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Antropología gnóstica




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Monografía destacada

  1. El origen del
    hombre
  2. Los posibles
    antecesores del hombre
  3. Glosario primera
    cátedra
  4. Segunda
    cátedra
  5. Glosario segunda
    cátedra
  6. Tercera
    cátedra
  7. Glosario tercera
    cátedra
  8. Cuarta
    cátedra
  9. Quinta
    cátedra
  10. Glosario quinta
    cátedra
  11. Sexta
    cátedra
  12. Glosario sexta
    cátedra
  13. Séptima
    cátedra
  14. Glosario
    séptima cátedra
  15. Glosario
    adicional
  16. Mensaje del
    maestro Samael Aun Weor a los misioneros

PRIMERA CÁTEDRA

El origen del
hombre

Mucho se ha investigado sobre el origen del hombre y en
realidad, de verdad, sólo hipótesis es lo que han
elaborado los antropólogos materialistas de esta edad
decadente y tenebrosa. Si les preguntásemos nosotros a los
señores de la antropología materialista,
cuál fue la fecha y el modo exacto como surgió el
primer hombre, no sabrían ciertamente darnos una respuesta
exacta.

Desde las épocas aquellas de Mr. Darwin hasta
Haeckel y posteriormente desde Haeckel hasta nuestros
días, han surgido innumerables hipótesis y
teorías sobre el origen del hombre; empero hemos de
aclarar en forma enfática que ninguna de tales
suposiciones puede ser ciertamente demostrada. El mismo Haeckel
asegura con gran énfasis que ni la Geología ni
tampoco esa otra ciencia llamada Filogenia, tendrán
jamás exactitud dentro del terreno de la mismísima
ciencia oficial.

Si aseveración de esa clase hace un Haeckel,
¿qué podríamos nosotros añadir a esta
cuestión? En realidad, esto del origen de la vida y del
origen del hombre, no podría ser ciertamente conocido en
tanto la humanidad no haya estudiado a fondo la
antropología gnóstica.

¿Qué nos dicen los protistas
materialistas? ¿Qué afirman ellos con tanta
arrogancia? ¿Qué es lo que suponen sobre el origen
de la vida y de la psiquis humana? Recordemos con entera claridad
meridiana al famoso Monerón Atómico de Haeckel
entre el abismo acuoso. Complejo átomo que no
podría en modo alguno surgir de un azar, como lo supone
ese buen señor, ignorante en el fondo, Aunque alabado por
muchísimos ingleses, hizo gran daño a la humanidad
con sus famosas teorías. Sólo diríamos,
parodiando a Job: ¡Que su recuerdo se borre de la humanidad
y que su nombre no figure en las calles!

¿Creen ustedes acaso que el átomo del
abismo acuoso, el Monerón Atómico, podría
surgir del azar? Si para construir una bomba atómica se
necesita de la inteligencia de los científicos,
¡cuánto mayor talento se requeriría para la
elaboración de un átomo!

Si negáramos los Principios Inteligentes a la
Naturaleza, la mecánica dejaría de existir. Porque
no es posible la existencia de la mecánica sin
mecánicos. Si alguien considerase posible la existencia de
cualquier máquina sin autor, me gustaría que lo
demostrara, que pusiese los elementos químicos sobre el
tapete del laboratorio para que surgiera una radio, un
automóvil, o simplemente una célula
orgánica. Creo que ya D. Alfonso Herrera, el autor de la
Plasmogenia, logró fabricar la célula artificial;
mas ésta siempre fue una célula muerta que
jamás tuvo vida.

¿Qué dicen los protistas? Que la
Conciencia, el Ser, Alma o Espíritu, simplemente los
principios psíquicos, no son más que evoluciones
moleculares del protoplasma a través de los siglos.
Obviamente las almas moleculares de los fanáticos
protistas no resistirían jamás un análisis
de fondo, La célula-alma, el Bathybius gelatinoso del
famoso Haeckel, del cual surgiera toda especie orgánica,
está buena como para un Moliere y sus
caricaturas.

En el fondo de toda esta cuestión y tras de tanta
teoría mecanicista, evolucionista, lo que se tiene es el
afán de combatir al clero. Se busca siempre algún
sistema, alguna teoría, que satisfaga a la mente y al
corazón para demoler al Génesis hebraico. Es
precisamente la reacción contra el bíblico
Adán y su famosa Eva sacada de una costilla el origen
viviente de los Darwin de los Haeckel y demás secuaces.
Pero deberían ser sinceros: manifestar su
insatisfacción contra todo concepto clerical. No
está bien que por reacción simple se dé
origen a tantas hipótesis desprovistas de cualquier
basamento serio.

¿Qué nos dice Mr. Darwin sobre la
cuestión esa del mono catirrino? Que posiblemente el
hombre devino de allí. Sin embargo no lo asienta en forma
tan enfática como lo suponen los materialistas alemanes e
ingleses. Mr. Darwin, en realidad, de verdad, dentro de su
sistema puso ciertos fundamentos que vienen a desvirtuar y hasta
aniquilar absolutamente la supuesta procedencia humana del mono,
aunque éste sea el catarrino o catirrino.

1-En primer lugar como ya lo demostrara Huxley, el
esqueleto del hombre es completamente distinto en su
construcción al esqueleto del mono.

