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Vindicación de Cuba, un análisis ideológico del discurso 120 años después




Enviado por Sabdiel Batista Díaz



  1. Contexto histórico
    social
  2. Medio
    y autor que lo publica
  3. Ideología y
    política
  4. Analizando el
    artículo
  5. La
    ideología en Vindicación de
    Cuba
  6. Filtro
    de los niveles de cultura
  7. Filtro
    de las connotaciones cualitativas
  8. Otros
    aspectos del ideario martiano
  9. Bibliografía

Percibir la ideología que profesa un
autor a través de sus escritos en una publicación
periódica puede parecer algo difícil para un lector
pasivo. Sin embargo ese escrito se puede someter a un escrutinio
más profundo, que hará posible determinar las
estructuras gramaticales más usadas por el autor y con
qué objetivo, así como conocer la
connotación de diferentes términos, los tipos de
razonamientos y las relaciones entre el emisor y el destinatario
del mensaje.

Una investigación de la
ideología de José Martí a través de
sus publicaciones periódicas requeriría de un
estudio profundo de sus muchos escritos, pero en nuestro caso
tomaremos solo un artículo suyo, que por su importancia
marca una posición política válida para la
Cuba de su época y que distingue al pensamiento
revolucionario martiano: Vindicación de Cuba.

Vale destacar que antes de llegar al
pensamiento revolucionario de José Martí la
intelectualidad cubana había pasado por una serie de
etapas que partían del Reformismo, luego el Anexionismo,
el Autonomismo y el Independentismo, que se llevó a las
acciones mediante las Guerras de los 10 Años, la Chiquita
y la del 95. Pero es en la figura de Martí donde se
consolidan estas ideas para generar toda una ideología
revolucionaria, antimperialista y nacionalista.

Antes de analizar el artículo en
sí es necesario conocer el contexto histórico
social en que se publicó, así como la
filiación ideológica del medio y del autor que lo
publicaron. De esta forma se evita ver el artículo como un
suceso solitario, cuando en realidad es parte de un
fenómeno mucho más grande, que demuestra la
continuidad del proceso revolucionario cubano.

Contexto
histórico social

En 1889 las ideas revolucionarias y
antiespañolas estaban muy presentes en la sociedad cubana:
la guerra había culminado algunos años antes sin
obtener la independencia esperada, la esclavitud por fin
había desaparecido pero los negros y mulatos libres
seguían siendo una clase discriminada y tomaban fuerzas
las ideas independentistas y autonomistas.

La nación cubana había pasado
por una década de guerras que la dejó en ruinas,
ruinas que luego fueron compradas a precios irrisorios por
capitalistas norteamericanos y nuevos ricos comerciantes que
daban los primeros pasos hacia un mercado capitalista similar al
de Estados Unidos.

Es en esta etapa también cuando
cobra mayor protagonismo el Autonomismo, tanto en Cuba como en la
Metrópoli y de nuevo toma fuerzas el Anexionismo, en parte
producto de la expansión alcanzada por Estados Unidos
durante esa década, cuando comenzó a competir por
la hegemonía mundial con los grandes imperios: Inglaterra
y España.

Medio y autor que
lo publica

El citado artículo de José
Martí, Vindicación de Cuba, fue una carta
pública divulgada bajo este título en el
periódico The Evening Post, de New York, el 25 de marzo de
1889, en la que responde a las imputaciones hechas a los cubanos,
publicadas en el periódico The Manufacturer, de Filadelfia
y reproducidas por el periódico The Evening Post en un
artículo titulado "¿Queremos a Cuba?". La carta es
una contestación a tales burlas, en la que Martí
pone en evidencia las virtudes del pueblo cubano y su ideal de
independencia.

Hay que tener en cuenta de que la prensa
norteamericana de la época estaba pasando por una
transición no solo tecnológica sino también
en cuanto al periodismo que hacían: de las pequeñas
notas informativas habían pasado a extensos trabajos de
opinión y debates en las páginas de los diarios de
mayor tirada y las caricaturas políticas formaban parte de
cada tirada.

En la etapa los medios son usados como
auténticos instrumentos políticos, además de
verse los primeros ejemplos de la prensa amarilla para generar
escándalos, manipular a los lectores y alcanzar mayores
ventas.

