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Adoración conforme a las Escrituras



  1. Introducción
  2. Adoración espiritual y
    verdadera
  3. Palabras del Nuevo Testamento para
    adoración
  4. La
    naturaleza de la adoración
  5. La
    iglesia y la función del pastor en la
    adoración
  6. Principios para la adoración
    correcta
  7. Conclusión
  8. Tabla
    de referencia

Introducción

"Jesús le dijo: Amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu
alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande
mandamiento" (RV60, Mateo 22:37, 38)

Uno de los temas controversiales que la iglesia del
Señor enfrenta hoy, es aquello que ocupa a la iglesia cada
vez que se reúne como una familia unida en el día
del Señor; la adoración. Lo que más se
discute es sobre el estilo de adoración. Pero, se deja de
lado, el asunto más importante: la enseñanza
bíblica de la adoración. Porque, en el afán
de "adorar" a Dios creo que la iglesia ha caído en un
ritualismo, formalismo, fanatismo y activismo vacío de
significado y valor delante de Dios. La iglesia, al momento de
adorar debía plantearse preguntas como: ¿Qué
es más importante al momento de adorar a Dios?
¿Qué dicen las Escrituras acerca de la
adoración? ¿De qué tipo de adoración
se agrada Dios?

Según MacArthur, A. W. Tozer llamó a la
adoración "la joya perdida de la iglesia" Muchas iglesias
creo que hace mucho han perdido la joya de la adoración,
pero lo más grave es que no están buscando aquella
joya extraviada. ¿Cuánta adoración verdadera
tiene lugar en la vida de la iglesia del Señor?

Por tanto, el presente ensayo tiene la intención
de describir las características de aquella joya
extraviada y mostrar cómo debe llevarse a cabo la
adoración espiritual y verdadera en la vida del ministro y
en la vida de la iglesia como comunidad. La falta de
comprensión del tema de la adoración puede
debilitar al cuerpo de Cristo haciéndole perder su sentido
de misión en el mundo. Además, cuando la iglesia
fracasa en adorar apropiadamente, fracasa en cualquier otra
área.

Adoración
espiritual y verdadera

"Más la hora viene, y ahora es, cuando los
verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu
y en verdad; porque también el Padre tales adoradores
busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le
adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren"
(RV60, Juan 4:23, 24).

La iglesia contemporánea se ha desviado de lo que
es una verdadera adoración. La gran mayoría del
pueblo evangélico piensa en la adoración como algo
externo; algo ritual, como una actuación, como una
actividad que tiene lugar en un tiempo y lugar prescritos,
siguiendo determinadas formas. Pero en absoluto es eso el
espíritu de la verdadera adoración.
¿Dónde está el desvío? El
desvío está en hacer de la adoración un mero
formalismo religioso externo, egoísta, carnal,
hipócrita y sin sentido ni propósito. Según
MacArthur: "Es imposible aislar o relegar la adoración a
un lugar, tiempo o segmento de la vida. Agradecer y alabar a Dios
verbalmente en tanto que se vive una vida egoísta y carnal
es una perversión" (p. 297). Bien dijo Jesús
citando al profeta Isaías de los que vivían una
vida de pura apariencia, "este pueblo de labios me honra;
más su corazón está lejos de mí. Pues
en vano me honran, enseñando como doctrina mandamientos de
hombres" (RVA60, Mateo 15:8,9). Una adoración divorciada
de una vida de integridad y piedad genuina es vana delante de
Dios. Es puro ruido, y no una verdadera expresión de amor
a Dios (1 Co.13:1).

En muchas iglesias los que supuestamente adoran a Dios
son: "…hombres amadores de sí mismos, avaros,
vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres,
ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables,
calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,
traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites
más que de Dios,…" (2 Ti. 3:2-4). El punto es, que
no se adora a Dios como se debe y mucho menos con la actitud
correcta. Para adorar de una manera agradable a Dios es preciso
considerar lo que la Biblia enseña sobre la naturaleza de
la verdadera adoración. Empecemos definiendo lo que es
adoración.

Palabras del
Nuevo Testamento para adoración

El Nuevo Testamento cuenta con una palabra básica
para adoración, proskyneo, que tiene como significado
"postrarse en adoración de alguien o algo" y originalmente
podría significar "besar a una deidad", "besar la mano"
(lo cual requería postrarse o inclinarse ante el
ídolo). Este tipo de adoración humilde y reverente
sólo debe ser ofrecida a Dios y de ninguna manera a seres
humanos, ídolos, demonios, o al mismo Satanás. En
el Nuevo Testamento esta palabra es usada como 60 veces. Por
ejemplo: "Y él dijo: Creo, Señor; y le
adoró" (Juan 9:38). Sólo aquellos que han
creído en Jesucristo como único medio de
salvación tienen el deseo genuino de postrarse ante Dios
en adoración con una actitud humilde, reverente y
reconociendo la majestad de Dios.

Una segunda palabra usada 21 veces es latreuo significa
"rendir honor" o "dar homenaje" y denota servicio orientado a lo
religioso, sea de Dios o los ídolos. Algunos ejemplos:
"…después de esto saldrán y me
servirán en este lugar", "y aún aquí tiene
autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los
que invocan tu nombre" (Hch. 7:7; 9:14). Según MacArthur
esta palabra "…habla del tipo de veneración
reverente reservado únicamente a Dios" (p. 298). Por
tanto, la adoración es ofrecer algo a Dios, es atribuir a
Dios el valor supremo que sólo a él le corresponde
dar. Pero, "el cristianismo moderno parece estar comprometido con
la idea de que es Dios quien debería darnos a nosotros"
(MacArthur, p. 298).

Desde la perspectiva bíblica la adoración
debe dirigirse sólo al Dios trino, se prohíbe y
condena la adoración a falsos dioses. (Ex. 20:2-5) La
adoración es exclusiva para el único Dios verdadero
y el no tolera la adoración a otro (Is. 48:11; Éx.
34:14). Pero, la tendencia natural de todo ser humano pecador es
adorar falsos dioses y seguir la falsa adoración (Ro.
1:21, 23). Debe quedar claro que "…la adoración es
honor y alabanza dirigida a Dios" (MacArthur, p. 298).
Jesús declaró enfáticamente la exclusividad
de la adoración cristiana: "Al Señor tu Dios
adorarás, y a él sólo servirás" (Mt.
4:10).

La naturaleza de
la adoración

Todo ser humano adora, incluso la persona
atea. Los ateos se adoran a sí mismos. Cuando el hombre
rechaza a Dios, siempre adora a dioses falsos de su propia
elección" (MacArthur)

La verdadera naturaleza de la adoración se
describe mejor en la conversación que sostuvo Jesús
con la mujer samaritana: "Mas la hora viene, y ahora es, cuando
los verdaderos adoradores adorarán al Padre en
espíritu y en verdad; porque el Padre tales adoradores
busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le
adoran, en espíritu y en verdad es necesario que le
adoren". (Jn. 4:22, 23) Este es un llamado para todo adorador
humano, quien debe hacerlo con sinceridad y con la actitud
correcta. "La iglesia no tiene un formato prescrito ni tiempo o
lugar santo, ni sistema de sacrificios, ni sacerdocio" (Montoya,
p. 97). Pero, la celebración de Dios en su grandeza
suprema implica una entrega total de parte del adorador (Ro.
12:2). La iglesia es espiritualmente un templo y es un sacerdocio
que ofrece sacrificios espirituales por medio de sus actos y
actitudes (Ro. 12:1; Heb. 13:16; 1 P. 2:5).

La adoración es un estilo de vida que involucra
todo que hacer. Toda la vida cristiana debe ser un acto de
adoración. Es una obviedad que los creyentes se
reunían para exaltar a Dios (Hch. 2:42, 4:31, 12:5; 1 Co.
12:14). Tenían como propósito principal y
último adorar a Dios. El mayor mandamiento es amar a Dios
con todo el corazón y este amor se expresa mejor a
través de una adoración obediente (Mt. 22:36-40).
Por tanto, la adoración debe ser el eje central de la vida
de la iglesia (ef. 1:4-6; 1 P. 2:4-9). Dice Montoya: "El llamado
más sublime de la iglesia es exaltar al Señor,
magnificar su carácter y glorificarle antes que a toda la
creación" (p. 96). Es decir, la iglesia fue redimida y
apartada para adorar a Dios a través de Cristo. Por
consiguiente, la prioridad absoluta de toda iglesia debe ser la
adoración. La adoración debe ser la actividad
central y todo lo demás secundario (Is. 6:1-3).
Según MacArthur, "…el orden de prioridad comienza
con la adoración, no con el ministerio" (p.
303)

La iglesia y la
función del pastor en la
adoración

La pregunta es. ¿Qué le ocupa más a
la iglesia contemporánea? ¿Cómo lo
está haciendo en el asunto de la adoración?
¿Está presente el elemento de adoración en
toda su actividad? ¿Por qué las iglesias se ocupan
más de aspectos secundarios y no de lo principal? Para que
la iglesia cumpla con el propósito principal de la
adoración el rol pastoral es fundamental. Él debe
ser guía y modelo de adoración. El apóstol
Pablo escribiendo a Tito dice: "Presentándote tú en
todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza
mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de
modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo
que decir de vosotros" (Ti. 2:6-8). El pastor esta para hacer la
voluntad de Dios y llevar a cabo los planes y propósitos
de Dios para su iglesia. Si una iglesia tiene mucha actividad y
poca adoración, grandeza en el ministerio y
pequeñez en la adoración o son fatalmente
pragmáticos; gran parte ésa realidad está
directamente relacionada con la responsabilidad pastoral. Porque
muchos, sólo quieren saber acerca de lo que funciona y se
empeñan en buscar nuevas fórmulas y trucos; dejando
de lado la verdadera razón de su llamado,
"…apacentar la iglesia del Señor, la cual él
ganó por su propia sangre" (Hch. 20:28). Y se olvidan del
ser por estar tan involucrados en el hacer. Están
informados, programados, planificados y ocupados; pero no tienen
tiempo para Dios ni son ejemplos de una vida de adoración.
Entonces, ¿qué trato recibe Dios de su propio
mensajero? ¿Es acaso esto lo que Dios espera de sus
siervos?

Hoy, es común ver ministros ocupados en
funciones, promociones, objetivos, deseo de éxito,
números, esfuerzos tradicionalistas, caprichos y ajenos de
una experiencia de adoración espiritual y verdadera. La
pregunta es: ¿Cuándo entrarán en
razón para empezar a buscar el tesoro perdido de la
adoración? Deben entender que la adoración es la
base para su conducta y ministerio. Como bien dice MacArthur:
"…no es el sitio ni las formas externas de
adoración lo que realmente importa, sino la actitud del
corazón del adorador para con Dios. Comienza con la
entrega de nosotros mismos, y luego de nuestras actitudes,
después de nuestras posesiones, hasta que la
adoración sea nuestro estilo de vida" (p. 298). El
apóstol Pablo recomienda a su fiel servidor con estas
palabras: "…Ejercítate para la piedad; porque el
ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para
todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente y de la
venidera" (1 Ti. 3:7, 8).

El ministro debe tener un corazón ardiente por
Dios. Todo lo que hace apropiadamente en su ministerio debe ser
lo que rebosa de una vida de adoración. Ya que sólo
Dios el corazón con la verdad, la justicia y el amor; el
ministro debe estar permanente conectado a esa fuente a
través de la oración y la devoción diaria.
De ser capaz de decir como el salmista: "Rebosa mi corazón
palabra buena; dirijo al rey mi canto" (Sal. 45:1). Para dar cada
día, debe recibir cada día. Según MacArthur:
"Una profunda adoración se produce cuando el
corazón del adorador se hace más honesto y cuando
la verdad consume la mente del adorador. Toda adoración
que no se ofrece en espíritu y en verdad es completamente
inaceptable para Dios, no importa cuán bellas puedan ser
las formas externas" (MacArthur, 2009, p. 288). De los ministros
del evangelio Dios no aceptará una adoración que no
sea ofrecida con honestidad y con la actitud correcta. Para ello,
el ministro debe ocuparse principalmente de las cosas
esenciales.

Principios para
la adoración correcta

La adoración debe ser algo natural para todo
aquel que conoce a Dios. El punto es, ¿cómo lo
están haciendo? ¿En qué están puestos
sus corazones? El no estar familiarizados con lo que la Biblia
dice al respecto puede llevar a las personas a una
adoración equivocada. Considera los siguientes principios:
1) está prohibido adorar a Dios sin su aprobación y
fuera de sus términos (Gn. 4.2-5), 2) solamente el Dios
verdadero debe ser adorado (Éx. 20:1, 2), 3) no se puede
adorar a Dios a la manera de uno sino sólo como él
lo ha ordenado (Éx. 25:40; 31:2-11; 1 Cr. 28:11), 4) no se
puede dejar de lado lo que Dios ha ordenado y seguir un rito
diligente de algo que no fue ordenado por Dios (Mr. 7:6-9), 5) se
debe adorar a Dios de la manera que él lo ordena, "en
espíritu y en verdad" (Jn. 4:22-26) y 6) no hay lugar para
la innovaciones puramente humanas (Mt. 28:18-20).

Ahora bien, como Dios no tiene forma alguna ni cuerpo
alguno al reducir a Dios a unas imágenes se corrompe la
adoración y el verdadero concepto de Dios (Jn. 4:25; Ex.
32:7-9). ¿Por qué no hubo una representación
tangible de Dios? Sencillamente porque no desea ser reducido a
una imagen (Dt. 4:19-19). Sólo la encarnación de
Cristo fue adecuado para revelar a Dios de una forma tangible (Jn
1.18; 1 Jn. 1:1-3). MacArthur dice al respecto: "Solamente la
persona viva de Cristo puede revelar a Dios en una forma visible
y tangible. Intentar expresar a Dios en una imagen menos es
idolatría" (p. 294) ¿Cuál es el pensamiento
que la gente tiene sobre Dios? La manera de pensar es
determinante a la hora de adorar a Dios, porque se termina
haciendo lo que se piensa. Es decir, "la idolatría no
comienza con el martillo de un escultor; comienza en la mente"
(p. 294). Pero debe quedar claro que a Dios no se puede
visualizar de ninguna manera. Porque no hay nada que represente a
Dios gloriosa y adecuadamente. Hacerlo prácticamente es
una abominación. Porque todo lo que la Biblia no manda
expresamente está prohibido (Dt. 4:2; 12:32). La
adoración a nivel personal y comunitaria debe ser hecha
como la Escritura lo manda expresamente.

Conclusión

¿Cuál debe ser la actitud frente a la
adoración? ¿Tiene uno la libertad de hacerlo como
le place, formar su propio estilo de adoración? Hoy la
iglesia por estar plagada de tanta innovación
contemporánea a la hora de adorar se va alejando cada vez
más de las Escrituras y de la verdadera adoración.
A muchas iglesias, le vendría bien considerar con seriedad
la siguiente advertencia: "Mirad que no desechéis al que
habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los
amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si
desecháremos al que amonesta desde los cielos.
…Así que, recibiendo nosotros un reino
inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios
agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es
fuego consumidor" (Heb. 12:25, 28-29). La iglesia no tiene lugar
para inventarse su propia manera de adorar a Dios. Tiene que
hacerlo a la manera de Dios. La adoración que el
Señor mandó estará vigente hasta que
él vuelva. La adoración a Dios nunca será
aceptable si la actitud del corazón no es correcta (Lc.
10:27). Es todo lo que requiere la verdadera adoración. Se
debe dar lo mejor de lo que uno tiene (Pr. 3:9). Adorar a Dios
con la actitud incorrecta y alejada de lo que la Escritura manda
expresamente es una adoración vana e hipócrita (Am.
5:21-24, Os. 6:4-6).

Tabla de
referencia

Biblia de Estudio Esquematizada
RV60

MacArthur, John. (2009) El Ministerio
Pastoral.
Nashville, Tennessee, Estados Unidos de
América: Grupo Nelson. pp. 25

 

 

Autor:

Galo Rubén Callejas
Alá

Academia Ministerial de la Gracia de
Dios

 

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