No dudo que hay ciertas semejanzas entre el antropoide y
el pobre animal intelectual, equivocadamente llamado hombre, mas
no-exactitud definitiva o definitoria en esta
cuestión.

El esqueleto del antropoide es trepacista, está
hecho para trepar, así lo indica la elasticidad y
construcción de su sistema óseo. En cambio, el
esqueleto humano está hecho para caminar. Son dos
construcciones óseas diferentes.

2-Por otra parte, la elasticidad y también el
eje, dijéramos, craneal del antropoide y también
del ser humano son completamente diferentes, y esto nos deja
pensando muy seriamente.

3-Además, bien lo han dicho con entera claridad
meridiana los mismísimos antropólogos
materialistas, que un ser organizado en modo alguno podría
venir de otro que marchase a la inversa, ordenado
antitéticamente.

En esto habría de poner cierto ejemplo veremos al
hombre y al antropoide.

El hombre, aunque en estos tiempos esté
degenerado, es un ser organizado. Estudiemos la vida y costumbres
del antropoide y vemos que está ordenado en una forma
diferente, contraria, antitética. No podría un ser
organizado, pues, devenir de otro ordenado en forma opuesta. Y
esto lo afirman siempre muy severamente las mismísimas
escuelas materialistas.

¿Cuál sería la edad del antropoide?
¿En qué época aparecerían sobre la
faz de la Tierra los primeros simios?

Incuestionablemente en el Mioceno. ¿Quién
podría negarlo? Tuvo que haber aparecido obviamente en la
tercera parte del Mioceno, hace unos 15 a 25 millones de
años.

¿Por qué hubieron de aparecer sobre la faz
de la Tierra los antropoides? ¿Podrían dar acaso
alguna respuesta exacta los señores de la
antropología materialista, los brillantes
científicos modernos, ésos que tanto presumen de
sabios?… ¡Es obvio que no!

Además, el Mioceno en modo alguno estuvo ubicado
dentro de la famosa PANGEA tan sonada por la Geología de
tipo materialista. Resulta ostensible que el Mioceno tuvo su
propio escenario en la antigua tierra lemúrica, continente
ubicado antes en el Océano Pacífico. Restos de la
Lemuria tenemos todavía en la Oceanía, con la gran
Australia, la Isla de Pascua, donde están tallados ciertos
monolitos, etc.

¿Que no lo acepte la antropología
materialista por estar embotellada completamente en su PANGEA?…
¡Qué importa a la ciencia y que a nosotros! En
realidad que no van a descubrir la Lemuria con las pruebas M
Carbono-14, o del Potasio Argón o del Polen, todos esos
sistemas de pruebas, de tipo materialista, están buenos
como para un Moliere Y sus caricaturas.

Por estos tiempos después de las Infinitas
hipótesis de los Haeckel, y de los Darwin, y de los Huxley
y todos sus secuaces, se sigue todavía entronizando a la
teoría de la selección natural de las especies,
otorgándosele nada menos que el poder de crear nuevas
especies. En nombre de la verdad, hemos de decir, que la
selección natural, como poder creador, es sencillamente un
juego de retórica para los ignorantes, algo que no tiene
basamentos.

Eso de que mediante la selección se logre crear
nuevas especies, eso de que mediante la selección natural
haya surgido el hombre, resulta en el fondo espantosamente
ridículo y acusa ignorancia llevada al extremo.

No niego la selección natural, es obvio que
ésta existe, mas no tiene el poder de crear nuevas
especies. En realidad de verdad que lo que existe es la
selección fisiológica, la selección de
estructuras y la segregación de los más aptos, eso
es todo. Llevar a la selección natural hasta el grado de
convertirla en un poder creador universal, eso es el colmo de los
colmos. A ningún sabio verdadero se le ocurriría
semejante tontería. Nunca se ha visto que mediante la
selección natural surja alguna especie nueva.
¿Cuándo, en qué época?

Se seleccionan estructuras, sí, no lo negamos.
Los más fuertes triunfan en eso de la lucha por el pan de
cada día, en la batalla incesante de cada instante, en que
se brega por comer y no ser comido. Obviamente triunfa el
más fuerte, que transmite sus características a sus
descendientes, características fisiológicas,
características de estructuras; Entonces los selectos, los
más aptos se segregan y transmiten ellos a sus
descendientes tales aptitudes. Así es como se debe
entender la ley de la selección natural, así es
como se debe comprender.

Una especie cualquiera entre las selvas profundas de la
naturaleza tiene que luchar por tragar y no ser tragado.
Obviamente resulta espantosa tal brega. Como resultado triunfan
como es natural los más fuertes. En el más fuerte
hay estructuras maravillosas, características importantes
que son transmitidas a su descendencia. Mas eso no implica cambio
de figura, eso no significa nacimiento de nuevas especies.
Jamás, ningún científico materialista ha
visto que de una especie surja otra por ley de selección
natural, no les consta, no lo han palpado nunca. ¿En
qué se basan? Es fácil lanzar una hipótesis
y luego aseverar en forma dogmática que es la verdad y
nada más que la verdad.

