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Hegemonía e imperio. Conceptos clave para fortalecer el concepto de democracia



  1. El
    problema del universalismo liberal
  2. Hegemonía: El concepto de Chantal Mouffe
    y Ernesto Laclau, para incentivar el
    reconocimiento
  3. La
    concepción de Imperio de Antonio Negri y Michael
    Hardt; una nueva herramienta para concebir la
    democracia
  4. "El
    liberalismo pop". ¿Qué papel jugaría
    aquí la hegemonía y el
    imperio?
  5. Bibliografía

En el marco actual de neoliberalismo como sistema
imperante de la totalidad de los escenarios políticos,
sociales y económicos ¿existe una propuesta
alternativa que diluya los vacios y diversas problemáticas
que trae consigo este modelo?

El presente texto pretende exaltar propuestas diversas y
alternativas de lo que se puede considerar como los pisos
teóricos de una democracia radical en la cual se insertan
nuevos elementos que traten de dar solución a todos los
puntos flacos que el neoliberalismo a través de la
democracia participativa no ha sabido abordar.

Por estas razones se orienta el objeto de estudio a
examinar las propuestas conceptuales de Chantal Mouffe desde lo
que ella considera como hegemonía, además de las
ideas de Antonio Negri y Michael Hardt que se compilan en su
libro imperio. De esta manera se desarrollara un poco más
a fondo las propuestas de estos autores para presentar al lector
el esfuerzo académico que está haciendo la
izquierda académica contemporánea para pensarse una
realidad alternativa a la actual. La estructura del presente
texto iniciara haciendo un preámbulo hacia lo que es el
neoliberalismo como sistema hegemónico presentando el peso
fundamental del universalismo sobre la base del racionalismo que
le da este sistema a la democracia, posteriormente se
desarrollarla concepción de hegemonía e imperio
haciendo énfasis sobre y utilizando la segunda como
complemento, para finalmente concluir en cómo se
encajarían estas ideas a una realidad que el autor Slavoj
Zizek denomina como el "liberalismo pop".

El problema del
universalismo liberal:

El liberalismo como sistema imperante ha sabido vencer a
sus contrincantes de manera contundente cuando se disputan ideas
en las cuales se proponen estrategias de organización
social. El libre mercado en lo económico, la democracia
representativa en lo político y el individualismo como
determinante de las relaciones sociales se han convertido en
herramientas propias de la cotidianidad de prácticamente
la mayoría del mundo, pues el liberalismo ha sabido
inmiscuirse en todos estos escenarios.

"El éxito del liberalismo sobre sus adversarios
consiste en que su incompletud lo hace más flexible que
otras doctrinas que, al abordar los problemas a los que el
liberalismo rehúye, terminan por
colapsar"[1]

Lo que se puede encasillar como uno de los principales
problemas del liberalismo es que en su afán de promover la
libertad y el individualismo, se queda corto en que estás
se lleven a cabo, pues la multiplicidad de desigualdades
económicas y sociales que el mismo sistema se encarga de
generar, estropean las posibilidades de que cada individuo pueda
llevar a cabalidad su proyecto de vida, es en esta
situación en donde el liberalismo entra en
contradicción pues propone y defiende un postulado en lo
teórico que es el desarrollo pleno de la autonomía
individual, pero el libre mercado que es uno de sus pilares se
encarga de deslegitimar la posibilidad de que esto sea
realizable[2]Lo que verdaderamente se percibe
desde la realidad es que los individuos coaptan sus capacidades
pues el contexto ofrecido por el sistema no les ofrece las
oportunidades suficientes para que se les permita un desarrollo
pleno.

"El Estado liberal se esfuerza por proteger las
libertades individuales, pero estas se ponen en riesgo porque, al
velar que exista un espacio libre de interferencia para la
realización de un proyecto de vida individual, sea este el
que sea, no se generan condiciones en las cuales la gente sea
verdaderamente capaz de asumir su libertad. Para Mouffe, el
problema de efectivo ejercicio de la libertad está
relacionado con el problema de la desigualdad social y el
irrespeto a la diferencia."[3]

