Monografias.com > Educación
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Menos docentes, más maestros. Bullying realidad ineludible”



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Presentación
  4. Conclusiones y propuestas
  5. Referencias
    bibliográficas

Resumen

Los profesores deben constituirse como agentes para
prevenir, atender y erradicar el bullying en las salas de clases
puesto que este fenómeno crea un clima de temor y
desconfianza que impacta directamente el aprendizaje de los
estudiantes.

Se debe considerar que la mayoría de los
estudiantes que son maltratados por uno de sus compañeros
de curso declaran que, la mayoría de las amenazas se
realizan al interior del aula clases. Entonces, es el escenario
privilegiado para muchas formas de agresión.

Actualmente las exigencias que se les hacen a los
docentes son múltiples. No sólo deben estar
preocupados de la transferencia de los conocimientos
disciplinarios, sino que además, deben ocuparse de una
serie de temas y desafíos propios de la época en
que vivimos. No obstante, respecto al fenómeno de
bullying, en especial al que tiene lugar en la sala de clases, es
impensable que el docente lo eluda. No sólo porque el
bullying es un fenómeno que nos habla de intolerancia,
discriminación, negación de la diversidad,
prejuicios, estereotipos, o porque está asociado con
severos trastornos de salud mental y física incluyendo
depresión, ansiedad, suicidios y cuadros sicóticos
sino que también porque el clima escolar al interior de la
sala de clase se ve categóricamente afectado; abordar el
tema es relevante es aconsejable que los docentes se aboquen a
desarrollar en los y las estudiantes, desde edades tempranas, una
serie de competencias sociales y ciudadanas que les permitan
establecer interacciones grupales sanas y responsables que los
dispongan a prevenir el bullying en el contexto escuela y antes
de decidir la estrategia a utilizar, es imprescindible tomar en
cuenta ciertos aspectos, tales como: evaluar detenidamente cada
caso; tomar en consideración las características
individuales de los involucrados; considerar la dinámica
del curso; conocer bien el contexto de la escuela.

PALABRAS CLAVES: agresiones, maestros,
docentes, bullying, clima escolar favorable.

Introducción

La totalidad de las amenazas (excepto con armas) y un
buen número de las agresiones ocurren en la sala de clases
lo cual convierte a los docentes en espectadores privilegiados de
conductas de violencia y acoso.

Soy consciente de que los docentes han experimentado y
están en conocimiento de situaciones de bullying en sus
clases, expresadas en maltratos e intimidaciones permanentes y
reiteradas a niños/niñas y jóvenes por parte
de otros estudiantes que se encuentran en una asimetría
favorable de poder y que ejercen su fuerza. ¿Qué
docente no ha conocido el acoso que ha recibido un o una de sus
estudiantes por encasillársele como "gordo", "flaco",
"débil", "retraído", "afeminado" o por otros
motivos distintos e injustificables?

El docente no es el único que debe preocuparse de
esta situación, también los directivos, los
estudiantes, los padres y los apoderados, en fin toda la
comunidad educativa. Sin embargo, al docente le corresponde un
rol preferencial en prevenir y atender el bullying en la sala de
clases; pero no como un proyecto más o como una
obligación marcada por la "moda", no, como el motor que
les impulsará en secreto a transformar sus
prácticas de aula y a buscar ese factor motivacional para
ellos y para los chicos; creo que demos instarlos a resignificar
sus experiencias y por ende a resignificar sus propios
sentimientos hacia su profesión.

Presentación

Los profesores deben constituirse como agentes para
prevenir, atender y erradicar el bullying en las salas de clases
puesto que este fenómeno crea un clima de temor y
desconfianza que impacta directamente el aprendizaje de los
estudiantes.