Sin embargo, ¿no son ellos acaso, los
señores de la antropología materialista, los que
dicen que no creen sino en lo que ven, que no aceptan nada que no
hayan visto? ¡Qué contradicción tan
terrible!, Creen en sus hipótesis y nunca las han
visto.

Los posibles
antecesores del hombre

Afirman que el ser humano viene del ratón. Eso no
les consta, nunca lo han percibido directamente. También
enfatizan la idea de que venga del mandril. Son innumerables las
teorías de estos tontos científicos, absurdas
afirmaciones de hechos que ellos jamás han
visto.

Nosotros los gnósticos no aceptamos
supersticiones y ésas son supersticiones absurdas,
nosotros somos matemáticos en la investigación y
exigentes en la expresión. No nos gustan tales
fantasías, queremos actos, hechos concretos y
definitivos.

Investigando dentro de esta cuestión relacionada
con nuestros posibles antecesores, podemos evidenciar claramente
el estado caótico en que se encuentra la ciencia
materialista, el desorden total de sus mentes degeneradas y la
falta de capacidad para la investigación. Esa es la cruda
realidad de los hechos.

Este asunto de que de ciertas formas homínidas
surjan otras, así porque sí, fundamentados
únicamente en pruebas tan ridículas como la del
Carbono-14 o del Potasio Argón o del Polen, constituyen en
realidad la vergüenza de esta época del siglo
XX.

Nosotros los gnósticos antropólogos
tenemos sistemas diferentes para la investigación, tenemos
disciplinas especiales que nos permiten poner en actividad
ciertas facultades latentes en el cerebro humano, ciertos
sentidos de percepción completamente desconocidos para la
antropología materialista. Que la Naturaleza tenga memoria
es lógico y un día se podrá demostrar. Ya
comienzan a hacerse ensayos científicos, modernos, pronto
las ondas sonoras del pasado podrán descomponerse en
imágenes y serán perceptibles a través de
ciertas pantallas. Ya hay intentos científicos en ese
asunto. Entonces podrán ver los televidentes del mundo
entero el origen del hombre y la historia de la tierra y de sus
razas.

Cuando llegue ese día, que no está tarde,
el Anticristo de la falsa ciencia, quedará desnudo ante el
veredicto solemne de la conciencia pública.

Esta cuestión de la selección natural, del
clima, ambiente, etc., fascina realmente a muchas gentes y, por
ende, éstas se olvidan sobre los tipos originales de los
cuales surgieron las especies.

Creen los tontos científicos que podría
procesarse la selección natural en forma absolutamente
mecanicista, sin Principios Directrices Inteligentes. Eso
sería tan absurdo como pensar que podría procesarse
cualquier máquina en el mundo sin un principio
inteligente, sin una mente arquitecto, o sin un ingeniero que le
hubiese dado forma.

Indubitablemente esos Principios Inteligentes de la
Naturaleza sólo podrían ser rechazados por los
necios, por aquellos que pretenden que cualquier máquina
orgánica sea capaz de surgir del acaso. Nunca jamás
estos principios serán rechazados por los hombres
verdaderamente sabios en el sentido más completo de la
palabra.

A medida que ahondamos en todo esto, vamos viendo todas
las fallas de la antropología materialista. Es necesario
reflexionar profundamente en todas estas cosas. Si ellos en vez
de asumir esa posición de ataque contra cualquier
clericalismo, hubiesen pasado por un previo análisis
reflexivo, nunca jamás se hubieran atrevido a lanzar sus
hipótesis Anti-científicas.

Bien sabemos nosotros que el Adán y Eva que tanto
molesta a los señores de la antropología
materialista, no es más que un símbolo. Aquellos
señores antropólogos profanos, que quieren refutar
el Génesis, es bueno que entiendan y que entendamos todos
que el Génesis es tan sólo un tratado de Alquimia
para alquimistas y que nunca jamás se debería
aceptar en forma literal. Así es que se esfuerzan los
señores de la antropología materialista por refutar
algo que ni siquiera conocen. Por eso me atrevo a decir
sencillamente que sus hipótesis no tienen nunca bases
sólidas.

El mismo Mr. Darwin Jamás pensó ir tan
lejos con sus doctrinas. Recordemos que él mismo habla de
las caracterizaciones. Después de que alguna especie
orgánica ha pasado por un proceso selectivo de estructuras
y fisiología, incuestionablemente se caracteriza en forma
constante y definitiva. Así que si el famoso antropoide o
simio hubo de pasar por procesos selectivos posteriormente
asumió sus características totales y jamás
volvió a pasar por ningún cambio, eso es
obvio.

La cuestión aquella del Noe-pitecoide, con sus
famosos tres hijos, cinocéfalo con cola, el mono sin cola
y el hombre arbóreo paleolítico, nunca han tenido
en verdad verificaciones precisas, exactas. Son tan sólo
teorías sin basamento alguno, por cierto espantosamente
ridículas.

Quienes se afanan tanto por los mamíferos
prosimianos, cuales son el famoso lemúrido, se ve que ni
remotamente sospechan lo que es el hombre en sí mismo y su
origen. El famoso lemúrido al cual se considera
también como uno de nuestros antepasados, tan alabado por
algunos científicos por su famosa placenta discoidal. Eso
nada tiene que ver con el génesis humano, todo eso en el
fondo no son sino fantasías desprovistas de toda
realidad.

