guion de warma kuyay

1544 palabras 7 páginas
NARRADOR: buenos días hoy le presentaremos una obra llamada warma kuyay
ERNESTO: Pobre palomita por dónde has venido,
Buscando la arena por Dios, por los suelos.
— ¡Justina! ¡Ay, Justinita!
En un terso lago canta la gaviota, memorias me deja de gratos recuerdos.
— ¡Justinay, te pareces a las torcazas de Sausiyok!
Justina:— ¡Déjame, niño, anda donde tus señoritas!
ERNESTO: — ¿Y el Kutu? ¡Al Kutu le quieres, su cara de sapo te gusta!
KUTU: — ¡Déjame, niño Ernesto! Feo, pero soy buen laceador de vaquillas y hago temblar a los novillos de cada zurriago. Por eso Justina me quiere.
NARRADOR: La cholita se rió, mirando al Kutu; sus ojos chispeaban como dos luceros
GREGORIA: — ¡Sonso, niño, sonso!
Celedonia, Pedrucha, Manuela,
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Yo, pues, soy “endio”, no puedo con el patrón. Otra vez, cuando seas “abugau”, vas a fregar a don Froylán.
KUTU: — ¡Duérmete, niño! Ahora le voy a hablar a Justina para que te quiera. Te vas a dormir otro día con ella ¿quieres, niño? ¿Acaso? Justina tiene corazón para ti, pero eres muchacho todavía, tiene miedo porque eres niño.
ERNESTO: — ¡Kutu, cuando sea grande voy a matar a don Froylán!
KUTU: — ¡Eso sí, niño Ernesto! ¡Eso sí! ¡Mak tasu!
KUTU: —Mañana llega el patrón. Mejor esta noche vamos a Justina. El patrón seguro te hace dormir en su cuarto. Que se entre la luna para ir.
ERNESTO: — ¿Y por qué no matas a don Froylán? Mátale con tu honda, Kutu, desde el frente del río, como si fuera puma ladrón.
KUTU: — ¡Sus hijitos, niño! ¡Son nueve! Pero cuando seas “abugau” ya estarán grandes
ERNESTO: — ¡Mentira, Kutu, mentira! ¡Tienes miedo, como mujer!
KUTU: —No sabes nada, niño. ¿Acaso no he visto? Tienes pena de los becerritos, pero a los hombres no los quieres.
ERNESTO: — ¡Don Froylán! ¡Es malo! Los que tienen haciendas son malos; hacen llorar a los indios como tú; se llevan las vaquitas de los otros, o las matan de hambre en su corral. ¡Kutu, don Froylán es peor que toro bravo! Mátale no más, Kutucha, aunque sea con galga, en el barranco de Capitana.
KUTU: — ¡”Endio” no puede, niño! ¡”Endio” no puede!
NARRADOR: ¡Era cobarde! Tumbaba a los padrillos cerriles, hacía temblar a los potros, rajaba a látigos el lomo de los aradores,

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