Cagua pueblo de indios-391 años –
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Cagua pueblo de indios-391
años
Este trabajo forma parte de los apuntes investigativos
realizados en el año 2011, con motivo de la
Celebración de los 391 años de la ciudad de Cagua,
ocasión en la que fui designada por la Cámara
Edilicia del Municipio Sucre del Estado Aragua, Oradora de Orden.
En este opúsculo se esbozan aspectos breves y generales de
la historia del pueblo de Cagua, desde los primeros años
de la imposición formal del estado español hasta
nuestros días. En las siguientes líneas dejo para
Uds. los aspectos conferenciados en tan especial
momento.
Buenos Días, a todos y a todas, quiero expresar
mis más sinceras palabras de agradecimiento a la
cámara edilicia del Ilustre Consejo del municipio Sucre
del Estado Aragua, por designarme Oradora de Orden con motivo de
los 391 de la ciudad de Cagua ; especialmente al Concejal Habram
Milano Profesor, investigador, compañero de luchas y
sueños por la deferencia en proponer mi nombre para
dirigirme a Uds.
No puedo iniciar estas palabras remembrando un
nostálgico pasado, ni recordando episodios de infancia y
adolescencia; recorridos por sus calles, ni mucho menos
añorando el olor a barro de sus viejas casonas; pues no
nací en Cagua, no he vivido en Cagua y entonces me
pregunto ¿Por qué estoy aquí?
¿Cómo he llegado hasta Cagua? ¿Cómo
me he encontrado con Cagua? y me respondo.
Llegue a Cagua o Caguacao hurgando en viejos papeles de
los siglos XVII y XVIII y XIX; juicos de litigios por
usurpación de tierras promovida por los indígenas
de Turmero, en las matriculas parroquiales del archivo
Arquidiocesano de Caracas, en los documento de compra-venta de
esclavizados, y en los documentos protocolizados ante el
registro de Turmero por personas pertenecientes a las elites
gobernantes de los siglos XIX y XX, concernientes a las tierras
de los indígenas del pueblo de Cagua.
Por otra parte, me encuentro con Cagua, a través
de su gente sencilla , en la lucha por la construcción de
una sociedad justa e igualitaria; cuando asumimos al lado de
nuestro pueblo acompañar el proceso de inclusión
social que impulsó el Comandante Hugo Chávez, me
refiero en el caso concreto a las Misiones educativas.
En este orden de ideas puedo decir, tomando prestada las
palabras que en 1941 dirigió a sus discípulos
Lucien Febre "Me gusta la historia y por eso estoy
contento al hablaros hoy de lo que me
gusta"[1]; Me siento realmente regocijada
de poder hablarles de la realidad histórica, nutrida con
la voz de los excluidos e invisibilizados de siempre, la historia
que está viva y palpitante.
Asumir la construcción y reconstrucción de
los procesos históricos en función de un debate
permanente, implica revisarlos sin anacronismos; los hechos de la
historia no se traen del pasado para interpretarlos con los
códigos del presente; se traen a este para explicarlos y
comprenderlos; es necesario examinar la forma como se nos han
presentado algunos acontecimientos de nuestra historia, imperioso
es entonces: revisarlos, repensarlos y reescribirlos para
encontrar los argumentos que nos permitan comprender nuestro
presente; por que jamás comprenderemos nuestro tiempo si
desconocemos el que nos antecedió, y que a decir de March
Bloch la historia tiene la "necesidad de unir el estudio de los
muertos con el de los vivos" [2]
En esta perspectiva nos adentramos a presentar algunas
características generales del área
geohistórica donde se emplaza Cagua, la cuenca del lago
del Lago de Tacarigua (Lago de Valencia); en ella se
habían establecidos varios grupos humanos entre los
años 260 y 290 d.c; unos procedente de la Amazonia, otros
de la región Andina (área central del actual
territorio Colombiano) y por último grupos de
filiación Caribe.
En la parte oriental de esta cuenca, en las allanadas
lacustres, montes y valles interiores de la cordillera,
Quiriquires y Meregotos parcialidades indígenas de las
naciones Caribe y Arahuaca que la poblaron, tenían sus
labranzas, conucos y cazaderos, habían logrado desarrollar
la alfarería tanto de carácter utilitario como la
religiosa-funeraria; quieta y tranquilamente vivían en
esas tierras cuando fueron sorprendidos por las tropas
imperiales que avanzaban ocupando sus espacios e
imponiéndose por la fuerza.