Las páginas de esos
periódicos mostraban un periodismo que mezclaba titulares
incendiarios, alejados de la neutralidad y rigor
periodístico, cuyo objetivo era vender la mayor tirada
posible sin tener en cuenta la veracidad u objetividad de los
datos.

En el periodo de finales de la
década del 80 de ese siglo muchos cubanos habían
emigrado hacia los Estados Unidos luego de la Guerra, pero
todavía estaba en el ánimo de todos las ansias de
lucha por la independencia. En muchas ocasiones aparecían
en las páginas de periódicos americanos escritos
sobre Cuba donde se plasmaba una visión distorsionada
sobre la realidad cubana, como el caso que nos ocupa.

Entre 1880 y 1892, José Martí
publicó más de cuatrocientas crónicas sobre
Hispanoamérica, Estados Unidos y Europa, así como
un centenar de retratos. Su publicación corrió a
cargo de diarios como La Nación de Buenos Aires, La
Opinión Nacional de Caracas, La Opinión
Pública de Montevideo, La República de Tegucigalpa,
El Partido Liberal de México y Las Américas de
Nueva York. Ya para la fecha de 1889 el pensamiento
político y el periodismo de Martí habían
madurado.

Ideología
y política

La carta al director de este diario pone de
manifiesto la valía de los cubanos, tildados de
inútiles, afeminados, perezosos, cobardes, por la prensa
norteamericana, como parte de una campaña de
descrédito dirigida a delinear una imagen de "pueblo
inferior", incapaz de gobernarse por sí mismo, con lo cual
se intentaba justificar, a mediano plazo, la posibilidad de la
anexión de la Isla, largamente apetecida por el gobierno
norteño, y precedida por varios intentos fallidos de
comprarla a España.

Como señala Marlene Vázquez
Pérez, investigadora del Centro de Estudios Martianos, en
su artículo "Vindicación de Cuba: Martí
y la campaña mediática estadounidense
", el
ofensivo artículo yanqui presentaba dos aristas del
problema de la anexión, entonces en el tapete: de un lado,
los atractivos ciertos de Cuba, tanto geográficos como
económicos; de otro, las "deficiencias morales" de sus
habitantes, a los que se refieren con desprecio. La respuesta
martiana se dirige también a dos receptores fundamentales:
de un lado, el lector norteamericano medio, que tiene una imagen
falsa del ciudadano cubano, por lo cual la respuesta fue escrita
y concebida en inglés, y publicada lo más
rápidamente que le fue posible. De otro lado, a los
cubanos anexionistas, residentes en los Estados Unidos, para
mostrarles la verdadera cara del gobierno al que admiraban
desmedidamente. Por esa razón, ya el 3 de abril de ese
año, escribe su nota introductoria al folleto "Cuba y los
Estados Unidos", que contiene la traducción al castellano
de los dos artículos aparecidos en la prensa
norteamericana, así como de su respuesta a la injuria. Es
curioso que en la referida nota no ataque a los anexionistas,
sino que se limite a ofrecer los antecedentes del asunto y
conceda a los lectores el derecho de valorar libremente lo
ocurrido y extraer sus conclusiones personales.

Vale destacar que Martí
escribía con soltura en inglés, pues en los inicios
de la década, cuando colaboró en The Sun y The Hour
la vida cotidiana y sus necesidades de comunicación lo
llevaron a dominar ese idioma. Este aspecto tiene mucha
importancia, pues Martí quería llegarle a
través de su idioma a los norteamericanos que no
conocían la realidad de la Isla.

Este suceso es uno de los primeros que
lleva a Martí a proyectar la idea de redactar y costear un
periódico para contrarrestar las ideas anexionistas de los
latinoamericanos y los planes de expansión territorial del
gigante de las siete leguas. Este proyecto se convertiría
en el periódico Patria el 14 de marzo de 1892.

Analizando el
artículo

En la parte inicial de la carta, en el
segundo párrafo, José Martí deja claro que
no es ese el momento de discutir el tema de la anexión a
Cuba, pues considera poco probable que ningún cubano con
decoro desee ver a su país unido a otro, donde los que
guían la opinión comparten criterios ignorantes.
Martí vio allí un debate político que no se
solucionaría solo con un artículo, sino con el
convencimiento total de todos los cubanos de la necesidad de una
verdadera independencia y no una simple
anexión.