Como valor agregado a lo planteado se presenta la idea
de universalismo basado en el soporte epistemológico del
racionalismo del cual se vale el liberalismo, pues cuando se
evidencian materializaciones reales como por ejemplo los DD.HH en
los cuales se postulan el deber ser de cualquier tipo de
individuo, se borran las fronteras del reconocimiento y la
diferencia entre los seres humanos, pues se limita su conducta a
acciones racionales homogéneas para todos dejando de lado
la pluralidad de pensamientos o personalidades además de
construcciones sociales de carácter cultural. "El problema
del universalismo es que ha sido un gran inconveniente en lo que
respecta a las luchas por el reconocimiento
político"[4]

Es en este orden de ideas, dentro del contexto liberal
en donde se racionalizan todos los elementos determinantes del
corte social, entre ellos lógicamente la democracia. Es
por esto que aparecen autores de mucho peso, pues son tomados de
manera reiterada por la academia, ejemplo de este hecho es
Habermas, pues este a través de la democracia deliberativa
postula una toma de decisiones pública en donde la
comunicación, la argumentación y el dialogo se
convierte en las principales herramientas para tomar la mejor de
las opciones puestas en debate. Este autor considera como un
logro de la modernidad el hecho de que la democracia se puede
universalizar y sobre todo racionalizar a través de la ley
y el impero de las instituciones[5]

"El debate sobre la continuidad del proyecto de la
modernidad o su culminación ha sido abordado por Habermas
y los filósofos posmodernos. Según Mouffe, la
discusión que subyace a este debate gira en torno a la
fundamentación de un modelo de democracia basado en la
racionalidad, dicha fundamentación busca establecer las
bases definitivas para la convivencia en la comunidad
política y la aceptación de las instituciones
democráticas por parte de los ciudadanos. "Mouffe afirma
que Habermas ve la Modernidad como un proyecto que sigue en
construcción en el que se vincula la democracia con el
racionalismo y el universalismo. Así, Habermas
propondría un modelo de democracia constitucional basado
en las leyes universales del derecho y la moral, las cuales son
consideradas por este autor como producto de la racionalidad
humana". El que el hombre haya podido crear formas universales de
moral y derecho, es para Habermas un avance que se ha dado
gracias al proyecto moderno y, en este sentido, para él
sería un error desvincular la democracia de los adelantos
logrados por la modernidad"[6].

Es esta pretensión la de universalizar sostenida
sobre el soporte del racionalismo, el principal elemento
encargado de desgastar el reconocimiento de lo diverso, pues se
postulan ideas sobre las cuales se quiere encasillar a cada uno
de los hombres sobre un imaginario ya entablado del "deber ser de
cada uno"; es en este contexto en donde nacen propuestas
alternativas que se encargan de abordar las diversas
problemáticas del modelo actual nominadas en el transcurso
del escrito, postulando nuevas herramientas propias de
intensiones de revitalización de la izquierda.

Hegemonía:
El
concepto de Chantal Mouffe y Ernesto Laclau, para incentivar
el reconocimiento.

Por hegemonía puede entenderse a la capacidad que
tiene una fuerza social de llenar, envolver y minimizar la
totalidad de fuerzas sociales bajo un mismo discurso. El concepto
de hegemonía parte de unos inicios que se cimientan en la
teoría marxista clásica, en la cual, la
burguesía es situada como una fuerza social que asume la
totalidad de los contextos sociales y logra instalarse como
imperante sobre la segunda, última y única clase
que es el proletariado.

Gramsci más tarde retoma el concepto pero lo
expande, tratando de menoscabar el sesgo planteado por el
marxismo. "Gramsci define la hegemonía como
"dirección política, intelectual y moral
".
Cabe distinguir en esta definición dos aspectos: 1- el
político, que consiste en la capacidad que tiene una clase
social de articular con sus intereses los de otros grupos,
convirtiéndose así en rector de una voluntad
colectiva y 2- el aspecto de dirección moral e
intelectual, que indica las condiciones ideológicas que
deben ser cumplidas para que sea posible la constitución
de dicha voluntad colectiva".[7] Con estos nuevos
aportes, Gramsci lo que genera es la ampliación del
concepto, situándolo como determínate de otras
relaciones sociales distintas a la burgués –
proletario[8]Además, también plantea
el hecho, de que las "Visiones de mundo" y la "consciencia de
sí" de los hombres se da con base en los contextos por los
cuales atraviesan, es decir que la transformación de la
sociedad se da, con base en las transformaciones de estas
conciencias.

