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Relieve, clima y paisajes naturales de España



Partes: 1, 2, 3

  1. El relieve
    de España
  2. La hidrografía
    peninsular
  3. La variedad
    climática de España
  4. Los paisajes naturales y
    agrarios de España
  5. Bibliografía
    básica de geografía física de
    España

El relieve
de España

  1.- RASGOS BÁSICOS
DEL RELIEVE PENINSULAR.

España ocupa la sexta parte del territorio
de la Península Ibérica, cuyo territorio
comparte con Portugal. Localizada en la franja templada del
hemisferio norte o Boreal, la Península
está limitada, al oeste, por el Océano
Atlántico; al norte, por el mar Cantábrico; y, al
sur y el este, por el mar Mediterráneo. La
Península está unida al continente
europeo, del que forma parte, mediante el istmo de los
Pirineos, una frontera natural de 415 km., haciendo
su separación de África a través
del Estrecho de Gibraltar, angosto brazo marino de apenas 14
km. Todo ello la convierte en una encrucijada o punto de
encuentro y transición de civilizaciones proceden tes de
dos continentes y dos mares. La extensión de
España suma algo más de medio millón de km2,
distribuidos entre el territorio insular (Baleares y Canarias),
las ciudades norteafricanas (Ceuta y Melilla) y
la Península Ibérica. De esta última
forman parte asimismo Andorra y el territorio británico de
Gibraltar.

 Los rasgos que mejor caracterizan el
relieve peninsular son los siguientes:

  • La forma maciza debida a la gran anchura de la
    Península(1100 km), sus costas rectilíneas y al
    hecho que se organiza en torno al "edificio" de la Meseta
    Central.

  • La elevada altitud media, – aproximadamente
    660 metros sobre el nivel del mar- derivada no tanto de que
    España sea un país montañoso sino de la
    importancia porcentual de las tierras altas que constituyen
    la Meseta Central, además de las elevadas cordilleras
    que la circundan; por el contrario, las superficies que
    ocupan depresiones y llanuras costeras  son poco
    importantes.

  • La disposición periférica del relieve
    pues todas las cordilleras encierran, a modo de fortaleza, la
    Meseta  reduciendo notablemente la influencia marina a
    las estrechas franjas costeras y los archipiéla
    gos.

  • Monografias.com

  • La Península Ibérica se presenta como
    un continente en miniatura al presentar, desde el punto de
    vista geomorfológico, las grandes unidades
    morfoestructurales. A saber: un zócalo o escudo (la
    Meseta Central), cuencas sedimentarias (Duero, Tajo) y
    depresiones alpinas (Ebro y Guadalquivir), grandes
    cordilleras de plegamiento (Pirineos, Béticas,
    Cantábrica) y macizos antiguos (macizo
    Galaico-Leonés, Sistema Central).

En cuanto a los suelos podemos distinguir cuatro
áreas:

  • Los terrenos silíceos ocupan la
    parte occidental de la Península Ibérica y
    algunas áreas del Pirineo y la Cordillera
    Penibética; está constituida por rocas muy
    duras (granitos, pizarras, cuarcitas…) y muy
    antiguas.

  • La terrenos calizos forman una especie de
    Z al revés y extiende por Pirineos, Montes Vascos,
    parte oriental de la Cordillera Cantábrica, Sistema
    Ibérico, Sistema Subbético y parte occidental
    del Penibético. También tienen presencia en la
    costa del centro de Portugal. Está formada por
    materiales de origen mayoritariamente marino y más
    blandos.

  • La terrenos arcillosos ocupan zonas bajas
    de la Península Ibérica: llanuras costeras,
    depresiones del Guadalquivir, Ebro y Tajo, zonas centrales y
    orientales de las dos submesetas. Está formada por
    arcillas o arenas muy finas fruto de la erosión de las
    montañas de alrededor.

  • Los terrenos volcánicos ocupan los
    archipiélagos atlánticos de Canarias, Madeira y
    Azores.

2.- LA DINÁMICA DEL RELIEVE
PENINSULAR.

2.1. Zócalo herciniano y
sedimentación secundaria.

Desde el punto de vista geológico, según
el roquedo predominante, se distinguen tres grandes áreas:
la silícea que incluye los macizos antiguos, el
zócalo de la Meseta allí donde aflora, las
penillanuras del oeste y algunos sectores de los Pirineos, de las
Béticas, del Sistema Ibérico y del sector
occidental de la Cantábrica. En segundo lugar el
área caliza que dibuja sobre la Península una
especie de zeta invertida que incluye los Pirineos, la mayor
parte de la Cantábrica, la Ibérica y las
Béticas. Y, en tercer lugar, el área arcillosa que
se localiza en las depresiones alpinas y las cuencas
sedimentarias.

 El relieve peninsular es el
resultado de una evolución geológica de cientos de
millones de años, donde han alternado fases
orogénicas (de formación de relieves) con otras de
calma, con predominio de procesos de erosión y
sedimentación.