Martí describe a los cubanos como
hombres que han peleado como gigantes para ser libres, tras haber
sufrido impacientes bajo la tiranía; que han tenido que
batallar contra un opresor que los privó de medios para
vivir. Responde además, que los mestizos y jóvenes
de ciudad son locuaces y corteses, pero ellos supieron levantarse
en un día contra un gobierno cruel, pelear diez
años sin paga, vencer al enemigo con una rama de
árbol y morir. Argumenta que los cubanos viven por todas
partes, trabajando como campesinos, como ingenieros, como
agrimensores, como artesanos, como maestros, como
periodistas.

El segundo y tercer párrafo del
artículo son para defender la cubanía y el valor de
nuestra sociedad y para mostrar lo equivocados que están
algunos al tratar de compararse con Estados Unidos. Martí
nombra a cubanos prominentes de diferentes partes de
América que han alcanzado el éxito en sus
áreas, sin dejar de sentirse cubanos.

En el quinto párrafo Martí
usa un recurso periodístico para contrastar lo dicho por
el periódico norteño y sus opiniones: las frases
entrecomilladas. A partir de las frases "aversión a todo
esfuerzo", "no se saben valer", "son perezosos", "no se saben
valer" el Apóstol desarrolla una defensa que ocupa dos
párrafos extensos. Utiliza sustantivos y adjetivos para
describir positivamente a los cubanos en contraste de las
imputaciones que se le hacen: "trabajo honrado", "artesanos en
los oficios más nobles", "directores en bancos
prominentes", "empleados de notorios talentos", "médicos
con clientela del país" e "ingenieros de reputación
universal".

En el sexto párrafo Martí
defiende sobre todo la actuación de la mujer cubana, que
tuvo que sobrevivir lejos de la patria, pero sin perder nunca la
dignidad. Resalta el Maestro los diferentes oficios que tuvo que
desempeñar esta en el extranjero y que a pesar de ello
siempre prevaleció el ideal nacional en ellas.

De nuevo en el párrafo 7
Martí usa los entrecomillados para citar el
artículo de The Manufacturer cuando dice "incapacitados
por la naturaleza y la experiencia para cumplir con las
obligaciones de la ciudadanía de un país grande y
libre" y a continuación defiende la organización y
preparación de los cubanos como sociedad. Uno de los
puntos fundamentales de la estrategia norteamericana para
desacreditar a Cuba como nación era demostrar que no
éramos capaces de gobernarnos, pero Martí combate
eso con ejemplos cuando señala que Cuba construyó
el primer ferrocarril en los dominios españoles, que
nuestro país cuenta con grandes pensadores y
políticos y maestros cubanos que contaban con un
reconocimiento amplio en universidades europeas.

En el octavo párrafo Martí
hace una defensa de nuestras luchas independentistas ante las
críticas norteamericanas. En este caso esa era otra de las
estrategias del Norte ante las luchas cubanas: no reconocer la
beligerancia de los cubanos en ninguna de sus guerras. En todos
los casos trataban a los mambises cubanos como forajidos y
maleantes, evitando siempre llamarlos combatientes o soldados, lo
que implicaría reconocer a una fuerza nacional cubana que
buscaban la independencia. Al minimizar o tratar de ridiculizar
las acciones independentistas cubanas buscaban una
justificación para apoderarse de Cuba e ignoraban el
ideario revolucionario de gran parte de la nación
caribeña.

Por supuesto que no podía
Martí, más grande representante del ideario
revolucionario de su época, terminar sin llamar de nuevo a
la lucha: "La lucha no ha cesado. Los desterrados no quieren
volver. La nueva generación es digna de sus padres". No
solo llama a la lucha, sino que resalta la continuidad del
proceso revolucionario cubano, en una etapa llamada por él
mismo Tregua Fecunda o Reposo Turbulento.

La
ideología en Vindicación de Cuba

A la hora de analizar
ideológicamente un mensaje, estarán presentes los
contenidos informativos, los acentos (la emotividad), el contexto
y, finalmente, la intencionalidad.