En los primeros años de la segunda mitad del
siglo XVI, los conquistadores emprendieron su decidida avanzada
para controlar los espacios territoriales del aérea
oriental de la cuenca del Lago de los Tacariguas y visualizaron
las fértiles tierras que le circundaban, principalmente
las de los valles interiores de los ríos Tapatapa, Turmero
y el Aragua; siendo este último el principal de la cuenca
del Lago en cuyas riberas las tierras de Cagua, donde se
asentaban los indios Meregotos.
Muy a pesar de la resistencia indígena se impuso
la fuerza de las huestes imperiales; con la fundación de
ciudades como Valencia, Caracas y San Sebastián de los
Reyes se asegura el avance de los españoles y el control
efectivo de amplios espacios territoriales en el centro de la
Provincia de Venezuela. El establecimiento de españoles se
concreta con los otorgamientos de indios en encomiendas y el
repartimiento de tierras en recompensa a su
participación en la empresa conquistadora.
Las investigaciones documentales que hemos realizado y
los trabajos de los Doctores Lucas Guillermo Castillo Lara,
Carlos Julio Tavera Marcano e Ysabel Gómez, nos aportan
elementos fundamentales para comprender el proceso de
ocupación de la tierras indígenas en el denominado
valles de Aragua y Turmero; correspondiente al área
geohistórica de la cuenca del Lago de Tacarigua, donde
está situada de Cagua o Caguacao.
En estas fértiles tierras vivían sus
pobladores originarios desde tiempos inmemoriales, quieta y
pacíficamente, en ellas tenían sus labranzas,
conucos y cazaderos, cuando fue ocupado por los conquistadores;
si bien es cierto los estudios realizados por algunos
historiadores no precisan fecha específica de la
ocupación de estas tierras en los valle de Aragua y que
para la comprensión del proceso no reviste una suprema
importancia; los testimonios colaterales nos dejan evidencia que
en los primeros años de la segunda mitad del siglo XVI los
españoles empezaron a ocupar estas tierras.
Es de suponer, que para 1590 los conquistadores ya
estaban en posesión y dominio de las tierras del Valle de
Cagua, donde tenían sus encomiendas de indios; así
se desprende de la petición que hace ante el Cabildo de
Caracas Garci Gonzales de Silva solicitando
"sesenta cahices de tierra en la culata de la
Laguna , en frente de la quebrada que los indios llaman Cagua,
para labrar él y los indios de su encomienda, y un sitio
para un hato de lleguas en la sabana que está en la dicha
quebrada de Cagua"[3] El cabildo de Caracas
otorga en esa misma providencia las 60 cahices de tierra al
encomendero de estas 20 deben ser de los indígenas de
Cagua además el cabildo le confirma las sabanas que
están junta a dichas tierras donde están los indios
poblados y el tenia un corral de
yeguas.[4]
Efectivamente, el 20 de mayo de 1594, el Gobernador
Diego de Osorio le confirma a Garci Gonzales de Silva los
títulos que le había otorgado el cabildo de la
Ciudad de Santiago de León de Caracas en 1592; referidos
por Lucas Guillermo Castillo Lara "que ese inmenso
paño de tierra abarcaba en su extensión a Cagua y
Villa de Cura y se dilataba hasta la Laguna de
Tacarigua"[5] y donde Garci Gonzales tenia
poblado los indios de su encomienda.
El proceso de ocupación de tierras en los valles
de Aragua, Turmero y Tapatapa está íntimamente
relacionado con las encomiendas; al estudiar las solicitudes que
hacen los encomenderos para solicitar tierras, utilizan como
argumento la cercanía a su encomiendas; en el caso
concreto de la solicitud de Lorenzo Martínez en Turmero y
de Garci Gonzales en Cagua, piden tierras para ellos y sus
encomendados. En el caso de la petición de Lorenzo
Martínez 60 fanegadas de tierras para él y sus
encomendados los indios del valle de Turmero y en el de Garci
Gonzales 60 cahices de los cuales 20 para los indios de
Cagua.
En Venezuela, la encomienda no logró
garantizar la transformación cultural de los
indígenas; en consecuencia el estado español
plantea, la necesidad de reunir a los indígenas dispersos
de las encomiendas en Pueblos de Indios o Pueblos de Doctrina,
bajo la amparo del Cura Doctrinero. Indudablemente la
reunión de los indios en pueblos facilitaba el proceso de
dominación cultural, allí se le enseñaba
además de la religión católica el idioma
castellano, la nueva escala de valores y las lógicas
que interesan a los colonialistas.
