Monografias.com > Religión
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Quita la viga




    Quita la viga – Monografias.com

    Quita la viga

    "… para que
    todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en
    ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el
    mundo crea que tú me enviaste.

    La gloria que me
    diste, yo les he dado, para que sean uno, así como
    nosotros somos uno.

    Yo en ellos, y
    tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para
    que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has
    amado a ellos como también a mí me has
    amado.

    Padre, aquellos que
    me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos
    estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado;
    porque me has amado desde antes de la fundación del
    mundo.

    Padre justo, el
    mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos
    han conocido que tú me enviaste.

    Y les he dado a
    conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para
    que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en
    ellos."
    (Juan 17:21-26)

    Desde hace algún tiempo vengo escuchando, cada
    vez con mayor frecuencia, los ataques directos o solapados, pero
    ataques en fin, que se hacen entre sí aquellos que nos
    llamamos cristianos. Y no es que niegue se cometan muchas
    herejías en las congregaciones de nuestros días,
    que saltan a la vista de quien haya escudriñado las
    Escrituras. Sino que a veces nos olvidamos de cuán
    herética puede ser nuestra doctrina, para tildar de tal
    cosa a la ajena. La Biblia es precisa respecto a que todos
    debemos dar cuentas de nuestros actos, en última
    instancia, a Dios y solo a El. Mateo 7:1 nos lo pone bien en
    claro cuando dice: "No juzguéis, para que no
    seáis juzgados. Porque con el juicio con que
    juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que
    medís, os será medido."
    Debiéramos
    ser pues, un poco mas cuidadosos, cuando pretendemos convertirnos
    en jueces de otros (que a su vez se constituyen en inquisidores
    nuestros, ¡no lo dude!), sabiendo que solemos ser muy malos
    magistrados, porque al no estar capacitados para ello, nos
    parcializamos, inclinando la balanza hacia lo que nosotros
    pensamos y no hacia lo que Dios piensa.

    Creo que la conducta del cristiano debiera estar basada
    en una serie de mandatos bastante explícitos en la
    Escritura, y los cuales muchas veces, a criterio propio, obviamos
    (y cuando digo "creo" no lo estoy haciendo por lo que yo pueda o
    no pensar que es correcto, sino por lo que Dios me ha mostrado en
    su Palabra). Veamos algunos, aparte del ya aludido en Mateo
    7:1:

    Por ejemplo, Mateo 7:13 nos dice: "Entrad por la
    puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino
    que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por
    ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva
    a la vida, y pocos son los que la hallan."
    A menudo, sin
    embargo, creemos y hacemos creer a otros que el camino hacia Dios
    es una amplia autopista recta y llana. Al parecer olvidamos que
    tal tipo de vía tiene sendas en ambos sentidos y, en la
    misma manera que pudiésemos ir en el sentido correcto, nos
    podemos alejar, indefectiblemente, si viajamos por las
    vías de retorno. Es hora ya que seamos conscientes de que
    la "supercarretera" solo conduce a las cosas del mundo, el cual
    está bajo el gobierno del maligno.

    Por otra parte, frecuentemente pasamos por alto que cada
    día que transcurre significa un acercamiento al día
    postrero. Marcos 1:15 dice: "El tiempo se ha cumplido, y
    el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en
    el evangelio."
    Algunos se han tomado como cosa de juego
    tal anuncio, pensando para sí que eso hace cerca de dos
    mil años fue anunciado y aún no llega. Permita que
    le diga por qué es en esa manera: sucede que Dios, en su
    infinita misericordia, posterga el juicio para darnos una
    oportunidad a todos a que nos arrepintamos. No se usted, pero yo
    doy gracias de que así sea, porque hay muchas personas a
    las que amo que aún no han asimilado el Evangelio. Pero
    ese día postrero ha de llegar inexorablemente. Creo pues
    que, está claro, todo se reduce a dos cosas medulares:
    arrepentirse y creer.

    Más aún: no hay nada que podamos hacer
    aparte de arrepentirnos, creer y mostrar a Dios que le
    necesitamos y dependemos de El. Esto solo es posible por fe, las
    obras nuestras son tan imperfectas que nada vamos a lograr con
    ellas. Confiar en la gracia de Dios para ser salvos y obrar como
    resultado de eso y no a la inversa (Efesios 2:8-9)

    Entendamos además, de una vez por todas, que no
    hemos sido constituidos jueces. Y no ha sido en tal manera por la
    imperfección de nuestra justicia. Pensemos también
    puede haber otros que se hayan "constituido", a su vez, en jueces
    nuestros y en igual manera estén usando para juzgarnos una
    falsa medida. Al respecto Dios es muy claro en Romanos 14:4. Solo
    la justicia de Dios es perfecta y permanece por siempre. Salmos
    119:141-142 dice: "Pequeño soy yo, y desechado, Mas
    no me he olvidado de tus mandamientos. Tu justicia es justicia
    eterna, Y tu ley la verdad."

    Todo está resumido en tres cosas
    medulares:

    – Solo la fe salva.

    – No hay otra cosa que podamos hacer que arrepentirnos,
    creer y confesar a Dios que dependemos de El, que le
    necesitamos.

    – Dios, y tan solo Dios, es justo. Y ha satisfecho su
    perfecta justicia para con nosotros por medio del sacrificio de
    su Hijo en la cruz, en lugar nuestro. Si podemos entender esto y
    confesar con nuestra boca que Jesús es el Señor,
    tenemos un boleto expedito, hacia la salvación. De lo
    contrario, somos los seres más dignos de
    conmiseración que pueda haber, porque acá solo hay
    dos opciones: salvación o condenación. No existe
    otro sitio "intermedio" en que vayan a vivir eternamente los
    "más o menos".

    Por ello esperamos entonces que algunos en nuestros
    días, se abstengan de juzgar al prójimo, a ese que
    Dios nos ha mandado amar, y "barran para adentro", pensando, como
    antes decíamos, que ese prójimo también
    tiene en sus manos "una vara con falsa medida para juzgarnos".
    Veamos algunas cosas por las que murmuramos contra otros. No es
    que estén bien. Ciertamente no lo están:

    Idolatría. Decimos que algunos, sobre todo la mal
    llamada Iglesia Católica Apostólica y Romana es un
    antro de idolatría. Y en Éxodo 20:3-4, en el
    decálogo, se nos dice: "No tendrás dioses
    ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni
    ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni
    abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la
    tierra."

    Tratar de lograr la salvación por nuestras obras.
    Eso es muy común, además de los ya referidos
    católicos, en los falsos Testigos de Jehová. Al
    respecto se nos dice en Efesios 2:8-9 "Porque por gracia
    sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es
    don de Dios; no por obras, para que nadie se
    gloríe."

    Pretender conciliar conductas reprobables y pecaminosas
    de algunos hombres, como el adulterio, el homosexualismo, la
    fornicación, idolatría, avaricia, etc. con la
    santidad de Dios. En 1Corintios 6:9-10 queda claro que
    "… los injustos no heredarán el reino de
    Dios. No erréis; ni los fornicarios, ni los
    idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni
    los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni
    los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores,
    heredarán el reino de Dios."

    Dar más valor a unos dones que a otros (por
    ejemplo, al don de lenguas). La mayoría de los
    pentecostales y algunas otras denominaciones, defienden que el
    don de lenguas es el más preciado de todos y es una
    muestra de la perfección alcanzada en la santidad del
    creyente. Pero 1Corintios 14:1-19 deja muy en claro lo que Dios
    nos dice al respecto: "Seguid el amor; y procurad los
    dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis.
    Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a
    Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla
    misterios. Pero el que profetiza habla a los hombres para
    edificación, exhortación y consolación. El
    que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica;
    pero el que profetiza, edifica a la iglesia. Así que,
    quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más
    que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que
    habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia
    reciba edificación. Ahora pues, hermanos, si yo voy a
    vosotros hablando en lenguas, ¿qué os
    aprovechará, si no os hablare con revelación, o con
    ciencia, o con profecía, o con doctrina? Ciertamente las
    cosas inanimadas que producen sonidos, como la flauta o la
    cítara, si no dieren distinción de voces,
    ¿cómo se sabrá lo que se toca con la flauta
    o con la cítara? Y si la trompeta diere sonido incierto,
    ¿quién se preparará para la batalla?
    Así también vosotros, si por la lengua no diereis
    palabra bien comprensible, ¿cómo se
    entenderá lo que decís? Porque hablaréis al
    aire. Tantas clases de idiomas hay, seguramente, en el mundo, y
    ninguno de ellos carece de significado. Pero si yo ignoro el
    valor de las palabras, seré como extranjero para el que
    habla, y el que habla será como extranjero para mí.
    Así también vosotros; pues que anheláis
    dones espirituales, procurad abundar en ellos para
    edificación de la iglesia. Por lo cual, el que habla en
    lengua extraña, pida en oración poder
    interpretarla. Porque si yo oro en lengua desconocida, mi
    espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto.
    ¿Qué, pues? Oraré con el espíritu,
    pero oraré también con el entendimiento;
    cantaré con el espíritu, pero cantaré
    también con el entendimiento. Porque si bendices
    sólo con el espíritu, el que ocupa lugar de simple
    oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu
    acción de gracias? Pues no sabe lo que has dicho. Porque
    tú, a la verdad, bien das gracias; pero el otro no es
    edificado. Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que
    todos vosotros; pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras
    con mi entendimiento, para enseñar también a otros,
    que diez mil palabras en lengua desconocida."
    Es
    evidente que si algún don es importante (y no decimos que
    sea el único con importancia o el mayor de todos), es el
    de profecía.

    Considerar "inmundos" o "prohibidos" ciertos alimentos.
    Sin embargo, Hechos 10:13-15 dice al respecto que a Pedro
    "…le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y
    come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa
    común o inmunda he comido jamás. Volvió la
    voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo
    llames tú común."
    No es que neguemos que
    algunos alimentos no deban ser comidos, sobre todo por el efecto
    dañino que pueden causar a nuestro organismo, pero es
    evidente que lo importante no es el alimento que ingiramos u otro
    acto cualquiera de los hombres. Lo que cuenta es el
    propósito. Si con ello glorificamos a Dios, nadie debe
    sentirse con derecho a juzgarnos. Recuerde que "…El
    que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y
    el que no come, para el Señor no come, y da gracias a
    Dios."
    (Romanos 14:6) Algunos, sin embargo, que murmuran
    sobre los que se abstienen de cierto tipo de alimentos no vacilan
    ellos mismos en abstenerse de otros, por ejemplo, de comer
    sangre. Para ello se basan, según creo, en Hechos 15:19-20
    "Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles
    que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten
    de las contaminaciones de los ídolos, de
    fornicación, de ahogado y de sangre."
    y Hechos
    15:28-29 "Porque ha parecido bien al Espíritu
    Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que
    estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo
    sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de
    fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien
    haréis. Pasadlo bien."
    Pero es evidente que
    acá, además de no implicar explícitamente
    una prohibición, sino tan solo porque absteniéndose
    "bien haréis", se está refiriendo
    mas bien a inhibirse de derramar sangre. Está claro que,
    interpretado como una prohibición a comer tales cosas,
    entonces leeríamos que se está prohibiendo
    también comer "ahogados" y "fornicación".
    Ciertamente, tal cosa carece de sentido. Si hay otro sitio en el
    que se prohíba el comer sangre, espero tengan la bondad de
    hacérmelo saber.

    Manipular la Biblia para que diga lo que "queremos que
    diga" Aquí hay, en Apocalipsis 22:18-19 una advertencia
    terrible para los que tal cosa hacen: "Yo testifico a todo
    aquel que oye las palabras de la profecía de este libro:
    Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre
    él las plagas que están escritas en este libro. Y
    si alguno quitare de las palabras del libro de esta
    profecía, Dios quitará su parte del libro de la
    vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están
    escritas en este libro."
    Es que no resulta otra cosa que
    una actitud malintencionada, el poner palabras en boca de otros.
    Y es, sin dudas, la mayor de las blasfemias, cuando se trata de
    ponerlas en boca de Dios.

    Hacer acepción de días, por ejemplo, el
    sábado (o el domingo). En Romanos 14:5-6 podemos leer
    "Uno hace diferencia entre día y día; otro
    juzga iguales todos los días. Cada uno esté
    plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del
    día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso
    del día, para el Señor no lo hace. El que come,
    para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no
    come, para el Señor no come, y da gracias a
    Dios."
    Tampoco acá hay mandato o
    prohibición por una cosa o la otra. Solo que, si de hacer
    "diferencia entre un día y otro" se trata, resulta
    evidente que lo correcto sería guardar el sábado y
    no otro día. Algunos, para sustentar una cosa diferente,
    hacen uso de Marcos 16:9 "Habiendo, pues, resucitado
    Jesús por la mañana, el primer día de la
    semana, apareció primeramente a María Magdalena, de
    quien había echado siete demonios."
    Jesucristo
    resucitó el primer día de la semana,
    ¡correcto! Pero eso no autoriza a nadie a cambiar la ley de
    Moisés (que por cierto, el propio Jesús dijo que no
    venía a abrogar sino a cumplir en Mateo 5:17-19). O en
    Hechos 20:7 "El primer día de la semana, reunidos
    los discípulos para partir el pan, Pablo les
    enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y
    alargó el discurso hasta la medianoche."
    El que
    aquí se hable de que los discípulos se reunieran el
    primer día de la semana no quiere decir que no lo hiciesen
    el resto de los días, y mucho menos, que estábamos
    nosotros obligados a hacerlo ese día en
    especial.

    Permitan que deje algo en claro antes de continuar,
    porque ahora voy a volverme hacia los míos. Esto no es un
    juicio a ultranza contra los que se han erigido a su vez en
    jueces de otros. Yo, el mas insignificante y pecador de los
    hombres, soy el menos capacitado para juzgar. Pero Dios, el
    único que puede jactarse de ser santo, sabio y fuerte,
    escogió "… lo necio del mundo para avergonzar
    a los sabios; y lo débil del mundo, para avergonzar a lo
    fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado, y lo que no es,
    para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su
    presencia."
    (1Corintios 1:25-29) ¿Quién
    puede negarle a El tal derecho?

    Resulta que los que censuran las cosas antes enumeradas,
    no pierden el tiempo cuando de blasfemar el nombre de Dios y
    ponerse en franca rebeldía contra El se trata. Así,
    echan a un lado la prudencia (templanza o moderación en
    las palabras o las acciones, precaución para evitar
    riesgos, buen juicio para percibir la diferencia entre las cosas,
    virtud que consiste en actuar dentro de los límites de lo
    que es sensato y moral), la sobriedad (hacer las cosas con
    moderación, no ser exagerado y mantener la calma ante
    situaciones complicadas o difíciles), el decoro (honor,
    estimación y respeto que se debe a una persona por su
    nacimiento o dignidad, seriedad y gravedad en acciones o
    palabras, pudor o recato en la apariencia, el lenguaje o
    comportamiento de una persona, compostura), el no ser
    pendencieros (ser aficionados a las discusiones, peleas o
    riñas), o codiciosos (ansia de riquezas, deseo vehemente
    de algún bien material o espiritual), ser amables
    (complaciente y afectuoso, que merece o inspira amor), apacibles
    (se aplica a las personas dulces, serenas y agradables), no ser
    avaros (tener una inclinación desmesurada a adquirir
    riquezas por el mero placer de poseerlas), ser respetados por sus
    hijos (respeto: actitud considerada hacia las personas,
    manifestación de cortesía), de buen testimonio
    (instrumento legalizado en que se da fe de un hecho, prueba de la
    certeza de una cosa). Como verán, no hemos hecho otra cosa
    que transcribir, dando el significado de las palabras clave,
    1Timoteo 3:1-7, donde se enumeran las virtudes que debe tener un
    obispo (pastor): "Palabra fiel: Si alguno anhela obispado,
    buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea
    irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente,
    decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino,
    no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino
    amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga
    a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que
    no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo
    cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no
    sea que envaneciéndose caiga en la condenación del
    diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de
    los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo
    del diablo."

    Es triste que, en discordancia con el pasaje aludido
    veamos, cada vez más abundantemente, pastores y
    líderes que viven una vida muy alejada de las virtudes que
    allí se enumeran. ¿Es que acaso no aquilatamos el
    impacto que tiene como vivimos, más que lo qué
    decimos para las personas? He oído tantos comentarios
    negativos acerca de pastores que me causa consternación.
    Si no fuera porque tengo a mano la respuesta para tal cosa, que
    no es otra que: "Cristo es diferente", creo que Dios
    quedaría muy mal parado. Y la culpa es doblemente grave
    cuando viene de alguien que (por lo menos según él
    mismo manifiesta) ha sido comisionado por Dios para llevar el
    mensaje del Evangelio al mundo.

    Pastores que viven en mansiones mientras el mundo que
    les rodea, y hasta su propio rebaño, apenas si tienen un
    techo para vivir. O conducen autos lujosos (acá, el solo
    hecho de tener un auto es ya un lujo) mientras la casi totalidad
    de las personas usan para trasladarse el vehículo que el
    Señor le ha dado, es decir, sus propios pies. Suerte que,
    en contraste a ello, veo otros siervos fieles que, aún con
    mas de siete décadas, desandan las calles en una modesta
    bicicleta. O aquellos que tienen dos o tres ordenadores, en una
    nación donde tener una modesta PC es casi un lujo. Mejor
    paramos, pues no es nuestra intención juzgar. Sepan ellos
    y el que esto lea que a Dios y solo a Dios vamos a rendir cuentas
    un día. Y El Señor va a pedirlas tanto a los que
    ellos atacan como a ellos mismos. Yo no estoy capacitado para ser
    juez, por la magnitud de mi pecado. Ellos tampoco.

    ¡Ay del que juzga al adventista porque hace
    acepción de días y guarda el sábado, cuando
    él también la hace y guarda cualquier otro
    día! ¡Hay del que juzga a los católicos por
    idólatras y convierte el dinero, sus posesiones o su
    familia en ídolos! ¡Hay del que juzga a los que
    quieren salvarse por el valor de sus obras y cuenta las "almas
    que por medio de su mensaje se han entregado a Cristo" como si
    fueran puntos anotados en un partido de dominó! ¡Ay
    de los que atacan a homosexuales, prostitutas y adúlteros
    mientras hacen la vista gorda con la actitud indecorosa de los de
    su propia casa! ¡Ay de los que censuran a los que oran por
    "don de lenguas" mientras ellos apenas si oran! ¡Ay de los
    que critican a los que no comen animales inmundos mientras ellos
    se abstienen de cualquier tipo de alimento torciendo el sentido
    de la Palabra de Dios! ¡Ay del que pretende erigirse en
    juez de los manipuladores de la Biblia y usan Apocalipsis 3:20
    como un llamado evangelístico sacando de contexto el
    versículo! ¡Ay de los que clasifican como "secta" a
    los Testigos de Jehová y profesan tener ellos "la
    verdad"!

    Quiero, para concluir, decir algo que creo que he
    repetido varias veces ya: solo Dios tiene la santidad y
    sabiduría necesarias para juzgar
    . Deje que los
    demás rindan un día cuentas ante El. Y
    apréstese para rendirlas usted en igual manera.

    Mire, una vez más, lo que dice la Palabra de
    Dios:

    "No juzguéis, para que no seáis
    juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis,
    seréis juzgados, y con la medida con que medís, os
    será medido. ¿Y por qué miras la paja que
    está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga
    que está en tu propio ojo? ¿O cómo
    dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo,
    y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita!
    Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás
    bien para sacar la paja del ojo de tu hermano."
    (Mateo
    7:1-5)

    "Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es
    la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición,
    y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la
    puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los
    que la hallan. Guardaos de los falsos profetas, que vienen a
    vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos
    rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se
    recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?"

    (Mateo 7:13-15)

    "¿Tú quién eres, que juzgas
    al criado ajeno? Para su propio señor está en pie,
    o cae; pero estará firme, porque poderoso es el
    Señor para hacerle estar firme."
    (Romanos 14:4)

    "Tu justicia es justicia eterna, Y tu ley la
    verdad."
    (Salmos 119:142)

    "Porque nuestras rebeliones se han multiplicado
    delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra
    nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades,
    y conocemos nuestros pecados: el prevaricar y mentir contra
    Jehová, y el apartarse de en pos de nuestro Dios; el
    hablar calumnia y rebelión, concebir y proferir de
    corazón palabras de mentira. Y el derecho se
    retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad
    tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir. Y la
    verdad fue detenida, y el que se apartó del mal fue puesto
    en prisión; y lo vio Jehová, y desagradó a
    sus ojos, porque pereció el derecho."

    (Isaías 59:12-15)

    "¡Ay de vosotros, escribas
    y fariseos, hipócritas! Porque diezmáis la menta y
    el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante
    de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era
    necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. ¡Guías
    ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el
    camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos,
    hipócritas! Porque limpiáis lo de fuera del vaso y
    del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de
    injusticia. ¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del
    vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio.
    ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!
    Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a
    la verdad, se muestran hermosos, más por dentro
    están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.
    Así también vosotros por fuera, a la verdad, os
    mostráis justos a los hombres, pero por dentro
    estáis llenos de hipocresía e iniquidad."

    (Mateo 23:23-28)

     

     

    Autor:

    Rogelio E. Pérez
    Díaz

    Enero, 29 de 2012.

    Ministerio CRISTIANOS UNIDOS

     

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter