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La Campaña de Alfabetización en Cuba



  1. Introducción
  2. Desarrollo
  3. Conrado Benítez
    García
  4. Tomás Hormiga
    García
  5. Delfín Sen
    Cedré
  6. Manuel
    Ascunce Domenech
  7. Pedro
    Lantigua Ortega
  8. Conclusiones
  9. Bibliografía

Pensamiento:

¨Al venir a la tierra, todo hombre
tiene el derecho

a que se le eduque, y después, en
pago, el deber

de contribuir a la educación de
los demás.¨

José
Martí.

Introducción

Los autores de la investigación
proponen como objetivo caracterizar la Campaña de
alfabetización y sus participantes fundamentales, como
hecho inolvidable de nuestra gloriosa Revolución
Cubana.

La Revolución encuentra un panorama
dramático de casi sesenta años de
explotación y atraso, que se refleja en una niñez
cubana donde el 50% no recibía servicios educacionales, y
la que asistía presentaba un notable índice de
ausentismo escolar.

Asimismo, la situación de la
población adulta era tremendamente desoladora: el
analfabetismo alcanzaba un 23% de la población y en las
zonas rurales crecía hasta un 42%. A ello se unía
la existencia de un semianalfabetismo, por no haber podido
rebasar esta población los primeros grados de la
enseñanza primaria.

En su alegato de autodefensa ¨La
Historia me absolverá, Fidel destaca como uno de los seis
puntos de su programa del Moncada, el problema de la
educación dice "… ¿En un campo donde el
guajiro no es dueño de la tierra para qué se
quieren escuelas agrícolas? ¿En una ciudad donde no
hay industrias para qué se quieren escuelas
técnicas e industriales? Todo está dentro de la
misma lógica absurda: no hay ni una cosa ni otra. En
cualquier pequeño país de Europa existen más
de doscientas Escuelas Técnicas y de Artes Industriales;
en Cuba no pasan de seis y los muchachos salen con títulos
sin tener donde emplearse. A las escuelitas públicas del
campo asisten descalzos, semidesnudos y desnutridos, menos de la
mitad de los niños en edad escolar y muchas veces es el
maestro quien tiene que adquirir con su propio sueldo el material
necesario. ¿Es así como puede hacerse una patria
grande? "

En ese mismo programa se plantea la
solución a este problema: "… un gobierno
revolucionario procedería a la reforma integral de nuestra
enseñanza… para preparar debidamente a las
generaciones que están llamadas a vivir en una patria
más feliz. No se olviden las palabras del
¨Apóstol¨… el pueblo más feliz es el
que tenga mejor educados a sus hijos, en la instrucción
del pensamiento y en la dirección de los sentimientos. Un
pueblo instruido será siempre fuerte y libre".

Desarrollo

Desde los primeros días de enero, la
Revolución le da al pueblo la garantía del pan de
la enseñanza a todos por igual, cumpliendo así el
programa del Moncada. Entre las primeras grandes obras, se abre
paso el espectro gigantesco de la Campaña de
Alfabetización, la más noble, la más
espontánea y entusiasta de todas las tareas que
había realizado hasta entonces la juventud cubana, donde
todo un ejército de intrépidos maestros dieron al
traste con el analfabetismo heredado por la
Revolución.

Frente a la incredulidad de numerosas personalidades y
organismos del exterior, el Gobierno Revolucionario se
trazó esta importante meta de eliminar el analfabetismo en
un solo año: enero a diciembre de 1961. Con ese fin, se
creó una Comisión Nacional presidida por el doctor
Armando Hart Dávalos, ministro de Educación, junto
al que se hallaban los destacados pedagogos Mario Díaz
Hernández, coordinador nacional y Raúl Ferrer,
vicecoordinador. Estaban representados en la Comisión
numerosos organismos y organizaciones: las ORI, Colegio Nacional
de Maestros, CTC, ANAP, CDR, FMC, AJR, MINFAR y MINSAP.
Funcionaban, además, cuatro secciones: Técnica- la
más numerosa-, de Estadísticas, de Finanzas, y de
Propaganda. Y completaban la Comisión los seis
coordinadores provinciales. En total, 39 integrantes.

El 28 de diciembre de 1960 es sede en Sancti
Spíritus de la Reunión Nacional para estudiar y
analizar la Cartilla "Venceremos" y el Manual "Alfabeticemos",
formidables armas educacionales para iniciar la gran
campaña contra la incultura. En el Parque Serafín
Sánchez en masivo y combativo acto, el pueblo se
comprometió a apoyar la campaña.