A finales del siglo XVI y primera década del XVII
varias disposiciones reales fueron emitidas con el
propósito de reunir a los indios en pueblos, entre estos
ordenanzas podemos referenciar las de 1609, muy a pesar de los
esfuerzos reales no logró concretarse congregación
de estos en pueblos; una de las razones fundamentales
el desinterés de los encomenderos. Es en 1619, cuando el
Gobernador Francisco de la Hoz y Berrios y el Obispo Gonzalo de
Angulo reciben la Cédula Real, que les ordena, iniciar sin
demora el proceso para la fundación de los pueblos
de Indios o pueblos de Doctrinas.
En este sentido, el 03 de agosto de 1620 la autoridad
eclesiástica designó al Padre Gabriel de Mendoza,
para que conjuntamente con el Teniente de Gobernador Pedro
Gutiérrez de Lugo, acreditado como juez poblador por
el Gobernador, reunieran a los indios dispersos de las
distintas encomiendas para la fundación de
pueblos, en los Valles de Aragua y Turmero. Así mismo se
les instruye seleccionar el sitio apropiado para la
construcción de la iglesia y que estas fuesen le dotadas
de los ornamentos necesarios; además construir la
casa del Cura Doctrinero, proveer a estos de los libros
para los registros de bautismos, matrimonios y defunciones, todo
esto a cuenta de los encomenderos.
El establecimiento formal del imperio español en
los Valles de Aragua, Turmero y Cagua; se materializa en el mes
de noviembre de 1620, fecha en las que se le da el
ejecútese a las reales Cédulas que Felipe III,
había dispuesto, respecto a concentrar a los indios
de las encomiendas, en pueblos para su
adoctrinamiento[6]
Al estudiar los autos presentados por Don Gabriel de
Mendoza, Juez comisario para la fundación de los pueblos
antes señalados, encontramos que "y en el valle de
Cagua, donde fundó el pueblo del Señor San
José, erigió la iglesia con la advocación de
señor San José, y agregó a esta doctrina y
curato las encomiendas del maestro de campo Garci Gonzales de
Silva y sargento mayor Baltazar de
Silva"[7]
El proceso de organización y reunión de
indios encomendados, bajo la regencia y resguardo de la Iglesia a
través y en figura del cura doctrinero, se inicia en
los Valles de Aragua, Cagua y Turmero el 18 de noviembre
de 1620, con la fundación de la Iglesia Nuestra
Señora de la Victoria, el 27 la de Turmero; el 29 de
noviembre la del pueblo de Cagua bajo la advocación y
nombre de Señor San José y el 30 la del pueblo de
San Mateo.
"Y en el Valle que llaman de Cagua, doce
leguas de esta ciudad, eligió y fundó el dicho juez
comisario en el pueblo nombrado San José, otra iglesia con
la propia advocación y nombre del señor San
José lo cual fue en veintinueve del dicho mes de noviembre
y año dicho de seiscientos y
veinte"[8]
En el mismo acto se ordenó a los encomenderos que
en el término de un mes pusieran a la vista los ornamentos
que a cada uno le correspondía y en dos meses construyeran
la iglesia, sacristía, cementerio y casa del cura
doctrinero
"…y mandó con la propia censura ,
dentro de un mes , exhibiesen los ornamentos que a cada uno
estaba repartido y dentro de dos meses diesen hecha y acabada la
dicha iglesia cementerio, sacristía y casa del cura
doctrinero…"[9]
La fundación de pueblos de Doctrinas viene a
consolidar la política imposición cultural la
enseñanza de la lengua castellana y la
cristianización, fueron estos los mecanismos esenciales
para la organización y control total de los espacios
ocupados y el sometimiento definitivo de los indígenas por
el imperio Español; implantar sus instituciones,
apuntalando su modelo político-económico y de
organización social en sus colonias de ultramar; a decir
de la Doctora Ysabel María Gómez e su tesis
Doctoral "Pueblos de Doctrina y propiedad Comunal indígena
en Venezuela: El Resguardo indígena de Nuestra
Señora de la Candelaria de Turmero 1593-1870 quien por
otra parte afirma:
"El éxito del proceso de
"hispanización" y cristianización de la
población aborigen era la piedra angular para el
sometimiento definitivo del indígena y la
colonización del territorio, a su vez una importante
palanca que permitía acelerar el establecimiento de
actividades económicas como la agricultura que
dependían directamente de la mano de obra
aborigen"[10]
El mes de noviembre de 1620 significa para Cagua y para
los pueblos de los valles de Aragua el inicio de una nueva fase
de la colonización total; una política de
reducción que se aplica a los pueblos originarios para su
sometimiento ideológico y definitivo.
El decrecimiento de la población indígenas
en los Valles de Aragua, se hace evidente en las décadas
subsiguientes al reagrupamiento de estos, en pueblos de
Doctrinas; así lo expresa, el Dr. Carlos Julio Tavera en
su libro, Historia de la Propiedad territorial en el Valle de
Aragua al referirse a la situación de la población
encomendada para 1690. "Al comparar las encomiendas de la
Victoria, San Mateo y Cagua, se observa en el primer pueblo ha
habido una disminución de sesenta indígenas
equivalente a un 12 por ciento; en el segundo un 7,03 por ciento
y en el último, un 48,58 por ciento"
[11]
En las tierras compuestas y confirmadas en lo
títulos de Garci Gonzales de Silva, primer encomendero de
indios en Cagua y en las pertenecientes al resguardo
indígena de los naturales del pueblo de Cagua; se formaron
haciendas de Trapiche; con la fundación de estas se
introducen negros esclavizados; mano de obra que soportó
el rigor de la producción en las haciendas de caña
y que para 1774 sumaban 354[12]
Con el asentamiento de blancos españoles,
criollos, pardos, negros "libres" y esclavizados, los pueblos de
doctrinas o indios del valle de Aragua se convirtieron en pueblos
de mestizos. En 1801 a ciento ochenta y un años de
aquel 29 de noviembre de 1620 el pueblo de indios de Cagua
según los datos de la matricula de población de ese
año contaba con más de 4.000 habitantes `para ser
preciso 4.510 de los cuales 1366 eran Blancos, 2362 pardos, 192
indios, 72 negros y zambos libres y 518
esclavizados.[13]
La explotación comercial del añil y tabaco
en los Valles de Aragua, en las últimas décadas del
siglo XVIII, influyó positivamente en el aumento de la
población en los pueblos de la Victoria, Turmero, Cagua y
Maracay. Estimuló establecimiento de canarios, el
arrendamiento de tierras indígenas para su cultivo y
también se instalan algunos talleres artesanales de
zapatería, talabartería y
jabonería.
La sociedad colonial instituida soportaba en su seno
profundas contradicciones, muy a pesar del aparente crecimiento
económico que se aprecia; estallaron en Caracas los
acontecimientos de 1810 y 1811. Los valles centrales de la
Provincia de Caracas se convirtieron en escenario de la guerra
independentista; en 1812 los ejércitos de Monteverde y de
Miranda integrados ambos por gentes de todas las castas se
enfrentaban día a día entre triunfos y derrotas en
localidades como Magdaleno, La Victoria, Maracay, Cagua y
Turmero
Las fuentes que hemos escrudiñado en esta
pesquisa inicial nos informan que la causa patriota fue defendida
además de los blancos criollos por indios, "negros"
(esclavizados y libres) y pardos; estos últimos una casta
colonial conformada por un importante contingente de hombres y
mujeres libres de "segunda categoría" y que el caso del
pueblo de Cagua, representaban una importante mayoría
destacándose como militares del ejército Libertador
los pardos Francisco Martinez, José Perez Manuel Pulido,
Juan Sojo y el hijo de vizcaínos Miguel
Sagarzu[14]
Indudablemente las acciones bélicas desplegadas
en los Valles de Aragua durante la contienda por la
emancipación Nacional, repercutió en todos los
órdenes de la organización socioeconómica de
los pueblos asentados en este Valle; El orden colonial
establecido legalmente en 1620 en estas tierras se tambaleo pero
permanecieron algunos máculas y se implantaron
otras.
En los primeros años de la República, las
actividades manufactureras eran incipientes, sólo
existían algunos pequeños talleres de fabricar
velas y jabones, por otra parte las actividades comerciales y
financieras eran exinanidas; pero en la cuarta década del
siglo XIX encontramos algunas firmas y casas comerciales entre
ellas Almeida y Compañía, Elías Feo y
Hermanos Banco Colonial Británico participando en
transacciones comerciales de compraventa, prestamos y pacto de
retroventas[15]
La Cagua de los 60 cahices de tierras usurpadas a los
Indígenas, luego proveídas y confirmadas por las
autoridades coloniales a los conquistadores; Cagua la del primer
asiento de los conquistadores por allá por 1590, que
después se le llamo Cuagua la Vieja, la de Maraca la de la
quebrada de Caguacao es hoy en esta primera década del
siglo XXI asiento de una población que sobrepasa los
100.000 habitantes, distribuidos en urbanizaciones y barrios;
también concentra más del 10% de las industrias del
estado Aragua.
Para ir cerrando estas fugaces pinceladas
histórica, nos atrevemos a dejar para la
consideración, de quienes hoy escucharon con esmerada
atención y en el futuro lean este esbozo, algunas
reflexiones para el debate; en este quehacer permanente de
reencontrarnos con la historia, 29 de noviembre de 1620 ni
fundación ni refundación, fue el establecimiento
formal de la dominación imperial española, para
someter definitivamente a los indígenas borrar su
cosmovisión y adoctrinarlos en una nueva ideología,
con las lógicas y métodos de los
dominadores.
Hoy a 200 años de iniciado nuestro proceso
emancipación Nacional, es imperioso asumirnos sujetos
protagónicos, esto lleva intrínseco superar el
pensamiento político colonial; se hace imperativo entonces
romper con las lógicas impuestas por los centros
hegemónicos del poder imperial. Construir una sociedad de
derecho y de justicia, pluricultural y multiétnica, libre
y soberana y en paz es el camino que hemos escogido la
mayoría de los venezolano para lograr nuestra
independencia definitiva.
Para concluir déjenme decirles nuevamente, hoy me
he sentido realmente regocijada, porque Ustedes aquí
presente, me han escuchado con atención lo departido
referente a la historia que es lo que más me
gusta.
FUENTES CONSULTADAS
Documentales:
Archivo Arquidiocesano de Caracas Sec. Matrículas
Parroquiales Leg N° 8 Año 1774 y 1801
Archivo General de la Nación sección
indígenas Año 1796 Tomo XIV Folio
108"Liquidación que toma esta oficina General de Real
Hacienda del devito que resulta en ella contra Francisco Feliphe
Carvajal Corregidor del pueblo de Turmero y Cagua procedentes de
los tributos reales de aquellos naturales vencido de los
años 1794".
Archivo de la Academia Nacional de la Historia Vit.
93
Margarita, Trujillo Pueblos Valles de Aragua
"Interesado Información de los pueblos de
Maracay, La Victoria, Turmero y Cagua con motivo de un reclamo de
Santiago Mancebo año 1783
Bibliográficas
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Historia. Maracay 1995
Autor:
Nelly Guilarte Ugas
[1] Febvre Lucien Combates por la Historia
Editorial Planeta-Agostini Barcelona 1993 p. 37
[2] Bloch, Marc; Apología de la
Historia o el oficio de Historiador Fondo Editorial Lola de
Fuenmayor y Fondo Editorial Buría Caracas 1986 p.42
[3] Castillo Lara; Lucas Guillermo Materiales
para la Historia Provincial de Aragua. Fuentes para la Historia
Colonial de Venezuela Nº 128 Caracas Academia Nacional de
la Historia 1979 p. 165
[4] Castillo Lara; Lucas Guillermo, Ob cit p
p. 165
[5] Ibidem 166
[6] HNO. Nectario María P; Historia
Documental de la Fundación de la Victoria.
La Victoria. Publicación del Centro de Historia de la
Victoria 1984. p. 3 Autos hechos por Gabriel de Mendoza sobre
Dación de los Pueblos de la Jurisdicción de
Caracas
[7] HNO. Nectario María P; Historia
Documental de la Fundación de la Victoria.
Ob.cit pág. 15
[8] Ibídem p. 12
[9] Idem p.12
[10] Gómez Cedeño, Ysabel
María, Pueblos de Doctrina y propiedad comunal
indígena en Venezuela: el resguardo indígena de
Nuestra Señora de la Candelaria de Turmero, 1593- 1870
Tesis Doctoral UCV. Caracas. 2010 p.71
[11] Tavera Marcano, Carlos Julio; Historia
de la Propiedad Territorial en el Valle de Aragua 1593-1830
Biblioteca de Temas y Autores Aragüeños Ediciones
de la Gobernación del Estado Aragua y la Academia
Nacional de la Historia. Maracay 1995.
[12] Archivo Arquidiocesanode Caracas Sec.
Matrículas Parroquiales Leg. N° 8 Año
1774
[13] Ibidem Año 1801
[14] Castillo Lara. Lucas Guillermo; Los
Olvidados Próceres de Aragua. Biblioteca de la Academia
Nacional de la Historia Caracas 1993
[15] Registro subalterno de Turmero