Durante la era arcaica (Precámbrico) las tierras
emergidas en estas latitudes se reducían a un arco
montañoso que se extendía desde el NO hacia el SE,
desde Galicia  a los Montes de Toledo. Esta cordillera
convertida en macizo por la erosión quedó arrasada
y cubierta en gran medida por los mares.

En la era Primaria (Paleozoico) tuvo lugar una nueva
orogenia, la herciniana, que originó un gran sistema de
cordilleras  formado por materiales silíceos
(granito, cuarcita, pizarra) que incluía: el macizo
Hespérico (al oeste), los macizos de Aquitania, del Ebro y
el Catalano-balear (al NE) y el Bético-rifeño (al
SE). La erosión posterior les arrasó y fueron
convertidos en zócalos o escudos, auténtico soporte
de los continentes. Así el macizo Hespérico se
convirtió en zócalo o meseta inclinada hacia el
Mediterráneo.

Durante la era Secundaria (Mesozoico) predominaron
periodos de calma orogénica, donde la erosión
desgastó los relieves hercinianos y cuyos sedimentos
fueron depositados en los bordes orientales del zócalo; en
las fosas marinas, situadas entre los macizos señalados
(actuales zonas pirenaica y bética) se depositaron
sedimentos de espesores mucho mayores.

2.2. Formación del relieve
actual.

Durante la era Terciaria (Cenozoico) tuvo lugar la
orogénesis alpina que provocó grandes cambios en el
relieve peninsular:

  • La Meseta pasó a bascular hacia el
    Atlántico diseñando una nueva red
    hidrográfica.

  • El zócalo de la Meseta (de materiales
    rígidos)fue fracturado y fallado como consecuencia de
    las presiones a las que se vio sometido. Unos bloques se
    levantan y rejuvenecen y otros se hunden. Los levantados
    forman los bordes septentrionales (macizo
    Galaico-Leonés, sector oeste de la Cantábrica)
    y las sierras interiores de la Meseta (Sistema Central y
    Montes de Toledo). Los bloques hundidos forman cuencas
    sedimentarias interiores (submesetas Norte y Sur).

  • Los bordes orientales de la Meseta también se
    levantan al plegarse los materiales allí depositados
    durante el Secundario, dando lugar al Sistema Ibérico.
    En su borde meridional el empuje de las Béticas
    explica la formación de Sierra Morena.

  • Los materiales depositados en las fosas
    oceánicas respondieron a la tectónica
    plegándose y levantándose, dando lugar a
    cordilleras de plegamiento como los Pirineos y las
    Béticas.

  • Entre las nuevas cordilleras y el antiguo
    zócalo se originaron las depresiones alpinas del Ebro
    y del Guadalquivir.

Durante la era Cuaternaria (Neozoico) dominan intensos
procesos de erosión y modelado del relieve, destacando el
glaciarismo y la fuerte erosión fluvial.

El glaciarismo afectó las cumbres más
elevadas y aquellas montañas más septentrionales,
dando lugar a glaciares de valle con sus extensas lenguas de
hielo que se desparraman cuando el espesor del hielo acumulado en
el circo es muy grande, formando valles en forma de U o de artesa
(caso de los Pirineos) y a glaciares de circo con acumulaciones
de hielo sólo en la cabecera del valle; los cambios
climáticos (periodos glaciares e interglacia res) rompen
las rocas de las paredes del circo ampliándolo y
escarpando sus formas. Al fundirse los hielos en los periodos
interglaciares dan lugar a lagos.

Como consecuencia de las oscilaciones climáticas
del Cuaternario se desa rrolla una fuerte erosión fluvial
que origina las terrazas fluviales. En perio dos fríos la
fuerza erosiva del río es escasa; el hielo transporta
materiales que deposita en su cauce. En los periodos
cálidos el deshielo desencadena una fuerte erosión
al aumentar el caudal del río: entonces ahonda su cauce y
deja suspendidos los materiales en las márgenes dando
lugar a terrazas escalonadas (casos del Duero, Tajo, Ebro,
Guadalquivir, Guadiana).

3.-LAS UNIDADES DEL RELIEVE DE LA PENÍNSULA
IBÉRICA.

3.1. La Meseta Central  o Macizo Central
Ibérico.

Es la unidad estructural  más extensa y
constituye el núcleo, el soporte en torno al cual se
organiza todo el relieve peninsular. Tiene su origen
geológi co en el Macizo Hespérico arrasado por la
erosión y convertido en zócalo.

En la parte  occidental aflora el
zócalo con rocas duras y antiguas como granitos, pizarras,
neis, cuarcitas. Son abundantes las penillanuras(zamora
na-salmantina, extremeña) fracturadas por múltiples
fallas donde se han ido encajando los ríos formando
arribes, tajos o gargantas (Monfragüe, Arribes del
Duero).

En el sector oriental el zócalo
está hundido y sobre él se han depositado
materiales más jóvenes y más
plásticos como calizas, margas, arenas  y arci llas
dando lugar a cuencas sedimentarias. Estos materiales
sedimentarios se disponen en estratos. Sobre ellos ha actuado una
erosión diferencial que ha atacado con más fuerza a
los materiales más  blandos(arenas, calizas)dando
lugar a formas elevadas  como oteros, páramos (La
Lora, El Cerrato) o cer ros testigo y a formas deprimidas como
las campiñas (Tierra de Campos).