Entran los famosos científicos materialistas en
acción para estudiar la evolución mecánica
de la especie humana o de cualquiera de las otras especies, en
mitad del camino, después de que éstas
cristalizaron en forma sensible, pues antes habían pasado
por terribles procesos evolutivos e involutivos, dentro del
espacio psicológico, en lo hipersensible, en las
dimensiones superiores de la Naturaleza y del Cosmos.

Claro que al hablar nosotros así, se sienten los
antropólogos materialistas tan nerviosos y molestos como
los chinos cuando escuchan algún concierto occidental.
Ríen, posiblemente ríen sin saber ellos que el que
ríe de lo que desconoce está en el camino de ser
idiota.

Se buscan semejanzas sí, se hace creer que la
forma de la cabeza y de la boca del tiburón da origen a
otros mamíferos, y entre ellos el hermano ratón,
ahora el ratón pasó a ser un gran señor,
pues es nada menos que nuestro antepasado, el antecesor de los
Haeckel y de los Darwin posiblemente o de los Huxley o de los
famosos faraones del viejo Egipto, o de Einstein,
¡qué sé yo!, Se considera como un
mamífero prosimiano ha pasado al fin en realidad de verdad
a ocupar un primer puesto en las salas de conferencias.
¡Hasta dónde ha llegado en verdad la ignorancia del
ser humano! No niego que el ratón no hubiese existido en
la Atlántida, por cierto que tenía el tamaño
de cualquier cerdo. Ya sobre eso habla claramente Don Mario Roso
de Luna, el insigne escritor español.

Si existió en la Atlántida, tampoco le
niego vida en la Lemuria. Pero que sea si no el más
importante uno de los más importantes antecesores del
hombre, resulta totalmente diferente. En verdad que cuando no se
conoce la antropología gnóstica, se cae en los
absurdos más espantosos. Entonces se inclinan los secuaces
del Anticristo ante el ratón, ante el tiburón, a
quien también se le considera viejo antecesor, o ante el
lemúrido, animalillo muy interesante, etc. Pero cuando uno
ya conoce a fondo la antropología gnóstica no cae
en semejantes ridículos. Al analizar cuidadosamente los
principios de la antropología materialista, descubrimos
que sus fantasías se deben precisamente al desconocimiento
total del Gnosticismo Universal.

Eso de que porque un rasgo del rostro, etc., se parezca
a otro, sirva de base para asentar una posible descendencia,
resulta tan empírico en el fondo como aquellos que suponen
que el hombre fue hecho de barro, que lo toman en el sentido
literal de la frase entre paréntesis, sin darse cuenta de
que eso no es más que algo simbólico.

Los gérmenes originales de la gran Naturaleza,
hombres o bestias se desarrollan siempre en el espacio
psicológico y dentro de las dimensiones superiores, antes
de cristalizar en forma física, y no hay duda que son
similares en sus construcciones, de manera que no podrían
jamás servir de basamento, o de fundamento para asentar
una teoría o simplemente para lanzar un concepto
básico. Se diferencian los gérmenes a medida que
cristalizan y lentamente eso es apenas normal. El origen del
hombre es algo más profundo. Se desenvolvió de
entre el Caos, en las dimensiones superiores de la Naturaleza,
hasta cristalizar en forma sensible en los antiguos
tiempos.

Incuestionablemente en futuros capítulos iremos
avanzando más y más en toda esta cuestión.
Quiero decirles con entera sinceridad que el origen de la
humanidad quedará al descubierto en estas conferencias,
qué causas primarias y secundarias dieron origen a la
humana especie.

¿Conocen acaso esto los antropólogos
materialistas?. Si los mismos científicos secuaces de
Haeckel saben muy bien que todo el pasado geológico y la
filogenia materialista jamás llegarán a ser ciencia
exacta, así lo han afirmado, así lo han dicho..
Entonces, ¿qué?

Estamos en una época de grandes inquietudes, y el
misterio del origen del hombre debe ser aclarado. El terreno de
las hipótesis es detestable, es como un paredón sin
cimientos; basta darle un ligero empujón para convertirle
en menudo sedimento. Lo más grave de la
antropología materialista es negar los Principios
Inteligentes
de la maquinaria universal. Obviamente, tal
actitud deja a la maquinaria sin bases, sin fundamentos. No es
posible que la máquina ande o sea construida al azar. Los
Principios Inteligentes de la Naturaleza están activos y
en todo proceso selectivo se manifiestan ellos
sabiamente.

Absurdo resulta también embotellarnos en el
dogma de la mecánica evolutiva. Si en la
Naturaleza existen los principios constructivos,
incuestionablemente existen también los
destructivos.

Si hay evolución en las especies vivientes,
existe también la involución. Hay evolución,
por ejemplo, en el germen que muere para que el tallo nazca, en
la planta que crece, que echa hojas y que al fin da frutos. Hay
involución en la planta que se marchita y que fenece y
que, por último, se convierte en un montón de
leños. Hay evolución en la criatura que se gesta
dentro del vientre materno, en el niño que juega, en el
joven. Hay involución en el anciano que decrece y que al
fin muere. Evolucionan los mundos cuando surgen del Caos a la
vida, después involucionan cuando al fin se convierten en
nuevas lunas.

