de mutualismo.

Esa diversidad de Sociedades Mutualistas, en los
países señalados, ha demostrado la existencia de
instituciones con estatutos y reglamentos, las cuales con el
comportamiento de sus asociados, la solidaridad y
comprensión ante los problemas que los aquejan, sirviendo
de ejemplo ante el resto de la población, por el
espíritu equitativo y de altruismo que rige entre sus
asociados, les da la fuerzas en la perennidad de los tiempos para
continuar con sus postulados.

Origen y
Formación de Las Sociedades Benéficas y
Mutualistas

Después de lograda la independencia en la
mayoría de los países latinoamericanos, los
diferentes gobiernos iniciaron sus actividades administrativas
tratando de ordenar y orientar lo conducente a su
situación económica, educativa, sanitaria, militar,
etc., pero en su mayoría olvidaron lo relativo a la
seguridad social, por lo cual nos atrevemos a suponer que sus
habitantes carecían de previsiones en esa
materia.

Aquí en Venezuela se presentaban situaciones
similares a Chile, Uruguay, Argentina, Colombia, México y
los demás países; no tenían leyes que
amparasen a sus ciudadanos en cuanto a la seguridad y
previsión social. Pero el mar actuó como el hilo
conductor de buenas nuevas, dándose el caso que La Guayra,
puerto de mar abierto a las ideas e inquietudes que circulaban
por el mundo, había recibido de los bajeles que atracaban
en sus muelles noticias acerca de la fraternidad, igualdad,
justicia, solidaridad, templanza y fortalezas del hombre,
derivadas de la revolución francesa y retomadas por sus
pobladores en 1797, cuando se produjo La Conspiración de
Manuel Gual y José María España. Es decir, a
través de la fraternidad habían tomado ese ideario
y las sembraron en quienes vivían en el litoral
venezolano. Igual cosa hizo el prócer Antonio
Nariño en 1793, cuando tradujo el texto de Los Derechos
del Hombre y del Ciudadano producto de la revolución
francesa, con el objeto de que los neogranadinos conociesen las
ideas renovadoras que circulaban por el mundo de ese
entonces.

Esa misma situación se presentaba en Chile con su
puerto de Valparaiso, Argentina con su Buenos Aires, Uruguay con
Montevideo, Colombia con Barranquilla, México con Veracruz
y Acapulco, ciudades con las características de ser
puertos de tránsito, por los cuales entraban ideas
innovadoras que alimentaban el espíritu creador de los
hombres, en la búsqueda el bien común.

I.A.- Fines y Objetivos de Las Sociedades
Mutualistas.

Tal como rezan las actas iniciales de Las Sociedades
Mutualistas Benéficas, objeto de este estudio, sus fines
son el de prestar apoyo y auxilios a los socios en caso de
enfermedad o muerte. Para ello las sociedades tenían
establecido dentro de sus estatutos, la creación de un
fondo pecuniario, para prestar una función social basada
en el socorro mutuo a sus asociados, animaos en sus deseos de
contribuir al bienestar de los mutualistas y concertar la mayor
fraternidad.

Además de los auxilios a sus socios,
también tenían dentro de sus objetivos, propender
al bien moral de sus asociados, contando con los medios que
tuviesen a su alcance, pudiendo dictar conferencias, celebrar
actos sociales, culturales, establecer juegos de salón,
deportes, fomentar los valores patrios y en especial el
sentimiento de amor y veneración a la memoria de los
próceres y libertadores, dándose el caso que la
mayoría de ellas tienen predilección y hasta
veneración por los postulados independentistas de los
países señalados y en los casos de las fundadas en
Texas, sobresalen los nombres de Benito Juárez, el Cura
Hidalgo y el Padre Morelos.

Las de Venezuela en La Guayra, mantienen en sus salones
retratos y bustos de, El Libertador y demás héroes
nacionales, así como destacan al hijo epónimo del
estado, Dr. José María Vargas. Las de Chile indican
según su nombre, el apego al trabajo que realizan sus
integrantes y a las actividades que se dedican.