Laclau y Mouffe, se basan en la concepción
gramsciana de hegemonía para sostener una
argumentación en la cual se tiene como principal
pretensión explicar la minimización de la izquierda
en el impero del liberalismo. En términos muy laxos, Los
autores proponen al liberalismo como un sistema que se supo
adueñar de todos los escenarios económicos,
sociales y políticos, dejando por fuera de estos
últimos a la izquierda. De hecho, Mouffe dice en la
paradoja democrática que Los dogmas liberales –
democráticos como el derecho a la propiedad y el libre
mercado, se han insertado tanto en la cotidianidad, que se ven
como si fueran del sentido común, esta hegemonía ha
impactado a la izquierda de tal manera, que se están
desplazando hacia la derecha, pasando a ser partidos de "centro –
izquierda"[9]. En este orden de ideas, Mouffe
instala los conceptos de antagonismo (que también trabaja
con Laclau) y agonismo, definiendo al primero como una
relación entre enemigos, es decir dos personas que no
tienen un espacio simbólico común. Y el segundo
como una relación ya no de enemigos, sino entre
"adversarios", es decir que poseen un espacio simbólico
común, pero quieren organizarlo de manera distinta, como
sucede con las disputas políticas entre la izquierda y la
derecha. Es por estar razones que la política se puede
definir como el escenario en donde está en disputa la
hegemonía.

Por lo tanto, el concepto de hegemonía propone
como elemento innovador en términos teóricos, el
redescubrimiento de las evidentes relaciones de opresión
que existen en los escenarios sociales, económicos y
políticos, por parte del neoliberalismo como fuerza
totalizadora sobre la pluralidad de fuerzas sociales existentes
en la actualidad[10]Mouffe y Laclau amplían
el concepto, llevándolo a escenarios en donde no solo se
relacionan clases sociales como en el marxismo clásico,
sino que además se relacionan diversas fuerzas sociales
que se desenvuelven en un contexto distinto en el presente. De
acuerdo con esto, la pretensión de textos como
hegemonía y estrategia socialista y la paradoja
democrática es además de poner en evidencia la
hegemonía neoliberal, proponer un proyecto que hegemonice
a la izquierda a través de un procedimiento distinto al
que liberalismo maneja desde la democracia representativa, lo que
los autores pretenden es que se instale la radicalización
de .la democracia, en donde se situé a la igualdad como
pilar fundamental de las relaciones sociales.

El concepto de hegemonía articula a la izquierda
y a la democracia en un mismo campo de batalla a través de
la propuesta de la democracia radical, pues esta instala la
visión de una política vista desde el conflicto,
que asume la superación de la subordinación y la
desigualdad a través del reconocimiento de las diversas
identidades de aquellos sectores marginados de presencia y
participación real en los campos sociales y
políticos. Es decir lo que el socialismo debería
hacer es, articular las pretensiones de las diversas fuerzas
sociales (feministas, ambientalistas, estudiantes, trabajadores,
entre otros) de manera democrática, para así borrar
universalismos y esencialismos implantados por el neoliberalismo,
y situar a las sociedades actuales como diversas culturalmente
hablando y menos dispares en contextos sociales y
políticos. Bajo este objetivo, cada grupo y/o sujeto debe
luchar por sus propias reivindicaciones, pero debe ser solidario
y apoyar las razones y causas de los demás. La izquierda,
debe recoger las demandas de todos los grupos que ha marginado el
neoliberalismo, para poder así convertir la
hegemonía en un elemento mucho más incluyente, en
donde las identidades de los individuos se relativicen y se
dé un pleno reconocimiento a la complejidad de la
diversidad humana, además de que se lleve a cabo la
desaparición de las nociones de jerarquía y
desigualdad.

"La política democrática radical es una
forma de organizar la comunidad política, teniendo en
cuenta la participación directa de los ciudadanos en los
asuntos públicos de la ciudad y la demanda de sus
derechos. Su finalidad es dar cabida a las luchas
democráticas de negros, mujeres, homosexuales,
indígenas y otros grupos que buscan el reconocimiento y la
trasformación de las relaciones sociales y
políticas en donde han sido oprimidos. Para alcanzar este
objetivo Mouffe propone: primero, la extensión de los
principios democráticos —libertad e igualdad—
a las diferentes esferas de la sociedad. Esto significa que en
las prácticas y en los discursos políticos y
sociales que se dan en la comunidad política se
buscará reconocer a los ciudadanos como libres e iguales.
Segundo, plantea la confrontación política al
interior de la comunidad democrática, con el fin de que
los ciudadanos construyan identidades políticas que les
permitan participar y luchar por sus
derechos"[11].

Con base en estos postulados se evidencia en Mouffe la
combinación de dos elementos que ella en un primer momento
considera como discrepantes, pues en la paradoja
democrática explica la incongruencia entre el liberalismo
y la democracia. Aun así para la construcción de
ciudadanos en la democracia radical se necesita el desarrollo a
plenitud de la igualdad y la libertad, la primera en el sentido
básico de que el poder debe ser ejercido por el pueblo a
través de la participación en la comunidad
política, haciendo primordial énfasis a la igualdad
democrática, y la segunda promoviendo el reconocimiento al
pluralismo en donde cada ciudadano cuente con libertades
individuales.

Mouffe pretende primordialmente deslegitimar la idea de
universalismo y racionalización en la democracia para
reemplazarla por una construida a través de la
práctica, en donde todos los ciudadanos estén
cargados de la misma libertad e igualdad para decidir.

"Para Mouffe la profundización de la democracia y
la adhesión de los ciudadanos a los valores
democráticos, no dependen de una fundamentación
racional, sino de la multiplicación de prácticas
que han sido institucionalizadas en las relaciones sociales.
Entre las prácticas democráticas que plantea la
política democrática radical podríamos
mencionar la participación de los ciudadanos —ya sea
a través del voto o de la conformación de partidos
o movimientos políticos—, una educación
fundamentada en los valores democráticos, la
creación de redes sociales y foros por Internet. Para
profundizar en las prácticas democráticas que los
ciudadanos llevan a cabo en la comunidad
política"[12].

La
concepción de Imperio de Antonio Negri y Michael Hardt;
una nueva herramienta para concebir la
democracia.

Negri y Hardt arrancan el inicio del desarrollo de su
texto, partiendo de la frase de que el imperio se está
materializando ante nuestros ojos a partir del derrocamiento de
los regímenes coloniales y tras el colapso de las barreras
soviéticas al mercado capitalista. La propuesta de estos
autores puede resumirse en la gestación actual de un
sistema que supera cualquier barrera geográfica, social o
política. Pues supera cualquier frontera entablada de
manera evidente en la actualidad, Ya que se instala en todos los
escenarios existentes, convirtiéndose así en un
sistema con presencia en todo el mundo.

"Imperio no es un libro contra el imperialismo ni contra
los estados imperiales, de antes o de ahora. Se trata de una
compleja y densa elaboración de cómo ciertos
fenómenos globales y su expansión, como la red, las
empresas multinacionales, la informatización, los flujos
económicos más importantes, están creando el
entorno coercitivo de una nueva forma de imperio no convencional,
lejos de los determinismos propios de conceptos como el de
soberanía, frontera o injerencia en que se apoyaban los
viejos imperios. Es más, como bien lo señalan los
autores, "el dominio del imperio ya no tiene
límites"[13].

Es en este orden de ideas en donde la economía se
vuelve determinante de todos los demás escenarios y la
materialización del poder se expresa con mucho más
furor en lo que los autores denominan instituciones supra
estatales en las cuales se le resta mucho peso a la
apreciación de las actuales relaciones políticas,
subordinándose así al impero hegemónico de
la economía. Es por esta razón que la relevancia
que tenía anteriormente el concepto de Estado
nación pierde importancia pues existen instituciones por
encima de los Estados que regulan la forma en cómo estos
deben actuar, además de que el peso económico de
ciertas multinacionales influye de tal manera en que la
soberanía pierde significado.

"El imperio es el sujeto político que regula los
cambios globales, es el poder soberano que gobierna el mundo.
Muchos sostienen que la globalización de la
producción capitalista y el intercambio significan que las
relaciones económicas se han vuelto más
autónomas de los controles políticos, y que,
consecuentemente han declinado la soberanía
política. Algunos celebran esta nueva era como la
liberación de la economía capitalista de las
restricciones y distorsiones que las fuerzas políticas le
habían impuesto, otros se lamentan por el cierre de
canales institucionales a través de los cuales los
trabajadores y los ciudadanos podían influir o responder a
la fría lógica de la ganancia capitalista. En
ultimas la soberanía ha tomando una forma, compuesta por
una serie de organismos nacionales y supranacionales unidos bajo
una lógica de mando. Esta nueva forma global de
soberanía es lo que se denomina
imperio"[14].