Se debe considerar que la mayoría de los
estudiantes que son maltratados por uno de sus compañeros
de curso declaran que, la totalidad de las amenazas (excepto con
armas) se realiza al interior de la sala clases. Entonces, la
sala es el escenario privilegiado para la agresión verbal,
acoso sexual, acciones contra los objetos de propiedad de los
estudiantes, exclusión social, golpes y amenazas.
[1]

Es así como Roland & Galloway [2],
establecieron que el 40,3% de las acciones relacionadas con el
bullying son cometidas por compañeros del mismo curso, el
19,7% por miembros de otros cursos y un 29,1% por ambos grupos.
En Colombia, el 62,5% de las agresiones ocurren en la sala de
clases [3]. Entonces, se hace evidente que el bullying crea un
clima de temor y falta de respeto en las escuelas, lo que impacta
en el aprendizaje de los estudiantes. [4]. En un importante
esfuerzo de precisión conceptual, Peter K. Smith (2004)
propone que la violencia en la escuela puede ser entendida como
el producto de actos intencionales y sistemáticos que se
convierten en un daño o en una amenaza. Desde este punto
de vista, las conductas agresivas dentro de la escuela no se
reducen a acontecimientos de violencia física, sino que se
trata de abusos de poder por parte de personas más fuertes
en contra de otra o de otras más débiles. Estos
abusos pueden ser verbales, o también pueden surgir de la
exclusión o de la marginación de algún
individuo o de un grupo de las actividades normales de una
colectividad escolar.

Estamos conscientes que en el presente, como nunca antes
en la historia de la educación, las exigencias que se les
hacen a los docentes son múltiples y complejas. No
sólo deben estar preocupados de la transferencia de los
conocimientos disciplinarios, sino que además, deben
ocuparse de una serie de temas y desafíos propios del
cambio epocal en que vivimos: la drogadicción, la
sexualidad y la afectividad, la autorregulación de la
conducta, la búsqueda de sentido de vida personal y
colectivo, la construcción de una educación
inclusiva y de calidad, los derechos humanos, el medio ambiente y
el desarrollo sustentable; la tolerancia, la no
discriminación, la diversidad social y cultural, la
competitividad, la negociación pacífica de
conflictos, la formación ciudadana y muchos
otros.

Se ha comprobado que entre menos caos y desorden y
más atención en los aprendizajes académicos,
hay significativamente menos intimidación. No sólo
porque el bullying es un fenómeno que nos habla de
intolerancia, discriminación, negación de la
diversidad, prejuicios, estereotipos, o porque está
asociado con severos trastornos de salud mental y física
incluyendo depresión, ansiedad, suicidios y cuadros
sicóticos [5], sino que también porque el clima
escolar al interior de la sala de clase se ve
categóricamente afectado a causa del bullying.

En mi opinión, son a lo menos tres los espacios
en que los docentes pueden contribuir significativamente para
prevenir, atender, y en lo posible erradicar el bullying de la
sala de clases:

1. Favorecer la creación de un clima escolar
favorable y respetuoso al interior de la sala de
clases.

2. Desarrollar en los estudiantes competencias y
aprendizajes sociales que se vinculen con valores de convivencia
escolar armoniosa y de responsabilidad consigo mismo y los otros
y otras.

3. Implementar programas e iniciativas anti- bullying en
la sala de clases.

El clima escolar, como es sabido, es la
percepción que tienen los sujetos acerca de las relaciones
interpersonales que establecen en el contexto escolar y el
contexto o marco en el cual estas interacciones se dan [6]. Es
decir, refiere a las sensaciones de quienes participan de las
actividades escolares, así como a las normas y creencias
que operan en el sistema escolar [7]. Según Howard, Howell
& Brainard (1987) [8] un clima adecuado debe satisfacer las
necesidades humanas básicas: fisiológicas, de
seguridad, de aceptación y compañerismo, de logro y
reconocimiento y de maximizar el propio potencial.

Se ha establecido que en aquellas escuelas donde se
alcanzan los objetivos educacionales propuestos, que presentan un
clima positivo y seguro, una comunidad cohesionada y con
espíritu de equipo existe satisfacción profesional,
participación de los estudiantes y padres, el tipo de
relación que se establece entre profesor y estudiante
favorece la buena comunicación y ante conductas desviadas
no se responde con coerción sino que se tratan
terapéuticamente [9].