La Sociedad Benéfica Auxiliadora de
Maiquetía estableció en sus estatutos que, aparte
de la labor societaria que realizan, pueden fundar o auspiciar
con los miembros que la integran un club social recreativo, para
los familiares de los socios. También propendía a
la creación de institutos de educación,
montepíos y cajas de ahorros.

Las Sociedades Benéficas Mutualistas venezolanas,
ubicadas en La Guayra, tienen la advocación de una figura
religiosa, así El Mutuo Auxilio tiene como patrona a
Nuestra Señora de Las Mercedes, La Sociedad Vinculo de
Caridad y El Centro Mutuo Benéfico de Maiquetía a
Nuestra Señora del Carmen y La Sociedad Benéfica
Auxiliadora a María Auxiliadora. Es decir además de
su función benéfica, mutualista, societaria y
cultural, mantienen su apego a las costumbres religiosas y
actúan en consonancia con la iglesia de su parroquia.
Aunque es unánime en casi todos los estatutos de las
distintas sociedades, sean estas venezolanas, chilenas, texanas,
no permiten la actividad política ni la religiosa, a pesar
de tener todas una figura seglar, sino trabajar
básicamente por la solidaridad de sus integrantes y el
socorro mutuo de los mismos.

En Venezuela, en ocasión de conmemorarse los 100
años de la muerte de Simón Bolívar, El
Libertador, el 17 de diciembre de 1930, La Sociedad Mutuo Auxilio
de La Guayra, convocó un encuentro de Sociedades
Mutualistas a la cual existieron 36 instituciones, de las
existentes en el país, a fin de rendir un homenaje y
testimoniar su adhesión al gentilicio bolivariano. Dejando
como constancia de ese evento aparte de las actas del mismo, la
elaboración de un magnifico retablo de madera tallado,
similar al escudo de Venezuela, en el cual manifestaron el
espíritu de ese encuentro mutualista y
societario.

Debemos destacar también, que los fines de estas
instituciones son similares. En Chile a diferencia de los otros
países señalados, se da el caso de acuerdo a la
bibliografía revisada, que las sociedades mutualistas
aparte del trabajo societario, también sirvieron de base
inicial para la organización de los sindicatos fundados en
las postrimerías del siglo XIX y principios del XX, como
lo explica Alan Ángel, cuando refiere que partiendo de una
institución de este tipo, sus integrantes desplegaron una
actividad sindical y política que cristalizó en la
formación del Partido obrero Socialista en 1912 y luego
con la Federación de Obreros de Chile. (13)

Así como se explican los objetivos de las
diversas sociedades mutualistas, también se le imponen
deberes y derechos a sus consocios, especificando aún
más las atribuciones que le corresponden y competen a su
junta directiva, la cual resulta ser la máxima autoridad
de la institución y debe dar ejemplo de rectitud y
probidad, pero también en los mismos estatutos y
reglamentos se explican las penas que se le imponen a sus socios
en caso de desacato al orden establecido, lo que deja entrever la
preocupación de sus fundadores en no dejar malos
entendidos, a quienes quisieran asociarse a ellas.

I.B.- Composición e Integración de Las
Sociedades Mutualistas.

Las Sociedades Benéficas Mutualistas objeto de
esta investigación son las siguientes:

Sociedad Mutuo Auxilio de La Guayra, fundada en
1848.

Sociedad Vínculo de Caridad de La Guayra, fundada
en 1851.

Sociedad Tipográfica de Santiago de Chile,
fundada en 1853.

Sociedad Unión de Artesanos de Santiago de Chile,
fundada en 1862.

Hermana Sociedad Mutualista Miguel Hidalgo de Texas,
fundada en 1880.

Sociedad Mutualista Femenina de chile, fundada en
1887.

Sociedad Benéfica Auxiliadora de
Maiquetía, fundada en 1906.

Sociedad Mutualista Benito Juárez, fundada en
Texas en 1919.

Centro Benéfico de Maiquetía, fundado en
1921.

Sociedad Mutualista de Jornaleros de Waco, Texas,
fundada en 1924.

Aparte de estas instituciones, también se crearon
otras similares en La Guayra, como los Gremios de Artesanos, los
Pacotilleros del Puerto, y esto lo apreciamos con mucho vigor,
tal como lo expresamos cuando nos referimos a la
conmemoración del centenario de la muerte de Simón
Bolívar y revisamos el retablo elaborado para tal
ocasión, en cual están asentados una variedad de
gremios como Artesanos de Ciudad Bolívar y Trabajadores
Portuarios de Puerto Cabello y Zapateros de Caracas, entre otros,
lo que nos indica la riqueza conceptual y fraternal de las
sociedad mutualistas y asociaciones integradas a ellas, en su
afán de preservar hechos y acontecimientos relacionados
con la historia, así como también dejar testimonios
de sus actividades para la posteridad de los tiempos. E
igualmente como ya hemos reseñado, existen instituciones
similares en Chile y Texas, además de Colombia,
México, Argentina, Bolivia, Paraguay, Perú y
Uruguay, lo que nos indica que el Mutualismo es un ideario que se
ha esparcido en el mundo contemporáneo.

Estas instituciones, por lo general estaban compuestas o
integradas por gente trabajadora de los diversos estratos
sociales, sin distingos de clase, los unía el sentimiento
de la fraternidad y la sociabilidad, tal como lo expresan Luis
Valerio en las Primeras Sociedades Benéficas en La Guayra
y Amador Clark en Guayra en Tiempos de Gómez, cuando ambos
coinciden en reseñar que en esas instituciones, se
afiliaban hombres y mujeres de gran valía, comerciantes,
empleados, obreros, carpinteros, doctores, virtuosos y de trabajo
y todos se regían por los mismos principios y
postulados.

Ese espíritu societario y mutualista
también regía en los países
señalados, y la composición e integración de
las mismas, era por personas como las señaladas en el
párrafo anterior, y estaba dado por la dinámica
social y económica que imperaba en los distintos
países reseñados para la época en estudio, y
ante la carencia de centros sociales, recreativos, culturales,
etc., y también ante las ingentes y preocupantes problemas
que se confrontaban para preservar la salud y bienestar de los
ciudadanos, por falta e implementación de políticas
gubernamentales, incidía en que parte de la
población con conocimiento y causa del significado
mutualista formasen parte de estas instituciones.

El hecho de tener gente muy diversa, no indica que la
adscripción a estas instituciones era fácil, ya que
para ser admitido como miembro de cualquier sociedad mutualista,
el aspirante tenía que cumplir una serie de requisitos que
empiezan por la manifestación por escrito a la junta
directiva, de querer integrarse a dicha institución, y en
algunos casos tener más de dieciocho (18) años
cumplidos y no tener más de cincuenta (50), ejercer oficio
o empleo seguro y gozar de buena salud. No padecer ninguna
enfermedad crónica o habitual y estar avalado por dos
miembros de esta. Además todo aspirante debía y
debe en la actualidad llenar un cuestionario con sus datos
personales y otras circunstancias que la Sociedad considere
conveniente. Este escrutinio debe reposar ante la junta directiva
con ocho (8) días de anticipación a la toma de
decisiones del caso en cuestión.

En Chile, en la Combinación Mancomunal en
Tacopilla en 1902, les exigían para ingresar a ella
algunos requisitos como los siguientes: pertenecer a la clase
obrera, tener 16 años, cumplir los acuerdos, asistir a las
reuniones programadas, contribuir con el cinco por ciento (5%) de
su renta mensual como abono y pagar una cuota mensual de 20
centavos. (14)

Para el ingreso en las sociedades guayreñas, la
decisión estaba prevista mediante el escrutinio secreto de
la junta calificadora por el sistema de bolas negras y bolas
blancas, y que permitiría al que saliese favorecido por
las (¾) tres cuartas partes de las bolas blancas su
integración a la misma. Y si fuese admitido debía
cancelar la cuota de admisión establecida en el
reglamento. En 1848, cada socio que ingresaba al Mutuo Auxilio de
La Guayra debía cancelar como cuota de admisión la
cantidad de cinco (5) pesos sencillos y una cuota de un real
fuerte semanal. (15)