Lo anterior quiere decir que todo texto
(mensaje, discurso, artículo) aparece en un contexto y es
elaborado para este. Tal propiedad o característica de los
textos es muy importante, por ejemplo, para hacer el
análisis de contenido de un artículo escrito en el
siglo XIX al calor de las luchas independentistas contra el
colonialismo español, en el momento en que se
escribió y a quiénes iba dirigido, y en el momento
actual, en el que también deja un determinado mensaje
aunque su intención original no haya sido dejar algo dicho
para las generaciones futuras, sino que la historia le da ese
significado, lo adquiere en el contexto y proceso
histórico. Analizar un texto en dependencia del contexto
es imprescindible, ya que su contenido está en el
contexto. El texto es una determinada expresión dentro del
sistema de relaciones del contexto en el cual ha sido
elaborado.

El significado de lo que se dice, lo que ha
sido expresado, por ejemplo, con sarcasmo o con ironía,
solo puede ser descifrado a partir de un análisis del
contexto histórico, como se ha hecho en este
caso.

La intencionalidad, las motivaciones, los
fundamentos ideológicos de un texto (mensaje, discurso,
artículo) solo puede ser revelada a partir del estudio del
proceso comunicacional en el que se inserta, y eso nos conduce
directamente al conocimiento de las condiciones sociales en que
tiene lugar, la coyuntura en la que ha sido expresado, las
circunstancias económicas, sociales, culturales,
sicológicas, políticas en las que surge el producto
comunicacional que estamos analizando. Si lo vemos además
de periodistas como historiadores sería otorgarle un papel
imprescindible al contexto histórico.

Una de las formas más eficaces, pero
también más complicados, para analizar la
ideología implícita en un discurso
periodístico es mediante las herramientas propuestas por
el investigador Jules Gritti. Estas herramientas fueron
utilizadas en Cuba por el politólogo cubano Dario Machado
en el año 2004 para analizar un discurso del entonces
presidente norteamericano George Bush y fueron adaptadas para
análisis de textos periodísticos por este
investigador para analizar el tratamiento dado por el Diario de
la Marina y el periódico Patria a los sucesos de la
explosión del Maine y la posible intervención
militar norteamericana en la guerra hispano-cubana
en1898.

La metodología propuesta por J.
Gritti se basa en el "filtraje" de un determinado texto de seis
formas diferentes. Cada uno de los filtrajes propuestos por
Gritti revela un tipo de articulación del texto. Se parte,
por tanto, de considerar seis articulaciones diferentes de un
mismo texto, cuya develación debe aportar
información respecto de su estructura ideológica.
Por lo antes dicho, cada uno de los filtrajes del texto, por
sí mismo, representa una aproximación
analítica general (total) a su contenido. Los filtros
propuestos por Gritti son: el Filtro de asociaciones y
oposiciones, el Filtro de los niveles de cultura, el Filtro de
las connotaciones cualitativas, el Filtro de los lugares
ideológicos, el Filtro de los tipos de razonamiento y el
Filtro para determinar la relación entre el emisor o
portador y el destinatario del mensaje.

Precisa el investigador europeo, y
también Machado, que no es necesario someter un texto a
todos los filtros y en nuestro caso solo utilizaremos los que
sean necesarios para cumplir con nuestro
propósito.

Por ejemplo, en nuestro caso utilizaremos
el Filtro de los niveles de cultura, que registra
contenido del discurso y se refiere específicamente a las
connotaciones que tienen los términos utilizados.
Aquí se emplean cinco variantes: los términos no
definidos que no son habituales en el lenguaje común, las
palabras definidas, las palabras traductoras (por ejemplo, cuando
en un texto referido a un asunto político se dice:
"…esa agrupación política puso fuera de
combate a todos sus adversarios", empleándose una
terminología boxística, de amplio dominio
público para un texto de contenido político), los
términos interpretados de un modo específico (son
palabras que tienen significados diferentes para grupos sociales,
ideologías, personas en determinada relación; por
ejemplo la palabra valor tiene un significado diferente
para un economista político, para un especialista en
ética y para un cliente) y la reagrupación de
palabras por registro (con este filtro se puede destacar el tipo
de lenguaje que prefiere el emisor o portador de un mensaje, si
acude a un lenguaje deportivo, físico, matemático,
etc.).