Las zonas urbanas y rurales se dividieron,
nombrándose compañeras y compañeros en cada
una de ellas, así como un jefe de enlace de los municipios
de Sancti Spíritus, Trinidad, Cabaiguán, Yaguajay,
entre otros.

Cien mil jóvenes estudiantes, la gran
mayoría de los cuales vivían en las ciudades se
incorporaron voluntariamente a esta proeza para marchar a todos
los rincones del país, alojándose en hogares
humildes de los campesinos y enseñar a leer y escribir a
los analfabetos. Estaban organizados en brigadas que pronto
tomaron el nombre de "Conrado Benítez", en honor a ese
maestro voluntario asesinado por las bandas
contrarrevolucionarias en la sierra del Escambray.

A esos estudiantes se unieron más de ciento
veinte mil alfabetizadores populares y unos 12 700 jóvenes
obreros organizados en las Brigadas "Patria o Muerte", de la
Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC). Contaron,
además con cerca de treinta y cinco mil maestros, que
actuaban como asesores pedagógicos. En total se
movilizaron para esta singular campaña alrededor de
trescientas mil personas.

La misión de los brigadistas requería de
una extraordinaria dosis de comprometimiento, sacrificio,
voluntad y resistencia, tanto de los jóvenes maestros como
de sus familiares. Gran parte de los adolescentes que trabajaban
en la Campaña no se habían separado jamás de
sus hogares, y fueron ubicados en zonas rurales intrincadas,
viviendo entre personas entonces desconocidas- generalmente con
modos de vida y costumbres distintos a los suyos-, compartiendo
las condiciones de pobreza que no habían superado
todavía muchos de aquellos seres, siempre olvidados hasta
entonces, y ayudándolos también, después de
la faena docente, en sus labores cotidianas.

Pero el más grave de los problemas radicaba en
que buena parte de esos jóvenes tenían que llevar a
cabo su honrosa misión en zonas donde operaban bandas
contrarrevolucionarias, portando como únicas armas sus
cartillas de alfabetización y la convicción de que
realizaban una tarea noble y pacífica. Ese carácter
pacífico y noble no impedía, sin embargo, que las
bandas armadas, en su criminal empeño de frustrar la obra
de la Revolución, atacasen una y otra vez a los
jóvenes maestros y a los hogares que los cobijaban,
asesinando a varios alfabetizadores como Manuel Ascunse Domenech
y Delfín Sen Cedré, y a campesinos que se
alfabetizaban, como Pedro Lantigua y Eliodoro Rodríguez
Linares.

No obstante, todos los obstáculos fueron vencidos
exitosamente, y al culminar la Campaña, el 22 de diciembre
de 1961, se habían alfabetizado más de setecientos
mil adultos, quedando únicamente los incapacitados para el
aprendizaje.

Habían sido alfabetizados 707 mil cubanos, por lo
que el índice de analfabetismo en Cuba quedó
reducido a 3,9 % de su población total, incluyendo a
25 mil haitianos residentes en las zonas agrícolas de
Oriente y Camaguey, quienes no dominaban el idioma
español, a los impedidos físico y mentales, y a las
personas que, por su avanzada edad o deficiente salud, fueron
declarados inalfabetizables. Ello colocó a nuestro
país entre las naciones de más bajo índice
de analfabetismo en el mundo. Este extraordinario logro
revolucionario fue obra de una poderosa fuerza, constituida por
121 mil Alfabetizadores Populares; 100 mil brigadistas Conrado
Benítez; 15 mil brigadistas Patria o Muerte; 35 mil
maestros voluntarios, lo que hace un total de 271 mil educadores;
lo que, unido a los cuadros dirigentes, los cuadros
políticos y los trabajadores administrativos llegan a la
impresionante cifra de más de 300 mil participantes en la
Campaña.

Aquel 22 de diciembre de 1961, las palabras
de Fidel resumen esfuerzo:

"Ningún momento más
solemne y emocionante, ningún instante de legítimo
orgullo y de gloria, como este en que cuatro siglos y medio de
ignorancia han sido derrumbados. Hemos ganado una gran batalla, y
hay que llamarlo así -batalla-, porque la victoria contra
el analfabetismo en nuestro país se ha logrado mediante
una gran batalla, con todas las reglas de una gran batalla
.
(…) Esa capacidad de crear, ese sacrificio, esa generosidad
de unos hacia los otros, esa hermandad que hoy reina en nuestro
pueblo. ¡Eso es Socialismo!"

A las palabras de Fidel, retumbó en
la Plaza de la Revolución la unánime respuesta de
todos los brigadistas:

¡Fidel, dinos que otra cosa
tenemos que hacer!

