La hojarasca

2450 palavras 10 páginas
La hojarasca de Gabriel García Márquez: la identidad reescrita por la Historia
Con una trayectoria profesional muy variada, la carrera de escritor de Gabriel García Márquez empieza con una novela corta que tiene todos los componentes de las obras posteriores.
Nuestra lectura de La hojarasca (GARCÍA MÁRQUEZ, cop. 1974) pasará por tres momentos unidos por un lazo más fuerte, la Historia. Por lo tanto, empezaremos por un enfoque del espacio de Macondo que está fuertemente marcado por la Historia que allí se inscribe con la llegada de los refugiados de la guerra. El enredo es constituido por personajes ambiguos cuyas memorias se manifiestan en forma de fantasmas, pero que revelan una identidad compleja.
La Historia, siempre presente,
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Gracias a este realismo maravilloso, el autor logra captar una realidad reconocida para revelar toda su sustancia fabulosa, irracional que puede alcanzar el mito.
Estos chicos saltan la escuela, dejan el pueblo y todas las reglas y prácticas asociadas con él. Ellos vuelven a un nuevo espacio, menos codificado, y a una nueva percepción de la realidad que los cerca. Las descripciones de estos lugares no se organizan de la misma manera y establecen una ruptura con las descripciones del pueblo, más realistas. La ficción y la realidad parecen mezclarse: “De repente el sol rompió la techumbre de hojas apretadas y duras y un cuerpo de claridad cayó aleteando en la hierba, como un pájaro vivo” (p.15) o “Cuando llegaron a la orilla empezaron a desvestirse y se tiraban fuertes patadas de esa agua crepuscular que parecía no mojarles la piel” (p.15). De estas notas es evidente que la noción tradicional de realismo es superada por la intervención del fantástico en la obra pero su estatuto no causa problema ni es puesto en causa por la ficción y los personajes. De hecho, hasta la naturaleza del agua es diferente, perdiendo todas sus características habituales: “y volvía a salir reluciente como un pez plateado y enorme, como si el agua se hubiera vuelto liquida a su contacto” (p.15). El crepúsculo vuelve “furioso” y es comparado a “una caballeriza incendiada” (p.15).
El monólogo del chico constituye una verdadera pausa en

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