Pareciera cierto que, al aumentar el número de
conflictos y de agresiones en la salas de clases y en los
establecimientos, se produce un deterioro del clima escolar, lo
que a su vez impacta negativamente tanto sobre los estudiantes
-en su desarrollo moral y social y en su aprendizaje- como en el
profesorado [10]. Kassen y colaboradores (2004) encontraron,
luego de realizar un estudio longitudinal, que el clima escolar
está significativamente relacionado con el fenómeno
de bullying que se produce en la sala de clases.
Específicamente, entre menos caos y desorden y más
atención en los aprendizajes académicos, hay
significativamente menos actos de intimidación. De igual
manera Yoneyama (2006)[11] señala que como los
intimidadores tienden a ser menos colaborativos, a tener mal
comportamiento y a desarrollar conductas desadaptativas, que son
sancionadas por las autoridades, se generan estados emocionales
que impactan en la sala de clases. Un clima escolar positivo
"… permite al estudiante sentirse acompañado,
seguro, querido, tranquilo… y posibilita su desarrollo
personal. Los climas sociales negativos… producen
estrés, irritación, desgano, depresión,
falta de interés y una sensación de estar agotado
física y mentalmente." (Aron y Milicic, 1999)
[12].

Cabe hacer notar que la actitud del docente y su modo de
ser y actuar en la sala de clases es uno de los factores
importantes en la creación de una convivencia escolar
armoniosa y respetuosa, constituyendo una condicionante
gravitante para prevenir el bullying. Por el contrario, la
presencia de un profesor autoritario puede constituirse en un
modelo para el estudiante, el que reproduce su acción
intimidando a sus pares (Rigby, 1996). Un docente extremadamente
normativo o que tiene dificultades para mantener el orden en la
sala, genera desagrado en los estudiantes, lo que induce a
conductas agresivas que favorecen el bullying. De igual forma,
los docentes pueden deliberada o inconscientemente inducir al
bullying cuando manifiestan una actitud negativa hacia un
estudiante, lo que se transforma en una excusa para que sus pares
lo maltraten (Olweus, 1999) [13]. Lo mismo ocurre con el uso del
sarcasmo y formas sutiles de ridiculización que puede
utilizar un profesor (Rigby, 1996)[14].

El bullying es un fenómeno que ha sido y
está siendo estudiado de manera muy intensa y desde
miradas múltiples en casi la mayoría de los
países. En los inicios se tendió a considerar el
bullying como un fenómeno individual y aislado que
involucraba solamente a dos personas: intimidador e intimidado.
Sin embargo, posteriormente el bullying ha sido concebido como un
comportamiento colectivo en su naturaleza, basado en relaciones
sociales de grupo. El bullying deja de ser entonces un
fenómeno de carácter diádico para
convertirse en un fenómeno grupal [15].

Por lo tanto, es aconsejable que los docentes se aboquen
a desarrollar en los y las estudiantes, desde edades tempranas,
una serie de competencias sociales y ciudadanas que les permitan
establecer interacciones grupales sanas y responsables que los
dispongan a prevenir el bullying en la escuela y al interior de
las salas de clases. Es mi convencimiento que, en la medida que
los estudiantes aprenden a darle sentido a su existencia,
elaborando proyectos de vida personales y colectivos, que
respondan a sus intereses cambiantes según sus diferentes
edades de desarrollo, estarán más capacitados para
enfrentar situaciones violentas y agresivas como el bullying.

En efecto, en el proceso de aprender a formular planes
futuros, precisar objetivos, construir escenarios posibles y
elaborar métodos que les permitan verificar si sus
aspiraciones y proyectos fueron alcanzados, los estudiantes
necesariamente se preguntarán en qué medida el
bullying es un factor que perturba la elaboración y
realización de sus proyectos personales y colectivos. Por
sobre todo, tomarán conciencia de que un plan de vida
personal y colectivo requiere tener una actitud optimista y
esperanzadora frente a la vida, pero asimismo una base de
realidad y factibilidad. Así también, el plan se
construye en el respeto, confianza y valoración frente a
los demás, en la disposición a trabajar con otros y
otras, en estar dispuestos a fijar límites y regular sus
comportamientos, tener una actitud abierta, flexible y acogedora
frente a la diversidad de proyectos de otros y otras, que en
mucho de los casos tienen caracteres distintos a los
propios.