Los mártires de la
Revolución fueron:

  • Conrado Benítez
    García.

  • Pedro Miguel Morejón
    Quintana.

  • Modesto Serrano
    Rodríguez.

  • Tomás Hormiga
    García.

  • Delfín Sen
    Cedré.

  • José Galindo Perdigón
    Taurino.

  • Vicente Santana Ortega.

  • Manuel Ascunce
    Doménech.

  • Pedro Lantigua Ortega.

Conrado
Benítez García

Alfabetizador. Se inició como maestro voluntario
y fue ubicado en una escuela en las montañas de Sancti
Spíritus, donde alternaba las clases de 44 niños
por el día con otros tantos adultos por las noches, con el
fin de erradicar el analfabetismo. Mientras se encontraba
realizando esa faena fue asesinado por elementos sin
escrúpulos que troncharon su vida por el solo "delito" de
llevar la enseñanza a los campesinos.

De procedencia humilde, había nacido en la
occidental provincia de Matanzas el 19 de febrero de 1942. Era
excesivamente callado, como tímido, introvertido y muy
respetuoso Desde muy pequeño mostró interés
por ir a la escuela pero se vio obligado a trabajar ya desde
segundo grado. Trabajó como limpiabotas y panadero para
contribuir en la búsqueda del sustento familiar, durante
el día, y dedicar las noches a estudiar, en busca de
horizontes más prometedores que solo encontró tras
el triunfo revolucionario del primero de enero de 1959. En 1954,
al aprobar el sexto grado, matriculó la enseñanza
Primaria Superior.

El Poeta Nacional, Nicolás Guillén, lo
evocaba como el maestro, amigo puro, verde joven de rostro
detenido. Para los campesinos de la zona era muy buena persona,
atento y trataba de forma especial a los niños.

Ya con la Revolución Cubana en el poder, en los
primeros meses de 1960 el entonces Primer Ministro, Fidel Castro,
hizo el llamado para formar el contingente de Maestros
Voluntarios en la Escuela de Capacitación
Pedagógica de Minas de Frío, que impartirían
clases en las montañas.

A Conrado le interesaba el magisterio, aunque
también quería estudiar Ingeniería
Eléctrica. Se incorporó al primer destacamento,
donde señaló que permanecería dando clases
en la Sierra Maestra "todo el tiempo que fuera suficiente",
incluso su disposición a formalizar su residencia
permanente allí y recibir entrenamiento militar. En el
campamento, por su rapidez, desempeñó el oficio de
cartero.

Partió junto con un grupo de jóvenes para
la escuela de Minas de Frío, en la Sierra Maestra, el 12
de mayo de 1960. El entrenamiento y la capacitación
duraron hasta agosto.

Ya graduado se ocupó de la escuela situada en la
finca San Ambrosio en las montañas de Sancti
Spíritus, donde alternaba las clases de 44 niños
por el día con otros tantos adultos por las noches. Pero
nunca se detuvo frente a las condiciones adversas en que
tenía que realizar sus actividades como
maestro.

Es de los primeros en ser ubicado junto a Magalys Olmos
López, ambos fueron destinados a una intrincada zona de
Trinidad, en la región montañosa del centro del
país, era una zona muy aislada, conflictiva y de
influencia contrarrevolucionaria, donde operaban, entre otras,
las bandas de Emilio Carretero y Osvaldo
Martínez.

A Magalys la situaron en Ciego Ponciano; a él, en
Sierra Reunión, fue el primer maestro de ésta
área. Allí construyó su escuela en un
aserrío y ayudó a su compañera a levantar la
suya. Para solucionar el problema de los asientos, clavó
unas estacas y le puso tablas encima, porque lo más
importante para él, era que todos los campesinos y los
niños aprendieran. Los últimos días de 1960
los pasó con su familia y su novia. Él anhelaba
casarse, luchar por la Revolución y seguir
superándose.

Al regreso, el 4 de enero, ambos llegaron a la casa del
campesino Felo González, luego de que otro campesino de la
zona, les advirtiera que debían detenerse, porque se
sabía de la presencia de alzados en las cercanías.
Ella le pidió a Felo que los dejara pasar la noche
allí y él aceptó; pero Conrado
decidió continuar la marcha. Estaba entusiasmado; pues
quería llegar donde sus alumnos, a quienes llevaba libros
de cuentos, colores y juguetes.

A solo seis días de iniciada la Campaña de
Alfabetización el 5 de enero de 1961, en Tinajitas o zona
de Las Tinajas,en las montañas de Pitajones, del macizo
montañoso Escambray, ubicado en el municipio de Trinidad,
en la provincia de Sancti Spíritus (antes Las Villas),
Conrado Benítez fue asesinado junto a otros
compañeros, por la banda de alzados contrarrevolucionarios
encabezada por Osvaldo Ramírez.

Las únicas armas que portaba eran sus
pertenencias personales, un libro de Anatomía, uno de
Matemáticas y uno de Composición, entre otros, y
algunos regalos para los alumnos que, impacientes, le esperaban
en la finca San Ambrosio.

Su vocación por la enseñanza y sus
condiciones de joven y negro, constituyeron las tres razones por
las cuales fue asesinado por aquellos bandidos alentados y
apoyados desde Estados Unidos de América, era el ansia de
combatir la incultura que dominaba a la población
cubana.

Junto a su cadáver medio insepulto fueron
encontrados también los de Eliodoro Rodríguez, Luis
Conesa, Antonio Navas, El Currito, y a otro campesino no
identificado.

Tomás
Hormiga García

Joven revolucionario cubano. Miembro de las milicias
luego del triunfo revolucionario del 1 de enero de 1959.
Colaboró con la Campaña de Alfabetización.
Sorprendido por una banda de alzados cuando cumplía una
guardia fue torturado y posteriormente asesinado.

Nació en 1939, en la finca Palo Prieto, Manacas,
provincia de Las Villas. Sus padres Antonio y Modesta se
dedicaban a las labores agrícolas. Huérfano desde
los seis años quedó al cuidado de Jesús
Morejón y Flora Ramírez. Asistió a la
escuela hasta el segundo grado pero tuvo que abandonar la escuela
para apoyar económicamente a sus tutores.

Al triunfar la Revolución el 1 de enero de 1959
comienza a trabajar en la granja Rubén Martínez
Villena. Pertenece a las milicias desde la fundación de
las mismas y se destaca en la Limpia del Escambray como miembro
del Batallón 338. Después de la invasión
mercenaria por Playa Girón es enviado a la playa La
Panchita

Colaboró con la Campaña de
Alfabetización en la labor de convencimiento que se
realizaba con aquellos que se negaban a alfabetizarse, así
como en la custodia de los brigadistas. Tomó él
mismo clases y alcanzó el cuarto grado.

La banda contrarrevolucionaria de Margarito Lanza
Flores, alias Tondike operaba en la zona donde estaba
destacado Tomás. Cuando se encontraba de guardia como
parte de una operación emprendida por la milicia para
acabar con la banda fue sorprendido por los alzados y hecho
prisionero. Fue golpeado torturado y ahorcado en una rama baja de
un árbol para prolongar su agonía.

El pueblo acompañó su sepelio hasta el
cementerio de Manacas.

Delfín Sen
Cedré

Alfabetizador, miembro de las Milicias Nacionales
Revolucionarias y participante en las luchas contra
bandidos.

Delfín, nació el 26 de enero de 1935, en
el seno de una familia humilde, necesitó trabajar desde la
más temprana edad. Desempeñó diferentes
oficios para mantener a su familia y poder estudiar. Al triunfar
la Revolución, realizó numerosas tareas, entre
ellas guardias y censo de analfabetos, en tanto se ocupó
de organizar una sección del Sindicato de Trabajadores del
Comercio, en la que ocupó una de las secretarías.
Contribuyó a la Organización de Asociaciones
Campesinas.

Como miembro de las Milicias Nacionales Revolucionarias
participó en la lucha contra bandidos en el macizo
montañoso del Escambray, en el centro de la Isla.
Demostró total apoyo a la naciente revolución y lo
hizo constar en carta dirigida a su hermana Teresa, fechada el 17
de septiembre de 1960:

"(…) porque esta Revolución es el futuro
glorioso no podemos más que llevar a cabo cuanto
sacrificio nos imponga pues nuestro descanso sólo
estará en la tumba, que es el descanso del Revolucionario
(…)"

En la noche del 3 de octubre de 1961, Delfín Sen
Cedré, Ignacio Rivero y Manuel Brito Martín,
integrantes de las Brigadas Obreras de Alfabetización
Patria o Muerte, se encontraban en su campamento de la
finca La Luisa, barrio de Paso Cavado, en Novo, intrincado lugar
de Quemado de Guines, en la provincia Villa Clara, en espera de
los restantes compañeros que no habían regresado de
impartir las lecciones del día a sus respectivos alumnos.
Poco después se les unió el campesino Pedro
González. En ese momento aparecieron bandas
contrarrevolucionarias que operaban en la zona, dispuestos a
asesinarlos. A Delfín lo condujeron rumbo al río y
avanzados unos 30 metros, en una planta de aguacate, lo
ahorcaron.

Manuel Ascunce
Domenech

Manuel Ascunce Doménech (Sagua la Grande, Villa
Clara, 1945 – Limones

Cantero, Sancti Spíritus, 26 de noviembre de
1961) fue un joven cubano, fue asesinado mientras alfabetizaba a
manos de bandas contrarrevolucionarias.

Manuel Pablo Ascunce Domenech, hijo de Evelia y de
Manuel, ella ama de casa y él empleado, nace el 25 de
enero de 1945, a las siete y treinta de la mañana en la
ciudad de Sagua la Grande, provincia de Las Villas, por ese
entonces. Sus abuelos por línea paterna fueron Eladio y
Guillermina y por línea materna, Vicente y Juana Rosa. La
coincidencia quiso que este nacimiento ocurriera tres días
antes de conmemorarse un aniversario más del natalicio de
José Martí, como si la casualidad hubiera querido
obsequiar este regalo al Apóstol de Cuba. El 23 de enero
de 1947, próximo a los dos años de edad, fue
bautizado en la Iglesia Parroquial de Sagua.

Sus padrinos fueron Guillermina Hernández Santos
y Arnaldo Hernández Solloa. Era una familia humilde, con
las características propias de la época de la
seudorrepública. Tenía Manuel dos años,
cuando la familia se traslada a la capital, a la residencia
situada en Justicia No. 574, entre Santa Felicia y Santa Ana, en
la barriada de Luyanó. Su niñez transcurrió
feliz, junto al amor de sus padres, abuelos, y su hermanita menor
Mambla, su compañera de infancia, por quien sentía
gran cariño. A la edad de siete años los padres le
proponen hacer la primera comunión, a lo que él
respondió: "Yo no quiero tener nada con los curas". Fue
tal su aferramiento en esto, que Evelia y Manuel decidieron no
prepararlo en la doctrina católica, ni hablarle más
del tema. Su enseñanza primaria la realizó en las
Escuelas "Santa Marta" y "El Éxito", del propio barrio de
Luyanó, donde culminó en el curso escolar 1957-58
el sexto grado, a la edad de trece años. Desde muy
temprano demostró ser un alumno disciplinado, tranquilo,
estudioso, de carácter serio, aunque gustaba de los juegos
y de hacer chistes. Constituyó siempre un ejemplo para su
única hermanita Mambla. Evelia cuenta de la época
de infancia de Manuel, que amaba los animales y era desprendido.
En una ocasión su papá le compró una mascota
para jugar pelota, pero ella se dio cuenta de su ausencia, por lo
que le preguntó a Manolito sobre el asunto, a lo cual
él respondió:"que se la había prestado a un
amiguito porque él no tenía ninguna".

En varias ocasiones su hermana Mambla, quien gustaba
jugar con los gorriones que se caían en el patio,
veía cómo Manolito hacía por restablecer a
los pichones en sus nidos. Era muy limpio y presumido, cuando se
caía en el piso y se levantaba, nunca se limpiaba las
manos en la ropa, sino que con ellas en alto, corría para
el baño a lavárselas. Cursó estudios de
enseñanza media en la escuela "América", ubicada en
Herrera y Guanabacoa, Luyanó, donde cursó el
séptimo grado y comenzó el octavo en otra
instalación de la escuela, en la propia barriada. Le
gustaban mucho las fiestas, tenía un carácter
juvenil, que le ganaba la confianza y el aprecio de sus
compañeros. Era un muchacho trigueño, de tez blanca
y ojos muy expresivos.

Poseía una nobleza extrema, no tenía nada
suyo, y sentía gran sensibilidad por todo lo que le
rodeaba. Últimamente ya estaba más alto que su
padre, según la madre, y siempre escuchaba con
atención todos los discursos de Fidel, como era habitual
en la familia.

En la etapa estudiantil se incorpora a la defensa de la
Patria, ante el ataque mercenario de Playa Girón, en abril
de 1961, se hace presente en las guardias para la
protección de su escuela secundaria básica si las
circunstancias lo requerían. Se incorpora a la
Asociación de Jóvenes

Rebeldes (AJR). Durante la Campaña de
Alfabetización no vaciló en separarse del hogar
para marchar a donde fuera necesario. Al llamado de Fidel para
integrar las Brigadas "Conrado Benítez", Manuel solicita
el ingreso en sus filas, el 23 de marzo de 1961. Era apenas un
niño —como dijera el mismo Fidel Castro —, que
además había sacrificado sus vacaciones, que
llegaba allí, igual que otros 100 mil jóvenes,
igual que otras decenas y decenas de miles de niños y de
jóvenes, hijos, por supuesto, de decenas y decenas de
miles de familias, muchos de ellos, la inmensa mayoría,
hijos de la clase obrera. Manuel sale el 13 de julio de 1961 en
horas de la mañana con destino al Campamento de la
Alfabetización en Varadero, del nuevo edificio construido
por la Revolución para la Secundaria América,
escuela que actualmente lleva su nombre, situada en la calle
Enna, entre Manuel Pruna y Rosa Enríquez, en
Luyanó. Durante los días de entrenamiento en el
Campamento Granma de Varadero, recibió la
preparación mínima técnica para alfabetizar,
y se le entregó el carnet No. 72792, con su uniforme y
farol que lo identificaban como miembro de la Brigada "Conrado
Benítez".

Manuel Ascunce fue designado para alfabetizar en la
provincia de Las Villas, en la zona de Limones Cantero, municipio
de Trinidad, donde alfabetizó en casa de los campesinos
Colina y Joseíto, estancia que vio interrumpida por
encontrarse enfermo y que lo obligó a viajar a La
Habana.

En carta dirigida a sus padres el 4 de septiembre de
1961, les dice:

"Mami, dile a papi que, cuando venga, si puede me traiga
un cake helado, pues los campesinos de aquí, nunca lo han
comido, y el otro día dijeron que tenían ganas de
comer dulces…". Cuenta Evelia, que llevaron el cake en una caja
con mucho hielo seco y que este llegó intacto; Manolito no
quiso comerlo y les dijo: "No mamí, déjaselo a
ellos que nunca lo han comido… yo lo comeré cuando
regrese a La Habaña". En dos ocasiones más los
padres lo visitaron en casa de estas familias. A Manuel le
gustaba comer con sus cubiertos. En una de esas visitas, Evelia
se dio cuenta del trabajo que él estaba pasando al comer
solo con la cuchara como cubierto, se le acercó y le dijo
que le mandaría su juego de cubiertos, a lo que Manolito
respondió: "Mima, eso sería una humillación
para esta familia".

Más tarde se traslada a la casa de Pedro Lantigua
por una propuesta propia, y le plantea el cambio a su
compañera Anaís, la que ocupaba el cargo de Asesora
Técnica de la Zona, por considerar que ese era un lugar
difícil para ella, intrincado para una mujer, y por la
responsabilidad que estaba desempeñando. La casa de Pedro
Lantigua y Mariana de la Viña, estaba situada en la Finca
Palmarito, barrio de Río Ay, en la zona de Limones
Cantero, municipio Trinidad, en una zona cafetalera de
difícil acceso con una extensión de treinta
caballerías y había sido intervenida a su
dueño seis meses atrás. Precisamente, uno de los
hijos de este era miembro de la banda que asesinó a Manuel
y a Pedro. Por las palabras de la madre de Manuel se conoce que
ellos no llegaron a visitarlo en el hogar de Lantigua, pero
sí sabían que esa familia, especialmente Mariana,
lo trataban con mucho cariño, y todos lo querían.
El se sintió siempre muy a gusto en esta casa, pues le
agradaban los niños, y le encantaba montar a caballo. A
Lantigua le gustaba cazar jutías y Manolito lo
acompañaba en su cacería. En una de sus cartas le
cuenta a sus padres de lo sabrosa que resultaba una jutía
asada en el monte, pues él nunca la había
comido.

Durante la estancia en casa de los Lantigua, se
incrementó el ataque de las bandas contrarrevolucionarias
a la zona, por lo que se recibió la orientación de
evacuar prácticamente a los brigadistas de este lugar,
pero Manuel insistió en mantenerse en su puesto, pues
decía que debía terminar su trabajo para regresar
como todos en su momento preciso. Siempre estuvo al lado de
Lantigua en la defensa y custodia de la casa, de la familia, y
los intereses de la Revolución.

El 26 de noviembre de 1961, en horas de la tarde,
Mariana hizo para todos una colada de café recogido,
cultivado y tostado en la propia finca, pero cuando ya se estaba
repartiendo, no llegó ni si quiera a las manos de Pedro,
pues fue sorprendido por presuntos milicianos, que después
resultaron ser realmente, los bandidos. Mariana se percató
de la simulación de los malhechores y salió en
defensa de los suyos, quiso hasta hacer ver que Manuel era uno de
sus nueve hijos. A la pregunta de quién era el maestro,
Ascunce contestó: "¡Yo soy el maestro!" Lo que
indignó a los bandidos y arremetieron contra él y
Pedro de la forma más brutal y cobarde, además de
llevarse con ellos a Pedrito.

Mariana los sigue y logra arrebatarles al hijo, saliendo
en busca de ayuda y refuerzos pero, el estado del tiempo, la
oscuridad de la noche y las dificultades propias del camino, no
le permitieron evitar a tiempo el propósito de "los
alzados".

Mientras tanto los bandidos siguieron ensañados
con ellos, mediante ofensas, amenazas, golpeaduras, punzonazos
-14 en total-, luchas, forcejeos y torturas. Cuando ya los
tenían medio moribundos, deciden ahorcarlos y los alzan en
dos ramas de una acacia, a poca distancia de la vivienda,
aproximadamente a las ocho de la noche. Así quedan
exánimes los cuerpos de Pedro y de Manuel, por defender la
obra de la educación y ser fieles a la causa de la
Revolución.

El asesinato de Manuel se produjo en Limones Cantero,
finca Palmarito, junto a su alumno Pedro Lantigua Ortega, a manos
de los criminales, Quesada Braulio Amador Quesada (principal
ejecutor), Pedro González Sánchez y Julio Emilio
Carretero Escajadillo (jefe de una comandancia).

Sus cadáveres fueron traídos al poblado,
donde campesinos y brigadistas les rindieron el tributo
emocionado y merecido; más tarde el de Manuel fue
trasladado a la capital, donde un mar de boinas verdes del
Ejército Alfabetizador, confundidas con un pueblo todo,
dio el último saludo al Maestro.

En el acto de despedida, el entonces Presidente Osvaldo
Dorticós Torrado, expresó: "Al asesinar a este
adolescente, se ha querido asesinar con él a una nueva
generación que encarna el más lúcido y sano
presente, y que anuncia para la Patria el más esclarecedor
porvenir. Hoy hemos cavado una tumba para el héroe
adolescente, pero con actos como este cava día a
día, su tumba el imperialismo y el
capitalismo."

"Se trata, compañeros, de un joven, casi
recién traspasada la infancia, arquetipo de la nueva
generación que hoy se forma al socaire de nuestro proceso
revolucionario. Se trata de un joven estudiante, amorosamente
entregado al entusiasmo revolucionario, militante fervoroso de la
más hermosa campaña y tarea que hasta hoy ha
llevado a cabo nuestra Revolución".

"Y quiénes son los respónsables de este
crimen? Son, en primer término, los autores materiales,
mercenarios o degenerados que realizaron el hecho con sus manos
asesinas. Son responsables de este crimen los liderzuelos
contrarrevolucionarios traidores que inducen -al crimen desde las
playas veraniegas de Miami. Son responsables de este crimen los
dirigentes del Imperialismo, que inspiran estas acciones
criminales, arman las manos de los asesinos, financian con
dólares sus acciones; responsables de este crimen y de los
otros crímenes, son los dirigentes de Washington…;
responsable de este crimen es en última instancia, el
sistema imperialista y capitalista, que actualmente pretende
sobrevivir en la historia, realizando hechos como
este."

En la clausura del XI Congreso Obrero, Fidel anuncia:
"En el día de hoy hemos recibido la noticia de que un
joven brigadista alfabetizador, de 16 años de edad, fue
asesinado por elementos contrarrevolucionarios en la finca
Palmarito, barrio Río de Ay, término municipal de
Trinidad, Las Villas. El joven se nombra, o se nombraba y se
seguirá nombrando: Manuel Ascunce Domenech."

"Según el informe recibido de Las Villas, los
hechos ocurrieron así: el campesino Pedro Lantigua fue un
revolucionario de siempre. Por eso al advenir la actual
Revolución se integró a ella totalmente.
Pertenecía, además, a las Milicias Nacionales
Revolucionarias. La tarde de los hechos —es decir, antier a
eso de las seis, se presentó a la puerta del bohío
un individuo que le dijo: "Tengo que hablar contigo, sal un
momento". El campesino salió al encuentro del que
así lo requería, y tras él salió el
brigadista, y después la esposa de aquel y un hijo de 14
años."

"Al llegar todos fuera, vieron que había un grupo
de individuos armados: El que había hablado con el
campesino se dirigió ahora al brigadista y le
preguntó quién era. Aunque la campesina,
comprendiendo el peligro, trató de hacerlo aparecer como
hijo de ella, este respondió que era el maestro. El
facineroso entonces agregó: "Tú eres brigadista,
ven también".