Se dio el caso durante el años de 1928, que La
Sociedad Benéfica Auxiliadora de Maiquetía no
disponía de fondos para cubrir las obligaciones previstas
en su reglamento con los socios, por lo que resolvieron hacer uso
del artículo 24 de sus estatutos, los cuales facultaban a
La Junta Directiva para aumentar las cuotas de admisión,
por lo que se decidió a partir de octubre del mismo
año que cada aspirante a ingresar a dicho centro,
tenía que cancelar como cuota de admisión la
cantidad de diez (10) bolívares. (16)

De igual manera cuando se creó La Sociedad
mutualista Femenina de Chile, la suscripción de sus socias
varió de veinte a cuarenta centavos, según el
sueldo de cada una de ellas. (17)

Todas las sociedades para subsistir tenían que
cobrar una cuota de adscripción y mensualidades,
sólo así podían cubrir las erogaciones
causadas por los socorros y los gastos funerarios. De allí
que La sociedad Mexicana Monte de Las Cruces, de San Antonio de
Texas, exigía a sus asociados, para el año de 1934,
la siguiente cuota:

"0,01 dólares por el ingreso de los
jóvenes y niños menores de 15
años.

0,02 dólares por adulto.

Como los gastos y costos cada vez eran más
crecientes, tuvieron que aumentar la cuota para adultos en 1949 a
0,05 dólares y para 1964, se aumentó a 0,45
dólares…" (
18)

Al ser aceptados como socios, debían cumplir con
sus deberes y obligaciones y en la medida que actuasen acatando
las disposiciones reglamentarias y cumpliendo las asignaciones
encomendadas, los socios iban ascendiendo en los grados
jerárquicos que tenían instituidos. El ingreso en
las instituciones venezolanas era y es en la actualidad como
consocio normal, luego por los méritos logrados
ascendía a Distinguido y por los méritos acumulados
y sobresalientes a Benemérito. También se
establecía en sus estatutos que, después de
cuarenta (40) años de actuación constante, el socio
activo sería jubilado de sus obligaciones y por estar al
día de sus compromisos societarios, disfrutaría de
todas las prerrogativas que emanan de los estatutos, hasta su
asignación por fallecimiento. Aparte de estos grados,
dichas sociedades instituyeron también la figura del socio
honorario, con el distinguen a personalidades locales, que sin
ser mutualistas llevan una vida vocacional dedicada al servicio
de la sociedad.

Así como en Chile fue creada La Sociedad
Mutualista Femenina, en Venezuela para integrar a las damas a la
vida societaria, se creó en casi todas, todas La Sociedad
de Damas, y también para fomentar en los niños el
sentido de la equidad, el altruismo y el trabajo benefactor y
fraterno entre ellos, se instituyeron también Las
Sociedades Mixtas Infantiles. Luego con el correr de los tiempos,
las sociedades de damas desaparecieron por la integración
de éstas con la de caballeros.

Dado lo expuesto, hemos apreciado, que la actividad
mutualista se ha prodigado en casi toda nuestra América
con tal intensidad, que en 1946 se constituyo un Comité
Internacional Mutualista, con delegados de Perú, Argentina
y Chile, y luego en 1952, reunidos en Temuco, representantes de
Argentina, Bolivia, Chile, Perú y Uruguay, celebraron el
VII Congreso Nacional de Sociedades Mutualistas de Chile,
decidiendo fundar ese mismo año, el 12 abril, La
Confederación Latinoamericana de mutualidades, cuyo fin
era la búsqueda de mejores días de paz y bienestar
para la comunidad americana. (19)

A ese congreso le siguieron los realizados en 1953, en
ocasión de celebrarse el centenario el mutualismo chileno,
al que concurrieron representantes de Argentina, Bolivia, Chile,
Ecuador, México, Paraguay y Uruguay, acordándose
entre sus asistentes, escoger la fecha el 18 de septiembre de
1853, como la de la Mutualidad Americana. (20)

Luego en 1957, durante los días del 25 al 27 de
mayo, coincidiendo con el Centenario de La Sociedad
Tipográfica de Buenos Aires, se realizó el II
Congreso de Sociedades Mutualistas Americanas, en el cual se
tomaron una serie de consideraciones, entre las cuales destacamos
las siguientes:

"Adhesión a la Organización de Estados
Americanos.

Creación de un Banco Internacional del
Mutualismo.

Recomendar a los diferentes gobiernos, la
enseñanza del mutualismo como asignatura permanente y la
formación de la mutualidad infantil.

Unificación de la Legislación
Mutualista Americana.

Recomendar a todas las mutualidades de
América, se organicen en Confederaciones y que establezcan
bibliotecas especializadas.

Declarar precursor del mutualismo americano a Don
Victoriano Laínez". (
21)

De igual manera, siguiendo ese ejemplo federativo, Las
Sociedades Mutualistas Mexicanas del Estado de Texas, decidieron
unir sus esfuerzos en la búsqueda de mancomunar a todos
los mexicanos y descendientes de éstos, residentes en
Texas, para estrechar las relaciones entre todos y velar por la
seguridad de los mismos, y en especial entre los países de
México y USA, y así con ese ideario, el 23 de
noviembre de 1963 se creó la Federación de
Sociedades Mutualistas Mexicanas del Estado de Texas, siendo
aprobados sus estatutos en el Congreso realizado en la ciudad de
San Marcos, Texas, el 9 de febrero de 1964. (22)

Aportes de Las
Sociedades Benéficas Mutualistas al crecimiento en los
países señalados

Como hemos apreciado a través de los libros de
actas, estatutos, y reglamentos, acerca de las diversas facetas
del mutualismo, las condiciones de vida y de sociabilidad que
imperaba en los países señalados eran, en algunos
casos, muy precarias para sus habitantes; es decir no eran las
más satisfactorias en cuanto a las propuestas de
políticas presentadas y ejecutadas por los ejecutivos
nacionales en la búsqueda del bienestar de todos, por no
tener como prioritario, la promoción de las condiciones de
vidas con logros sociales, económicos y hasta
sanitarias.

Por lo general, en los países latinoamericanos no
existía la previsión social ni la seguridad social,
por parte del estado nacional, a pesar que en los antecedentes de
esta materia pudiéramos decir que en Venezuela, estaban
dadas circunstancialmente en la Ley de Haberes Militares, emitida
en 1817 y en la Ley de Abril de 1849, ambas emitidas por el
Ejecutivo Nacional, pero tenían como beneficiarios
exclusivos a los militares, es decir el conglomerado civil, que
era la mayor parte de la población, aparecía
ausente de las decisiones y designios de parte del gobierno.
Luego en 1918, a causa de los estragos causados por la gripe
española, el gobierno venezolano, nombró La Junta
de Socorros de la Guayra, quien se encargó de coordinar
las operaciones sanitarias en los pueblos de esa ciudad y los
aledaños, a fin de erradicar el mal. Aquí las
sociedades benéficas mutualistas y la logia
masónica unanimidad N° 3, jugaron papel importantes al
servir como sede de hospitales temporales y para el reparto de
las medicinas a los enfermos, que se contaron en número de
4827, (23); y no es sino hasta 1938 y 1939 cuando el presidente
de la república, el general Eleazar López
Contreras, crea el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales y
El Instituto de Epidemiología, con la finalidad de atender
a los trabajadores y de evitar la propagación de
enfermedades endémicas como el paludismo, el tifus, la
fiebre amarilla y otras.