También utilizaremos el Filtro de
las connotaciones cualitativas
, pues en este filtro entran
los sustantivos, los estereotipos, los adjetivos, los verbos y
los adverbios, vocablos todos que se emplean para dar
connotación positiva o negativa a lo que se aprecia.
Así, por ejemplo, el sustantivo héroe o el
sustantivo cobarde, los estereotipos democracia representativa o
régimen, el adjetivo bueno o el adjetivo malo, el adverbio
inútilmente o el adverbio provechosamente, el verbo
ampliar o el verbo reducir.

Los estereotipos merecen una breve
digresión. El concepto de estereotipo proviene de la
tipografía. La palabra está formada por el prefijo
griego stereós, que significa sólido, duro,
robusto, y del término también griego týpos,
que significa impresión, huella, molde. Estereotipar es
"fundir en planchas una composición tipográfica de
caracteres movibles", que luego se imprimen produciendo el mismo
resultado en cada papel. El término se emplea en el
castellano desde 1832, como derivado de estereotipia que, es "el
arte de imprimir con planchas estereotipadas".

El uso en las ciencias sociales se refiere
a una palabra o frase que encierra un significado acuñado
por la repetición, el uso constante. Así, una
respuesta estereotipada es una respuesta que existía
potencialmente en la mente de la persona en calidad de concepto
del papel social que se espera de ella como reacción ante
un problema planteado. Por ejemplo, alguien estornuda y otro dice
¡Salud!.

Los estereotipos son fórmulas que se
hacen comunes. En ellos la relación con la palabra
original está clara, es algo acuñado, algo que se
repite, algo dado. Muchos estereotipos son instalados por las
prácticas propagandísticas desde los poderes
mediáticos y políticos en una sociedad
determinada.

Por ejemplo, la palabra régimen, que
significa modo de gobernarse o regirse, cuando se emplea con al
artículo delante, "el régimen", implica una
connotación de dureza que inclina el significado hacia
prácticas no democráticas. La palabra jefe
significa superior de un cuerpo u oficio, pero su uso repetido
para asuntos militares le ha dotado de un significado de rigidez,
de ordeno y mando. De tal manera el presidente de una
república es la figura superior de un cuerpo de gobierno,
pero no es lo mismo decir: "El Presidente de la República"
que "El jefe del régimen". Cuando se emplea "jefe del
régimen" la reacción ante esa formulación es
la de evocar lo que no es democrático.

Muchos otros estereotipos se han instalado
por la propaganda. Por ejemplo, un soldado norteamericano en Iraq
es un "luchador por la libertad", mientras un ciudadano
iraquí que lucha contra los invasores es "un terrorista".
El empleo de los estereotipos en un texto, particularmente los
sujetos y asuntos con los que estos estereotipos se relacionan,
indican también la inclinación ideológica
del mensaje, texto, discurso. La identificación de las
connotaciones cualitativas es el primer paso en la
aplicación de este filtro. Después sigue el
registro de sus aplicaciones. Por ejemplo, una vez determinados
los adjetivos que emplea el emisor del mensaje, se analiza su
relación con las oraciones en las que se emplea, a
qué o a quién califica de uno u otro modo. De ello
se comprende que la inclinación a calificar negativa o
positivamente una persona, grupo, organización, proceso,
etc., ya está identificando ideológicamente al
emisor o portador del mensaje.

Filtro de los
niveles de cultura

Desde el mismo inicio del artículo
se puede apreciar la intensión de Martí de defender
al pueblo cubano desde un periodismo respetuoso, pero firme. El
término "Ruego" que da inicio a la carta tiene una amplia
connotación religiosa, de respeto hacia una entidad
superior, que en este caso es el director del rotativo, pero
también está demostrando el respeto que siente por
el público al que va dirigido.

En el español que se hablaba en la
época este término era utilizado como
símbolo de educación y respeto hacia una figura
determinada y no exclusivamente religiosa. Una persona de amplia
educación, como Martí, lo utilizaría para
dirigirse al director de un medio de prensa, ya que Martí,
como periodista al fin, conocía la importancia que
tenía en la sociedad norteamericana el respeto por el jefe
máximo de una entidad como un medio de prensa.

En el segundo párrafo, en la frase
que dice "…los que guían la opinión…"
Martí no se refiere explícitamente a los
dueños de los grandes diarios norteamericanos vinculados a
la clase política norte, sino que lo hace
implícitamente, lo deja a opinión del lector que lo
pueda interpretar a su manera. Martí ya ve al lector
norteamericano como un lector activo, que cuenta con el
conocimiento y los códigos necesarios para sacar sus
propias interpretaciones.

En el octavo párrafo el Maestro
utiliza unos términos que pueden ser decodificados por un
lector de la época y que evitarían una
explicación más larga. La oración "Nosotros
no teníamos hessianos ni franceses, ni Lafayette o
Steuben, ni rivalidades de rey que nos ayudaran" le dice a los
lectores que el pueblo cubano, y específicamente los
combatientes independentistas, no contaban con genios militares
europeos ni con tropas profesionales como las francesas o
alemanas de la época, sino que eran ciudadanos amantes de
la libertad que combatían con sus propios recursos,
utilizando la naturaleza como arma y sin depender de una "amigo
poderoso".

Por supuesto que todo lector norteamericano
percibiría de inmediato la referencia a Lafayette, quien
fuera general en la Revolución Americana, de la que es
considerado uno de los héroes. Así mismo sucede con
el nombre propio Steuben, que se refiere al General von Steuben,
un alto oficial que se hizo famoso durante la Guerra de
Independencia de los Estados Unidos.

En ambo casos busca nombres de
héroes de las guerras independentistas norteamericanas,
para así identificar al pueblo del norte con las guerras
independentistas cubanas.

En sentido general Martí usa
términos sencillos, de fácil comprensión y
de connotación sencilla. Ese lenguaje directo le
posibilita al lector una mejor comprensión.

Filtro de las
connotaciones cualitativas

Este filtro de Gritti es uno de los
más completos desde el punto de vista textual para el
análisis del discurso. Por ejemplo, Martí utiliza
las parejas de sustantivos y adjetivos siguientes para describir
negativamente a los detractores de Cuba: ofensiva crítica,
política fanfarrona, desordenada ignorancia, apestado
moral, desdichado desconocimiento y pueblo hostil.

En tanto para resaltar los valores del
pueblo cubano usa las siguientes parejas: cubano honrado,
móviles respetables, admiración ardiente, hogar
virtuoso e inteligencia viva.

La utilización de adjetivos con
significados y connotación negativa para referirse a
españoles y norteamericanos que desprecian a Cuba marca
una posición ante el hecho, así como el uso de
sustantivos y adjetivos que describen al pueblo cubano
positivamente.

El caso de los adverbios en el texto de
Martí en la mayoría de las ocasiones es para
resaltar la cualidad de un adjetivo. Desde el punto de vista
gramatical el adverbio modifica al verbo, al adjetivo y a otro
adverbio, por lo que se considera un modificador de
modificadores, resaltando así el valor de otros

Sobresalen los ejemplos "mero valor de su
tierra", "mejores condiciones políticas", "actividad poco
común", "elementos menos preparados", "poderosamente",
"nación más grande" y "creer
honradamente".

Los estereotipos en el artículo
martiano también tienen un significado especial. En
algunos casos se usan para describir a España, como son
los casos de: tiranía, gobierno cruel, enemigos de la
libertad, gobierno despótico, dominios españoles y
gobierno tiránico. En los casos en que se refiere a Cuba y
los intentos de formar una nación independiente se usan:
libertad, pueblos libres, país de los libres, gobierno
libre, leyes de la libertad, nuevo pueblo libre y batalla por la
libertad. De esta forma Martí está describiendo un
proceso y unos ideales que distinguen a la sociedad cubana de la
época a través de sus luchas.

El análisis mediante este filtro
conlleva una mayor profundización y la
particularización en cada uno de los términos, pero
en nuestro caso no nos extenderemos pues no tenemos un objetivo
desde el punto de vista semiótico o periodístico,
sino histórico.

Otros aspectos
del ideario martiano

El análisis ideológico del
lenguaje y del discurso es en la actualidad una postura
crítica ejercida ampliamente entre estudiosos de las
humanidades y las ciencias sociales. Este análisis
demuestra que es posible poner "al descubierto" la
ideología de hablantes y escritores a través de una
lectura minuciosa, mediante la comprensión o un
análisis sistemático, siempre y cuando los usuarios
"expresen" explícita o implícitamente sus
ideologías por medio del lenguaje u otros modos de
comunicación.