El Sistema Central, a modo de espina dorsal, divide la
Meseta en dos submesetas. De una parte la Submeseta
Norte con una altitud media mayor (800 m) y organizada en
torno al Duero. Destacan las áreas arcillosas de su parte
central (Tierra de Campos) y las  penillanuras
zamorana-salmantina. De otra,  la Submeseta Sur de
menor altitud (menos de 600 m) y dividida en dos por los Montes
de Toledo, articulada en torno a los ríos Tajo y Guadiana.
En su sector más oriental destacan extensos páramos
calizos (La Alcarria), al sur de los Montes de Toledo importantes
restos de vulcanismo terciario (Campo de Calatrava) y en su parte
más oriental afloramientos graníticos de la
penillanura extremeña.

La Meseta Central está ligeramente
basculada hacia el este, colmatada de sedimentos fundamentalmente
arcillosos, que aparece dividida por los sistemas
montañosos interiores. El resultado es una estructura
que, de norte a sur, presenta las siguientes
unidades: 

A)Submeseta Norte. Se corresponde
básicamente con la cuenca hidrográ fica del
río Duero. Su altitud media ronda los 800
m. 

B)Submeseta Sur. De altitud ligeramente
inferior a la Submeseta Norte (próxima a los 650 m. de
promedio), se corresponde con dos cuencas hidrográficas:
la del Tajo (área septentrional) y la del Guadiana
(área meri dional). 

Estas dos mesetas, están divididas por los montes
de Toledo y el Sistema Central que analizaré a
continuación.

3.2. Los relieves interiores de la
Meseta.

Los constituyen el Sistema Central y los Montes de
Toledo. El Sistema Central es la espina dorsal de la
Meseta, a la que divide en dos submesetas. Tiene su origen en las
fracturas del zócalo o Macizo Hespérico durante la
orogenia alpina dando lugar a un conjunto de bloques levantados y
otros hundidos separados por corredores donde se encajan los
ríos. Todo el sistema, de dirección
este–oeste, está individualizada en un conjunto de
sierras: Somosierra, Guadarrama, Gredos, Béjar, Gata y la
Estrella, ésta en Portugal. Sus umbrales de cumbres se
sitúan entre los 2000-2500m alcanzando su techo en el pico
Almanzor (Sª de Gredos). Están ligeramente retocadas
por la acción glaciar con pequeños circos que
dieron lugar a lagunas de origen glaciar como las de Gredos y
Peñalara.

Los Montes de Toledo son el hermano menor del
Sistema Central, pues ha seguido la misma evolución
morfológica: conjunto de bloques fallados y levantados por
la orogenia alpina.Tienen sin embargo menor altitud (ape nas
llegan a 1500m, alcanzando su techo en las Villuercas) y al estar
en una latitud más meridional no hay huellas de
glaciarismo, aunque sí abundan fenómenos de
periglaciarismo que han dado lugar a extensas rañas o
depósi tos de canchales. Una tercera diferencia es que
dividen la Submeseta Sur en dos cuencas hidrográficas.
Entre sus sierras destacan las de Guadalupe y San
Pedro.

 3.3. Los rebordes montañosos de la
Meseta.

Son un conjunto de unidades que cierran, a modo de arco
o cíngulo montañoso, la Meseta por el noroeste
(Macizo Galaico y Montes de León), el norte (Cordillera
Cantábrica) , el este (Sistema Ibérico) y el sur
(Sierra Morena).

El Macizo Galaico-Leonés es un
fragmento del zócalo paleozoico cuyos materiales
–muy antiguos y muy rígidos- fueron fallados y
dislocados durante la orogenia terciaria. Dieron lugar a un
conjunto de bloques sin direcciones muy definidas, muchos de los
cuales terminan hundiéndose en el mar de tal forma que
este penetra hacia el interior formando innumerables rías
(Rías Bajas y Altas). Por otra parte, entre los bloques se
han originado numerosas fosas tectónicas (El Bierzo,
Verín, Orense). Sus cumbres, muy atacadas por la
erosión, presentan perfiles redondeados. Sus umbrales se
sitúan entre los 1700-2000 m y destacan las sierras de
Segundera, Ancares y Cabrera teniendo su techo en el pico Teleno.
Con esta altitud  y por su posición más
septentrional son frecuentes las huellas de glaciarismo en lagos
como el de Sanabria o Truchillas.

La Cordillera Cantábrica cierra por el
norte a la Meseta; de geología muy compleja, está
constituida por un conjunto de alineaciones de dirección
este-oeste con umbrales de cumbres de 2000-2500m alcanzando su
techo en Torrecerredo. Por encima de los 2500 destacan
también , Peña Vieja , Peña Santa y el
Naranjo de Bulnes , todos ellos en los Picos de Europa, donde
adquiere un carácter imponente de relieves jóvenes,
abruptos y vigorosos. Por su origen geomorfológico y el
tipo de roquedo se distinguen tres sectores: el Macizo
Asturiano (hasta los Picos de Europa),de materiales
paleozoicos y abundantes estratos de carbón (principales
cuencas carboníferas desde Laciana hasta el Carrión
pasando por el Narcea o el Nalón);
la Montaña de Santander  de menor altitud y
con abundancia de materiales calizos y fenómenos de
karstificación;  y los Montes Vascos considerados
como entronque entre la Cantábrica y la Pirenaica. Su
altitud y su posición más  al norte explican
la numerosa huella glaciar en forma de lagos como los de
Covadonga o Somiedo. La  proximidad al mar de su vertiente
norte explica una acusada disimetría y el gran poder
erosivo que tienen los ríos capaces de excavar profundas
hoces o desfiladeros  (Cares, Los Beyos).

El límite oriental  lo constituye
el Sistema Ibérico.  Es una cordillera consti
tuida, en su mayoría, por materiales depositados durante
el Secundario en el borde oriental del zócalo; luego
fueron levantados y plegados durante la orogenia alpina. El
sistema no tiene ese carácter joven y vigoroso, a pesar de
cumbres entre los 2000-2300 m, que alcanza su techo en el pico
Monca yo. Sus sierras no guardan una dirección definida
sino que están escindidas, separadas unas de otras por
valles longitudinales quitándole el carácter de
cordillera continua.Sólo en su parte noroccidental tiene
ese carácter macizo con las sierras de Demanda,
Urbión y Moncayo¸ es aquí donde actuó
el mo delado glaciar (Lagunas de Neila y Laguna Negra).La parte
más meridional del sistema, de altitudes menores y sin
huellas de glaciarismo importante) está, a su vez, divida
en dos ramas: una interior o castellana (Serranía de
Cuenca, Sierra de Albarracín con imponentes paisajes
kársticos: la Ciudad  Encantada) y otra exterior o
aragonesa con las sierras de Gúdar y el Maes trazgo.Son
muy llamativos los procesos de gelifracción que han dado
lugar a ríos de piedra.

Sierra Morena cierra definitivamente la Meseta; es
su borde meridional. Su origen fue consecuencia del empuje 
y las presiones del macizo Bético-rifeño sobre el
macizo Hespérico. De una parte flexionó este borde
a la vez que lo fracturó en bloques escalonados. Su
roquedo antiguo (de pizarras y esquistos) de tonalidades
grisáceas y oscuras da lugar a esta denominación.
Tiene una acusada disimetría pues su vertiente norte
apenas se eleva 500 metros frente a la vertiente sur que vista
desde la depresión del Guadal quivir aparece como un
farallón  casi infranqueable. Su altitud se
sitúa entre los 1000-1300 metros y destacan las sierras de
Aracena, Madrona y Almadén.

3.4. Las unidades exteriores de la
Meseta.

Incluyenlas depresiones del Ebro y del Guadalquivir y
las cordilleras Béticas,la Costero-Catalana y los
Pirineos.

Las depresiones exteriores son depresiones gemelas:
fosas prealpinas formadas a la vez que las cordilleras alpinas
durante la era Terciaria; luego se fueron rellenando de
sedimentos terciarios y cuaternarios; de escasa altitud (300m)
y  forma triangular. La diferencia es que la del
Guadalquivir está abierta al océano y tiene
más relleno marino.

La depresión del Ebro ocupada por el
mar fue luego un gran lago interior que terminó por
abrirse paso al Mediterráneo a través de las
Catalánides. La diversidad de  sus materiales 
continentales y marinos (calizas, margas, arenas, yesos y
sales)y  la erosión diferencial deja formas de
modelado muy diversas: mallos, hoyas, muelas, mesas o planas y
badlands.

Por su parte la depresión del
Guadalquivir se ha colmatado o rellenado de abundantes
arcillas, calizas y materiales marinos. El modelado de estos
materiales ha dado lugar a un paisaje de suaves lomas y
campiñas y en su contacto con el océano una extensa
llanura litoral.

De las cordilleras exteriores a la Meseta,
los Pirineos es la que tiene un ca rácter
más alpino con sus relieves jóvenes y abruptos y su
intenso glacia rismo: por encima de los 2000 m se fueron formando
mantos de hielo de hasta 500 m de espesor que excavaron diez
grandes valles glaciares –de hasta 50 km de longitud- que
diseñaron la red hidrográfica más potente de
toda la Península. La acción glaciar excavó,
además, más de 1000 lagos o ibones. La fuerza
erosiva de los ríos contribuyó al relleno de la
depresión con sedimentos que en algunos casos alcanzan los
1000 m de espesor. Muestra, además, una estructura
compleja distinguiéndose el Pirineo Axial y los
Pre-Pirineos. El Pirineo Axial es el eje de la
cordillera, resto del anti guo macizo herciniano que fue de nuevo
levantado durante la orogenia alpi na.Aquí alcanza
umbrales de cumbres de 3000-3400m destacando su techo, el pico
Aneto, además de Maladeta y Monte Perdido.
Los Pre-Pirineos son un conjunto de sierras paralelas
al Axial,de materiales calizos depositados en el fondo de la
antigua fosa oceánica, levantados y plegados. Son numero
sos los paisajes kársticos modelados sobre las sierras
(grutas,simas,hoces).