Así es que si consideramos la Antropología
exclusivamente a través de la mecánica evolutiva,
estamos hablando en forma parcial, caemos en el error.

Mas si estudiamos la Antropología también
a la luz de la involución, entonces marchamos
equilibradamente porque EVOLUCIÓN E
INVOLUCIÓN
constituyen el eje mecánico de toda
la Naturaleza. Así que considerar que la evolución
es la única base de todo este gran mecanismo natural,
resulta absurdo en forma total. Tenemos que considerar la vida y
la muerte, los tiempos de desarrollo y los tiempos de caducidad;
sólo así marcharemos correctamente dentro de la
dialéctica gnóstica en su forma
integral.

En modo alguno estamos dispuestos nosotros a quedar
embotellados en el dogma materialista evolutivo. Tenernos que
estudiar también los procesos involutivos de la
Antropología o marchamos por el camino del
error.

¿Cuáles son los tipos originales de esta
raza humana?,

Nosotros tenemos métodos, sistemas
científicos, por medio de los cuales podemos ver,
oír, tocar y palpar esos tipos originales. Sabemos muy
bien que antes de que el animal intelectual apareciera sobre la
faz de la Tierra en la Atlántida de Platón, que no
es una simple fantasía como pretenden los fanáticos
ignorantes de la famosa Pangea materialista, ya existía el
hombre.

En la Lemuria existió el hombre, lo mismo que en
la época hiperbórea y polar; mas estos son puntos
que solamente iremos desarrollando en futuras conferencias para
mayor claridad de todos aquellos que escuchen y lean esta
conferencia. La Atlántida realmente existió, fue un
continente ubicado en el océano Atlántico. Restos
de la Atlántida: tenemos nosotros el archipiélago
de las Antillas, las Islas Canarias y aún la misma
España, la cual es un pedazo de la antigua
Atlántica.

Pero esto no lo conocen los fanáticos de la
antropología materialista, ni los geólogos tan
atrasados en el fondo, incapaces para proyectarse en el
tiempo.

¿Cómo podrían ellos saber algo
sobre lo que ocurriera hace tantos millones de años, en la
tierra del Mioceno? ¿Qué saben ellos del Mioceno,
lo han visto, lo han tocado, lo han palpado?

Si nosotros hablamos del Mioceno es porque podemos verlo
y sabemos que es asequible a aquel que sea capaz de desarrollar
las facultades trascendentales del Ser, latentes en el cerebro
humano.

Pero la actitud de negación materialista es
incongruente, se dice que no se cree sino en lo que se ve, y
ellos creen todas sus hipótesis absurdas. Hipótesis
que nadie ha visto, que a nadie les constan.

En realidad de verdad, nunca científico alguno
vio al primer hombre; mas hablan ellos con tanta autosuficiencia
como si hubieran estado en el Mioceno, como si hubieran visto los
antropoides surgiendo allá, de la antigua
Lemuria

Los Antropólogos Materialistas entronizan a sus
dioses maravillosos, como lo son los famosos lemúridos y
también los mandriles, como prosimianos sublimes de los
cuales descendemos.

¿Les consta eso, lo han visto alguna vez?
¡Nunca! ¿En qué se basan? ¿En cosas
que han visto? ¿Y no son ellos mismos los que dicen que no
creen sino en lo que ven? ¿Entonces, por qué
están creyendo en lo que nunca han visto? ¿No es
acaso esto una contradicción? ¿No resulta en el
fondo esto incongruente?

Glosario primera
cátedra

CHARLES ROBERT DARWIN: (1809-1882)
Biólogo Británico. Interpreta las teorías
evolucionistas en términos de la teoría de la
Selección Natural y la lucha por la existencia. Su
principal obra fue "El origen de las especies por medio de la
selección natural", publicada en 1859. Fue precedido por
su propio abuelo Erasmus Darwin (1731-1802), autor de
"Zomomía", por Lamarch y otros de menor renombre e
importancia.

ERNEST HENRICH HAECKEL: (1834-1919)
Biólogo Alemán, quien se adhirió a las
teorías darwinistas. Autor de "Creación Natural" y
"Sistema de las Siphonoploren" donde expone su monismo
naturalista o materialista, según el cual la vida surgiera
"bajo condiciones favorables"' en el abismo acuoso del
océano con el famoso "monerón atómico",
Bathybius Batibio animal protozoario gelatinoso (Bathybius viene
de bathys =- profundo y bius = vida en griego).

PROTISTAS: Son los naturalistas,
biólogos, etc., secuaces del evolucionismo, quienes so
pretexto de justificar su Dogma de la Evolución, han
inventado reinos, especies animales "INTERMEDIOS" los cuales
existirían en un remoto pasado. Creen llenar así el
hueco dejado por los famosos "ESLABONES PERDIDOS". Tales reinos
intermedios también son llamados "PROTISTAS" e incluyen
seres de dudosa clasificación.

MONERÓN ATÓMICO: (Ver nota sobre
Ernest Henrich Haeckel).

JEAN BAPTISTE POQUELIN; Llamado MOLIERE
(1622-1673). Comediógrafo Francés. El más
alto exponente del teatro cómico Francés. Censura
con agudeza los vicios de su época y sabe encontrar el
aspecto ridículo de las situaciones y
personajes.

CATARRINOS O CATIRRINOS: Del Griego: kata –
hacia abajo, rhinos = nariz. Género de monos que tienen
muy estrecho el tabique nasal de modo que las aberturas de la
nariz están dirigidas hacia abajo. También por
oposición a los PLATIRRINOS: animales (especialmente
monos) de nariz ancha y aplastada El mono Catirrino sin cola
(p.e. el Orangután y el gorila) se llama "Antropoideo" por
parecerse exteriormente al animal intelectual equivocadamente
llamado hombre.

THOMAS HENRY HUXLEY: (1825-1895) Padre de
Leonard Huxley, quien a su vez es padre de Aldous Huxley. Thomas
como biólogo y escritor quiso promover la
comprensión popular de la ciencia. Compartió el
evolucionismo de DARWIN, autor de "Oceanic Hydrozoa" y "A Manual
of the Anatomy of vertebrate animals".

MIOCENO: Cuarta época de la Era
Genozoica, periodo terciario, según la
clasificación de la ciencia materialista. Abarca desde
hace 25 millones de años hasta hace unos 15 ó 13
millones.

PANGEA: del Griego (pan = toda, Gea = tierra).
Teoría sobre el desplazamiento de los continentes, ideada
en 1912 por el geofísico y metereólogo
Alemán Alfred Lothar Wegener (1880-1930). Según
esta teoría, en un pasado lejano, todos los actuales
continentes estarían Unidos y se han ido desplazando
mediante supuestos movimientos continentales.

LAS PRUEBAS DEL CARBONO 14. POTASIO ARGÓN,
DEL POLEN Y OTROS:
Son los sistemas empleados por la ciencia
materialista para investigar la constitución
geológica del pasado, para determinar la antigüedad
de los hallazgos arqueológicos, etc. La prueba del
carbono-14 o Radio-Carbono se basa en procedimientos
físico-químicos y en el hecho que los seres
vivientes asimilan el isótopo Carbono-14,
almacenándolo en las partes duras: huesos, dientes,
madera, etc. Con este método logran detectar edades de 50
a 60 mil años máximo.

Los otros sistemas son mucho menos "exactos" y
"confiables" según la misma ciencia
materialista.

CUADRUMANO; cinocéfalo del África
Occidental.

CINOCÉFALO: (del gr. kuon, perro, y
kephale, cabeza). Especio de mono grande de África, cuya
cabeza recuerda la de los perros. Los Egipcios adoraban a los
cinocéfalos.

PROSIMIOS: o mamíferos prosimianos,
Antiguo orden de mamíferos equivalentes a los actuales
Lemures, que se caracterizaban por tener el pulgar oponible en
alguna de sus extremidades. S.C.M. Seria el eslabón
perdido entre los quirópteros y los verdaderos
monos.

ALTO: En el diccionario "Pequeño
Larousse Ilustrado" comenta que el ratón era denominado
con la palabra "ALTO" en la Antigüedad.

HERRERA ALONSO L: Biólogo Mejicano,
nacido en la capital el 3 de julio de 1868. Es conocido en el
mundo científico acerca de sus trabajos sobre la
plasmogenia, nueva ciencia que trata del origen del plasma y que
ha sido creada por él. Ha iniciado una filosofía
etérea y define la vida como el movimiento en el infinito,
reduciendo cuanto existe a las propiedades del éter,
considerado como elemento químico primordial. Sus
experimentos de plasmogenia se hallan consignados en 35 tomos de
trabajos publicados desde 1892 hasta 1925. Su obra capital es "la
vie sur les hauts plateaux": también ha escrito obras
como: (Notions de biologie et de plasmogenie ,Berlín,
1906): Farmacopea Mejicana y otras.

PLASMOGENIA: De acuerdo con la
etimología de la palabra significa producción o
formación de protoplasma, que es la sustancia viva de la
célula. Pero lo que los modernos quieren significar con
esta palabra, es la producción artificial no sólo
de protoplasma o sustancia viva, sino también de
células, tejidos y aún organismos enteros, contando
sólo con fuerzas físico-químicas.

FILOGENIA: El supuesto desarrollo de las
especies a partir de otras diferentes, más antiguas, viene
a ser el hipotético árbol genealógico de la
especie; el inventor de este término fue
Haeckel.

Segunda
cátedra

El tema del origen del hombre es realmente muy
discutible, muy espinoso. Mr. Darwin sentó ciertos
principios en su obra que deben ser recordados por los
mismísimos antropólogos materialistas. Dice Mr.
Darwin que "una especie que evoluciona positivamente, en modo
alguno podría descender de otra que evoluciona
negativamente" También afirma Mr. Darwin que "dos especies
similares, pero diferentes, pueden referirse a un antecesor
común, pero nunca la una vendría de la
otra."

Así que conforme nosotros vamos avanzando en
estas disquisiciones de la Antropología científica,
obviamente encontramos ciertas contradicciones en el
materialismo. ¿Cómo es posible que se ignoren los
principios darwinistas? ¿Cómo es posible que
aún hoy en día haya quienes piensen que el hombre
viene del mono? Incuestionablemente, los hechos están
hablando por sí solos, hasta ahora no se ha encontrado
jamás el famoso eslabón perdido.
¿Dónde está?

Mucho se ha hablado contra la existencia del padre de
Manú, el Dhyanchohan, pero son en realidad millones las
personas en el mundo oriental y hasta en el occidental que
aceptan al Dhyanchohan. Además, es más
lógica tal creencia que aquel hombre mono que Haeckel
quisiera que existiese pero que en realidad de verdad no
pasó de ser más que una simple fantasía de
su autor. Los tiempos van pasando y no se ha descubierto en
ningún lugar de la Tierra al famoso hombre mono.
¿Dónde estará un mono que razone, que
piense, que tenga un lenguaje asequible a todo el mundo?
¿Cuál es?.

Incuestionablemente, esta clase de fantasías
literarias no sirve en el fondo absolutamente para nada.
Obsérvese, por ejemplo, el tamaño de los cerebros:
el cerebro de un gorila, en volumen, no alcanza a ser ni siquiera
la tercera parte del cerebro de cualquier salvaje de Australia,
que bien sabemos, entre paréntesis, que son las criaturas
más primitivas de nuestro globo terráqueo.
Faltaría un eslabón que conectara al gorila
más adelantado con el salvaje más atrasado de
Australia. ¿Dónde está ese eslabón?
¿Qué se hizo?, ¿Existe acaso?

Indubitablemente en el continente Lemur, durante la era
mesozoica, surgieron los primeros simios. ¿Mas cuál
sería su origen? La Gnosis afirma en forma enfática
que determinados grupos lemúricos humanos se mezclaron con
algunas bestias sub-humanas para originar las especies de los
simios. Haeckel en modo alguno, se opuso jamás al concepto
de que los simios habían tenido su nacimiento en Lemuria,
aceptó siempre la realidad de ese continente.

Pero reflexionemos un poco. ¿En dónde
estaba ubicada la Lemuria? En el Océano Pacífico,
eso es obvio. Cubría una extensa zona de ese mar. A
través de diez mil años de terremotos se fue
sumergiendo poco a poco entre las embravecidas olas del
océano.. Mas quedaron restos de Lemuria, en la
Oceanía, Australia, la isla de Pascua, etc. La Lemuria
tuvo realidad, ocupó su lugar en un tiempo muy antiguo.
Esto podrá molestar hoy en día, a aquellos
antropólogos materialistas partidarios de la Pangea. Se
han embotellado tanto estos señores en su dogmatismo sobre
la Pangea que ni remotamente aceptarían la posibilidad de
la Lemuria.

Que los simios hayan nacido durante la era mesozoica, en
la época mismísima del Mioceno, tercera parte del
Eoceno, no tiene absolutamente nada raro. Pero ahí no
terminan nuestras afirmaciones. Otras especies de monos
también tuvieron su origen en la Atlántida de
Platón, que no pasa de ser más que un simple mito
para los señores materialistas fanáticos de la
Pangea. Sin embargo, la Atlántida existió aunque
ellos la nieguen. Ya ha sido descubierta, aunque ellos se
opongan. Cualquiera que haya estudiado el suelo marino, sabe muy
bien que entre América y Europa existe aún hoy en
día una gran plataforma. Hace poco, precisamente algunos
científicos que descubrieran la Atlántida, se
propusieron explorarla desde España. Sin embargo era la
época del régimen de Franco y no les fue
posible.

La Atlántida no es pues lo que se cree una
leyenda fantástica. Tuvo realidad. El mapa del mundo en
otro tiempo fue completamente diferente, distinto. Todo va
cambiando. Aun la mismísima Pangea de los materialistas
antropólogos tiene que haber sufrido tremendos
cambios.

Pues bien sabemos nosotros que los continentes son
flotantes, ya Don Mario Roso de Luna lo ha explicado claramente y
esto no debe sorprender a nadie. En eso sí están de
acuerdo los fanáticos materialistas de la Pangea, no lo
niegan; mas les falta muchísimo todavía como para
conocer las causas o motivos de tales flotaciones continentales.
Yo creo que si ellos se leyeran a Don Mario Roso de Luna, cosa
que la considero bastante imposible, completarían mejor
sus informaciones.

Si pensáramos en nuestra Tierra como un huevo, la
yema serían los continentes sosteniéndose sobre una
clara, y entre la yema y la clara no faltan, naturalmente,
substancias, líquidos, elementos que la ciencia
materialista, hoy por hoy, desconoce.

Hay quienes creen que ciertos tipos de monos superiores,
o de changos, diríamos nosotros, como el gorila, el
chimpancé viene de Lemuria. También hay quienes
afirman claramente que las clases inferiores como el catirrino,
el platirrino, etc., vienen propiamente de la Atlántida.
En esto no pondremos objeciones, pero sí tenemos que
reflexionar, y profundamente.

Por ahora se están haciendo ciertos comentarios
muy simpáticos, la ciencia materialista inventa todos los
días nuevas hipótesis. Han establecido una cadena
muy curiosa, ridícula por excelencia, con relación
a nuestros posibles antepasados. Como rey de esa cadena aparece
el tiburón, del cual descienden, según dicen los
antropólogos materialistas, los lagartos.

Ridícula teoría, ¿verdad?,
Sólo concebible por mentes de lagarto, realmente, y
prosiguen después con el famoso oposum, criatura similar
al cocodrilo pero un poquito más evolucionada,
según enfatizan. Y de allí pasan, siguiendo el
curso de la gran cadena de maravillas a cierto animalillo al que
se le ha dado por estos tiempos muchísima importancia. Me
refiero en forma enfática al lemúrido o Lemur,
según le llaman. Le atribuyen una placenta discoidal,
cuestión que es rechazada por los mismísimos
zoólogos.

Contradicciones tremendas encontramos en estos recovecos
de la ciencia, de la antropología materialista. Prosigue
la cuestión, diciéndose que de ese animalillo que
pudo haber existido hace unos ciento cincuenta millones de
años, desciende a su vez el mono y por último el
gorila. En esa cadena el gorila es nuestro inmediato antecesor,
el antecesor del hombre.

Algunos antropólogos, como decía en mi
pasada conferencia, no dejan de meter en estas cuestiones al
pobre ratón y hasta quieren incluirlo también
dentro de esta cadena. ¿Cómo? ¿De qué
manera? Ya no serían siete los componentes, serían
ocho. ¡Allá ellos y sus teorías! Afirman con
un tono de sapiencia extraordinaria que el hombre era diminuto,
microscópico, es decir, tan pequeñito que hoy en
día nos asombraríamos al verlo. ¿Se basan en
qué?, Que el ratón es pequeño, que como
nosotros, también según ellos somos hijos de un
ratón. No sé en qué parte lo incluyan,
posiblemente antes del lemúrido o después del
lemúrido.

Fuimos creciendo hasta llegar a la estatura de
altísima civilización y perfección
extraordinaria que hoy tenemos. Válgame Dios y Santa
María, hoy en día el ratón pasa a ocupar los
primeros puestos en las conferencias públicas. Y si
así continúan las cosas, dentro de algún
tiempo, el Gobierno tendrá que prohibir la matanza de
ratones, pues son según ellos, nada menos que nuestros
antepasados.

¿Pero dónde están los eslabones?
¿Cómo es posible que del tiburón, así
porque sí, aparezca de la noche a la mañana o a
través de unos cuantos siglos el lagarto? Han pasado
millones de años y los tiburones siguen tranquilos. Y
nunca se ha visto que de una especie de tiburones, sea en el
Atlántico o en el Pacífico, nazcan nuevos lagartos.
Empezando porque los lagartos, por lo menos los que yo he
conocido -si no están demasiado civilizados todavía
y andan por ahí, por las calles, inventando
teorías-, en realidad de verdad no se encuentran en el
mar, sino en los ríos, en los lagos.

¿Conocen ustedes acaso alguna vez alguna especie
de lagartos o cocodrilos surgiendo de las embravecidas olas del
océano? Bien sabe todo el mundo que los lagartos son de
agua dulce. Lo hemos visto en los grandes ríos y eso me
consta. He visitado también los océanos y nunca he
visto o jamás he escuchado que pescador alguno haya
pescado en pleno océano un lagarto. Pescarán
tiburones, pero lagartos, ¿cuándo?

Estamos hablando sobre hechos concretos, claros y
definitivos. Y ¿dónde estarían los eslabones
que conectaran al lagarto con el oposum? Y ¿dónde
estarían los eslabones que conectaran al oposum con ese
animalillo lemúrido que, desprovisto de placenta, pero
señalado por Haeckel como criatura de placenta discoidal?
Y prosiguiendo, ¿dónde estarían los
eslabones que conectaran a tal criatura con el mono? Y, por
último, ¿dónde estarían los eslabones
del mono con el gorila?, Y ¿dónde estarían
los eslabones del gorila con el hombre? ¿Cuáles
son? Estamos viendo, pues, hechos concretos, faltan los
eslabones.

Hablar así, porque sí, resulta demasiado
absurdo. Se ha hablado demasiado sobre el Monerón,
átomo del abismo acuoso, primera pizca de sal en un
océano Silúrico lleno de lodo en el fondo y donde
todavía no había sido depositada la primera capa de
rocas. Pero, ¿cuál es el origen del Monerón?
¿Podría acaso concebirse que algo tan
extraordinario como el primer punto atómico del
protoplasma tan debidamente organizado y con construcción
tan compleja, hubiera resultado del azar, del acaso?

Tengo entendido que al negarse los Principios
Inteligentes a la Naturaleza, pierde todo sentido de
organización el protoplasma. Los tiempos van pasando, y la
antropología materialista irá siendo destruida poco
a poco. No han podido hasta ahora los antropólogos
materialistas decir en qué fecha y cómo
surgió el primer hombre. Hipótesis, nada
más, y resultan bastante ridículas tales
hipótesis, no tienen fundamentos serios.

Mucho se apela en antropología materialista a la
cuestión esa de la Australia. Resulta muy socorrida la
posición de la antropología meramente materialista,
al decir que las tribus existentes en Australia descienden del
mono. Científicamente esto cae por el suelo. Si se miden
cerebros y se hacen confrontaciones, el cerebro de un gorila muy
avanzado no alcanza a ser ni la mitad del volumen al de un
salvaje de Australia. Faltaría pues un eslabón
entre el gorila más avanzado y un australiano
salvaje.

Partes: 1, 2, 3

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