El análisis ideológico del
discurso recientemente ha sido de gran utilidad también en
el campo de estudio de la comunicación masiva. Actualmente
existe la tendencia que lleva a estudiar no sólo al
discurso en sí, sino a los sujetos y sus prácticas,
a desvelar las prácticas socio-históricas,
culturales y políticas que en operan en las sociedades y
los individuos.

Gracias a ello nos es posible entrever las
ideas de Martí con respecto a la independencia de Cuba o a
la anexión a Estados Unidos. Aquí se ve el ideario
martiano como suma y radicalización de todo el pensamiento
político de la época. Después de este
artículo de finales de marzo de 1889, Martí
escribiría un folleto a inicios de abril titulado "Cuba y
los Estados Unidos", que contiene la traducción al
castellano de los dos artículos aparecidos en la prensa
norteamericana, así como de su respuesta a la
injuria.

Con este folleto y los artículos
sueltos Martí busca influenciar en la opinión del
lector norteamericano medio y a los cubanos anexionistas, que
vivían tanto en los Estados Unidos como en Cuba, para
mostrarles las intenciones del gobierno norteamericano, que
despreciaba al pueblo cubano, pero que quería sus
riquezas.

Martí veía la importancia de
ganarse a ambos sectores de la opinión pública para
su causa, pues ambos serían vitales a la hora de
radicalizar sus posiciones ante la nueva guerra.

Un rasgo que presenta el pensamiento de
José Martí, y que lo eleva a concepción de
la filosofía política, es la comprensión del
problema nacional en relación con el mundo y en especial
con América Latina y con Estados Unidos, de aquí
que su latinoamericanismo corresponda con el respeto que siente
por sus semejantes y la necesidad de la unidad y solidaridad de
los demás pueblos hacia la independencia de
Cuba.

Es necesario en este punto hacer una
aclaración: Martí como político y pensador
no presenta un cuerpo teórico a la usanza occidental, sino
que como pensador latinoamericano, continúa la
tradición de exponer sus concepciones alrededor de los
problemas más cercanos al hombre y sus causas. Por ello
hay en sus escritos unas ideas expresada en disímiles
formas y modos, pero siempre penetrando en las esencias o
buscando sus vías de acceso. Le interesa el hombre, su
subjetividad, en relación con la naturaleza y la
sociedad.

Martí fue capaz de ver el papel de
Cuba y su revolución en el establecimiento de un
equilibrio en la región, que hasta el momento estaba
desbalanceada hacia el Norte, pues la repúblicas
latinoamericanas estaba desunidas; de ello se desprende el
carácter continental de la revolución de
liberación nacional cubana dado por la repercusión
posible en todas las esferas de la vida en la región. Ese
era otro de los peligros que representaba la libertad de Cuba
para los Estados Unidos, que a partir de ese momento
verían a la pequeña isla del Caribe como un ejemplo
liberado de la hegemonía de las grandes
potencias.

Pero el ideario martiano no puede ver como
un momento único, sino como un proceso que lo llevó
a publicar amplios ensayos sobre la realidad cubana y continental
donde analizaba la realidad de nuestro continente y la influencia
de los Estados Unidos en el desarrollo de nuestras
naciones.

Por ello no podemos olvidar que en octubre
de ese mismo año 1889, el gobierno norteamericano convoco
en Washington la Primera Conferencia de Naciones Americanas,
reunión que tuvo claros propósitos hegemonistas. El
2 de noviembre Martí escribió dos crónicas
tituladas Congreso Internacional de Washington, para el diario
argentino La Nación, los cuales fueron publicados el 19 y
el 20 de diciembre del mismo año. Martí
desenmascaraba profundamente en sus crónicas los
propósitos hegemonistas de los EE. UU. al invitar a los
representantes de los países de América Latina a
dicha conferencia. Escribía allí el Maestro:
"Jamás hubo en América, de la independencia
acá, asunto que requiere más sensatez, ni obligue a
más vigilancia, ni pida examen más claro y
minucioso, que el convite que los Estados Unidos potentes,
repletos de productos invendibles, y determinados a extender sus
dominios en América, hacen a las naciones americanas de
menos poder, ligadas por el comercio libre y útil con los
pueblos europeos, para ajustar una liga contra Europa, y cerrar
tratos con el resto del mundo. De la tiranía de
España supo salvarse la América Española; y
ahora, después de ver con ojos judiciales los
antecedentes, causas y factores del convite, urge decir, porque
es la verdad, que ha llegado para la América
Española la hora de declarar su Segunda independencia",
"la política secular y confesa de predominio de un vecino
pujante y ambicioso, que no los ha querido fomentar jamás,
ni se ha dirigido a ellos sino para impedir su
extensión".

No hacen falta interpretaciones sobre lo
escrito por Martí en este caso, pues el mensaje
está claro.

Casi 2 años después de la
publicación de Vindicación de Cuba, en enero de
1891, apareció publicado en el periódico "El
Partido Liberal", de México, el ensayo titulado: Nuestra
América, que es, sin duda, el más importante para
conocer el pensamiento político y americanista del
Apóstol. Nuestra América no fue un manifiesto en el
que se predique un inocente nacionalismo o en el que se cante la
superioridad de los valores autóctonos de nuestros
pueblos, sino que es, fundamentalmente, un programa
político-socio-cultural establecido en base a las
necesidades más urgentes del continente.

En Nuestra América algunos
estudiosos ven puntos de contactos con las ideas de Marx, a pesar
de su exaltada defensa de lo territorial, lo nacional, que se
pudiera vincular con las ideas de Rousseau. No se puede dejar de
ver las ideas políticas y sociales de Martí
referidas a Cuba en Nuestra América, pues ya señala
allí con más fueras el peligro que representa la
hegemonía de los Estados Unidos para los pueblos de
nuestro continente y específicamente para nuestro
país.

También de capital importancia para
la comprensión del pensamiento antiimperialista y
político de Martí es el estudio que dedicó a
la Comisión Monetaria, publicado en mayo de 1891 por "La
Revista Ilustrada", de Nueva York, en el cual, con una
clarividencia política extraordinaria, advirtió a
los pueblos hispanos de América sobre las "razones
ocultas" de la invitación a la unidad monetaria y
política formulada por el gobierno americano en esa cita
internacional.

Por su contenido, este texto puede ser
considerado como un genial avance de la moderna teoría de
la dependencia, planteada más de medio siglo
después por científicos sociales latinoamericanos.
Recordamos aquí tan sólo aquel pasaje en el que
Martí afirma: "Quien dice unión económica,
dice unión política. El pueblo que compra, manda.
El pueblo que vende, sirve. Hay que equilibrar el comercio, para
asegurar la libertad. El pueblo que quiere morir, vende a un solo
pueblo, y el que quiere salvarse, vende a más de uno. El
influjo excesivo de un país en el comercio de otro, se
convierte en influjo político".

La concepción martiana de la unidad
revolucionaria para lograr la independencia y el desarrollo
franco del país se pudo ver años más tarde
en dos hechos largamente planeados por Martí: la
publicación del periódico Patria para difundir la
ideología revolucionaria y la fundación del Partido
Revolucionario Cubano para guiar a los cubanos en la lucha por la
libertad. La unión de intereses de ambos elementos es uno
de los mayores logros del pensamiento político
martiano.

El valor que tienen las ideas
políticas y revolucionarias de José Martí se
ve en la coincidencia o cercanía que tienen con las
ideologías más revolucionarias actuales, pero
además sus puntos de vista son previsores y germinales de
los posteriores procesos. Nos presenta el paradigma de la
independencia total de Cuba como vía para la
solución de los problemas del hombre y la nación
cubana.

Es indiscutible que estamos ante un ideario
de alto vuelo, unas ideas políticas y sociales fundadas en
una rica cosmovisión humanista. En su concepción la
política real, del hombre y para el hombre, es inseparable
de la cultura y así lo expresó en sus obras
literarias y periodísticas.

En fin, para Martí la
política y la ideología revolucionaria y
antimperialista está sustentada en una cultura de
propósitos y cultivo humano, para poder constituirse en
empresa de las grandes masas y de grandes logros, donde se busque
la materialización de una república con todos y
para el bien de todos.

Bibliografía

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    cualitativas de investigación en ciencias sociales,
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    Dimensión Antropológica Año 3. Vol. 7.
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    Barcelona

  • Vázquez Pérez, Marlene.
    (S/F)"Vindicación de Cuba: Martí y la
    campaña mediática estadounidense", Centro de
    Estudios Martianos, La Habana

 

 

Autor:

Sabdiel Batista
Díaz

 

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