La Cordillera Costero-Catalana se extiende
paralela a la costa, cerrando la depresión del Ebro por su
parte oriental y aislando a ésta de la influencia marina.
La parte septentrional es de materiales antiguos pues son los
restos del antiguo macizo catalano-balear separado de los
Pirineos por numerosas fallas con fuerte huella volcánica
(Olot). La mitad sur está compuesta de materiales calizos
secundarios plegados en la orogenia alpina.Se distinguen dos
alineaciones: una litoral, paralela a la costa y otra interior
donde se encuentran los macizos más importantes con
cumbres que superan los 1700m, caso del Montseny.Ambas ramas
están separadas por una depresión longitudinal con
relieves suaves y ondulados (planas).

Las Cordilleras Béticas presentan
también una gran complejidad geológica. A pesar de
cumbres que superan los 3000-3400 m, no tienen ese
carácter joven  de los Pirineos; al contrario, sus
cumbres pesadas reciben el nombre de lomos. Por su
posición latitudinal la acción de los
glaciares  no dejó aquí grandes huellas,si
acaso alguna laguna y una docena de pequeños glaciares. Se
distinguen dos cordilleras separadas por una depresión
intrabética, que a su vez, está fragmentada en
pequeñas hoyas o depresiones (Baza, Ronda,
Guadix).

La cordillera Penibética es litoral y
constituye los restos del antiguo macizo
Bético-Rifeño elevado y rejuvenecido durante el
terciario. En su interior destaca Sierra Nevada con los techos
del sistema Veleta y Mulhacén (éste,
también, el techo de la Península); de menor
importancia las Sierras de Baza y los Filabres.
La Subbética es interior y surge al plegarse los
materia les secundarios depositados en un profunda fosa ante el
empuje de las pla cas ibérica y africana. En el conjunto
destacan desde el modelado kárstico (tajo de Ronda)hasta
las badlands o acarcavamientos de medios muy áridos
(desierto de Almería).Destacan las sierras de Grazalema,
Cazorla y Segura.

Las Béticas se prolongan a través de un
estrecho brazo submarino bajo el Mediterráneo y emergen en
el eslabón Balear, de materiales fundamental mente
calizos. Destacan, en Mallorca, la Sierra de Tramontana (con su
te cho el Puig Major),las sierras del Levante, de apenas 500 m de
altitud, y entre ellas el Pla o depresión central rellena
de materiales sedimentarios. Ibiza y Formentera tienen relievas
de escasa entidad. Menorca es,sin embar go, un fragmento del
antiguo macizo Catalano-baleárico revitalizado por la
orogenia alpina en este sector. Sus materiales son
básicamente paleozoicos.

3.5.Las depresiones del Ebro y
Guadalquivir.

El valle del Ebro es una depresión de escasa
altitud (en Zaragoza, menos de 200 m) de forma triangular. Las
montañas que lo bordean aíslan su interior.
Los Montes Vascos, al noroeste, presentan alturas moderadas
(Aitxuri, 1.551 m). Son la prolongación natural del
prepirineo hispano. 

  • Los Pirineos, que cierran la
    Depresión por el norte, son,estructural mente, una
    imponente cadena alpina. Actúan como un enorme istmo
    que separa la Península del continente europeo. Sus
    máximas eleva ciones se localizan en su eje axial o
    zona central, donde el Aneto alcanza 3.404 m. A ambos
    lados de este eje está el prepirineo francés e
    hispano, conjunto de pliegues fundamentalmente calizos. En su
    conjunto, los Pirineos constituyen el sistema más
    elevado e impresio nante de la
    Península. 

  • Las Cordilleras Costero-Catalanas, al
    este, se distribuyen en dos alineaciones paralelas a la
    costa, una interior y otra mediterránea, que acaban
    enlazando con el prepirineo. El Montseny alcanza aquí
    1.712 m. 

  • El Sistema Ibérico, que ya hemos
    estudiado, cierra la Depresión por el
    sur.  

La Depresión del
Guadalquivir 
es,asimismo, un valle triangular de altitud
escasa, localizado en el suroeste de la Península, que se
abre directamente al mar Atlántico, generando las marismas
onubenses en la desembocadura del Guadalquivir. El resto de la
Depresión Bética (nombre con el que tambi én
es conocido), aparece bordeado de sistemas
montañosos. 

  • Al norte, Sierra Morena, que ya hemos
    estudiado,separa el área béti ca de la
    Meseta.

  • Por el este y sureste, los Sistemas
    Béticos 
    se levantan como una cordillera
    alpina de gran extensión (más de 600 km) que
    separa la Depresión de la costa mediterránea.
    Se distinguen dos sectores, uno más interior o
    Subbético, y otro más exterior o
    Penibético. En este último, en Sierra Nevada,
    se localiza el pico más elevado de la
    Península: el Mulhacén (3.478 m). Otra cota
    destacada es el Pico Veleta (3.392 m). 

3.6. El relieve de las islas Baleares y
Canarias.

Las islas Baleares son
un archipiélago del Mediterráneo frente a
las costas de la península ibérica. La insularidad
es la característica más destacada de este
territorio. Está formado por tres  islas mayores
(Mallorca, Menorca e Ibiza),
dos menores (Formentera y Cabrera) y
numerosos islotes.

Las mayores elevaciones son: en Mallorca Puig
Major (1.445 m), Puig de Massanella (1.340 m), Puig des Teix
(1.064 m), Galatzó (1.026 m); en Ibiza Sa Atalayasa (475
m); y en Menorca El Toro (357 m).

Las Baleares se formaron con el plegamiento
alpino de los materiales sedimentados en el mar
de Tetis. Los más antiguos, del Paleozoico, se
encuentran en Menorca, isla que está relacionada con la
dirección del plegamiento pirenaico, mientras que el resto
del archipiélago está relacionado con
el plegamiento bético.

El Mesozoico conforma la mayor parte de los
materiales de las islas. Se trata
de caliza y dolomías bajo las cuales
aparecen margas, arcillas y yesos. La caliza es mayoritaria en
las islas. El Cenozoico y los materiales cuater
narios están presentes de manera
discontinua.

El relieve glaciar está totalmente
ausente, pero las formas interglaciares están muy
presentes en el relieve de las islas. El carst dominante
hace que lapiaces, dolinas, cañones
y poljés están presentes en toda la
región.

Las islas Canarias, son de origen volcánico y es
consecuencia de la oroge nia alpina cuando, en este sector del
océano, se inició una gran actividad eruptiva que
fue configurando el archipiélago (donde se mantiene un
vulca nismo activo: Teneguía, La Palma1971 y 2011
frecuente actividad sísmica en El Hierro. Los dos grandes
campos de fallas tectónicas han dado lugar a dos grupos de
islas: las occidentales con los relieves más imponentes y
su techo en Tenerife (el Teide que con sus3718 m le convierten
también en el techo de España) y las orientales
(Lanzarote y Fuerteventura) con su punto de mayor actividad en
Timanfaya.

Las formas de relieve más característicos
son: conos volcánicos coronados por un
cráter que pueden descolgarse directamente sobre el mar
originando grandes barrancos, calderas originadas
por la explosión o hundimiento de un antiguo cono
volcánico, roques o pitones de lava que quedan al
descubi erto al ser desnudados por la erosión de
materiales más blandos y malpa íses o terrenos
abruptos formados al solidificarse las lavas volcánicas
rápi damente.

La hidrografía
peninsular

1.-FACTORES FÍSICOS DETERMINANTES DE LA
HIDROGRAFÍA PENINSU LAR.

Son fundamentalmente cuatro los factores de orden
físico que explican el comportamiento de los sistemas
fluviales,de los acuíferos, de los lagos y de las lagunas,
es decir, de las aguas continentales.

Las disponibilidades de agua de los ríos
peninsulares dependen del compor tamiento climático de los
distintos dominios por los que atraviesan pues el agua de
nuestros ríos, lagos y acuíferos procede en su
totalidad del agua precipitada. Así nos encontramos con
espacios de clima oceánico dentro de la España
húmeda con precipitaciones abundantes y bien
distribuidas;espa cios de clima mediterráneo en la
España seca con precipitaciones escasas, de
carácter irregular y que provoca un estiaje 
más o menos acusado; y, por último, espacios de
clima de montaña con precipitaciones suficientes a
abundantes (según montañas) y buena parte de ellas
en forma de nieve; esto supondrá que parte de tales
precipitaciones irán a parar a los colectores de la
España seca una vez entrada la primavera.  Si a la
variable precipitación le añadimos la variable
temperatura la consecuencia es que el régimen tér
mico aún desfavorece más a la España seca,
pues la evaporación, que resta efectivos al agua
precipitada, es aún mayor.

También el caudal absoluto y  el
 régimen fluvial (las variaciones de caudal a lo
largo de un año hidrológico)  de nuestros
ríos dependen del régimen de precipitaciones
(lluvias y aportes níveos). Así, atendiendo a la
alimentación de los ríos peninsulares, podemos
distinguir los siguientes regímenes fluvia les:

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  • Régimen nival: propio de espacios de alta
    montaña (por encima de 2500 m) donde la mayoría
    de las precipitaciones son en forma de nieve. Presenta un
    máximo de caudal o aguas altas muy extendido, de mayo
    a finales de junio, consecuencia de la fusión de las
    nieves; curiosamente presenta aguas bajas o "estiaje" de
    invierno (por reten ción) al no llegar los aportes
    sólidos al lecho fluvial. En la Península
    sólo se da en tramos de cabecera de ríos
    pirenaicos (Segre,Cinca,Ter) y en los derrames culminantes de
    Sierra Nevada.

  • Régimen nivo-pluvial: propio de ríos
    que nacen en la montaña entre 2000-2500m, de
    carácter mixto aunque con mayor relevancia de las
    nieves sobre las lluvias. Tiene un máximo de primavera
    por fusión de las nieves y otro máximo de
    origen pluvial en otoño. Cabeceras del Sella,
    Nalón, Aragón.

  • Régimen pluvio-nival: propio de espacios
    comprendidos entre los 1500-2000 m de altitud, donde la
    aportación nívea es menos relevante que las
    lluvias. Suele presentar un máximo de
    invierno-principio de primavera por repentina fusión
    de las nieves. Esla, Pisuerga, Tormes, Alagón,
    Júcar.

  • Régimen pluvial: allí donde el aporte
    nival o no existe o es insignificante. Propio de ríos
    que drenan vertientes por debajo de los 1000-1500 m. Es el
    más extendido de la Península y los periodos de
    máximos y mínimos registran los vaivenes del
    régimen de lluvias. Se distinguen los siguientes
    subtipos:

  • Pluvial oceánico: propio de los ríos
    de la España atlántica con máximos muy
    marcados de otoño e invierno y aguas atenuadas en
    verano (Miño, Tambre, Ulla).

  • Pluvial mediterráneo: su nota más
    característica es el marcado estiaje de verano; las
    aguas altas pueden ser de otoño como los ríos
    de la fachada mediterránea (Turia, Mijares) o de
    primavera (ríos de la meseta: Guadiana).

  • El relieve: Es el segundo factor a considerar
    puesto que es el respon sable, en primer lugar,  de la
    organización de las cuencas vertientes. Entre ellas
    existe una gran disimetría: y es que a pesar que la
    longi tud de las costas la mediterránea y
    atlántica son bastante similares,los ríos que
    vierten al Atlántico drenan el 70% de la superficie
    penin sular en tanto que los mediterráneos sólo
    drenan el 30%. En segundo lugar, el relieve es el causante de
    una línea divisoria de aguas que pasa muy cerca del
    Mediterráneo describiendo un arco con la concavidad
    vuelta hacia el Atlántico donde vierten los grandes
    colec tores (Duero, Tajo –el más largo-
    Guadiana, Guadal quivir); sólo el Ebro, encajado en la
    depresión, con una entidad similar vierte al
    Mediterráneo. Además los ríos que
    vierten hacia el Atlántico han de salvar pendientes
    poco pronunciadas lo que les permite regularizar el caudal;
    por el contrario, los ríos cantábricos y los
    mediterráneos al tener que salvar grandes desniveles
    desarrollan una gran capacidad erosiva.

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La propia organización tectónica dentro de
las cordilleras es la responsable del diseño de las
cuencas hidrográficas: adquieren una disposición
dendríti ca en los afluentes pirenaicos del Ebro o una
disposición longitudinal en los afluentes de la margen
derecha del Tajo; otras veces se encajan en fallas
tectónicas: caso de los Arribes del Duero o el Tajo en la
penillanura extre meña.

La propia topografía facilita la
alteración de los ríos y sus ecosistemas con la
creación de grandes infraestructuras hidráulicas
que aprovechan las angosturas que atraviesan éstos. En
menor medida, el relieve es también responsable de
formación de lagos y  lagunas.

  • La litología: El sustrato rocoso es
    considerado otro factor a tener en cuenta pues el tipo de
    roca sobre la que discurre el agua puede favorecer la
    escorrentía superficial (caso  de las arcillas) o
    facilitar la infiltración y las escorrentías
    subterráneas (caso de las calizas). En otros casos la
    disposición de estratos favorece la formación
    de acuíferos o grandes depósitos de agua
    subterránea (acuífero central del Duero tiene
    unos 45.000 Km2) delimitados por capas imper meables a
    través de las cuales fluye poco a poco el agua
    alimentando fuentes, lechos fluviales o descargando
    directamente en el mar.

  • La vegetación: es un factor clave pues
    contribuye a la regularización del caudal, sobre
    manera cuando el manto vegetal es tupido; en la actualidad,
    como la cubierta vegetal está fuertemente antropizada
    el papel protector de ésta ha disminuido
    sensiblemente. Así el balance hídrico de muchos
    cursos fluviales ha empeorado porque ha disminui do la
    protección del suelo frente a la radiación
    solar y a la evapora ción. En los tramos de cabecera
    donde los bosques y, en general, la vegetación
    están en mejor estado el manto vegetal constituye una
    esponja que, junto a los acuíferos, alimenta
    permanentemente los lechos fluviales.

2.- CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LOS
RÍOS PENINSULARES.

Teniendo en cuenta la particular interacción de
los factores antes citados podemos señalar las siguientes
particularidades de nuestros ríos según
vertientes:

  • Ríos de la vertiente cantábrica: Son
    cortos por la proximidad de la cordillera al mar;
    además nacen en altitudes en torno e incluso por
    encima de los 2000 metros por lo que han de salvar un gran
    desnivel entre su lugar de nacimiento y el nivel de base.
    Como además nacen y discurren por espacios de
    abundantes precipitaciones, desarrollan una gran fuerza
    erosiva. Sus intensos caudales han cortado enérgica
    mente el relieve, originando profundas gargantas y
    desfiladeros que conforman algunos de los paisajes fluviales
    más espectaculares(Sella y Cares). Por otra parte,
    salvo en sus tramos de cabecera donde presentan
    alimentación mixta, tienen régimen pluvial
    oceánico.

  • Ríos de la vertiente mediterránea: A
    excepción del Ebro, los ríos
    mediterráneos son cortos, -más cortos los de la
    Penibética que los del Sistema Ibérico- salvan
    pendientes acusadas y soportan lluvias irregulares, de
    carácter torrencial en ocasiones y con un manto
    vegetal escaso o raquítico. En consecuencia
    desarrollan también una gran fuerza erosiva originando
    tajos como el de Ronda o cuchillos como las Hoces del
    Cabriel. Presentan régimen pluvial mediterráneo
    con marcado estiaje que da lugar en los ríos de menor
    entidad a cauces secos conocidos como torrentes, ramblas o
    rieras. Son, además, los ríos más
    afectados por obras hidráulicas tanto para prevenir
    avenidas y regularizar su caudal como para canalizaciones
    destinadas a usos agrícolas y turísticos
    (trasvase Tajo-Segura).

Capítulo aparte lo constituye el Ebro: río
más caudaloso de la Península por la superficie de
cuenca tan extensa y los numerosos afluentes que recoge
(cantábricos, ibéricos y, sobre todo, pirenaicos).
Desde su nacimiento en Fontibre hasta su desembocadura en Tortosa
es el río que presenta un régimen más
complejo: pluvio-nival en su nacimiento, pluvial
mediterráneo al atravesar el inicio de la depresión
y nivo-pluvial al recibir los aportes de sus tributarios
más importantes (Aragón, Gállego,
Segre).

  • Ríos de la vertiente atlántica: son
    los ríos más largos pues –salvo el
    Miño y el Guadalquivir- nacen en el Sistema
    Ibérico. Su perfil describe una doble hipérbole
    y al atravesar las cuencas sedimentarias atenúan su
    poder erosivo dando lugar a valles muy abiertos pero poco
    profundos. No así cuando,por el oeste, se enfrentan a
    las penilla nuras graníticas abriendo entonces
    imponentes tajos como Monfra güe (Tajo) y los Arribes
    (Duero). Como se ha señalado,el Miño tiene un
    régimen pluvial oceánico en tanto que el
    Guadiana lo tiene pluvial mediterráneo,Duero y Tajo
    presentan una dinámica algo más comple ja desde
    su cabecera (entre los 1800-2000 m, pluvio-nival) a su de
    sembocadura (netamente pluvial ). Finalmente, el Guadalquivir
    pre senta una dinámica compleja: en Cazorla, donde
    nace, presenta régi men pluvio-nival atenuado que se
    hace netamente pluvio-nival por los aportes del Genil que
    llegan de Sierra Nevada.

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3. LA  PROBLEMÁTICA DE LOS RECURSOS
HÍDRICOS EN ESPAÑA.

3.a. Necesidad y disponibilidad de agua: los usos del
agua en España.

El agua es una pieza clave en el desarrollo social y
económico de un país. Dos son los factores que han
disparado el consumo de  agua en España: las
transformaciones socioeconómicas desde el periodo
desarrollista y el incre mento de la población hasta
más de 41 millones actuales. Siendo la disponi bilidad de
agua la misma, la demanda, sin embargo, se ha disparado. Los
sectores que más intensamente consumen este recurso son
estos:

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  • Usos agrarios: constituye el capítulo de
    mayores consumos, pues más del 80% del agua
    consumida  en España se destina al sector
    agrario, especialmente al riego. El riego combate la escasez
    y la irregularidad de las precipitaciones al tiempo que ha
    transformado cuantitativa y cualita tivamente el campo
    español. Se trata de un consumo consuntivo pues
    implica graves pérdidas por evaporación, mal
    estado de las infraes tructuras, etc. Son los regadíos
    intensivos –asociados a los policultivos
    hortofrutícolas- los que más agua consumen,
    seguidos de los regadíos extensivos –cereales,
    tubérculos, cultivos industriales- y en último
    lugar las explotaciones ganaderas.

  • Abastecimientos urbanos e industriales:
    aproximadamente se reparten un 13% y un 7% del consumo total.
    Se trata también de consumos consuntivos y se han
    disparado conjuntamente el proceso de industriali
    zación y urbanización. El cambio en los
    hábitos de higiene, la mayor calidad de vida , la
    mayor exigencia del bienestar, las formas de vida ur banas
    han acrecentado hasta tal punto el consumo, que en la
    actualidad se aproxima a los 400 litros por habitante y
    día ocupando España el 2º lugar en consumo
    per cápita.

  • Partes: 1, 2, 3

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