Se rescata entonces, lo innovadora que puede ser esta
propuesta al dar una noción de realidad que está
lejos de ser percibida por las apreciaciones teóricas de
Habermas o Ralws, o en general por la alta gama de autores
liberales. Si se trata de hacer un ejercicio académico en
donde se articule las nociones de hegemonía e imperio, es
fácil percibir que tanto Mouffe y Laclau junto con Negri y
Hardt tienen como objetivo en sus escritos evidenciar la
supremacía que ha sabido ganarse el liberalismo
minimizando a cualquier propuesta alternativa. Tanto el imperio
como la hegemonía se convierten en conceptos que destacan
las características de un sistema que le da un peso
fundamental a la economía, además de que es un
fuerte generador de desigualdades y el promotor a ultranza de una
democracia representativa que minimiza por completo el
reconocimiento de la diferencia en el marco de una
globalización que cada vez más se olvida de las
brechas determinadas por la cultura, homogenizando a la
humanidad.

En este orden de ideas, las propuestas de imperio y
hegemonía se convierten en fuertes herramientas
teóricas que pueden servir como insumos para revitalizar
una izquierda debilitada que cada vez se vuelve más
liberal, o se corre hacia la derecha a través de la
socialdemocracia como diría Mouffe. En la actualidad nos
topamos con un "liberalismo solapado" en el cual nos confundimos
con las diversas estrategias que este utiliza para mantenerse,
pues aunque se vean intereses por la promoción de lo
social y el reconocimiento siempre se va a apremiar la prioridad
al mercado y al fomento del crecimiento del capital.

"El liberalismo
pop". ¿Qué papel jugaría aquí la
hegemonía y el imperio?

El filosofo Slavoj Zizek es el creador del concepto de
"liberalismo pop". Este retoma la época en la historia del
arte que se denominó el "pop art" y que se
caracterizó por elevar a la categoría de arte a la
publicidad de productos, actores, cantantes y personajes de
fuerte reconocimiento mediático, este periodo tuvo como
principales insumos la superficialidad y teatralidad del arte
exaltando en cada una de las pinturas elementos con gran
contenido de banalidad[15]El liberalismo
actúa bajo esta misma lógica, pues se sostiene de
diversas herramientas para camuflar los intereses de capital. Es
por esto que en la actualidad redundan en los debates
políticos temáticas recalcitrantes como el
reconocimiento cultural, los derechos a los gays, la seguridad,
la inmigración y el medio ambiente dejando de lado a la
economía, rebajándola a un aspecto técnico
– objetivo.

Estrategias como la filantropía por ejemplo
pretender apaciguar las consecuencias de la explotación
capitalista a través de la caridad, detrás de las
mascaras humanitarias de los diversos magnates que concentran
gran cantidad de riqueza se esconden las intenciones de seguir
ensanchando sus ingresos a través de la explotación
económica, entrando en un juego de doble moral. Ejemplo de
esto es:

"Warren Buffet dona la mayor parte de su riqueza a la
fundación del también magnate Bill Gates. George
Soros, conocido financista, escribe sesudos análisis
contra la depredación del capitalismo global, mientras
especula en las bolsas de valores de todo el mundo. Richard
Branson, propietario de la aerolínea Virgin, ha anunciado
que destinará buena parte de su fortuna a la lucha contra
el calentamiento global, sin importarle cuantas emisiones de
gases lanzan los aviones que
fabrica"[16].

Esta es la tendencia actual que está abordando el
liberalismo, pues se relega por completo el papel de la
economía de las preocupaciones políticas, siendo
este factor determinante del corte social reemplazado por
discusiones de origen étnico o medio ambiental. Es bajo
esta línea en donde el liberalismo se camufla de un
caparazón que vuelve a la política un tema "light",
de discusiones que si bien son relevantes no son temas
determinantes y no ameritan el grueso del esfuerzo
político.