La autorregulación social y el autocontrol
emocional son competencias a las que los docentes le dedican
mucho tiempo y esfuerzo, ya que se vinculan con una serie de
conductas como es el consumo de alcohol y drogas, con la
sexualidad y la afectividad, con la violencia, la delincuencia
etc. El bullying, por excelencia, es un comportamiento afectado
por la carencia de autorregulación social y autocontrol
emocional. El rol que juega la emocionalidad en la
agresión ha sido bien identificado en la literatura desde
hace varios años [16]. Efectivamente predice
comportamientos vinculados con el bullying. Así, las
victimas de bullying por lo general reaccionan agresivamente
después de perder el control emocional [17]. La
autorregulación social y el autocontrol emocional influyen
en aspectos como la empatía, el control de impulsos, la
resolución de problemas, el control de la ira, el
reconocimiento de similitudes y de diferencias entre las
personas, los procesos de comunicación y relaciones
interpersonales, los pensamientos funcionales/disfuncionales, o
procesos de confrontación de situaciones estresantes,
todos los cuales se relacionan estrechamente con el
fenómeno de bullying. La autorregulación social y
el autocontrol emocional se desarrollan a medida que las personas
crecen y participan en situaciones educativas y de
interacción social. Cabe hacer notar, que la
autorregulación es un proceso sumamente complejo y largo
con matices diversos, que no se adquiere de una vez para siempre
sino que pasa por distintas etapas y que se alcanza mediante una
práctica repetida, a través de múltiples
experiencias que se suceden en diferentes contextos.

En este sentido, los docentes desde sus prácticas
educativas a nivel de la sala de clases, debieran dedicar tiempo
a que los y las estudiantes conozcan sus sentimientos y sepan las
causas que los motivan, es decir, tener conciencia de sí
mismos, de las capacidades, los valores y las metas que cada uno
posee, conciencia de los propios estados internos, recursos e
intuiciones, comprender que la autorregulación de la
conducta en ocasiones puede ocasionarle a la persona conflictos,
como por ejemplo, cuando está socialmente presionada a
incurrir en conductas que violan sus estándares morales;
desarrollar una actitud abierta frente a los problemas que exigen
tomar posición, de suerte de poder aceptar, por ejemplo,
que algo anda mal y tomar conciencia del impacto que una
decisión no adecuada puede tener sobre uno y los
demás.

Se podría afirmar que el fenómeno del
bullying en las escuelas y por sobre todo en la sala de clases es
un indicador claro e irrefutable de una carencia del desarrollo
moral autonómico y heterónimo por parte de los
alumnos y de una falta de responsabilidad ética con el
otro/otra. Es importante, en consecuencia, que el docente
desarrolle actividades tendientes a que los estudiantes aprendan
a empalizar, a hacerse responsables y a estar atentos de los
otros/otras.

Es de suponer con mucha convicción que existe una
relación estrecha entre el bullying y la intolerancia, la
discriminación y la incapacidad de reconocer la diversidad
social y cultural. Por consiguiente, se hace necesario que el
docente se dedique con mucha insistencia y perseverancia a
desarrollar entre los y las estudiantes, la tolerancia, la no
discriminación, la solidaridad, la responsabilidad, la
acogida y reconocimiento del Otro/Otra como un legítimo
Otra/Otro, el reforzamiento de la identidad propia en el
reconocimiento y el respeto de otras identidades, la igualdad de
todos los seres humanos, el respeto a la multiplicidad de
manifestaciones religiosas y espirituales, de orientaciones
sexuales, de género, de capacidades, etc.

Cabe hacer notar, que la diversidad cultural y social es
una responsabilidad ética con el Otro//Otra igual a
mí pero distinto. Las competencias relacionadas con la
diversidad apuntan directamente a formar ciudadanos capaces de
contribuir a la creación de una escuela incluyente y
participativa en donde todos y todas, sin distingo de ninguna
naturaleza, tienen mucho que aportar. En contraposición a
esto, el bullying es por excelencia un comportamiento claramente
excluyente.

Estas competencias intentan que los estudiantes, desde
edades tempranas, aprendan a desarrollar redes sociales como son
los lazos de parentesco, las redes comunitarias informales, las
organizaciones sociales, los grupos infantiles y juveniles, etc.
El mantenimiento de estos vínculos de confianza permite
obtener beneficios en forma de flujos de solidaridad y capacidad
de defensa de intereses y derechos. Los estudiantes aprenden a
crear grupos afectivos de amigos cercanos que comparten los
mismos gustos, estilos de vida y valores. Se trata, en
definitiva, de desarrollar en los estudiantes conocimientos,
actitudes y valores como la confianza interpersonal, la
asociatividad, fundadas en enlaces de afinidad y
compañerismo y en sentimientos de respeto mutuo y
solidaridad, de reciprocidad y cooperación. El factor
central de las competencias de cooperación radica en la
capacidad de ponerse en el lugar del otro y ver el mundo a
través de los ojos del otro. La habilidad de cooperar con
otros mediante la confianza es algo que se aprende o se
enriquece. Llegar a ser una persona confiable requiere habituarse
a las normas morales de la propia comunidad.

Creo no equivocarme al señalar que un ambiente en
el que el fenómeno del bullying está presente
distorsiona y dificulta el desarrollo del capital social, de la
cooperación en la confianza mutua y el
compañerismo.

Conclusiones y
propuestas

En este espacio pongo a consideración de los
docentes algunas estrategias tendientes a atender el bullying en
la sala de clases. En primer lugar, cabe anotar que existe una
amplia literatura al respecto y modelos de intervención
que se han desarrollado tanto en Colombia como en muchos otros
países [18]. No obstante, debemos reconocer que en nuestro
país recién nos estamos asomando a comprender
qué es el bullying y no existe, como en otros
países, una política educacional clara al respecto
porque aun la LEY 1620 con su decreto reglamentario 1965 son muy
desconocidos por la población en general y falta mucho
trecho hasta lograr una verdadera interiorización y puesta
en escena de lo contenido en ellos; no obstante los esfuerzos
gubernamentales han permitido legislar en aras de minimizar el
impacto del fenómeno social; propiciando desconcierto y
otro gran número de sentimientos encontrados dentro de la
población docente. A este respecto los países
latinoamericanos también se han pronunciado y se ha hecho
lo propio y es así como encontramos avances significativos
al respecto en Chile en donde ya se han podido establecer
comparativos del antes y después de la ley. Algunas
estrategias planteadas son:

Contexto y variables individuales y colectivas:
Más que buscar la 'estrategia perfecta', la idea es
seleccionar la estrategia más adecuada según el
contexto y las variables individuales de las personas
involucradas. Por esta razón, antes de decidir la
estrategia a utilizar, es imprescindible tomar en cuenta ciertos
aspectos, tales como: evaluar detenidamente cada caso; tomar en
consideración las características individuales de
los involucrados; considerar la dinámica del curso;
conocer bien el contexto de la escuela. Este último
aspecto es muy relevante ya que el bullying está
estrechamente ligado a la cultura escolar. En este sentido es un
fenómeno más social que individual.

Responsabilizar versus culpabilizar: Se recomienda que
las estrategias que el docente elabore o seleccione no deben
tener un enfoque que 'culpabiliza' ni 'castiga' al niño
y/o joven por una acción determinada. En vez de esto, se
potencia la responsabilidad individual y colectiva para resolver
conflictos de forma constructiva y autónoma. No basta una
estrategia aislada: Una estrategia por sí sola no produce
ningún cambio sustantivo, razón por la cual, se
recomienda incorporar varias y diversificadas.

Ser proactivo: No sólo es urgente desarrollar
estrategias reactivas de atención a la problemática
del bullying, es decir, aquellas que actúan cuando el
problema aparece, sino que también es necesario
implementar estrategias pro-activas, las cuales apuntan a la
prevención del problema.

Converse con sus estudiantes sobre el bullying:
Pregúnteles, por ejemplo, si saben qué es el
bullying; si pueden relatar casos de bullying en la escuela; si
creen que es un problema serio; cómo piensan que se siente
un estudiante intimidado; qué se les ocurre para detener
el bullying en la escuela, etc. Para que los/as estudiantes
intervengan hay necesidad de crear un clima que facilite la
expresión libre de sentimientos y emociones. De esta
manera, se genera un proceso de toma de conciencia respecto a la
existencia del bullying a nivel de escuela y de la sala de
clases.

Formulación de una política clara: Si se
desea enfrentar la problemática del bullying a nivel de la
sala de clase, resulta indispensable la creación y
redacción de una política clara que contemple la
postura de la institución educativa frente a ella,
así mismo la creación de un Acuerdo Negociado Para
la Convivencia y el Aprendizaje (ANCA) que permita reglas
contextualizadas al interior del aula pero enmarcadas dentro de
la esencia de la reglamentación institucional.

Planificar: Es siempre aconsejable que las estrategias y
las actividades que el docente seleccione o elabore se integren a
una planificación a nivel del currículo, de suerte
que no se vea como una acción aislada. Es decir, que
incluya a los contenidos curriculares que está
enseñando y combinarlas en un plan de acción global
que involucre a toda la comunidad educativa.

Ser creativo: Si el docente tiene claro los objetivos
que se persiguen, entonces puede sin dificultades elaborar
estrategias y actividades propias, originales y creativas que
aborden el tema de bullying.

La participación de los padres es fundamental: La
integración de los padres es considerada en la
mayoría de las intervenciones. Ésta se define como
fundamental. De igual forma, la participación activa de
los estudiantes es estimada como sumamente relevante en casi
todas las modalidades, por consiguiente es imprescindible
implementar acciones favorecedoras para abordar la
temática.

Referencias
bibliográficas

[1] Del Barrio, C., Martín, E., Montero, I.,
Gutiérrez, H. y Fernández, I. (2003) La realidad
del maltrato entre iguales en los centros de secundaria
españoles. Infancia y aprendizaje. Journal for the study
of education and development. Vol. 26, Nº 1, pag
38.

[2] Roland, E. & Galloway, D. (2002) Classroom
influences on bullying. Educational Research Vol. 44 No. 3,
299–312.

[3] Ministerio del Interior – Ministerio de
educación (s/f) Principales resultados del estudio
nacional de violencia en el ámbito escolar.

[4] National Education Association (2003). National
bullying awareness campaign. Volver

[5] Campbell ML, Morrison AP. 2007. The relationship
between bullying, psychotic-like experiences and appraisals in
14-16-year olds. Behaviour Research and TherapyVolume 45, Issue
7, July 2007, Pages 1579-1591.

[6] Cornejo, R. y J. Redondo (2001) El clima escolar
percibido por los alumnos de enseñanza media. Una
investigación en algunos liceos de la Región
Metropolitana. Última Década, Nº 15,
Pág. 15. Volver

[7] Aron, A. M. y Milicic, N. (1999) Clima social
escolar y desarrollo personal. Un programa de mejoramiento.
Santiago: Editorial Andrés Bello.

[8] Howard, E., Howell, B. & Brainard, E. (1987)
Handbook for conducting school climate improvement projects.
Bloomington, Indiana: The Phi Delta Kappa Educational
Foundation.

[9] Arancibia, V. (1992) Efectividad escolar. Un
análisis comparado. Estudios Públicos. Nº 47,
pp. 101-125. Volver

[10] Del Barrio, C., Martín, E., Montero, I.,
Gutiérrez, H. y Fernández, I. (2003) La realidad
del maltrato entre iguales en los centros de secundaria
españoles. Infancia y aprendizaje. Journal for the study
of education and development. Vol. 26, Nº 1,
25-47.

[11] Yoneyama, S. & K. Rigby (2006)Bully/victim
students & classroom climate. Youth Studies Australia. Vol 25
NUMBER 3 pp. 34-41.

[12] Ob.cit Pág.18.

[13] Olweus, D. (1999). Sweden. In Smith, P. K., Morita,
Y., Junger-Tas, J., Olweus, D., Catalano, R. & Slee, P. (Eds)
The nature of school bullying: A cross-national perspective
(7–27). London & New York: Routledge.

[14] Rigby,K. (1996) Bulbing Schools (Rlelbourne.
Australian Council for Educational Research.

[15] Salmivalli, C., Lagerspetz, K., Björkqvist,
K., Österman, K. & Kaukiainen, A. (1996). Bullying as a
Group Process: Participant Roles and Their Relations to Social
Status within the Group. Aggressive Behavior, 22,
1-15.

[16]Berkowitz L. On the formation and regulation of
anger and aggression. American Psychologist, 1990,
45:494~503.

[17]Pellegrini, A. D., Bartini, M., & Brooks, F.
(1999). School bullies, victims, and aggressive victims. Factors
relating to group affiliation and victimization in early
adolescence. Journal of Educational Psychlogy, 91(2),
216-224.

[18] En el libro Intimidación entre estudiantes,
Abraham Magendzo,María Isabel Toledo ,Carolina Rosenfeld
Editorial LOM 2004 se incluye un capitulo que se denomina
Programa ,estrategias y actividades para prevenir y combatir la
intimidación(pags 135-162) Ademas sugerimos entrar a
Internet en Google y buscar modelos de intervención en
bullying.

 

 

Autor:

Nazly Robles Manderano

 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter