El proceso quema los libros –
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El proceso quema los
libros
El 29 de abril de 1976, Luciano Benjamín
Menéndez, jefe del III Cuerpo de Ejército con
asiento en Córdoba, ordenó una quema colectiva de
libros, entre los que se hallaban obras de Proust, García
Márquez, Cortázar, Neruda, Vargas Llosa,
Saint-Exupéry, Galeano… Dijo que lo hacía "a fin
de que no quede ninguna parte de estos libros, folletos,
revistas… para que con este material no se siga
engañando a nuestros hijos". Y agregó: "De la misma
manera que destruimos por el fuego la documentación
perniciosa que afecta al intelecto y nuestra manera de ser
cristiana, serán destruidos los enemigos del alma
argentina". (Diario La Opinión, 30 de abril de
1976).
En la ciudad de Rosario (provincia de Santa Fe), los
militares usurparon la Biblioteca Popular Constancio C.
Vigil. Miles de libros de la entidad fueron quemados.
Marcelo Massarino, revista Sudestada, 46, 18 de
marzo de 2006
Propongo recordar lo sucedido. Propongo que imaginemos
aquel 26 de junio de aquel 1980. Día frío y gris,
pero no llueve. La acción en Sarandí, partido de
Avellaneda, provincia de Buenos Aires. A corta distancia de lo
que entonces se llamaba Capital Federal, vemos que de un gran
depósito sobre las calles O"Higgins y Agüero (hoy
Crisólogo Larralde) entran y salen camiones cargados de
libros. Son veinticuatro toneladas de libros. En silencio,
suboficiales, soldados y policías vacían lentamente
el depósito bajo las escrutadoras severas miradas de
oficiales del Ejército Argentino, algunos muy
jóvenes. Hasta que la tristemente célebre
« Noche de los Bastones Largos », el
29 de julio del "66 [Bajo la Presidencia de facto
del Général Juan Carlos
Onganía], junto con centenares de profesores e
investigadores, Spivacow fue forzado a abandonar Eudeba y la
universidad. Inmediatamente empezó a soñar con una
empresa independiente y autosuficiente. Y así, con toda la
experiencia acumulada, fundó la editorial Centro
Editor de América Latina, que llegó a
convertirse en una de las más fuertes editoriales del
continente, y sus colecciones fueron formadoras de
ciudadanía y fuente de conocimiento en todas las
disciplinas.
Si bien el grueso del accionar censurador
del Proceso se concentró en el material
bibliográfico que pudiera ser sospechoso de contener
ideología izquierdista o peronista, durante la dictadura
se dictaron varios decretos prohibiendo la venta y
distribución y ordenando secuestrar todos los ejemplares
disponibles de diversos libros de
orientación nazi o de ultraderecha, entre
ellos:
Beveraggi Allende, Walter: Del yugo
sionista a la Argentina posible: esquema económico de
la dependencia y la liberación argentina.
Confederación Nacionalista Argentina.
Prohibido por decreto 3209/76 (publicado en
el Boletín Oficial de la República
Argentina del 16 de diciembre de 1976,
Colección de Anales de Legislación Argentina
XXXVII-A-182).
Prohibido por decreto 2579/77 (publicado en
el Boletín Oficial de la República
Argentina del 6 de septiembre de 1977,
Colección de Anales de Legislación Argentina
XXXVII-D-3821.
Ediciones Mi lucha (Biblioteca de
Esclarecimiento Popular n.º 2).
Prohibido por decreto 2579/77 (publicado en
el Boletín Oficial de la República
Argentina del 6 de septiembre de 1977,
Colección de Anales de Legislación Argentina
XXXVII-D-3821.
Hermann y Ritach: La economía
nacional socialista. Editorial Occidente.
Prohibido por decreto 3006/76 (publicado en
el Boletín Oficial de la República
Argentina del 30 de noviembre de 1976,
Colección de Anales de Legislación Argentina
XXXVI-D-2959.
Revista Cabildo, edición de
junio de 1977.
Prohibido y secuestrado por decreto 1711/77
(publicado en el Boletín Oficial de la
República Argentina del 16 de junio de 1977,
Colección de Anales de Legislación Argentina
XXXVII-C-2612. En el artículo 3.º se aclaraba que
el secuestro de la edición «…no
impedirá la realización de las tareas
administrativas inherentes a la
revista Cabildo…», la que se
siguió publicando de manera intermitente.
A pesar de estos actos de censura puntuales, en realidad
el Proceso permitió una amplia
difusión de la
literatura nazi y antisemita durante la
dictadura.
Así se quemaron esos libros, aquel 26 de junio de
1980, y con ellos se quemaron años de saber, de cultura,
de investigaciones, de sueños y ficciones y
poesías. Y se quemó una parte esencial de la
Argentina más hermosa, incinerada por la Argentina
más horrenda y criminal.
Universidades
La política del nuevo gobierno de
facto afectó la vida universitaria. La dictadura presidida
por Juan Carlos Onganía impuso sobre los claustros
universitarios su sello autoritario. Procuró sujetar las
universidades al poder político, constriño la
libertad académica y limitó la
autonomía. La violencia apareció como una
opción más en el contexto de fines de los sesenta.
Se llegó entonces a legitimar su ejercicio como forma de
resolución de los conflictos políticos. El
régimen introdujo una nueva modalidad de ingreso a la
universidad, la reducción del cupo de estudiantes por
carreras, el arancelamiento de diversos trámites
administrativos y la supresión o fusión de casas de
estudios y carreras. Esto dio origen a huelgas y disturbios
en las casas de estudios durante este periodo, la violencia y la
represión dio como resultado el desaparecimiento de
estudiantes y asesinatos en los centros clandestinos. En
1982, luego de la derrota de los militares en la guerra de
Malvinas y el inicio de la campaña electoral para los
comicios de octubre de 1983, la vida política
renació en las Universidades. El régimen militar
trato de perpetuarse pero este comenzó a desmoronarse, y
empezó la transición hacia una nueva
etapa.
En 1980 cayó el primero de los
bancos crecidos durante la euforia, el Banco de intercambio
Regional, y de ahí en más la crisis avanzó.
En marzo de 1981, con el relevo del ministro Martínez de
Hoz, la crisis avanzó mucho más, y termino de
profundizar frente al contexto. La propuesta de achicar el estado
no era popular entre las fuerzas armadas. Para este entonces la
preocupación de una fuerte desocupación
alentó el gasto estatal en obras públicas
aprovechando el fácil financiamiento del exterior. La
política del nuevo gobierno de facto modificó la
vida universitaria. Afectó particularmente a las
instituciones en las que los proyectos renovadores tenían
mayor peso. La dictadura presidida por Juan Carlos Onganía
impuso sobre los claustros universitarios su sello autoritario.
Procuró sujetar las universidades al poder
político, constriño la libertad académica y
limitó la autonomía. Un número
relevante de docentes e investigadores abandonó la
actividad académica y muchas de ellos partieron hacia el
exilio. Otros permanecieron en sus cargos, hubo una
"adaptación pasiva". Los últimos años
de la década del setenta asistieron a un proceso de
consolidación y de fortalecimiento de las agrupaciones
juveniles y estudiantiles que remitían directamente a la
relación con los partidos políticos. Los partidos
de izquierda pasaron a dominar el panorama político del
movimiento estudiantil. Finalmente, la violencia apareció
como una opción más en el contexto de fines de los
sesenta. Se llego entonces a legitimar su ejercicio como forma de
resolución de los conflictos políticos. La
fascinación por la violencia constitución un
elemento central de la cultura política de muchos grupos
juveniles en América latina de los años setenta. El
ejemplo como el de Cuba, la falta de canales institucionales de
participación en la Argentina provocada por los golpes
militares, rebeliones estudiantiles en Europa y Estados
unidos. Los conflictos que se desarrollaron en consecuencia
de las prácticas limitacionistas diseñadas entre
1976 a 1980, introducían una nueva modalidad de ingreso a
la universidad, la reducción del cupo de estudiantes por
carreras, el arancelamiento de diversos trámites
administrativos y la supresión o fusión de casas de
estudios y carreras. En suma, se trataba de políticas
destinadas a recortar el número de universidades y el
porcentaje de estudiantes inscriptos. Onganía no
logro limitar la polinización creciente en la
universidad. En 1966 las fuerzas policiales se instalaron en
las facultades. Pero la resistencia aumento y los estudiantes se
movilizaron cuestionando las leyes y los estatutos. En 1967 y
1968 en las universidades se sucedieron episodios violentos que
desencadenaron la muerte de muchos estudiantes. Las
Organizaciones gremiales estudiantiles se fortalecieron en el
marco de de creciente polinización. Los estudiantes
participaron en forma entusiasmada en los movimientos que
propiciaban cambios. Profundos en la estructura del poder en
Argentina. Así surgieron grupos católicos,
movimientos integralitas, peronistas, agrupaciones montoneros, la
juventud radical, socialismo, franja morada La Universidad
en los últimos años de la década del setenta
asistió a un proceso de consolidación y
fortalecimiento de las agrupaciones juveniles y estudiantiles que
remitían específicamente con los partidos
políticos. Frente a este panorama la decisión
de el gobierno fue la despolitización y desconcentrar la
distribución geográfica de los estudiantes. En
el año 1973 la movilización estudiantil y la
represión de las organizaciones armadas provoco que se
abandonara el poder. Agrupaciones de estudiantes tomo las
universidades y el poder de varias provincias. Asumida la
presidencia Cà"mpora decreto la intervención de las
universidades. La Universidad por este entonces atravesaba una
crisis. La represión en la Universidad iniciada en
1974 se acentuó en marzo de 1976, cuando un régimen
dictatorial procuro acallar los reclamos populares y aniquilar a
todos los movimientos de protesta social a través de la
feroz política represiva. La acción represiva
ilegal se ejerció sin límites ni controles. El 21%
de los desaparecidos fueron estudiantes y la gran mayoría
fueron asesinados en centros clandestinos. Durante este
periodo se dicto una ley, la 21.276, que dispuso que las
universidades quedasen bajo el control del Poder Ejecutivo. Se
suprimieron los órganos de gobierno colegiales y se
prohibieron las actividades gremiales y politización
implícita en el ámbito universitario. Para los
representantes del poder las universidades habían sido uno
de los principales organismos de "adoctrinamiento de los
subversivos". Las casas de estudios fueron distribuidas entre las
tres fuerzas armadas. Luego fueron reemplazados por civiles de
extrema derecha. Al secuestro y el asesinato de estudiantes
y profesores se sumaba las cesantías masivas. En 1976
fueron separados de sus cargos más de cien
docentes. El proyecto tenia como objetivo el control
estricto desde el punto de vista político e
ideológico. Además del manejo de los planes de
estudios de casi todas las carreras, se eliminaron de la
universidad los debates, y la conformación de
ideas. En 1977 el número de vacantes fue reducido. En
1980 el gobierno creo una ley para las Universidades que
preveía que los rectores y decanos fuesen designados por
el poder Ejecutivo, además contemplaba la
designación de los profesores por concurso y que los
estudios puedan ser arancelados. Y que los cuerpos directivos de
las casas de estudios no pertenecieran a ningún partido
político. Durante estos años el presupuesto
universitario fue reducido progresivamente. Toda esta
situación produjo movilizaciones. Durante 1981 los
estudiantes comenzaron a organizarse crearon diferentes
petitorios y difundieron publicaciones. Este reclamo fue
registrándose en diferentes ámbitos culturales y
académicos. En 1982 luego de la derrota del los
militares en la guerra de Malvinas y el inicio de la
campaña electoral de los comicios de 1983, la vida
política renació en las universidades. Las
agrupaciones estudiantiles se reorganizaron. El
régimen militar trato de perpetuarse en las instituciones
pero esto comenzó a desmoronarse, no existía
respaldo popular, el desprestigio militar fue total, comenzaron a
salir a la luz testimonios antes callados por la
represión: campos de concentración, torturas,
asesinatos masivos. Proliferaron los grupos culturales y
artísticos y los festivales de rock se convirtieron en
manifestación política implícita. Las
organizaciones de Derechos Humanos integraban las demandas
parciales en un común reclamo por la vida, en ese
despertar de voces se encontraban los reclamos de las madres de
plaza de mayo quienes desde 1980 se reunieron. Así
comenzó la transición hacia la democracia, otra vez
la esperanza renacía en la sociedad.
Segun Beatriz Sarlo la censura
trabajó en todos los niveles imaginables con gran
habilidad táctica. En tanto régimen terrorista
(donde la legalidad está marcada por lo arbitrario
del poder), las pautas de la censura eran sólo
parcialmente conocidas por aquellos sobre los que los
censores operaban. Esto se manifestó en la ausencia
de indicaciones precisas sobre lo que podía hacerse o
decirse. Al ampliar la zona de indefinición, el
régimen militar apuntaba a significar que
toda manifestación podía incurrir en un
delito. De este modo, maestros y profesores sabían de
la existencia de prohibiciones (libros,
autores, editoriales, etc.), pero rara vez accedían a
una lista completa.
La censura operaba con tres
tácticas: el desconocimiento que engendra el humor, las
medias palabras que generan intimidación. Y tuvo dos
esferas fundamentales: la político- ideológica y la
moral.
En cuanto a esto Hernán
Invernizzi y Judith
Gociol señalan en su libro "Un golpe a
los libros" que "El procedimiento demoró gran
parte del día: dos veces se cargó un camión
en el depósito de Agüero que se trasladó hasta
la calle Madariaga al 1800 donde fue pesado en la báscula
de camiones. En total, 24 toneladas y meda fueron arrojadas en un
baldío situado en Sarandí, en la calle
Ferré, entre Agüero y Lucena.
Alrededor de un millón y medio de ejemplares
comenzaron a arder alrededor de las cuatro de la tarde. Entre
ellos, la Nueva enciclopedia del mundo joven, dirigida por Amanda
Toubes.".
Fuentes:
http://enlabiblio.wordpress.com/2013/06/26/se-conmemoro-hoy-en-sarandi-el-33o-aniversario-de-la-quema-de-libros-del-centro-editor-de-america-latina/
http://www.imaginaria.com.ar/04/8/ungolpe.htm
http://www.comisionporlamemoria.org/investigacionyense%C3%B1anza/dossiers/12.pdf
http://nuevomundo.revues.org/56023
http://www.pensamientocomplejo.com.ar/docs/files/RodriguezZoya,%20L%20-%20Salinas,%20Y%20-%20Universidad%20y%20Dictadura%201976%20-%201983.pdf
La violencia en la idea de que allí surge
represión golpeaban descontroladamente en Tucumán.
Éstallan bombas en una cantidad de edificios. La
declaración de trabajo; el sindicato de grafica y la
asociación de presa, el colegio de abogados; la facultad
de derecho phny el comedor universitario de U.N.T, el diario "el
pueblo"; el senado y numerosoas casas particulares, asi como
oficinas de ingenios y en ralleres donde se armaban maquinas
cosechadoras de caña. Por las noches, los explosivos se
han convertido en algo habitual. Las demostraciones de fuerzs del
extremismo son cada vez mas signoficativas; copan un puesto
policial de la ruta 9 y, por media hora, el pueblo de acheral. En
en mundial se descubre otra "cárcel de pueblo", la sexta
desde 1971, y es El Colme… aparece un verdadero
a
En 1968, la policía detecto y capturo a los
integrantes de una cédula de guerrilleros en
cañada, taco ralo, departamento de graneros. Era la
primera expresión de violencia que iba a ensangrentar a la
argentina, en poco tiempo más. La expresaban sectores
estudiantiles y obrero con la "guerrilla urbana" que
empezó a tener en vilo a toda la población. Al
año siguiente, 1969, en el centro del país de
desato el dramático "Cordobazo" que "puso de manifiesto el
activismo de la guerrilla urbana pero también en
faccionalismo militar" dicen Florida García Belsune. Y en
1970 quedo demostrada la capacidad de organización y
acción de los grupos subversivos, cuando uno de ellos
secuestró y último en Bueno Ares al ex presidente
Pedro Eugenio Aramburu.
En forma creciente la administración Avellaneda
debió enfrenar la lucha entre estudiantes y
policía, de una magnitud inédita en los anales de
las turbulencias callejeras tucumanas, con barricada, calles
"tomadas" y vehículos incendiados. El casi que esta pugna
(luego llamado "primer tucumanazo") sosito en el centro de la
cuidad y en Tafi Viejo obligo a intervenir a efectivos de la
p0olicia federal para restablecer la normalidad.
Los tiempos iban haciéndose cada vez más
difíciles en Tucumán, no cesaban las
manifestaciones de violencia de los gremios u también de
los estudiantes, que ocuparon reiteradamente las facultades de la
UNT.
La violencia estudiantil, cuyo foco estaba en el comedor
universitario, ubicado en la tercera cuadra de calle
Muñecas. Estas protestas, que trastornaban cotidianamente
el centro de la cuidad, se amplificaban con las constantes y
reiteradas manifestaciones
Autor:
Cecilia Rodriguez