"En estos momentos el campesino parece que
intentó hacer uso de su arma, pero todo fue inútil
por la superioridad numérica de los asaltantes,
Emprendieron la marcha, y la campesina con su menor hijo,
trató por tres veces de seguirlos. Una de las veces
maltrataron al niño, y en la tercera la amenazaron con que
si volvía le entrarían a tiros. La campesina esta
vez permaneció un rato en la casa y una vez que se
alejaron los asaltantes con los dos hombres de la casa, ella se
dirigió al lugar de vivienda más cercano, a 2
ó 3 km y pidió ayuda narrando lo
sucedido."

"Al acudir vecinos del lugar al sitio por donde ella vio
alejarse a los hombres, encontraron colgados de un árbol
al campesino y al brigadista."

"Qué puede haber sido la causa, el móvil
de esa acción? ¿La irritación de los
enemigos de la Revolución ante el hecho de que se hayan
alcanzado las cifras de los cientos de miles de alfabetizados?
¿Qué los ha motivado? ¿La impotencia, la
irritación y el odio? ¿O los ha movido el deseo de
obstaculizar y perturbar el esfuerzo final, de sembrar el terror
entre las decenas de miles de familias que tienen a sus hijos
alfabetizando, a fin de debilitar y frustrar el tremendo esfuerzo
de la última etapa de la Campaña?"

"Retirar a un solo joven es hacer lo que querían
los asesinos! ¡Recoger a un solo joven es complacer a los
asesinos de ese joven! Recoger a un solo joven sería en
estos instantes una falta de solidaridad con los familiares del
joven asesinado, sería una falta de solidaridad con todas
las demás madres! Nosotros sabemos que las madres van a
tener valor, que las madres van a confiar en la vigilancia de
todo el pueblo y en el esfuerzo de la Revolución para
evitar que vuelva a ocurrir, para evitarlo en la medida de las
fuerzas de la Revolución, movilizando los recursos que
sean necesarios."

Pedro Lantigua
Ortega

Campesino cubano asesinado en 1961 por bandas
contrarrevolucionarias al servicio de la CIA que operaban en el
Escambray.

Pedro Lantigua Ortega nació en una familia de
campesinos el 27 de abril de 1919 en el lomerío
trinitario, antigua provincia Las Villas (hoy Sancti
Spíritus). Se dedicó a la siembra y
participó como obrero durante la construcción del
Sanatario Nacional de Topes de Collantes.

Al triunfar la Revolución en 1959 se incorpora a
las MNR, ingresó en la Escuela de Entrenamiento de
Milicias de La Campana. Participó en la Limpia del
Escambray Fue combatiente, práctico y administrador en la
finca Palmarito en Limones Cantero. En su casa se
estableció el maestro brigadista Manuel Ascunse encargado
de alfabetizar la zona. El 26 de noviembre es asesinado junto a
su maestro Manuel Ascunse Domenech. Al presentarse en la vivienda
del humilde campesino, los forajidos habían fijado su
atención en el muchacho:

— Y ese ¿quién
es?
– preguntaron.—¡Yo soy el maestro!
– Respondió con dignidad y valentía el joven
brigadista, cuyas palabras incitaron la sed de odio y sangre de
los contrarios, que cometieron de la forma más brutal y
cobarde el alevoso crimen contra los dos hombres
indefensos.

Conclusiones

La Campaña de Alfabetización
permitió erradicar el analfabetismo en Cuba y facilitar el
acceso universal a otros niveles de enseñanza de manera
gratuita. La Campaña de Alfabetización
demostró el apoyo del Gobierno Revolucionario al pueblo
cubano y el apoyo del pueblo al Gobierno Revolucionario, a pesar
de que la contrarrevolución interna apoyada por Estados
Unidos arremetiera contra esta gran medida revolucionaria
asesinando injustamente a alfabetizados y alfabetizadores. Con la
Campaña de Alfabetización se demostró la
verdadera esencia del Socialismo como sistema
político.

Bibliografía

Barrera Figueroa Orlando. Estudios de Historia
Espirituana, Editoral Luminaria, Sancti Spíritus,
1994.

Campos Gallardo Luís. Biografía de Manuel
Ascunse Domenech, Editorial Pueblo y Educación, Ciudad de
La Habana, 1996.

Cantón Navarro José y otros: Historia de
Cuba: 1959-1999. Editorial Pueblo y Educación, Ciudad de
La Habana, 2009.

Materiales de ECURED.

 

 

Autor:

Jhoannis Jacinto Rodríguez
Avalos.

Dr.C Leonardo Marín
Llavert.

Monografias.com

Facultad: Humanidades.

Departamento de Marxismo Leninismo e
Historia.

Sancti Spíritus.

Diciembre 2013.

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