Es decir, la seguridad social ha resultado ser el
Talón de Aquiles de los gobiernos latinoamericanos. Es en
1908, cuando se introduce en Argentina un sistema de cobertura
social para los trabajadores (24), seguido por México, al
proponerse en la Constitución de 1917, a través de
su artículo 123, la base fundamental del marco
jurídico que establece los derechos básicos de los
trabajadores, estipulándose entre otras cosas, el salario
mínimo, pero no es sino hasta 1931 cuando se promulga en
el país azteca la Ley Federal del trabajo. (25)

En Chile la previsión social se inicia en 1924,
cuando fue creado El Seguro Social y se aprueba el Congreso de la
República El Código del trabajo (26). Y en Uruguay
los primeros pasos en esta materia están plasmadas en las
Actas de La Convención Nacional del Partido Colorado, el
cual en septiembre de 1922, propone el establecimiento de las
jubilaciones y pensiones para todos los que trabajan, así
como el aumento de asilos y casas maternales, para satisfacer la
necesidad popular por estos establecimientos, y también la
designación de un médico por elección
popular, pagado por el estado, para prestar asistencia en materia
de salud a los obreros y trabajadores dependientes de este y
también a personas de modesta situación
económica, que no pudiesen sufragar los gastos que
acarreasen cualquier tipo de enfermedades. (27)

Como estas propuestas del Partido Colorado no fueron
plasmadas en su realidad, algunos representantes del mutualismo
uruguayo, que mantenían su prédica por lograr estos
avances sociales, como el Dr. Carlos María Fosalba,
lograron entusiasmar con su optimismo a otros emprendedores y
luchadores sociales, y empezando con sus colegas médicos,
logró convencer a sus más allegados, a fin de crear
un Centro de Asistencia Médica, y en 1935, el 1 de julio,
se inauguró la Sociedad Médica de Uruguay, la cual
contenía dentro de sus postulados velar por la salud de
los uruguayos en toda su extensión y aumentar el
número de médicos que prestasen servicio en las
instituciones mutualistas. (28)

Es por ello que el sistema de auxilios y ayudas creadas
por las Sociedades Benéficas Mutualistas, para socorrer
pecuniariamente a sus afiliados, entran a cumplir un excepcional
rol en la sociedad y pueblo en general, ya que en los reglamentos
de las mismas, se plantean una variedad de tópicos como
los auxilios para sus integrantes de acuerdo al tipo de
enfermedad que padecen, que le van a permitir a estos sobrellevar
la circunstancia adversa de la penuria, de la manera más
pasajera, al contar como lo expresan las actas, con
médicos y boticas para el surtido de las medicinas, y
también al auxilio cuando por causas mayores ocurre el
deceso de alguno de sus asociados.

De allí se deriva que cuando la Junta Directiva
de la Institución Mutualista conoce por medio del informe
del visitador sanitario, la enfermedad de cualquier asociado, la
solidaridad y la ayuda se manifiesta con la visita de la
comisión designada por la institución y de
inmediato empiezan a correr los auxilios, de acuerdo al estado de
gravidez, y estos varían de la misma forma en que avanza
el estado de salud del socio. Pero también se aprecia que
las instituciones de acuerdo a sus estatutos y reglamentos son
rigurosos en la aplicación de los auxilios, para no
incurrir en errores y quien por alguna circunstancia acepta los
auxilios y no se somete a las recomendaciones de los
médicos en guardar el reposo fijado o cambia la residencia
designada para temperar, es expulsado del centro.

II. A.- El Mutualismo como base de la
Integración Societaria.

Tal como expresamos en la idea acerca de la
composición e integración de quienes conforman las
distintas sociedades mutualistas en los países
señalados, estas resultaban ser un crisol de variadas
voluntades. No tenían ni tiene sus estatutos distingos de
razas, credos, ideologías, religión, clase social,
allí compartían todos por igual, lo que nos indica
la pluralidad de su integración. Además, hemos
señalado también, que así como en la Guayra
eran escasas las instituciones recreativas y sociales, y estaba
instituido dentro de los objetivos y fines de las mismas que
podían llevar a cabo actividades que no riñeran con
la moral y las buenas costumbres de guardar. Igual cosa se
reflejaba en la diversidad de países
americanos.