Es por estas razones que orientaciones como estas
desvían la atención de las mayorías de los
asuntos verdaderamente importantes como la economía y el
reconocimiento efectivo de la pluralidad, dejando de lado
propuestas como el multiculturalismo que son en últimas
estrategias ineficaces para generar un reconocimiento efectivo de
la pluralidad[17]

Es en el marco de este "liberalismo pop" en donde las
concepciones de hegemonía e imperio deben calar de tal
manera que las mayorías sean capaces de identificar todas
las problemáticas que trae consigo el modelo liberal,
saliendo del juego de la normalización,
universalización y racionalización, además
de la relegación de los temas de interés.
Propuestas como el reforzamiento de la igualdad y la libertad de
Mouffe, acompañado de la atención primordial que
merece la economía con propuestas de autores como Negri,
Hardt y Zizek son de un gran peso teórico para aterrizar a
la izquierda y enriquecer la discusión desde
planteamientos mucho más aterrizados. Lo que
verdaderamente seria de gran reconocimiento es la idea de que las
academias difundan más la lectura de estas propuestas
alternativas, bajando del pedestal teórico en el que se
tiene a Habermas y Ralws, pues es interesante explorar la base
sobre la que se soportan los autores estudiados y es la de
concebir a la política como conflicto y no como
consenso.

Sería menester entonces difundir ideas un poco
más aterrizadas a cerca de las apreciaciones del contexto
actual de algunos intelectuales, para que se así se logre
nutrir el discurso de la izquierda política en general,
pues así como hay liberalismo pop, la izquierda cada vez
más cae en el juego de los discursos cargados de
banalidades.

BIBLIOGRAFIA:

TOVAR TOBAR, Carlos Andrés. La
ciudadanía desde la perspectiva de la democracia radical:
La salida propuesta por Chantal Mouffe
. Revista perspectivas
internacionales. Volumen 6 N°1. 2010.

HERNANDEZ MAHECHA, Stephany. La política
democrática radical como un proyecto político
.
Revista Légein N°9. Universidad del valle.
2009.

GIACAGLIA, Mirta. Hegemonía, concepto clave
para pensar la política
. Revista TOPICOS, N° 10.
Santa Fe (Argentina). 2002. Pág. 153.

MOUFFE, Chantal. La paradoja
democrática
. Gedisa. Barcelona. 2003.

LACLAU Ernesto & MOUFFE Chantal.
Hegemonía y estrategia socialista
. Buenos Aires. FCE.
2004.

BONNET, Alberto. Reseña
Imperio
. Universidad de Quilmes. Argentina. 2006.

NEGRI, Antonio & HARDT, Michael.
Imperio. Paidos editorial. Buenos Aires.
2002.

MANTILLA QUIJANO, Alejandro. La revolución en
los tiempos de la tolerancia. Apuntes en torno a la
filosofía política de Slavoj Zizek
. En
Normatividad y excepcionalidad en la política (Schmitt,
Agamben, Zizek y Virno). Universidad Nacional de Colombia. UNIJUS
2008. P 181.

 

 

Autor:

Javier Alexander Molina
Correa

ENSAYO PRESENTADO A: JAVIER
CADAVID

CURSO: TEORIA DE LA DEMOCRACIA
II

UNIVERSIDAD DEL VALLE

INSTITUTO DE EDUCACION Y
PEDAGOGIA

PROGRAMA DE ESTUDIOS POLITICOS Y RESOLUCION
DE CONFLICTOS

SANTIAGO DE CALI, 26 DE DICIEMBRE DEL
2012

[1] TOVAR TOBAR, Carlos Andrés. La
ciudadanía desde la perspectiva de la democracia
radical: La salida propuesta por Chantal Mouffe. Revista
perspectivas internacionales. Volumen 6 N°1. 2010. P
180.

[2] Es menester aclarar de que herramientas
se valen los sistemas liberales para funcionar. Dentro de lo
que se considera como desarrollo el liberalismo enfila su
propuesta al modelo de crecimiento económico, es decir a
incentivar la ampliación de la producción con el
objetivo de generar mayor prosperidad social, pero lo que
verdaderamente sucede con este modelo, es que se amplían
las brechas de desigualdad social, exclusión y pobreza,
pues las políticas públicas se enfocan en frenar
este problema a través de estrategias subsidiarias; lo
cual no contribuye a que sea posible una verdadera
solución de la desigualdad, es por estas razones que
desde el ámbito académico han surgido nuevas
propuestas como el desarrollo sostenible y el desarrollo
humano. Para conocer más a fondo cada uno de estos
modelos ver: RIVERO MESINO, Ledis. Las políticas
fiscales y su impacto en el bienestar social de la
población venezolana. Un análisis desde el
paradigma crítico. Periodo: 1988-2006. Universidad del
Zulia, tesis doctoral en ciencias económicas. Maracaibo
– Venezuela. Pág. 80 – 81.

[3] TOVAR TOBAR, Carlos Andrés. La
ciudadanía desde la perspectiva de la democracia
radical: La salida propuesta por Chantal Mouffe. Revista
perspectivas internacionales. Volumen 6 N°1. 2010. P
181.

[4] Ibíd. P 183.

[5] La modernidad tiene como pilar principal
la idea de un hombre construido a través de la
razón, esta propuesta más que una época
como muchos tienden a confundirla, es más una forma de
pensamiento.

[6] HERNANDEZ MAHECHA, Stephany. La
política democrática radical como un proyecto
político. Revista Légein N°9. Universidad del
valle. 2009. P 65.

[7] GIACAGLIA, Mirta. Hegemonía,
concepto clave para pensar la política. Revista TOPICOS,
N° 10. Santa Fe (Argentina). 2002. Pág. 153.

[8] Gramsci propone la noción de
sujeto político no como la de clase social sino como
“voluntades colectivas”, es decir, decisiones
individuales que se toman por la influencia hegemónica
de un determinado grupo o fuerza social. Ibíd.
Pág. 154.

[9] Este desplazamiento de la izquierda ha
generado lo que se denomina la “tercera vía”
(socialdemocracia), que no es más que pequeños
ajustes que se hacen a los “defectos” y vacios que
pueden quedar de la hegemonía liberal por parte de la
izquierda. Mouffe instala a la socialdemocracia como una
corriente que pretende borrar las fronteras existentes entre
izquierda y derecha, esta ambición de la tercera es un
grave peligro para el futuro de la democracia. Véase en:
MOUFFE, Chantal. La paradoja democrática. Gedisa.
Barcelona. 2003.

[10] Mouffe además inserta las
definiciones de las relaciones de subordinación como
aquellas en las que “un agente está sometido a las
decisiones de otro —un empleado respecto a un empleador,
por ejemplo, en ciertas formas de organización familiar,
la mujer respecto al hombre, etc.—”. Por su parte,
las relaciones de opresión son definidas como
“relaciones de subordinación que se han
transformado en sedes de antagonismos”. Véase en:
LACLAU Ernesto & MOUFFE Chantal. Hegemonía y
estrategia socialista. Buenos Aires. FCE. 2004.

[11] HERNANDEZ MAHECHA, Stephany. La
política democrática radical como un proyecto
político. Revista Légein N°9. Universidad del
valle. 2009. P 64.

[12] Ibíd. 73.

[13] BONNET, Alberto. Reseña Imperio.
Universidad de Quilmes. Argentina. 2006.

[14] NEGRI, Antonio & HARDT, Michael.
Imperio. Paidos editorial. Buenos Aires. 2002.

[15] Warhol se hizo famoso por pintar latas
de sopa Campbell, los zapatos de polvo de diamante os rostros
de reconocidas figuras del entretenimiento.

[16] MANTILLA QUIJANO, Alejandro. La
revolución en los tiempos de la tolerancia. Apuntes en
torno a la filosofía política de Slavoj Zizek. En
Normatividad y excepcionalidad en la política (Schmitt,
Agamben, Zizek y Virno). Universidad Nacional de Colombia.
UNIJUS 2008. P 181.

[17] Desde la visión de Zizek es
multiculturalismo liberal es visto como una forma de racismo
reprimido, ya que el respeto y la tolerancia con el otro es una
posición que se asume desde la superioridad. Zizek
desarrolla 5 apartados respecto a esta postura. La primera es
la del multiculturalismo como racismo reprimido, pues la
diferencia frente al otro es considerada como perniciosa, es
decir es una diferencia que se debe negar o suprimir. Un
segundo aspecto es la distancia que debo tener frente al otro
pues puede robar mi goce, que se materializa a través de
las restricciones y órdenes. Un tercer punto es la
negación efectiva de la identidad de los sujetos,
ocultando la diferencia. Un cuarto punto se concibe como el
racismo desplazado y por último el multiculturalismo
termino siendo una estrategia más para cerrar los ojos
frente al telón del capitalismo.

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