Estas apreciaciones nos permiten deducir, que por esa
amplitud societaria, las sociedades mutualistas y
benéficas eran y son organizaciones socio culturales con
un rango de racionalidad y de consideraciones que las destacaban
de otras, ya que al cumplir una función social de
acercamiento al prójimo, en la búsqueda del bien
común, de ayuda y de socorro hacia sus asociados, ante las
enfermedades y adversidades, estamos hablando de instituciones
con un sentido de organización y de buscar nuevos caminos
para que quienes se sientan atraídos por sus postulados,
tengan la certeza de contar con elementos validos para la
seguridad de ellos y sus familiares.

Es así como empezó en 1848 en La Guayra,
La Sociedad Mutuo Auxilio a conocerse por el pueblo en general,
en los términos de sus funciones y atribuciones,
características y fines que perseguían. De esa
forma, la fama empezó a despuntar y a motivar a
venezolanos de la localidad y también de otras regiones
del país, quienes inspirados en esos postulados, empezaron
a ver y conocer motivos de seguridad y estabilidad social para
sus asociados. Igualmente, en los países señalados
en este estudio, el espíritu societario impregnado de
equidad y altruismo, se apoderó de quienes veían en
esta actividad un fin noble que propiciaba bienestar para la
comunidad y posibilidad de coadyuvar en el alivio de las penas y
sinsabores que ocasionaban los problemas en materia de salud, con
la mayor sinceridad.

Además, la labor de estas instituciones
mutualistas resultó pródiga por variados aspectos,
dándose el caso que para la fecha de la fundación
de La Sociedad Mutuo Auxilio, en La Guayra, había escasez
de edificaciones y organizaciones de este tipo,
destacándose La Casa Guipüzcoana por su
majestuosidad, y servía de sede a La Aduana de La Guayra,
el Templo Masónico en el cual funcionaba La Logia
Unanimidad N° 3, y la recién constituida Sociedad
Mutuo Auxilio, la cual por el espíritu de
colaboración que existía entre sus integrantes, era
designada o escogida por los organismos oficiales para la
celebración de los actos oficiales y populares del pueblo
guayreño. Aparte de la función hospitalaria y
educativa que ha cumplido, como lo veremos a
continuación:

En 1864, La Sociedad Mutuo Auxilio fue encargada por las
autoridades locales, para dar una recepción y rendir
honores al Mariscal Juan Crisóstomo Falcón, quien
iba de paso hacia Caracas. Igualmente desde ese mismo año,
La Sociedad Mutuo Auxilio sostuvo con fondos propios un hospital
de caridad para mujeres con doce camas. Este hospital estuvo
activo Hasta 1905, cuando el ejecutivo nacional, presidido por el
General Cipriano Castro, promulgó una ley mediante la cual
se adscribían los hospitales bajo la dependencia del
gobierno, motivo por el cual La Sociedad Mutuo Auxilio entrego el
hospital con todo su patrimonio. (29)

También, desde el año de 1867, La Sociedad
Mutuo Auxilio sostuvo ininterrumpidamente una escuela nocturna
para niños pobres, hasta 1932, en la cual también
esta pasó a manos del gobierno nacional. Este gesto
educativo tuvo como iniciador al maestro Ricardo Ochoa,
continuando ese apostolado en el siglo XX un excepcional
guayreño llamado Rafael Martínez Salas. En el mes
de noviembre de 1873, llegó a la Guayra el médico
Alejandro Próspero Reverend, quien había asistido
al padre de la patria en su última enfermedad, y fue en la
sede del Mutuo Auxilio el sitio en el cual se le recibió y
rindió homenaje. Y el 19 de abril de 1888, cuando fueron
desembarcados por el puerto de La Guayra, los restos del
prócer José Antonio Páez, estos fueron
recibidos por una delegación de litoralenses, integrada
por representantes de la localidad, de la cual formaban parte las
autoridades del mutualismo. (30)

En los actuales momentos funciona en La Sociedad
Mutualista de La Guayra, La Escuela Centro de Estudio y
Asesoramiento de La Familia, dirigida a niños de 7 a 14
años y también una Academia Cultural, Baile y
Danza, el grupo de cuerdas Mutuo Auxilio. Además de
continuar con las actividades para la cual fue creada.
(31)

Partes: 1, 2

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